Capítulo 34
-¿Bella puedes venir un momento a mi despacho?
La voz de James, mi nuevo jefe, se escucha a través de la otra línea del teléfono.
-Ahora mismo voy.
Hoy es una mañana fría y lluviosa en Londres. Bueno en verdad casi todos los días son así. Aún no me he acostumbrado a este clima gris y húmedo de la ciudad. Llevo en la capital británica hace más de un mes. Desde que he comenzado a trabajar como secretaría en esta empresa en el corazón de la ciudad, mi vida está cambiando poco a poco.
Aunque sea un poco rutinario todo lo que hago, por lo menos siento que no estoy tan perdida ahora como cuando llegué. Me ha costado al principio adaptarme al ritmo frenético de la vida en Londres. He conocido a muchas personas gracias a donde trabajo, he recorrido las calles de la ciudad y he descubierto rincones ocultos que ahora se han convertido en mis lugares favoritos.
A pesar de la distancia, sigo mantenido el contacto con mis amigos. Todos los días hago video llamadas con ellos asique en ese aspecto no siento tanta distancia. Pero es imposible evitar cierta nostalgia al no tenerlos presentes. Sin embargo, sé que he tomado la decisión correcta al mudarme a este lugar.
Toco a la puerta de su despacho.
James desde que he llegado me ha tratado muy amablemente. Es agradable trabajar para él. No como cuando estaba...
No.
Me niego a recordar.
-Bella necesito que prepares unos informes para la reunión de mañana.
-Claro, sin problema. ¿Hay que añadir alguna información específica que necesites?
-Sí, necesito que incluyas los datos de ventas del último trimestre y las proyecciones para el próximo.
-Entendido, estarán listos para mañana.
-Gracias Bella. Eres una gran ayuda para mí -responde con una ligera sonrisa.
Le devuelvo una sonrisa mientras contemplo como vuelve a ponerse a trabajar antes de dar paso a marcharme. No puedo negar su belleza. Tiene un porte impecable, viste de un traje a medida que resalta su esbelto y atlético físico. Su cabello castaño-rubio está perfectamente peinado y le da un toque de distinción. Sus ojos verdes posados en un informe brillan con inteligencia y confianza, agregando un encanto adicional a su atractivo aspecto.
Al llegar de nuevo a mi despacho, comienzo a preparar los informes. Reviso detenidamente los datos de ventas del último trimestre, analizando cada cifra y tendencia para asegurarme que sean precisos. Luego, me sumerjo en las proyecciones para el próximo trimestre, calculando posibles escenarios y estrategias para maximizar los ingresos.
El tiempo vuela mientras trabajo concentrada en los informes. De repente, alguien toca a mi puerta.
De nuevo James.
-¿No vas a comer?
Miro el reloj y no me he dado cuenta de que la mañana ha pasado tan rápido que es medio día.
-Sí, ahora iré a comer.
-¿Comemos juntos?
Me quedo unos segundos pensativa.
¿Comer con el jefe?
No sé si realmente es una buena idea. O puede que tal vez mi cabeza esté intentando comparar con el pasado. Niego ese pensamiento.
Para. Me digo a mi misma.
Tengo que tratar de dejar el pasado a un lado. Esto es distinto. James no es él. Solo me ha ofrecido comer juntos como compañeros de trabajo.
Y eso hago. Convencerme de que no es nada malo.
Salimos de mi oficina cuando acepto su invitación y caminamos hacia la cafetería del edificio. Durante la comida, James y yo conversamos sobre el proyecto que estamos trabajando y más asuntos de la empresa. Sin embargo, luego James se centra en otro tema.
-Por cierto, me dijiste que eres de Atlanta ¿verdad?
Asiento dando un trago al vaso de agua.
-Cuando vi tu curriculum pude ver que trabajaste en la empresa de los Rogers. Es una de las mejores.
Vuelvo asentir dando otro trago de agua. Noto como mi interior se altera al ver por dónde va el tema de la conversación y siento un nudo en la garganta. No quiero recordar el pasado, no quiero revivir esos momentos que he estado tratando de olvidar en mi mente.
-¿Por qué decidiste venir aquí a Londres? ¿Pasó algo que te hiciera mudarte?
Mi interlocutor insiste en saber. Sus preguntas me incomodan y siento cómo la ansiedad comienza apoderarse de mí.
-Necesitaba un cambio de aires -es lo único que le respondo.
-Entiendo. ¿Y cómo fue trabajar para los Rogers?
La pregunta hace no poder soportar más la presión.
-Necesito ir al baño. Ahora vuelvo -digo levantándome de la silla.
Camino deprisa y cierro la puerta del baño. Me apoyo en el lavamanos y respiro profundamente tratando de calmar la ansiedad que me consume.
No ha sido una buena idea venir a comer. No puedo hablar sobre ese tema. Soy incapaz de hacerlo. Creo que no estoy preparada para ello, aún no he superado nada. Solo he estado evitando todo este tiempo que no se posara en mi mente.
¿Y ahora qué hago?
James está fuera esperando una respuesta.
¿Qué excusa puedo usar para poder marcharme?
Mientras mi cabeza intenta buscar una solución el sonido de la puerta de escucha.
Un toque.
Dos toques.
-Bella soy yo. ¿Te encuentras bien?
Mierda. Es él.
-Lo siento, ahora salgo.
Cálmate Bella.
-Llevas media hora encerrada ahí.
¿Media hora? ¿Tanto he estado?
Respiro hondo y decido enfrentar la situación sin saber lo que voy a decir realmente. Al salir me encuentro con la mirada preocupada de James. Intento sonreír, aunque sé que no es una sonrisa convincente.
-Lo siento, me sentí un poco mareada. Pero ya estoy mejor.
James me mira fijamente y asiente con la cabeza, pareciendo no estar completamente convencido.
-Perdona, iré a seguir con los informes. Se me ha quitado el hambre.
-No te preocupes, pagaré la cuenta y nos iremos.
-Oh no, pagaré mi parte.
-Yo pago -afirma -Ve a tu despacho si quieres, ahora subiré yo.
Le doy unas gracias por su gesto de pagar y me voy directa hacia allí. Me senté en mi sillón con los informes que había dejado a medias frente a mí, intentando encontrar concentración para ellos, pero mi mente seguía divagando en lo ocurrido. Por una parte, me sentía mal por haber interrumpido la comida y por dejar que pagará cuando dejé casi todo el plato en la mesa sin poder terminármelo.
Por todas las fuerzas quería enfocarme en el trabajo, pero era casi imposible poder hacerlo. Sacudí la cabeza varias veces para no dejar entrar aquellos recuerdos y pensamientos. Tenía que terminar esos informes lo antes posible para mañana.
Finalmente, los hice. Acabé con ellos y me dirigí hacia la puerta para salir y al abrir, me sorprendí ver a James.
-Justo iba a tu despacho para decirte que ya terminé los informes de mañana. Toma aquí los tienes para que los revises.
-Quería hablar contigo. Puedo -responde preguntando si puede entrar.
Claro. Hablar. Es justo lo que no quiero.
-Simplemente quería asegurarme de que estás bien. Siento si mis preguntas han podido resultarte incomodas. No fue mi intención.
-No tienes por qué disculparte. La que tiene que hacerlo soy yo. Es solo que... es difícil de explicar.
Agacho la cabeza. Una lágrima cae por mi mejilla. Noto como James acorta nuestra distancia. Percibo su mano en mi barbilla para levantar mi cabeza. Nuestras miradas se encuentran de nuevo. Su dedo limpia mi lágrima.
-No volveré a preguntarte por tu pasado a menos que tú quieras contarme.
Y sentí un alivio.
Un alivio que agradecí en silencio por haberme dado espacio para entender y ser consciente de que hay algo en mí que me es complicado contar.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro