Capítulo 30
El sol filtra tímidamente a través de mis cortinas, provocando que la habitación se llene de una suave luz dorada. En este momento solo puedo sentir malestar.
Un dolor de cabeza terrible.
Mientras me levanto con dificultad, puedo sentir el mareo en mi cabeza. En el espejo, veo reflejado el cansancio en mis ojos. Están enrojecidos e hinchados y mi cabello luce completamente desordenado.
Después de tomar una ducha fría, me visto con una ropa cómoda y me voy a la cocina. La casa se siente silenciosa. Logan y Aaron aún no se han despertado. Su resaca será más grande que la mía al beber más y seguro que siguen durmiendo plácidamente. Será mejor no despertarlos.
Busco por uno de los armarios y encuentro la caja de pastillas. La tomo con un poco de agua. Luego vuelvo a la habitación en busca de mi teléfono y veo que tengo una llamada perdida de Liam junto con un mensaje de texto que dice que cuando llegue a casa le avise. Ayer no me dedique a mirar el móvil ni una vez en toda la noche. Estaba tan entretenida disfrutando del tiempo con mis amigos que quise desconectar.
Miro el reloj y veo que ya es casi medio día. Doy por hecho que estará en casa asique marco su número, pero no contesta. Vuelvo a marcar, pero nada.
No le doy mucha importancia y decido esperar a que me devuelva él la llamada cuando vea que lo he llamado. Mientras tanto me preparo algo para comer y después vuelvo a la cama para tumbarme.
Después de una hora acostada, me doy cuenta de que no puedo relajarme del todo. Me preguntó por qué todavía no me ha devuelto la llamada.
Pienso en llamarlo nuevamente, pero decido darle un poco más de tiempo. Tal vez este ocupado o distraído con algo importante. Intento distraerme mirando una serie en el televisor, pero la intranquilidad persiste.
Finalmente, después de media hora más, no puedo resistirme más y marco nuevamente su número. Esta vez, mi llamada va directamente a su buzón de voz.
Genial.
El nerviosismo se convierte en inquietud. Odio cuando no contesta. Me desespera.
Preocupada decido ir en busca de respuestas a la dirección de su casa. Me visto rápidamente sin darle importancia a lo que escojo de ropa. Luego salgo de casa y comienzo a caminar a paso ligero.
Cuando llevo más de medio camino, me encuentro en una de las calles donde circula bastante gente. En medio del tránsito de personas me llama la atención la apariencia de una chica que se encuentra parada hablando por un teléfono. Al acercarme confirmo mis sospechas y si, de nuevo se trata de Sasha.
Ella cuelga segundos más tarde con quien sea que haya hablado.
-Sasha -digo detrás de ella.
-Bella -contesta al girarse -¿Qué haces aquí?
-Iba hacia un lugar. ¿Y tú?
-Había quedado con alguien, pero me ha acaba de cancelar.
-¿Con algún...?
-Sí. ¿Te apetece comer conmigo o tienes que irte? Iba a comer con él, pero ya no. Yo invito.
-Déjame hacer una llamada.
Me aparto unos metros de ella y vuelvo a llamar a Liam. Como era de esperar no responde a la llamada. Sin embargo, cuando termino de hacerlo al segundo un mensaje me llega.
Estoy en una comida de negocios. Luego te llamo.
-Estoy libre para comer contigo -vuelvo con ella y empezamos a caminar. Más bien la sigo hacia donde quiera que se encuentre el restaurante.
-Ayer dijiste que lo habías dejado.
-Dejé el Secret, pero aún sigo teniendo algunos clientes.
-Ah vale.
-No es lo que piensas, solo quieren que los acompañe, me invitan a comer o a cenar. De momento es solo eso y me pagan bastante bien. ¿Tú también dejaste de trabajar en estos sitios?
-Trabajé por muy poco tiempo en otro sitio, pero definitivamente ahora lo he dejado completamente.
-¿Y en qué trabajas ahora?
-En una empresa donde he realizado las prácticas de la universidad.
-Qué bueno, me alegro Bella.
-Si te soy sincera, pensé que estarías trabajando para ese magnate. Aquella noche insistió tanto por pagar por ti y vi cómo te ibas con él.
-Espera un momento, ¿cómo has dicho? -detengo mis pasos porque algo creo que he entendido mal -Ese magnate pagó por mí porque la jefa aceptó un trato con un hombre y por eso lo impidió.
-No, Bella. Aquella noche solo había un hombre, un magnate. No sé cómo se llamaba, pero no hubo ningún hombre más.
Me quedo sin palabras al escucharle decir esto. Una oleada de confusión y desconcierto me invade de inmediato.
Trato de mantener la calma y reflexionar sobre la situación. Tal vez esté equivocada o ella no vio todo como fue realmente.
-¿Estás segura de lo que dices?
-Estoy completamente segura, Bella. Solo había ese magante esa noche. Yo estaba con la jefa en ese momento. Además, él me pagó para que fuera a decírtelo.
Mis pensamientos se agolpan en mi mente mientras intento procesar la información.
No puede ser.
No puede ser verdad.
Una mezcla de incredulidad y malestar se apodera de mí.
-Bella, ¿estás bien? ¿Qué ocurre?
En estos momentos no soy capaz de hablar por el impacto de la noticia. Sentimientos de engaño se hacen presentes en mí. Necesito irme. Necesito hablar con él y que me lo explique ahora mismo.
-Tengo que irme, lo siento.
Salgo a toda prisa oyendo como Sasha grita mi nombre. Cada paso que doy es una lucha por mantener la calma. Aunque me haya dicho que está en una comida de negocios le estaré esperando en la puerta de su casa. Mientras camino por las calles, siento la necesidad de encontrar respuestas, de intentar buscar una explicación. No puedo aceptar lo que acabo de descubrir, no puedo permitirme ser engañada de esta manera. Mis pensamientos se arremolinan en mi mente abriendo un abismo de incertidumbre. Si lo que dice Sasha es verdad, si llega a ser cierto, no entiendo el por qué tuvo que hacerlo.
¿Por qué inventar que alguien estaba pagando por mí?
¿Para qué? ¿Para quedar como un héroe?
Queda poco para llegar y mi corazón late desbocado, mezclando miedo y enojo en un torbellino emocional. Sin embargo, en cuanto veo aparecer su casa a lo lejos, mis manos empiezan a temblar y siento un nudo en el estómago que amenaza con atragantarme.
Detengo mi paso al instante.
Me quedo petrificada en el suelo por lo que ven mis ojos.
No puedo creerlo. Esto sí que no pude ser cierto.
La imagen de él junto con una mujer bajándose de su coche apuñala mi corazón.
Las lágrimas empiezan a brotar de mis ojos. Me siento paralizada, como si el shock de la situación me impidiera moverme. El dolor ya se vuelve insoportable y las lágrimas siguen cayendo sin cesar. No puedo contener el sufrimiento y un grito ahogado se escapa de mi garganta mientras me pregunto cómo ha podido hacerme esto.
Me quedo allí, en medio de la calle, cuando los veo entrar en su casa. Mi corazón sigue latiendo desbocado, pero esta vez es por el dolor punzante que siento en cada latido. Las emociones me embargan y me siento desamparada.
Todo se nubla en mí y caigo al suelo sintiendo como el mundo entero se ha desmoronando por completo en tan solo unos minutos.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro