Capítulo 38
El aire de la noche parece más frío que antes. Aun así, mi determinación se mantiene firme en su dirección. Con cada paso que doy para acercarme a su coche me fijo como Liam se encuentra en el asiento que parece estar perdido en sus pensamientos. Respiro hondo antes de golpear la ventanilla del copiloto y cuando lo hago él se sobresalta al oírme para luego mirarme con una expresión de sorpresa.
-Hablemos -digo con firmeza, aunque en realidad por dentro este hecha un manojo de nervios que hasta el corazón parece que va a salirme del pecho. Liam sale del coche inmediatamente. -No creo que sea capaz de dormir, asique necesito que hablemos cuanto antes -esta vez mi voz suena temblorosa.
-¿Segura? -pregunta con dudas.
-Segura.
-Podemos hacerlo dentro tu casa o en otro lugar, si quieres. Te estás congelando -dice señalando las partes erizadas de mi piel que se asoman desnudas por el frío.
Asiento con la cabeza y lo guío de nuevo hacia el interior de mi casa. Al entrar Liam cierra la puerta al ser el último en pasar. Yo me dirijo hacia el sofá para sentarme, aunque no sé muy bien ni que hacer. Desde mi sitio veo como él contempla el interior del apartamento mientras llega a una de las sillas posicionadas enfrente de donde yo estoy. Apoya sus codos a ambos lados de los respaldos y por unos momentos nos quedamos en silencio absoluto como si no supiéramos como empezar la conversación.
La tensión en el ambiente casi es palpable y noto como mis nervios comienzan a agitarse si no empieza hablar pronto. Siento el sudor de mis manos y no puedo evitar tener un nudo en el estómago, esperando a que rompa el silencio.
-Lo siento, Bella.
Es lo primero que oigo que sale de su boca cargadas de arrepentimiento. Su rostro no me mira. Mantiene su cabeza agachada. Espero por sí va a seguir a decir algo más, pero veo que no.
-¿El que sientes? -pregunto. Solo suelta un lo siento sin decir exactamente qué es lo que siente -¿Haberme engañado desde el minuto uno, haberme utilizado o haberme mentido que estabas con otra? -le ofrezco tres opciones aunque en realidad podía haber añadió más a la lista.
-Jamás te utilicé ni te he engañado con otra -contesta al instante como si le fastidiase mis preguntas.
Esta vez sí veo sus ojos mirarme.
-Ya... por eso ese día cuando me enviaste un mensaje diciendo que estabas en una comida de negocios no estabas con una mujer. No me tomes el pelo de tonta.
-Me refiero a que no hice nada con ella -masculla.
-¡Igualmente me mentiste! No creía que pudieras ser capaz de mentirme y menos en la cara. Pero todo el rato estuve equivocada, me manipulaste como si fuera una simple marioneta.
-¡No fue así! -exclama enojado haciéndolo levantar de la silla.
-¡Entonces cómo fue! ¿Eh? -esta vez me levanto yo.
Al verlo de pie ante mí puedo percatarme de cómo sus puños se encuentran algo apretados y la mandíbula se le tensa haciendo parecer como si algunos de sus dientes estuvieran a punto de romperse.
-Esa mujer no era nada para mí. Me estuvo amenazando -prosigue a decir, pero sin alzar la voz.
-¿Amenazando por qué?
Mi cara de confusión por no entender se marca en mi rostro. Se queda unos segundos con sus ojos clavados en mí con una cara de preocupación como si temiera por lo que va a decir. Y entonces, lo suelta.
-Porque estaba embarazada.
Sus palabras resuenan por toda la habitación. Embarazada. La palabra retumba en mi cabeza una y otra vez como si de un eco se tratara. Su confesión hace como si mi estómago recibiese un puñetazo, dejándome sin aliento.
-¿Embarazada? -murmuro tratando de asimilar lo que acabo de escuchar y las lágrimas amenazan en salir.
-Sí, estaba embarazada -continúa explicando. -Y me amenazó con hacerlo público si no accedía a sus demandas.
Mis manos empezaron a temblar. Más bien todo mi cuerpo que hasta sentía que iba a desplomarme otra vez. No sé ni cómo me siento en este preciso momento. No me esperaba esta confesión. Para nada. No sé si debo sentir compasión por la situación en la que él estaba o rabia por haber sido engañada de esta manera. El nudo que siento en la garganta se hace cada vez más grande cada segundo que pasa.
-No puedo creer pue pudieses ocultarme algo así -mi voz apenas es un susurro sintiendo cómo la traición me sobrepasaba más al fondo.
-Bella, ese hijo no es mío -revela.
Mis ojos se abren de par en par. Parpadeo. Y al parpadear, esas palabras me dejaron de nuevo confusa. Él se acerca dando pasos lentos hasta llegar a mí, con una expresión suplicante en su rostro. Intenta tomar mis manos, pero no lo consigue porque me aparto de él.
-Escúchame -ruega. -Si no te lo conté fue porque estaba seguro que no era mío, pero tenía que demostrarlo. Estuve haciendo todo lo que me pedía durante un tiempo hasta que por fin llegaron las pruebas de ADN. Jamás te engañaría de esa manera.
-¿Te acostaste con esa mujer estando conmigo?
-¡No! Claro que no. Acabo de decirte que no te engañaría de esa manera.
-No me engañarías de esa manera, pero si lo haces de otras.
Suelta un breve suspiro esforzándose por mantener la calma. Ya no importa si se acostara o no con ella. El hecho es que me lo ocultó, me mintió igualmente y no va a cambiar de momento nada.
-Pagaste a mi jefa y a otra chica aquella noche, ¿cierto?
Tampoco hay que olvidar las demás mentiras y engaños que hizo. Sobre todo, esa noche. La noche que me descubrió en el Secret. Como es de esperar, desvía su mirada hacia un lado porque sabe perfectamente que lo hizo. Que con su poder y su dinero puede hacer lo que realmente le venga en gana.
-No puedo negarlo. Lo hice. -al pronunciar estas últimas palabras sus ojos vuelven a mirar a los míos. -Verte en ese lugar me sacó de quicio.
-¿Y te resultó más fácil montarte la película que te hiciste? ¿Quedar como un héroe delante de mí y amenazarme con trabajar para ti hasta que saldase esa deuda? ¿¡Eso fue más sencillo!?
-Solo traté de sacarte de ese maldito lugar que no era para ti.
-¿Y qué sabias tú en ese momento que no era para mí? Te recuerdo que pensaste que era una... -dejo la frase sin terminar porque no quiero pronunciar esa clase de palabra. -No necesitaba a un salvador. Y ese lugar era lo que me daba dinero para poder mantenerme. ¿Por qué me amenazaste?
-Cuando estábamos en el coche me dijiste que ibas a renunciar a las prácticas, que te irías. -se pasa una mano por el pelo, con una expresión de frustración. -¡No se me ocurrió otra cosa en ese momento! ¡No podía dejarte ir!
Esto es absurdo. O puede que no. No siento ni que me sorprenda porque después de conocerlo y haber vivido con él todo lo que viví no me sorprende. Porque él es así. Siempre actuando sin pensar nada más que en él. Actuar a su manera controlando todo.
Liam vuelve a intentarlo. Vuelve a dar unos pasos para quitar la distancia que nos aleja. Sus ojos recorren mi rostro con lentitud. Su respiración junto con sus rasgos se ponen serenos. Después de sentir su cercanía, no me aparto. Da un suspiro para luego mirarme y traga saliva antes de volver hablar.
-Sé que todo fue culpa mía -sus ojos brillan de arrepentimiento.
-Lo es -afirmo sin quitar mis ojos de los suyos. -Arruinaste mi vida después de aquello.
-No sabes cuánto lo siento Bella -vuelve a disculpase posando una de sus manos a un lado de mi rostro sosteniéndolo. -Necesito que me perdones.
-Que te perdone no significa que vaya a estar todo bien entre nosotros.
-Entonces dime qué tengo que hacer para que volvamos a estar bien.
Entonces me quedo callada contemplándolo. No sé ni yo misma crea que deba hacer algo para arreglarnos. Ahora mismo todo esta tan roto. Yo me siento rota... Aunque no puedo negar que la mirada que estoy viendo profunda y sincera esté desgarrando un poco mi corazón.
-No te haces la idea de cuánto te echado de menos. -dice ahora con sus dos manos posadas en mi rostro. Sus labios están tan próximos a los míos que siento que están a punto de rozarse. Sin embargo, no puedo dejar que eso pase.
Sus palabras no me van hacer vulnerable, aunque una parte de mí desee tocar esos labios. Me alejo lentamente de esa tentación, manteniendo mi expresión impasible. No puedo permitirme caer en sus encantos ahora.
-No sé si hay algo que puedas hacer. Todo esto ha sido tan doloroso para mí que, aunque te perdone nada va a cambiar. No confió en ti Liam. -le respondo apartando sus manos de mí para luego separar nuestra distancia. -Y no creo que pueda a volver a confiar. -añado sin hacer contacto visual.
El ruido de sus pasos suena en el suelo de madera. Mis ojos se humedecen y una lágrima se me escapa rodando por mi mejilla. La limpio rápidamente con mi mano. Su cuerpo siento como cada vez se aproxima más al mío hasta que noto como su pecho se apega a mi espalda. Su brazo me abraza por mi cintura y entonces escucho unas palabras que me hacen estremecer.
-Te amo Bella.
No puedes caer Bella. Me digo a mí misma. No puedo. No puedo. Me repito.
-Un te amo no es suficiente -giro cuando me veo capaz de volver a conectar con sus verdes ojos.
-Lo sé -responde con una sonrisa triste en su rostro. -Pero es lo que siento en este momento.
Liam acerca su rostro al mío y me besa suavemente en los labios. El contacto del calor de su piel me quema por dentro sintiendo cada centímetro de su cuerpo pegado al mío. Sus labios como recordaba me transmiten una sensación de electricidad que recorre todo de mí. Pero sé que debo resistir.
-Lo siento -susurro apartándome de él. -No puedo hacer esto.
Su mirada me suplica que no me separe, que lo intente a pesar de todo. Sin embargo, esto no funciona así. En estos momentos, no podemos estar juntos. No de esta manera. Me alejo de sus brazos, sin atreverme a volver atrás. Probablemente me equivoque. Que tome la decisión incorrecta. Pero creo que es lo mejor para los dos, aunque me duela.
-Me has preguntado que tienes que hacer para que volvamos a estar bien. -digo con un nudo en la garganta, sintiendo el peso de mis palabras en el aire.
-Sí, hare lo que sea que tú me pidas. -oigo su voz firme y decidida responder atrás de mí.
En este instante me preparo sintiendo como mi corazón late con fuerza. Me dispongo a enfrentar la dura decisión que estoy a punto de tomar. Debo ser valiente, aunque tenga algo de miedo. Me vuelvo sobre mí para mirarle a la cara notando como la tensión se apodera del ambiente mientras nuestras miradas se encuentran.
Al principio, las palabras se me atoran en la garganta, pero luego me armo de valor y finalmente me impulso a hablar.
-Vuelve a Atlanta, Liam.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro