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Perdón


Arturo no era la persona a la que Sasha esperaba ver entrar por la puerta. Tampoco esperó verlo solo. El señor tiró suavemente de la silla para sentarse y dejar su maletín de cuero sobre la mesa. Entrelazó sus dedos entre si y colocó sus manos sobre la mesa mirando al hombre de naranja en silencio por unos segundos.

"¿Cómo has estado, Sasha?" Preguntó el abogado.

"¿Dónde está el señor Maldonado?" Preguntó de regreso mirándolo serio.

"Me alegra saber que estás bien y que te preocupaste por mi ausencia." Suspiraba Arturo.

"¿Dónde está?" Volvía a preguntar con una expresión nada contenta.

El abogado lo miró para negar acomodándose los lentes. "No estará hoy. Esto será rápido, no te molestes en preguntar cosas inútiles." Aquellas primeras palabras hicieron que Sasha abriera los ojos algo sorprendido. "El próximo jueves tendrás un juicio." Le soltó. "Se decidirá si—" mientras hablaba Sasha no le hizo caso.

La mente del de cabello castaño daba vueltas en ese asunto. ¿Porqué aquel abogado pelinegro no quería verlo? Pensó que posiblemente era por lo de la última vez. Ahora se estaba preocupando por pedir perdón.

"Con todas las pruebas que hay dudo que te—"

"¿Dónde está él ahora?" Preguntó interrumpiéndolo sin problema alguno.

"¿Perdón?"

"El abogado Maldonado, ¿dónde de está?" Volvía a preguntar.

"¿Es lo que te preocupa ahora?" El señor alzó la ceja curioso para tomar los papeles que había sacado y que fueron ignorados con éxito por el de naranja.

"¿Puedes..pedirle perdón de mi parte?" Murmuró mirándolo. "No me tuve que comportar así la última vez que lo vi."

Arturo había escuchado sobre todo aquel revoloteo. Alexis le contó todo porque debía decirle todas esas cosas, era como entregar un reporte por cada entrevista. El hombre suspiró profundamente y se levantó para tomar su maletín.

"Tendrás que decírselo tú." Fue lo único que le dió como respuesta. "Nos veremos en el juicio."

Se acercó de la puerta para abrir y salir sin cerrar la puerta. A un lado de la puerta estuvo todo el rato aquel pelinegro de cabello largo. Estuvo esperando todo este tiempo a que su maestro saliera. El mayor le dió un asentimiento antes de irse caminando por su lado. Se había dado cuenta que su cliente le hacía más caso a el abogado Maldonado que a él, no le molestaba, todo con tal de que cooperara.

Al ver a Arturo irse Alex suspiró y se acomodó la corbata para entrar. Pudo ver a la perfección como los ojos de Sasha se iluminaron al verlo. En silencio se acercó y se sentó donde estuvo anteriormente el abogado Martínez. Al sentarse se acomodó un poco y cruzó las piernas para mirarle con una expresión callado.

Alexis alzó las cejas como si le dijera que quería escuchar sus disculpas. Sasha supo en ese momento que había escuchado todo lo que dijo anteriormente, frunció el ceño y miró a otro lado gruñendo bajo con las mejillas algo rojas por la vergüenza.

"Dilo." Insistía Alex.

El contrarío suspiró y suavemente tiró la cabeza hacía atrás buscando la energía para decirle. Fueron como tres largos minutos donde el pelinegro esperó las tan grandes disculpas.

"Perdón." Dijo entre dientes sin querer mirarlo.

"No eres bueno con las disculpas, ¿no?" Preguntó Alexis con suavidad recordando todas las clases de psicología que tomó en la universidad. "Muchas veces nos cuesta asumir responsabilidades por el daño causado y nos envolvemos en estrategias de dilación o evasión para eludir el tema causante de la ofensa." Le dijo cruzado de brazos mirándolo con algo de ternura. "Los motivos pueden estar vinculados a la pérdida de la autoestima ya que la imagen sobre uno va a ser cuestionada y valorada de forma negativa."

"Me importa poco lo que pienses de mi imagen.." murmuró para mirarlo directamente a los ojos con el ceño fruncido luego de estar mirando la mesa por largo rato.

"Mm.." suspiró un poco. "¿Sabes que cuando mientes tiendes a mirar directamente a los ojos?" La pregunta lo tomó por sorpresa haciendo que abriera los ojos una vez más. "¿Y qué cuándo te atrapan la mentira abres los ojos muy grandes?" La boca de Sasha se abrió levemente y sus mejillas se tornaron rojas por la vergüenza. Entonces agachó la mirada una vez más para ocultar su rojizo pero Alex ya le había visto. "Le añades el hecho de que que tiendes a ponerte rojo cuando te lo sacan en cara y no sabes que decir."

"¡Ya deja de joder, cabrón!" Exclamó el de naranja azotando la mesa con sus puños esposados, pero ni así se inmutó el abogado frente a él.

"Vuelves a golpear la mesa y entraran los guardias." Avisó con un semblante serio.

Sasha lo miró callado, luego miró sus puños y los abrió lentamente para quitarlos de la mesa mirando esta. "Lo siento.." murmuró esta vez más genuino que antes, esto hizo que Alexis sonriera un poco.

"Está bien. No te preocupes por eso.." Le dijo con suavidad para recostarse de su silla. "Te tengo una propuesta." Estas palabras llamaron la atención del castaño haciendo que alzara la cabeza y lo mirara. "Sasha, cuando salgas de aquí y seas un hombre libre, ¿quieres trabajar para mí?" Preguntó directamente.

"¿Trabajar para ti?" Lo miró raro alzando una ceja. "¿Estás consiente que yo estudié artes y no se una mierda sobre derecho ni nada de eso?" Estas palabras hicieron que el abogado riera un poco.

"Estoy consciente, sé hasta tu fecha de nacimiento." Le dijo con una blanca sonrisa. "Y los detalles de este trabajo te los diré luego, creo que te va a gustar."

"¿Ah, sí?" Retó el hombre ignorando las últimas palabras y enfocándose en molestarlo. "¿Cuantas años tengo?" Preguntó con una sonrisa divertida olvidando que toda esa información estaba en su expediente.

"Dos décadas más de treinta." Le respondió Alexis haciendo que dejara de sonreír divertido pero la sonrisa aún se mantenía.

"¿Porqué lo dices así?" Dijo con una mueca rara.

"Porque la gente a la cuál su edad pasa de los treinta suelen odiar cuando les dicen el número exacto." Sonreía el licenciado.

"Jódete. ¿Me dijiste viejo?" Alex se encogió de hombros. "¿Qué edad tienes tú?"

"Si te digo no creo que te vaya a gustar."

"Hoy." Dijo con un acentuamiento curioso. "¿Qué escucho? ¿Un putito?" Le dijo con la intención de decirle cobarde.

Alexis negó sonriendo por su comentario y suspiró moviendo los hombros. "Tengo veintitrés."

La respuesta no era nada de lo que esperaba Sasha y se le notó de gran manera en su rostro. Esto mismo hizo que su abogado carcajeara con fuerza tomándose la panza y tirando el cabello hacia atrás.

"Eres un niño." Le dijo el de naranja sorprendido.

"Y tú un viejo."

"Chingas a tu madre, perro." Le respondió de una forma totalmente madura mostrándole su dedo de en miedo al alzar sus brazos sobre la mesa.

Esta conversación hizo que ambos rieran por lo tonto que era todo. Cuando quedaron en un silencio donde trataban de recobrar el aliento Sasha hizo la pregunta que llevaba teniendo desde hace un tiempo.

"¿Has defendido a alguien en un juicio antes?"

"Uh...En Minecraft." Dijo sin más.

"¿Y en lo que viene siendo la vida real?" Preguntó otra vez.

"Eh.." dudó Alex. "En Minecraft." Y repitió. "Y las dos veces perdió mi cliente." Añadió recordando como habían perdido en esos días donde jugaba con sus amigos.

"Mm, 'uta madre, volveré a la cárcel en cero coma un segundo." Murmuró Sasha luego de llevarse las manos a el rostro tapando este con frustración. Esto hizo que el abogado riera bajo y negara por su dramatización de la situación sabiendo que él había conseguido todo para probar su inocencia.

Eso sucedió un día domingo. El jueves iba a ser el gran juicio donde se decidirá si Sasha Enamorado era inocente o culpable.

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Si hay faltas de ortografía o un error,por favor déjenme saber.
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