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Capítulo 5

No sé qué va a pasar ahora. No esperaba que me pudiera suceder esto. Nunca se me había pasado por la cabeza ¿Cómo es posible que mi jefa haya sido capaz de aceptar? Ella nunca en todo este tiempo que llevo trabajando lo ha hecho y estaba convencida de que jamás me traicionaría ¿Por qué lo ha hecho ahora?

No puedo seguir trabajando allí, ya no más. Tengo que dejarlo, pero... ¿qué haré ahora? ¿Cómo voy a pagar todo? ¿Dónde encontraré otro trabajo? La vida se me está complicando.

Por si no fuera poco eso, ahora tengo el gran problema con el señor magnate. Seguramente me echara de las prácticas, eso lo tengo más que claro. Entre el estado de consternación y de nerviosismo ante lo sucedido, no sé aún que hacía él allí. No lo he visto nunca en ese lugar y es muy extraño que estuviera precisamente hoy.

En este momento estamos en su coche en completo silencio. Ninguno de los dos hemos hablado desde que salimos del local y ya llevamos como diez minutos de trayecto. Conduce con su ceño fruncido, no está de buen humor. Bueno, a decir verdad, los dos días en la empresa no lo he visto de buen humor asique eso es algo normal en él. No tengo idea ni a donde vamos, no le he dado la dirección de mi casa.

-Mi casa esta... -rompo este incómodo silencio, pero no me deja ni terminar la frase porque enseguida me interrumpe.

-No voy a llevarla a su casa.

-¿Entonces? –pregunto confundida.

-Vamos a la mía. Tenemos muchas cosas que hablar.

-Sé que va a echarme asique tranquilo renunciaré a las prácticas, podemos ahorrarnos esto –él no responde se queda callado mientras sigue conduciendo -¿Por qué estaba allí? –me atrevo a preguntarle de una vez. Necesito saberlo.

-Cuando lleguemos hablamos –odio su tono de voz de superioridad. Tiene que ser siempre lo que él diga, pero ahora no estamos en el trabajo.

-Responde a mi pregunta –esta vez no va ser a su modo.

-¿Tiene problemas de audición? –se acabó. Mi paciencia no aguanta más con este hombre. Si voy a renunciar ya no tengo que callar más.

-¿Y usted qué problema tiene conmigo? –suelto bastante molesta -¿Por qué me tiene que hablar siempre así? –no obtengo respuesta y eso hace que me moleste aún más –¡Te estoy hablando! –alzo más la voz y de repente este da un frenazo apartándose a un lado de la carretera.

-¿QUÉ QUE PROBLEMA TENGO CON USTED? –comienza a gritar -Por si no lo recuerda acabo de salvarla o prefiere que me de la vuelta y la lleve de vuelta con ese hombre ¿eh? –dice enfurecido. Yo me quedo callada. Aparte del miedo que me ha entrado al hablarme de esa manera, en eso tiene razón me ha salvado y no quiero que me lleve de vuelta –Lo sabía –confirma él mismo a lo que me acaba de decir, pero esta vez su voz es algo más calmada. -Ahora si puede ser posible mantén la boca cerrada hasta que lleguemos –ordena de mala manera. Aunque me haya salvado no voy a tolerar sus malas maneras.

-Gracias por salvarme, le devolveré el dinero –digo y lo más rápido que puedo salgo del coche rápido sin escuchar si me dice alguna palabra. Camino a paso ligero por la oscura carretera para irme en dirección a mi casa. No quiero estar cerca de él, no puedo, es insoportable.

Escucho el portazo de una puerta cerrarse y enseguida como pasos corren hacia donde estoy. En un momento noto como una mano me detiene el paso haciéndome voltear.

-Vuelva al coche –la voz con la que me habla me hace estremecer mi cuerpo mientras siento como sus ojos se clavan en mí a escasos centímetros. Estamos tan cerca el uno del otro que hasta puedo sentir su respiración.

-No –respondo con cierto temor –Le devolveré el dinero y renunciaré a las prácticas. No tendrá que verme más, ya no seré un problema para usted –veo como su mandíbula se tensa ante mis palabras.

-Vuelva al coche –me ordena otra vez, pero esta vez con una voz más dura a la de antes.

-Pues contésteme, ¿qué hacía allí? –tensa otra vez su mandíbula a la vez que sacude con su cabeza como una negativa. Como no obtengo su respuesta me marcho volviéndome a girar para seguir mi camino, pero de momento oigo como su voz habla:

-La seguí –contesta y en ese instante mi cuerpo se detiene, se paraliza al segundo de oír lo que ha dicho y me giro para volver hacerle frente.

-¿Qué? ¿Por qué hizo eso? –pregunto bastante sorprendida por su acto. Un silencio vuelve a escucharse. No responde. Se acerca a mí quedando de nuevo a escasos centímetros haciendo que mi corazón lata con algo más de velocidad.

-Suba al coche –la voz con la que ha pronunciado cada palabra produce un escalofrío en mi cuerpo.

-¿Y si no lo hago? –no sé por qué estoy provocándole.

-No me desafíes, soy tu jefe.

-Acabo de decirle que voy a renunciar, por lo que ya no lo vas a ser –al decir esto el magnate suelta una pequeña carcajada que no sé cómo interpretarla y eso hace que me quede algo desconcertada ¿De qué se ríe?

-No te vas a librar tan fácil, me debes mucho señorita Harvins- su tono es como si fuera amenazante y no me gusta nada, incluso me asusta -Casi ensucias la imagen de mi empresa si alguien se entera de que usted trabaja en ese sitio. Me debes el dinero que he tenido que pagar por usted por haberla salvado. Asique seré bueno y le propondré una cosa. Trabajará para mi hasta que salde su deuda conmigo –al instante mis ojos se abren de par en par por lo que dice. No no puede ser real esto ¿Trabajar para él? Me niego, eso es algo inaguantable.

-Conseguiré el dinero, no voy a trabajar para usted –rechazo su propuesta haciendo soltar otra carcajada suelta por su parte.

-¿Ah si? Y dime, ¿de dónde vas a sacar veinte mil dólares?

¡¿CÓMO?! ¿Mis oídos acaban de escuchar bien? Mi cara se pone pálida, blanca y creo que hasta me está faltando el aire. Eso... eso... es mucho dinero. Esto tiene que ser una broma. Tiene que estar bromeando ¿Cómo voy a conseguir ese dinero? ¿Cómo alguien puede pagar tanto dinero por una persona? Esta noche está siendo una locura. Surrealista. Tengo que estar soñando.

-¿Qué? –su tono ahora es vacilante -¿Te lo estás pensando mejor mi propuesta? –pregunta como si disfrutara del momento cosa que no logro entender. Yo no digo nada. Me quedo callada porque no sé qué decirle. Mi mente está bloqueada ¿Qué hago joder? Es que no tengo otra opción. Aunque consiga otro trabajo es imposible que gane esa cantidad de dinero –Si no acepta, me veré obligado a dar parte a tu Universidad –esto ya es lo peor que me puede pasar. Metiendo más presión de la que ya hay. Claramente esto es una amenaza de la que no tengo escapatoria ninguna.

-Lo haré –mi voz temblante responde tras estar minutos pensando. Ahora mismo no tengo otra alternativa. Trabajaré mientras busco más opciones de cómo hacerme con esa gran cantidad de dinero. Solo necesito pensar con más calma.

-Buena decisión –dice mostrando una sonrisa un poco malévola. Lo detesto en estos momentos -Ahora dime una cosa, ¿cómo se hizo el golpe? Y dime la verdad -¿Ahora por qué me pregunta esto? 

-La otra noche un hombre quería pagar por mí, lo rechacé y al salir del trabajo... -recordarlo se me hace duro y mi voz no puede contenerse por lo que tiembla. No puedo continuar la frase. Mi vista está fijada hacia al suelo, no soy capaz de mirarle a los ojos. Noto su mano en mi barbilla y la levanta para obligarme a mirarle.

-¿Qué paso? –no sé si es cosa mía, pero su rostro muestra cierta ira. No entiendo su comportamiento ahora después de su amenaza. Todo esto está siendo demasiado extraño.

-Me golpeó –oculto todo lo que ocurrió en realidad.

-Que me cuentes todo lo que pasó –masculla enfadado. Doy un suspiro y finalmente me rindo a contarle todo lo ocurrido.

-Mientras esperaba al taxi, ese hombre apareció de la nada. Me agarró fuertemente tapándome la boca para que no gritara y me llevó hacia un callejón...luego...luego pude golpearlo, pero cuando fui a golpearlo otra vez este me golpeo a mí y caí al suelo. Después por suerte llegó el taxista y salió corriendo –al finalizar me encuentro nerviosa. El magnate se encuentra de pie mirándome con gran enojo por la forma en la que sus cejas se marcan.

-¿Sabes su nombre? –ante su pregunta yo niego con mi cabeza sin decir nada -¿Qué aspecto tenía? –vuelve a preguntarme.

-Ehh... era moreno, de ojos marrones y nose... probablemente tuviera unos 35 años, ¿por qué?

-El tío que quería pagar por ti hoy era de esa forma –al decir eso empiezo a recordar y a pensar en lo que podía haber pasado esta noche y algunas lágrimas comienzan a caer por mis mejillas.

-¿Por qué me siguió? –es lo único que quiero saber ahora.

-¿Qué por qué la seguí? Apareció en mi despacho con la cara herida ¿Te crees que soy tan estúpido para creerme que fue con la puerta? Lo que no esperaba era esto –yo tampoco esperaba nada de esto. Hace una breve pausa soltando un suspiro - Deje de darme más problemas y suba al coche, la llevaré a casa de una vez –sin más hago caso a su petición. Nos subimos a su coche dándole la dirección de mi apartamento y se dispone a conducir en absoluto silencio. 

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