Capítulo 23
Después de pasar, uno de los que podría afirmar que ha sido el mejor fin de semana de mi vida, llegó el momento de volver a casa. Aunque por un lado haya sido un tanto caótico e intenso, debo decir que para mí lo calificaría como especial.
Particularmente en el sentido de que se ha experimentado un cambio, una cierta unión entre nosotros de la cual jamás en mi cabeza pensaba que podría haber una posibilidad.
Y se siente muy bien esta sensación.
Al igual que ahora mismo la percibo mientras voy en su coche puesto que esta vez el viaje es diferente al de otras veces. Todos los momentos en los que me he subido en este vehículo han sido cuando estaba enfadado, furioso y, por consiguiente, el ambiente que se desprendía era muy desagradable e incómodo.
Pero eso ahora es distinto. El entorno que se presencia es completamente opuesto.
-Por ahí no es -de repente salto cuando veo a Liam girar hacia otra calle.
Entonces, en ese momento me doy cuenta de que se me olvidó comentarle que ahora vivo en otro apartamento.
-¿Desde cuándo?
-Hace poco.
-¿Por qué?
-Tuve que hacerlo, no podía ya permitirme pagar después de quedarme sin el trabajo.
Durante el poco tiempo que quedó del trayecto le he hablado más en profundidad las complicaciones que he tenido que sobrellevar desde el incidente cuando me descubrió en el local. Mudarme porque no podía pagar yo sola todo el piso, después optar por conseguir el nuevo trabajo ya no solo por pagar el apartamento sino para cubrir los tratamientos de mi abuela que es lo más importante. Y ya la parte de Robert se la conté anteriormente en la comida del medio día.
Finalmente, el coche de Liam llega a la calle donde se encuentra mi edificio y le indico que se detenga justo enfrente. Al apagar el motor veo como se queda contemplando a través de la ventanilla todo el alrededor del lugar. Abro la puerta de mi lado para bajarme y él hace lo mismo.
-No hace falta que me acompañes.
De entre toda la conversación que hemos tenido hace unos minutos he omitido el hecho de que comparto piso con dos chicos.
Es un error por parte mía, lo sé. Y debería decírselo lo antes posible porque de todos modos se va enterar igualmente.
-¿Algún motivo por el cual no quieras que te acompañe?
Vale, sí. Voy a decírselo.
-Esto... es que... no vivo sola.
-¿Y qué pasa? ¿No quieres que te vean tus compañeras conmigo?
-No es eso exactamente.
-¿Y qué es exactamente?
Venga ya suéltalo Bella.
-Que son dos compañeros.
-¿Cómo?
La reacción que tiene es tal como la imaginaba.
-¿Dos chicos? -vuelve a preguntar para ver si sus oídos han escuchado bien.
-Sí, dos chicos -confirmo.
-¿No crees que eso es un dato relevante que deberías haber mencionado antes?
-¿Y no crees que no lo he hecho porque sabía cuál iba a ser tu reacción?
-¿Y no crees que por eso mismo deberías haberlo hecho?
-De acuerdo. Si tienes razón, tendría que habértelo dicho, pero no es algo que deba preocuparte ni molestarte.
-No me molesta simplemente no me hace gracia.
Un pequeño suspiro sale de mí y cuando quiero volver hablar para intentar hacerle entender que no tiene importancia me sorprendo al oírle decir esas palabras.
-Está bien, no pasa nada.
-¿De verdad? -ahora soy yo quien hace la pregunta para confirmar que es real lo que acaba de decir.
-Sí -entonces acorta el espacio de un metro que nos separa -¿Estás segura de que no quieres que suba? -dice apartándome a un lado un mechón que hay sobre mi rostro.
-Es mejor así.
-Entonces nos vemos mañana.
-Sí.
Llegó el momento de la despedida y dudosa por no saber si darle un beso, me retiro de él con un simple adiós. Sin embargo, cuando estoy decidida a irme, Liam toma mi mano.
-¿No piensas darme un beso?
Lo miro a los ojos.
-No sabía si ibas a querer.
Tira de mí para traerme de vuelta hacia él.
-Yo siempre voy a querer -dice en voz baja.
Pongo mis pies de puntillas para llegar a su altura y mis labios hacen contacto con los suyos. Solo dejo un tierno y tímido beso, me separo lentamente y esa fue nuestra despida.
Y la última que vez lo vi dado que hoy no se ha presentado a la empresa. Tampoco he tenido contacto con él desde ese momento, ni siquiera me ha respondido al mensaje que le he escrito esta mañana antes de ir a la universidad.
No sé si preguntar a alguien que le ha sucedido. En verdad qué digo, voy hacerlo ahora mismo. Necesito saberlo asique voy a ir directa a hablar con Marie, su secretaría.
-Hola Marie. Disculpa, he visto que el señor Rogers no está presente, ¿sabe dónde está? Es para hablar una cosa acerca de mis prácticas.
-El señor me ha comunicado a primera hora que se toma la tarde por asuntos personales. Tendrá que ser mañana, Bella.
-Vale, de acuerdo. Mañana hablaré con él entonces, gracias.
¿Asuntos personales?
Esperaba que tan solo estuviese ocupado en una reunión importante o alguna cosa así. Ya estoy comenzando a preocuparme.
¿Y si ha pasado algo grave?
<<No. No pienses eso Bella>>
Estoy inquieta. Además, se supone que hoy me acompañaría para dejar el trabajo o en eso habíamos quedado. Le doy a la opción de llamar cuando vuelvo de nuevo a mi sitio, pero para mí mala suerte salta que el número no se encuentra disponible.
Genial...
¿Qué hago?
Salgo de la oficina cuando ya son las nueve de la noche y vuelvo a llamarle con la esperanza de que me lo coja, pero nada. No hay respuesta.
El número no se encuentra disponible.
Pues tendré que ir yo sola.
Tras un buen rato caminando llegó por fin al local. Entro como de costumbre, pero esta vez la diferencia es que me dirijo directamente al despacho de Rick. Doy dos golpes en la puerta y al ver que nadie contesta me atrevo a girar el pomo, pero se encuentra cerrado.
-¿Me buscabas? -escucho su voz a mis espaldas.
Me llevo la mano al corazón debido al susto y luego volteo para mirarle.
-Sí -trago saliva -necesito hablar contigo.
Rick abre la puerta de su despacho con una llave que se saca del bolsillo y me invita a pasar. Luego se acomoda en su asiento y me ofrece que también me siente en otras de las sillas.
-Bien, ¿y que necesitas decirme?
Estoy algo nerviosa porque no sé cómo puede reaccionar este hombre y eso es lo que me da un poco de miedo y hubiera sido mejor venir con Liam. Me sentiría más segura. No obstante, es mi trabajo, mi problema por lo que es algo que tengo que solucionar yo asique allá voy.
-He venido porque no puedo seguir trabajando en este lugar.
En tanto que noto los latidos de mi corazón sonar, el ambiente del despacho ahora esta tenso. La cabeza de Rick se nota visiblemente que no le ha hecho ninguna gracia lo que acabo de decir. Este se levanta de su silla, rodea su escritorio y comienza a pasearse por el despacho con las manos en los bolsillos.
-Hace unos días vienes a mi local a pedirme un puesto de trabajo y ahora me vienes que vas a dejarlo. ¿Crees que puedes hacer lo que te dé la gana?
Temerosa por hablar no contesto a su pregunta.
-Mírame, te he hecho una pregunta.
Contestar se ha convertido en un pánico en estos momentos. Igualmente, no puedo hacerlo a causa de la paralización que siento. Tendría que haber esperado a que Liam viniera conmigo.
Mis manos se aferran a la silla, pero su voz enojado diciéndome que me levante me aterra y de inmediato lo hago dejando mi vista clavada en el suelo. Noto sus pasos acercarse y a continuación veo como sus zapatos se paran a un centímetro de donde estoy. Entonces sin esperarlo siento la presión de sus manos tirando de mi cabello lo que hace que suelte un grito de dolor.
-¡¿Te crees que puedes hacer lo que te de la real gana?! ¡¿Eh?!
-No -digo temblando manteniendo los ojos apretados.
Después de eso una niebla invade mi mente por unos momentos.
Todo sucede a gran velocidad que no me da tiempo a procesar lo que me acaba de pasar. Lo único de lo que soy consciente es de que estoy tumbada en el suelo retorciéndome de dolor. Una de mis manos viaja a la zona de donde proviene el daño.
A mi cabeza.
Duele. Duele mucho cuando hace contacto en ella y siento una especie de líquido. Volteo a mirar a mi mano, a pesar de que toda mi cabeza da vueltas, y logro distinguir como un color rojo la cubre completamente. El mareo impide que pueda levantarme. Más tarde un eco de voces alcanzan a mis oídos. Aunque no consigo escuchar gran cosa de lo que se está conversando, sé que hay otra voz presente en la habitación.
¿Qué has hecho?
Esto no es asunto tuyo.
Son algunas de las frases que capto.
¿Vas a dejarla aquí de esa manera?
Y eso es lo último que percibo debido a que el mareo se intensifica más. Mis ojos cada vez se sienten pesados y ven menos luces, el ambiente se va apagando poco a poco hasta que finalmente todo se vuelve negro.
Inundándome en una profunda oscuridad.
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