Gracias, señor Maldonado
Sasha no le hizo caso a nadie. Ni siquiera a los que fueron llamados sus amigos en algún momento, sus padres ni siquiera estuvieron allí. Todo por un razón: todos dijeron entre ellos que iban a apoyar a Agustin. Siguió a sus abogados a la salida obedientemente pero aún queriendo explotar de todo el coraje que sentía pero reteniéndolo todo dentro en orden de su abogado.
"Hiciste un gran trabajo, señor Maldonado." Le dijo Arturo a su alumno con una gran sonrisa. "Desde el día uno mostraste mucho potencial y lograste mostrarlo todo hoy."
"Gracias." Respondió el pelinegro con algo de timidez al ser halagado.
"Lo hiciste genial." Dijo una vez más el abogado. "Mañana hablaremos de todo esto en mi oficina, ¿sí? Descansa hoy, lo mereces." Al decirlo le estrechó la mano para agitarla, luego hizo lo mismo mirando a Sasha. "¿Qué se siente ser un hombre libre?" Preguntó.
"De puta madre." Sonrió sin más.
Arturo le dió un pequeño golpe en el brazo antes de irse a su auto tranquilamente. Había sido un día largo, quería llegar a su casa y descansar. Alexis se quedó solo con Sasha. Caminaron al auto del de cabello largo y al llegar el castaño silbó.
"Carrazo." Dijo con las manos en los bolsillos mientras miraba el auto con admiración. "¿Tanto cobras cómo abogado?" Le preguntó volteando a verlo.
"Te puedo asegurar que no lo compré con el dinero de tu caso." Le explicó con una risa suave. "Súbete."
Sasha se subió cuando vió a Alex hacerlo. Una vez ambos dentro el castaño miraba todo como niño pequeño. Hasta estaba tomando cosas que veía, como un pequeño patito entre los portas vasos.
"¿Algún lugar al que quieras ir?" Preguntó el pelinegro cuando encendió el auto para dar reversa.
"Mm.." el contrarío pensó un poco mientras jugaba apretando suavemente el patito de hule. "Sí, de hecho." Lo volteó a ver algo serio.
[...]
Los chicos se bajaron. Caminaron por la acera buscando aquella piedra en específico. Luego de caminar tanto llegó a donde quería. Alexis se mantuvo algo lejos, no quería intervenir en la situación.
Sasha le había pedido que le llevara al cementerio. Quería ver la tumba de Enzo aunque sea una vez, porque no planeaba volver luego de este día. La tumba tenía distintas flores y vaya que eran muchas. "Tantas flores y ni una sola Azucena." Se dijo a si mismo con una risa burlona. "Licenciado, ¿tiene una flor favorita?" Preguntó volteando a ver al pelinegro por encima de su hombro.
"¿Una flor favorita?" Preguntó curioso desde varios pies de distancia, fácilmente, más de seis. "Hm..los tulipanes son muy lindos." Se encogió de hombros. "Nunca antes había pensado en eso, realmente."
"Mm.." Sasha volvió a mirar la lápida. "A Enzo le gustaban las Azucena, nadie lo sabía y nadie se las trajo." Suspiró para leer el nombre de su antiguo amor en la piedra.
"¿Quieres comprarle flores? Afuera del cementerio hay varias tiendas de flores." Al hablar señaló a sus espaldas con el pulgar para darle una rápida mirada a la salida. "Aunque ya está oscureciendo demasiado, no sé si todavía estén allí." Murmuró más para si mismo que para el contrarío.
"No." No dudó en responder. "No tengo razones para traerle flores.." con un suspiro se llevó las manos a sus bolsillos y se quedó callado por unos momentos. "¿Sabes? Cuando me dijiste que dudabas de Agustín no pude evitar preguntarme el por qué Enzo y no yo." Alexis lo escuchaba atentamente. "Quería que— Deseaba, haber muerto en su lugar. Luego me dijiste que eran amantes y pensé que le tocó la muerte a él por ser un hijo de perra, por ser un traicionero de la chingada." Suspiró y miró las flores, todas eran nuevas, se notaba que lo visitaban constantemente.
Se imaginaba a sus amigos visitándolo. A sus padres llorando por su perdida. Todos creyendo que fue su culpa, todos odiándolo y esperando su muerte con ansias. La imagen del hipócrita de Agustín yendo a dejarle flores lo atormentaba. Maldito. No solo le quitó a su novio una vez, lo hizo dos veces.
"Cobarde. Te lo llevaste a la tumba por que sabías que si me enteraba te iba a matar con mis propias manos." Murmuró Sasha para reír sin gracia. "Igual, no te sirvió de nada. De todas maneras terminaste...muerto." Antes de escupir la lápida con desprecio cerró sus ojos con fuerza manteniendo sus lágrimas dentro.
"Debe ser demasiado fuerte perder a alguien tan importante para ti." Murmuró el chico de greñas. "Has perdido tanto, tu novio, tu familia, tus amigos.."
"No." Volteó a ver a su abogado otra vez luego de esto. El pelinegro lo miró atento. "No me duele haber perdido a todas esas personas, significa que no creyeron en mí." Murmuró tranquilo. "Sobre Enzo, no me molesta que haya muerto, es triste, sí, pero lo que más me duele es— Me molesta que me mintiera."
"Sasha, estás en negación, es normal cuando estás con el duelo de una perdida." Alex se acercó al castaño con lentos y silenciosos pasos. "Amabas demasiado a Enzo. Es normal que todavía lo ames." Al estar lo suficientemente cerca le tomó del hombro para mirarlo. Quería que supiera que estaba allí para él, que no estaba solo.
"No lo amo." Confesó Sasha para mirarlo. Esta vez, no sobre encima de su hombro, volteó su cuerpo hacía él. "Por lo menos, ya no." El pelinegro se sintió algo intimidado por su mirada haciendo que dejara de tomar su hombro. No pudo alejar su mano del todo, Sasha fue rápido en sujetarla. Con lentitud pero decidido llevó la mano del menor a su pecho haciendo que sintiera no solo su calidez, si no que también sus latidos.
Alexis abrió los ojos enormemente al sentir lo fuerte y rápido que latía el corazón de Sasha. Por fuera se veía tranquilo pero por dentro era un mundo de sensaciones distintas. Su corazón latía, su mano temblaba, su piel en si estaba cálida, su respiración estaba agitada pero solo se notaba cuando sentías su pecho, de otra manera no te hubieras ni dado cuenta. Las mejillas del de greñas se tornaron rojas, demasiado rojas para su gusto.
"Gracias por todo lo que has hecho por mí, señor Maldonado." Le dijo con suavidad mirándolo directamente a los ojos.
Era difícil buscar las palabras para responderle. No sabía qué decir. Era difícil. Pero no fue necesario. La otra mano de Sasha tomó el saco del menor para tirar de él acercándolo más. Con su otra mano que sujetaba la mano contra su pecho la quitó atrayendo esta para incitarlo a pasar su brazo por su hombro.
Alexis sintió tantas cosas que no pudo ni procesar nada.
En un abrir y cerrar de ojos se encontró siendo abrazado con algo de fuerza. La cabeza de Sasha se escondía en su cuello y sus grandes brazos lo rodeaban agachándose un poco. Podía sentir cada músculo a la perfección. Podía sentir sus latidos. Podía sentir su respiración.
"Gracias por no haberte rendido conmigo." Susurró cerca de su oído. Su voz se notaba apagada pero transmitía tanto que no fue necesario más.
Las manos del pelinegro dudaron un poco pero se aferraron a la gran espalda ancha del castaño. Cerró sus ojos y se dejó llevar por ese cálido abrazo que lo hizo hasta olvidar que estaban en un cementerio y de noche. Era definitivo y estaba seguro al respecto, quería a este hombre cerca. No quería perder contacto con Sasha luego de este difícil y pesado día.
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Si hay faltas de ortografía o un error,por favor déjenme saber.
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