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Capítulo 20


Sin perder ni un segundo el magnate toma mi brazo y tira de mí con la intención de marcharnos sin dar tiempo a que Robert responda ni haga nada al respecto. Los pasos del magante son tan rápidos que en vez de caminar más bien lo que hago es correr, cosa que con los tacones que llevo puestos se me hace complicado.

De golpe este se para en seco haciéndome casi tropezar.

-Bella si te vas ahora nuestro acuerdo queda anulado -alza la voz Robert.

Algo en mi interior comienza a reaccionar para decirme que soy yo quien debe hacer algo ante lo que está sucediendo. No puedo dejar que nadie decida por mí. Soy yo quien ha decidido estar aquí hoy, quien ha hecho un trato con una persona y que tengo que cumplirlo si quiero obtener el dinero por el que he venido.

Aparto la mano del magante de mi brazo y lo miro a los ojos.

-Lo siento, no puedo irme con usted.

Dicho eso me vuelvo para volver con Robert, pero de nuevo el magante me lo impide volviendo agarrar mi brazo.

-No pienso dejarte con ese hombre.

-Pues tienes que hacerlo, suéltame.

-No -niega con firmeza.

-Liam suéltame -esta vez lo digo con más fuerza.

-¿Por qué haces esto? Dime que es lo que te ha ofrecido. ¿Dinero? ¿Es por eso?

Me a batalla a preguntas las cuales no quiero responderle. No puedo decirle que es para poder librarme de él. Estoy segura al cien por cien que se va a enfadar más de lo que ya está.

-Tengo que irme -digo evitando responder.

-Suéltala Liam -vuelve alzar la voz Robert desde la otra punta.

La situación me está sobrepasando y el agobio que tengo encima va cada vez aumentando.

-Escúchame -comienza a decir el magante haciendo contacto su mano con mi rostro -Si es porque necesitas dinero yo puedo ayudarte, ¿vale? No hagas esto Bella. Ven conmigo y te ayudaré.

-No puedes ayudarme.

-¿Por qué no?

No quiero decirlo. No quiero. Agacho la cabeza con nerviosismo.

-¿Por qué no Bella? Contéstame.

-Porque el dinero es para pagar la deuda contigo.

En ese momento este quita su mano de mi cara y siento que se separa de mí. Me atrevo a mirarlo y observo como intenta controlarse para no estallar. Después comienza a caminar hacia la otra dirección para ir hacia Robert. Cuando llega hasta el oigo como le dice:

-El trato queda anulado, no vuelvas a contactar con ella -es lo que le dice el magnate. Este vuelve a girarse para irse, pero Robert lo detiene haciéndolo girar de nuevo hacia él. Le susurra algo que no logro escuchar y de imprevisto Liam le suelta un puñetazo en la cara. Veo como tras eso se abalanza sobre él para soltarle otro.

Corro lo más rápido que me permite los tacones hasta llegar a ellos.

-¡Liam para! -le grito mientras que también me lanzó hacia él para agarrarlo y evitar que continúe, pero este tiene la intención de seguir -Por favor, para -digo y con todas las fuerzas que puedo lo aparto de él.

-¡Acabaré contigo pedazo de imbécil!

El magnate agarra de nuevo mi brazo y esta vez sí que se marcha de este lugar dejando a Robert prácticamente en el suelo manchado de sangre en su rostro.

-¿Qué ha pasado Liam? -trato de entender su actitud a la vez que voy acelerada caminando.

Pasan los segundos y no obtengo ninguna respuesta por su parte por lo que vuelvo a preguntar.

-¿Qué te ha dicho?

Pero no consigo que diga palabra. Caminamos de prisa hasta llegar a su coche.

-No quiero oír ni una palabra hasta que lleguemos a casa -ordena.

Se nota lo muy alterado que esta asique hago caso a su petición porque no quiero que se irrite más de lo que está. Al subirme al coche ni siquiera lo miro. Me dedico a mirar por la ventana y eso hago durante todo el trayecto que parece que es una eternidad.

Por la ventanilla veo como el coche toma en dirección hacia un vecindario lo bastante lujoso por lo que puedo ver por fuera de las casas y supongo que aquí vivirá gente con mucho poderío. Finalmente, el magnate gira hacia el portón de una de ellas y me quedo embobada viendo todo el alrededor.

Cuando por fin el coche se detiene oigo como la puerta de su lado se abre para luego cerrarla de un portazo. Salgo también del coche y le persigo hacia donde va. Al llegar a la entrada cierro la puerta puesto que soy la última en entrar. El interior es de lo más lujoso. Todo está bien ordenado y el olor es muy agradable. Camino por el pasillo el cual conecta con un gran salón y en el hay unos cuantos ventanales que dan a un porche junto con el jardín trasero, que es donde se encuentra ahora mismo el magnate de pie.

Llego hasta él y veo que esta fumándose un cigarrillo lo que me hace extrañar porque nunca lo había visto antes hacerlo.

-¿Desde cuándo fumas?

-Desde que me alteras la tensión.

De pronto mi mirada se fija en su mano. No me había dado cuenta antes porque no le he prestado atención en todo el viaje.

-Tu mano... -trato de acercarme para examinarla.

-No es nada.

-Está herida, déjame curarte.

-He dicho que no es nada.

Se aparta de mí y apaga el cigarrillo en uno de los ceniceros que hay en una mesa de cristal del porche. Entra en el salón y vuelvo a seguirlo.

-Te lo voy a preguntar solo una vez -empieza con dureza en su voz. Un temblor entra en mi cuerpo ante la pregunta que va hacerme -¿Te has acostado con él?

-¿¡Qué!?

Me quedo atónita ante la pregunta. ¿De verdad piensa que soy una cualquiera?

-¡Pues claro que no! -le grito a la vez que me aproximo hacia él. -¡¿Cómo puedes pensar eso?! -quiero abofetearle, pero no puedo ya que este me agarra de las manos.

-Siento haber dicho eso -sale de su boca.

-Te lo dije ya una vez no soy esa clase de chicas.

-Necesita confirmarlo.

-¿Confirmarlo? ¿Es que no me creías?

-Que quieres que piense cuando te veo con un hombre con el que estas solo por dinero. Los hombres buscan algo más que acompañamiento.

-En este caso si era solo eso.

-¿De verdad crees que te pagaría veinte mil dólares solo por acompañarle a ese evento? ¿Enserio lo pensaste?

-Él me dijo...

-Él te dijo, ¿firmaste acaso un papel o documento que reflejara ese acuerdo?

Mis ojos se abren de par en par tras escuchar lo que acaba de preguntar. No firme nada de nada.

-Eres tan inocente. Menos mal que estaba en ese lugar. Ni te imaginas lo que me ha dic... -no termina porque se da cuenta de que eso ultimo no quería decirlo.

-¿Qué te ha dicho? ¿Por eso le has pegado?

-No pienso decírtelo.

Se va hacia una mesa en la cual hay botellas de no sé qué tipo. Bueno sí, todas son alcohólicas. Agarra un vaso y se echa un poco de contenido de una de ellas y da un trago.

-Dímelo -exijo.

-Es mejor que no lo sepas. No era nada agradable para mis oídos.

-Te dijo que se había acostado conmigo, por eso me lo has preguntado ¿verdad?

Se gira para observarme y hace un pequeño gesto de asentimiento.

Ahora mismo me siento la persona más tonta y pringada del planeta. Soy una estúpida. Si, lo soy y en letras bien mayúsculas. Siento vergüenza por lo que camino hacia la salida de su casa para irme.

-¿A dónde vas?

-Al hotel a por mis cosas y luego a casa.

-No vas a ir a ningún lado.

Me detengo para enfrentarlo.

-¿Por qué? ¿Por qué tú lo digas?

-Si exacto porque lo yo digo.

-Deja de hacer eso. No tiene que ser lo que tú digas siempre.

-Son casi las dos de la mañana. Es muy tarde, por la mañana mandare a alguien a que recoja tus cosas y luego te llevaré a casa después de que hablemos más tranquilos -contesta -Además no estoy para conducir he bebido -añade señalando el vaso que tiene en la mano.

Dudo unos segundos, pero finalmente accedo porque si soy sincera estoy cansada de todo. Liam me dirige hacia una habitación de invitados en la parte de arriba de la casa, saca una camiseta blanca del armario y me la ofrece.

-Si necesitas algo estoy en la habitación final de la segunda planta. Buenas noches Bella.

Se dispone a irse pero antes de que lo haga:

-Antes de irte... esto... -me da mucha vergüenza decírselo -¿podrías bajarme la cremallera del vestido?

Mis pómulos se sonrojan al formular la pregunta. El magnate sin pensarlo vuelve hacia a mí, me doy la vuelta y siento como su piel al hacer contacto con la mía provoca un pequeño escalofrió.

-¿Quién te lo ha subido antes?

-Mejor no quieras saberlo.

La cremallera finalmente baja y con mis manos sujeto el vestido para que no se desplome. Me volteo y en ese momento sus ojos conectan con los míos. La distancia que nos separa es muy corta y ... no quiero ni pensar en lo que puede suceder si decidimos acercamos más.

No puede pasar nada, pero veo como este se acerca más.

-No... por favor... -suplico para que pare de lo que tiene intención.

Doy pasos hacia atrás y él hacia delante hasta que toco la pared de la habitación lo que indica que no hay más camino para alejarme. De nuevo el magnate vuelve a quedar a centímetros de mí.

-No lo hagas... -vuelvo a suplicarle, pero este esta tan cerca de mis labios que no creo que vaya a poder resistirme.

-Dime que no quieres -susurra.

Si quiero. Pero no debo.

Entonces al no darle respuesta este pega sus labios contra los míos. El beso es profundo y está lleno de tanta intensidad como si ambos deseáramos que pasase este momento al fin. Una de sus manos se desliza hasta llegar a mi cuello. Mis manos caen dejando de sujetar el vestido con el que me tapaba y se desploma en el suelo. No llevo nada puesto debajo, solo unas bragas de encaje que es lo único que me cubre. Al ser de palabra de honor decidí no ponerme sujetador. La intensidad del beso se reduce hasta que deja de besarme. Al abrir los ojos siento como me come con su mirada cuando dirige sus ojos hacia abajo.

Cierta inseguridad me invade puesto que me está viendo sin ropa, pero luego esa sensación desparece cuando vuelve a besarme de nuevo. Siento como su mano se va deslizando por mis pechos, luego baja por mi abdomen hasta llegar al filo de la tela de encaje.

No deja de besarme cuando su mano se adentra dentro y entonces un jadeo sale de mi boca cuando recorre el interior hasta que sus dedos llegan. Los movimientos de sus manos hacen que suelte varios gemidos por la sensación tan placentera que siento. Luego se detiene por un segundo y en seguida un grito sale de mí cuando noto que con uno de sus dedos se introduce en mi interior.

El placer cada vez se intensifica más con sus movimientos y noto como todo se humedece. Más tarde su dedo sale de mí, me toma de la cintura y me lleva hasta la cama. Se deshace de mis tacones sin dificultad y empieza a quitarse su camisa dejando ver su perfecto abdomen.

Vuelve atacar mis labios y otra vez se separa para quitarse lo que le queda de ropa. Antes de volver a mi saca algo de su cartera de su bolsillo del pantalón.

Un recorrido de besos hace desde mi abdomen hasta llegar de nuevo a mi boca. Termina por quitar por completo mis bragas. Abre un envoltorio que es lo que había sacado de la cartera y mientras se lo coloca yo no puedo creer que esto vaya a pasar de verdad. Jamás pensé que esta situación podría darse y menos que fuese con él.

Se posiciona entre mis piernas y con rapidez se hunde en mi haciéndome soltar un grito. Comienza a moverse embistiéndome con fuerza mientras que yo no puedo parar de soltar gemidos cada vez que entra y sale de mí. Corrientes de placer se expanden por todo mi cuerpo hasta que finalmente acelera con mas ritmo sus movimientos y juntos alcanzamos el máximo de los sentidos.

Grito su nombre por toda la habitación.

Esto ha sido lo mejor que he sentido en mi vida.

Nuestras respiraciones están tan aceleradas que necesitan relajarse. Las miradas se encuentran y no puedo evitar tener vergüenza en este instante por lo que acaba de suceder. Un silencio se pronuncia, pero deja de hacerlo cuando el magnate dice:

-Al final va a ser que no me odias tanto como dijiste.

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