Nada más salir de ese despacho voy tras unas indicaciones previas recibidas por él hacia el lugar donde se encuentran unos vestuarios con taquillas. Al llegar no hay rastro de nadie, no hay ninguna chica aquí. Pongo mi bolso junto con mi chaqueta en una de las taquillas que veo vacías y una vez lista me dirijo hacia la barra para demostrar que si sirvo para este trabajo. Ya tengo experiencia asique supongo que será fácil, como cuando trabajaba en el otro lugar.

Cuando aparezco en la barra veo a una chica con el cabello largo y rubio que está preparando un par de bebidas. Quiero acercarme a ella, pero de nuevo la presencia del tipo de los tatuajes, bueno ya sé su nombre Rick, aparece nuevamente.

-Dina, te presento a tu nueva compañera. Se llama Bella. Enséñale lo que tiene que hacer e infórmale de las normas de este local.

Dicho eso se marcha no sin antes susurrarme que me estará vigilando cuando pasa por mi lado. La chica me observa por un momento para luego decirme:

-Espera un momento, llevaré este pedido y enseguida vuelvo.

Mientras espero su regreso me dedico a observar todo lo que hay por el alrededor para así estudiar y saber dónde se encuentra cada cosa, las bebidas, los vasos... todo lo necesario para cuando pidan los clientes.

-Ponme un Whisky –oigo como una voz de un hombre ordena.

Me quedo unos instantes mirándole. Supuestamente soy la nueva camarera asique no dudo mucho en servirle lo que me pide a la par que cuando termino y se la entrego veo llegar a la chica rubia la cual me observa detenidamente. El hombre agarra su bebida dejando incluso más del dinero correspondiente.

Posteriormente esta comienza hablarme de forma rápida acerca del local, de las normas y en general todo lo que tengo que saber. No dura mucho en contarme, creo que ni unos 5 minutos ha tardado, asique una vez finalizado su discurso nos disponemos las dos afrontar la noche. Una noche la cual ha transcurrido medianamente bien dentro de la normalidad que puede pasar en esta clase de sitios.

Ya son casi las 6 de la mañana cuando miro el reloj. Yo daba por hecho que los horarios iban a ser parecidos, pero aquí las noches son más largas. Rick me ha confirmado que seré la nueva camarera y que para mañana me preparará el contrato asique por esa parte estoy algo contenta. Como es casi la hora de que empiecen a funcionar los autobuses, investigo en la App cual es la parada más cercana.

Estoy cansada y no veo la hora de llegar a mi cama.

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Sonidos provenientes de la puerta taladran en mi cabeza.

¡Bella, Bella!

Escucho como no paran de gritar mi nombre una y otra vez.

Es la voz de Logan. Entre que abro los ojos le digo que pase.

-¿No vas a clase? –es la primera pregunta que me hace -¿A qué hora llegaste anoche? No te oí llegar –continúa cuestionando.

-Muy tarde –prácticamente he llegado hace unas pocas horas –Y hoy no voy –afirmo con mi voz adormilada sin despegarme de la almohada.

-Si irás –¿perdona qué? -Ya estas despierta. Vamos –dice destapándome con la sábana.

¿Enserio estoy escuchando bien?

-No –reprocho esta vez mirándole con algo de enojo para luego volver a taparme.

¿No voy a poder descansar ni en mi propia casa?

-Vale. Te doy 5 minutos para levantarte –anuncia -Si por el contrario no lo haces, volveré y yo mismo lo haré.

-Estaba mejor cuando vivía sola... -susurro por lo bajo.

-¿Perdona has dicho algo? No te he escuchado.

-Que ya mismo me levanto –bufo.

-Así me gusta.

Aunque no vea su cara sé que en ella se dibuja una sonrisa. La puerta se cierra dejándome sola de nuevo. Pienso en la pereza tremenda que tengo encima entre levantarme e ir a clase. Me pongo a reflexionar más, pero es que no es solo eso ya que tengo sumarle que luego debo ir a la empresa y cuando salga irme al Fox.

¡Rayos no lo había pensado antes!

Ahora sí que no quiero salir de la cama.

-2 minutos –grita su voz.

¡Maldita sea Logan!

Salto de la cama en vista que no tiene el propósito de dejarme en paz. Abro la puerta de mi habitación en dirección al baño y veo que está justo en mi puerta esperando.

-Hoy me caes un poquito mal –espeto hastiada.

-Se te pasará –dice guiñándome un ojo.

Sueño mucho sueño tengo y más me entra cuando estoy obligada a tragarme al profesor hablar sobre temas que para mí no me resultan interesantes. Creo que hubiese sido mejor opción ir a la cafetería en lugar de estar aquí o al menos podría haberme comprado, aunque sea un café para soportar la mañana.

De pronto comienzo a percatarme como la gente se levanta de sus asientos y algunos de ellos salen escopeteados por la puerta.

¿Ya ha acabado?

Sin demora guardo todas mis cosas dentro de mi bolso. Ojeo por encima el móvil y veo que he recibido unos cuantos mensajes del grupo de mis amigos. Me dispongo a leerlos donde Bruno propone quedar para comer hoy todos juntos. Él no ha venido a clase, y Ana junto con Lydia han estado en otra clase puesto que en algunas asignaturas han partido la clase. Confirmo su propuesta con un sí para después ir en dirección del Mekha. No lo he comentado antes, pero este es nuestro restaurante favorito y vamos con tanta frecuencia a comer o cenar que incluso los camareros prácticamente se saben cuál es el menú de cada uno.

Mientras voy andando marco el número del doctor que esta al cuidado del estado de salud de mi abuela y este me comunica que se encuentra estable, aunque me explica que no hay que descuidarla porque podría sufrir otro infarto el cual podría ser demasiado crítico. Es decir, que otro infarto puede acabar con su vida. Eso hace que se me encoja el corazón y se me hiela la sangre. No quiero imaginármelo porque supondría la peor sensación del mundo para mí.

Evito continuar con ese tema en mi mente tras estar llegando y me dedico a disfrutar la comida con mis mejores amigos. Cuando estoy en la entrada los localizo en una mesa al fondo. Soy la última en llegar. Bruno me anuncia que han pedido la misma comida que pido siempre, aunque duda si prefiero otra cosa a lo que le respondo que lo mismo de siempre está perfecto. Nos dedicamos a charlar en tanto que preparan la comida hasta que Lydia hace una pregunta de lo más inesperada.

-Bella, ¿ese no es el señor Rogers?

Giro mi cara lentamente y en el instante que mi mirada se topa con la suya mi cuerpo se congela por segundos.

¿Qué hace él aquí?

Al momento me doy cuenta de que no está solo. Una mujer de pelo castaño le acompaña. Esta encuentra de espaldas por lo que no puedo apreciar su rostro. El magnate deja sus ojos en mí para poner atención a la castaña que parece que le está contando algo que no logro escuchar. Pero lo más impresionante es lo que viene a continuación.

Le está sonriendo.

¿Desde cuándo sonríe este hombre?

-¿Bella estas bien? –Ana me pregunta.

-Sí, si estoy bien –me giro de nuevo hacia ellos obviando su presencia.

Enseguida el camarero trae nuestro almuerzo y nos dedicamos a seguir con nuestra conversación mientras que ignoro todos los comentarios o cuestiones que hacen mis amigos en referencia al magnate. Sinceramente disimulo que estoy comiendo. Se me ha quitado el hambre.

¿Quién es esa mujer?

Es la pregunta que más se me repite en la mente.

¿Es su novia?

Porque si es así no entiendo cómo ha sido capaz de besarme. Rápidamente me excuso para ir al baño. No sé qué me pasa. Estoy algo de los nervios y puede ser que... ¿molesta?

Me incorporo en unos de los cubículos e intento relajarme tomando unas cuantas respiraciones profundas.

¿Por qué estoy de esta manera?

Más tarde el chillido de la puerta de los aseos se escucha. No le doy importancia ya que supongo que será una persona cualquiera al ser un sitio público.

Pero no.

No es una persona cualquiera ya que da unos pequeños golpes en la puerta de mi cubículo pronunciando mi nombre.