Capítulo 17
Camino con timidez entre medio de la gente. Sigo dando pasos hasta que me adentro en una de las puertas que conecta con el gran vestíbulo principal. El silencio abarca todo el trayecto por un pasillo en el cual hay puertas a ambos lados. Una de ellas se abre al pasar una tarjeta de color plateado por encima del pomo de la puerta. A continuación, el hombre del cual aún no sé su nombre cierra esta para luego quitarse la chaqueta que lleva puesta dejándola en uno de los sillones de color verde. Se sirve una copa de la mesita y yo como no sé qué hacer me siento en uno de los lados de la cama que se encuentra en medio de la habitación.
-Me alegra que hayas aceptado mi propuesta -dice dando un trago del vaso.
-Lo hago por el dinero y porque como tú bien me has dejado claro tu intención de solo hablar. Nunca aceptaría ninguna que otra oferta de otro estilo.
-Me he dado cuenta de ello.
-¿Cuál es tu nombre? No es porque me interese, solo quiero saber con quién estoy pasando el rato.
-Me llamo Robert.
Después un silencio incomodo inunda la sala.
-¿Y de que querías hablar? -pregunto rompiendo el silencio.
-Dices que necesitas dinero, ¿cierto? -asiento -Pues cuéntame cuales son los motivos que te llevan a necesitarlo.
-Mis motivos son personales, de los cuales no voy hablar con un desconocido.
-Esperaba que dijeras algo así y es entendible -contesta dejando el vaso de vuelta en la mesa -Sabes... voy serte sincero. Si estoy pagando por ti es porque me gustaría negociar un trato contigo.
-¿Qué tipo de trato? -pregunto extrañada.
-Necesito que alguien me acompañe este fin de semana a unos eventos que organiza mi empresa.
¿Unos eventos? ¿Y quiere que yo le acompañe? No creo sea una buena idea. Encima de todo ¿¡2 días con él!? ¡Es un completo desconocido!
-Agradezco su oferta, pero tengo que rechazarla.
-¿Por qué? Tú necesitas dinero y yo alguien que me acompañe. Es una buena oferta.
-¿Tengo que fingir que soy tu novia dos días?
Una breve risa sale de él.
-En ningún momento he utilizado esa palabra. Solo he dicho acompañante. Aunque si lo deseas... por mí no hay problema -responde junto una sonrisa.
-Eh no. Acompañante está bien.
-¿Eso es un sí?
¿Qué? No, no, no. Creo que mi respuesta se ha malinterpretado. No he dado a entender nada aún, ¿o sí?
-Todavía no he confirmado que vaya a ir. Es que no te conozco, para mí eres un extraño. ¿Cómo quieres que vaya? -digo levantándome de donde estoy sentada como si estuviera molesta -Podrías ser...
-¿Ser qué? -frunce el ceño.
-Nada -esto no debería haber salido de mí.
-¿Un asesino? ¿Un violador? -agacho la cabeza -¿Eso es lo que piensas? -evito mirarle -No soy nada de lo que tu mente piensa Bella.
Un suspiro de decepción se escucha en el ambiente.
-En fin, igual ha sido un error pedirte tal cosa. Tienes razón, no me conoces.
En ese momento mis ojos le miran y veo como saca de su bolsillo una cartera negra la cual posteriormente agarra unos billetes del interior.
-Ha sido un placer conocerla Bella.
Me muestra el dinero para luego depositarlo sobre la mesa. Tras esa acción camina en dirección a la puerta dispuesto a marcharse, pero cuando está a punto de hacerlo un impulso dentro de mí sale que lo hace detenerse.
-¿Cuánto dinero me pagarías?
-Dime un precio y estoy dispuesto a negociarlo.
La mudez se apodera de mí.
¿Cuánto considero que vale mi tiempo?
Esto no es lo mío. No tengo conocimiento en este asunto. Yo no sé negociar.
-Junto con el dinero está mi tarjeta. Piénsatelo, tienes dos días para darme una cifra -añade finalmente.
Después desaparece dejándome sola en la habitación.
Tecleo sin parar los últimos informes que tengo pendientes en el día de hoy. Una vez que le doy al botón de enviar ya puedo respirar tranquila.
Miro el reloj y veo que queda media hora para terminar mi jornada laboral de prácticas. Todavía no he pensado acerca de la propuesta de Robert y va siendo hora de que lo haga para darle una respuesta. La opción de no aceptar es la que se lleva todas las papeletas, pero por otro lado no descarto lo de aceptar. Puede que sea una locura. Bueno no, lo es.
<<Dios Bella te estas metiendo en un terreno algo peligroso. Tú nunca harías semejante cosa>>
Y es verdad, nunca lo haría. Sin embargo, las cosas cambian.
De pronto una notificación aparece sobre la pantalla de ordenador.
Un correo. Un correo de la persona que más me amarga la existencia.
Necesito urgentemente que realice unos cuantos informes para la reunión de mañana. Le he dejado todo lo necesario para ello en el archivo que le he adjuntado.
Sr. Rogers
No. Puede. Ser.
Por un breve segundo iba a preguntarme si esto podría tratarse de una broma. Luego recuerdo que es imposible. Este hombre nunca ha bromeado.
Enojada decido responder a su estúpido correo.
Querido Sr. Rogers,
Según tengo fijado con la Universidad mi horario es de 16- 21 h. Por tanto, como bien puede observar en el reloj mi jornada está a punto de terminar con lo que no es posible que pueda realizar a tiempo lo que usted me pide.
Saludos,
Bella Harvins.
Escasos segundos más tarde otra notificación me hace llegar.
Le recuerdo que usted ya no está bajo las normas de la Universidad cuando aceptó trabajar para mí hasta saldar su deuda.
Quiero esos informes para hoy. Cuanto antes empiece su tarea antes podrá irse a casa.
Saludos,
Sr. Rogers.
<<Y yo le recuerdo que usted no me dejó otra opción>> contesto para mí.
Estoy furiosa. Muy furiosa. Se está vengando por lo del otro día eso está más que claro.
Es un imbécil y en estos precisos momentos no lo soporto.
En ese instante agarro mi móvil.
-¿Quién es?
-Soy Bella.
-Vaya. Que grata sorpresa. ¿Ya has tomado una decisión?
-Sí -respondo muy segura de ello.
-¿Y bien? ¿Cuál es tu cifra?
Doy una respiración algo profunda. Trago saliva y con una voz firme respondo a su pregunta.
-Veinte mil dólares.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro