Capítulo 39
-¿Qué me estas queriendo decir con eso? -pregunta con una expresión confusa, aunque sabe claramente a lo que me refiero.
-Ya lo has oído.
-No estoy dispuesto aceptar esto que me pides.
-Debes hacerlo. Es lo que quiero. Acabas de decir qué harías lo que te pidiese.
-¡Cualquier cosa menos eso!
-No podemos estar juntos, Liam.
-¿Por qué no?
Puedo ver como su frustración es cada vez mayor.
-Porque ahora mismo no funcionaría. Es mejor darnos un espacio.
-¿Un espacio? ¡Llevo muchos meses esperando! ¡Ni siquiera me dejaste hablar aquel día! -grita lleno de rabia e ira. Me sobresalto al escucharlo y se da cuenta de ello, por lo que cambia el tono de voz a uno más calmado -Haré lo que sea necesario para que funcione.
-Por favor, no me lo pongas más difícil -le suplico porque nada de esto es fácil. Al menos para mí. Primero necesito procesar todo, quiero tiempo para estar sola y poder sanar todas las cicatrices que tengo abiertas. Sé que si vuelvo con él nada va a ser igual que antes. Tampoco confió en él. En si volverá a mentirme. A engañarme. A manipular las cosas y a mí. -Por ahora, necesito espacio. Tienes que entenderlo.
Está alterado. Puedo notarlo por la forma en que su cuerpo se mueve. Sus manos están apretadas y su mirada refleja una mezcla de enojo y preocupación a la vez. Entiendo su postura, pero él debe de entender la mía. Aún me siento engañada e utilizada. Puedo perdonarlo y aunque mis sentimientos hacia él estén presentes no puedo dejarme llevar por ellos. Primero quiero curar todo lo que está dañado. Lo que estoy pidiendo es necesario para mi propio bienestar.
-Necesito tiempo para mí misma -insisto, tratando de mantener la tranquilidad a pesar de la tensión que hay en el aire.
Él me mira fijamente, como si estuviera encontrando las palabras adecuadas para responder y no volver a sobresaltarse. Finalmente, suspira y sus pasos se aproximan a mí. Queda a pocos centímetros.
-¿Cuánto tiempo vas a necesitar?
-Eso no lo sé.
Cómo voy a darle una respuesta cuando el tiempo es algo relativo.
-Está bien... pero antes contéstame a una pregunta. -su mano agarra mi rostro inclinándolo hacia atrás. Entiendo que es para que ver mejor mi cara y sobre todo para que cuando le responda mis ojos le digan la verdad. Entonces fórmula la gran pregunta. -¿Tú me amas?
Su pregunta me toma por sorpresa. Un nudo presiona mi garganta al escuchar la pregunta. Noto su presencia tan cerca que su aliento cálido roza mi piel. El corazón me bombea con latidos fuertes mientras siento sus ojos fijos en mí esperando a que le responda. Sin embargo, el brillo de mis ojos creo que me delata. Le dicen la respuesta.
-Creo que ya sabes lo que siento por ti.
-Quiero oírlo de tu boca.
Trago saliva y me obligo a contestar.
-Sí, pero debes respetar mi decisión.
Cierra los ojos por un momento para luego soltar un suspiro.
-Tu decisión no la comparto, pero si eso es lo que quieres... -hace una breve pausa porque no quiere decirlo, pero lo hace. -Me iré. -responde aceptando mi decisión, aunque puedo ver como no va a dejarlo así. -Pero no creas que pienso rendirme. Volveré. No te haces la idea de lo persistente que puedo llegar a ser. -me advierte.
Entonces, su presencia se va alejando poco a poco de mí, dejando un vacío abrumador en la sala. Permanezco allí, de pie viendo cómo desaparece por la puerta sin siquiera dedicarme un adiós. Sé que está molesto y lo entiendo.
Nuestra conversación resuena en mi mente, haciéndome cuestionar si realmente he tomado la decisión correcta. Un mar de dudas me envuelve. Una tentación de ir detrás de él aparece, pero me esfuerzo por no hacerlo. Difícil, está siendo muy difícil. Los minutos pasan y el silencio reina en la habitación de la cual no me he movido.
Liam se ha ido me digo a mí misma.
Me acerco hacia la ventana como si una mínima de esperanza tuviera dentro de mí de que aún esté allí pero definitivamente me doy cuenta que se ha marchado. El corazón me aprieta y una sensación de pérdida me consume.
Respiro y me obligo a aceptar la realidad que he escogido.
-Se te ve distraída -la voz de James me saca de los pensamientos.
Una sonrisa se le marca en su rostro desde la puerta de mi despacho. Indiscutible lo de estar distraída. Claro que lo estoy. ¿Cómo no voy a estarlo? No puedo dejar de pensar en Liam. Llevo dándole vueltas y vueltas a la cabeza. Es lo único que hago. Pero no puedo decírselo.
-Perdona, la verdad que si estaba. ¿Necesitas algo?
-No, nada. Realmente pasaba y te he visto un poco en las nubes. Solo quería asegurarme de que estabas bien.
-Estoy bien. -me dedico a contestar.
-¿Estás segura? Pareces preocupada.
Su perseverancia me hace incomodar ante su mirada penetrante.
-Solo estoy algo cansada. Gracias por preocuparte -respondo tratando de disimular la realidad.
James asiente con una sonrisa comprensiva y se despide volviendo a su despacho. Suspiro profundamente y me obligo a concentrarme en el trabajo, intentando apartar a Liam de mis pensamientos. Aunque es inútil porque su imagen sigue rodando mi mente.
Me esfuerzo por ser profesional. Céntrate en los informes. Repito una y otra vez. Lo hago todas las veces necesarias hasta que al fin llega la hora de salir. Apago el ordenador, organizo todos los papeles que hay encima de la mesa y recojo mis cosas. Echo un vistazo antes de salir del despacho comprobando que lo llevo todo y cierro la puerta. De reojo miro hacia el despacho de James. Su luz está apagada asique supongo que se habrá ido ya. Un ligero alivio siento al pensar que es mejor no encontrármelo por si vuelve a preguntar. Camino hasta el ascensor y bajo hacia la planta baja.
Cuando por fin salgo del edificio el aire fresco pega en mi rostro. Me detengo un momento en respirar profundamente y relajarme. El sol ya ha descendido y el cielo está teñido de tonos grisáceos y azules oscuros. Estoy a punto de reanudar el camino para casa cuando el zumbido de mi móvil suena en mi bolso.
El nombre de Liam aparece en la pantalla. Hacía mucho tiempo que no veía esta imagen en mi celular. Es la primera llamada que recibo de él en muchos meses.
Los nervios aparecen, pero decido contestar. Por un momento se apodera un silencio cuando presiono el botón de aceptar, pero pronto le oigo hablar.
-¿Cómo estás? -el tono de su voz es cálido.
-Estoy bien.
Puedo percibir cómo suelta una pequeña risa.
-¿Acabas de mentirme? Después me acusas a mí de mentiroso.
-Esto no es lo mismo. -mascullo. - Y claro que te acuso de mentiroso porque lo has sido. -me defiendo.
-Lo sé. Solo estaba aligerando un poco la tensión. Me alegra escuchar tu voz. De hecho, pensé que rechazarías mi llamada.
-Aún estoy a tiempo de hacerlo.
-No lo hagas, por favor. Solo quería escucharte -contesta de forma sincera.
Tomo aire para poder controlar las emociones que estoy sintiendo en este instante.
-Solo me has llamada para eso ¿Para escuchar mi voz?
-No, no solo para eso. -el silencio vuelve, solo interrumpido por el ruido de su respiración al otro lado de la llamada. -¿Qué estás haciendo? -pregunta dándome cuenta de que no sabe cómo manejar la conversación.
-Acabo de salir de la oficina.
-¿Qué tal te ha ido?
-Regular. Me la he pasado distraída por tu culpa.
-Al menos has estado pensando en mí.
-No creas que mis pensamientos hacia ti hayan sido agradables.
-¿Ni uno?
-Ni uno. -le aseguro. -¿Por qué te comportas así ahora?
-¿Así como?
-Parece que intentas bromear conmigo cuando el otro día estabas bien enfadado que ni siquiera te despediste de mí.
-¿Estas molesta porque no me despedí de ti?
-No. Bueno un poco sí, pero no es solo por eso. Es por toda la situación que estamos pasando. Tampoco entiendo tu actitud cambiante. -respondo para luego escuchar como suspira al otro lado de la línea.
-Lo siento. Es solo que no sé cómo manejar todo esto.
-¿Y crees que yo sí?
-Lo sé. No quería que las cosas se pusieran más difíciles entre nosotros.
-Ya lo están. Pero no puedes simplemente llamarme como si nada hubiera pasado.
De repente una tercera voz aparece. No por la línea del móvil, sino atrás mía gritando mi nombre. Volteo para ver a la persona y resulta ser James que viene hacia mi dirección.
-Parece que alguien reclama tu atención. -escucho decir a Liam. -Ya hablaremos en otro momento.
Espera... quiero decir, pero cuando quiero hacerlo Liam ya ha colgado la llamada. Veo como James se acerca a mí con una sonrisa en el rostro.
-Creía que ya te habías ido. Vi la luz de tu despacho apagada. -le digo cuando ya está casi a mi lado.
-Estaba abajo hablando para organizar una reunión.
Asiento sin decir alguna palabra.
-¿Quieres que te lleve?
La verdad es que no me apetece que me lleve porque eso implicaría entablar conversación con él. Cosa que no quiero.
-No hace falta, pero gracias. -respondo rezando porque no insista. -Hasta mañana.
Doy la vuelta para irme, pero su pregunta me hace detener.
-¿Te pasa algo conmigo? Tengo la sensación que quieres evitarme. Si te pasa algo me gustaría saberlo.
Entonces me giro lentamente para mirarle. Suspiro resignada, sabiendo que no puedo escapar de esta. Asique le seré algo sincera.
-No tiene nada que ver contigo lo que me pasa. Se trata de algo personal. Si te he dado a entender que es culpa tuya, lo siento. Pero no lo es.
James acorta el espacio que hay entre nosotros. Su mano se desplaza hacia a uno de mis mechones apartándolo.
-Sabes que puedes contármelo, si quieres hablar de ello.
-Sí, lo sé. Pero como te he dicho es algo personal.
-Entiendo. -contesta dejando un breve silencio sin quitar los ojos de los míos. -Nos vemos mañana entonces.
Asiento y luego se aleja para ir hacia los aparcamientos donde está estacionado su coche. Me quedo contemplándolo hasta que su imagen desaparece de mi vista. Pienso en muchas cosas, pero sobre todo reflexiono sobre la necesidad de mantener cierta distancia con James. A pesar de ser un hombre atractivo, debo admitir que no siento nada especial por él. El único sentimiento que realmente tengo es por Liam. Aunque ahora nuestra relación si se puede llamar de alguna manera esté prácticamente deteriorada.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro