Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 4 ✔️ [Corregido]

Cierra los ojos, olvida lo que ves, ¿Que sientes?

Mi Corazón.

Película: Tarzán.

Por si no lo han notado, los llenare con mis frases favoritas de las películas de Disney, espero no les moleste.

Me obligo a aguantar la tentación de hacerle caso y sentarme con él en la cama a empezar un juego de preguntas y respuestas, y me concentro en lo que no parece ser muy importante ahora, pero que sí lo es: Mi trabajo. Debo terminar de trabajar.

—Lo lamento mucho, pero no puedo hacer eso. —La mirada de Marcus cambia—. Me refiero a que no puedo hacerlo en este momento. Necesito terminar de trabajar —le explico y me disculpo con pesar. Marcus asiente, pero su mirada no deja de ser triste.

—Está bien, te dejo trabajar, entonces. No quiero causarte ningún problema. —Asiento y como si los últimos minutos no hubieran sucedido, empiezo a recoger el poco desorden que tiene Marcus en la habitación.

Termino y camino hacia el baño. Estoy por acabar, cuando unos cálidos brazos me rodean desde atrás, aspiro su perfume llenando mis fosas nasales de él y siento su fuerte pecho en mi espalda. Noto como su respiración va cambiando conforme acaricia mis brazos con sus manos.

Ahora mismo soy toda una gelatina, mi cuerpo se estremece y no puedo siquiera controlarlo.

Esto es lo que Marcus Lombardi provoca en mí: Descontrol.

Me voltea lentamente, dejándome frente a él sin detener sus caricias. Esta vez no me pregunta nada, no me pide permiso, solo se apodera de mi boca como si fuera suya y empiezo a creer que lo es.

Sus labios se mueven de manera desesperada, como si quisiera atrapar todo lo que fuera posible, sus manos son otra cosa, se pasean por mi cuerpo sin control alguno, poniéndome la piel de gallina.

Me siento vulnerable e indefensa. Sin embargo, no estoy incómoda ni tampoco quiero que se detenga, al contrario, yo también quiero atrapar todo lo que me sea posible de él, por si en un rato me toca volver a la realidad. A esa realidad en donde yo no soy parte de su vida ni él de la mía.

Dejo de pensar en lo triste que me sentiré al separarnos y me permito disfrutar del beso. Enrollo mis manos alrededor de su cuello y lo atraigo más hacia mí, quiero todo de él.

Pierdo la noción del tiempo, para cuando vuelvo al presente, estoy montada sobre el lavado con las piernas cerradas —imagino que por el vestido entallado— y Marcus sin dejar de besarme.

Nos separamos un momento para tomar aire, pero apoya su frente contra la mía para no separarnos del todo. Nuestra respiración es tan irregular que temo por nuestra salud.

—Marcus —susurro, aún no sé qué es lo que quiero decirle, sé que esto no está bien, sé que debo parar, bajarme de aquí e irme y alejarme de él.

Pero, por algún extraño motivo, no puedo. Es como si mi voluntad se hubiera ido por el caño y no puedo alejarme.

Algo muy en el fondo me dice que este hombre me cambiará la vida para siempre, para bien o para mal, pero sé que lo hará y con lo terca que soy, quiero —me urge— averiguarlo.

—No digas nada. ¿Podemos vernos hoy después de tu turno? ¿A qué hora sales? ¿O tienes otro trabajo después? Creo que no descansas lo suficiente. —Eso último siento que lo dice en forma de reclamo.

¿Se preocupa por mí?

Ya va, concéntrate, Rose. Eso no es lo realmente importante, quiere verme esta noche. Esperará que termine mi turno para vernos. Esto debe ser una broma, estoy temblando.

—¿Quieres verme de nuevo? —Sí, soy estúpida. Ya sé que dijo para vernos, pero aún no lo creo.

—¿Por qué no querría verte, Rose? Me gustas. —¡Santa madre de los calzoncillos! Está hablando en serio.

¡Le gusto, le gusto!

El torbellino en mi interior agarra fuerza y se mueve aún más deprisa.

—Soy una chiquilla sin experiencia, no puedo darte quizás, lo que tú quieres —aclaro.

Tengo muy claro que lo único que Marcus, puede querer de mí, es diversión y quizás puedo ofrecerle diversión de la sana, esa en la que lo hago reír con mis tonterías, pero no puedo ofrecerle nada que tenga que ver con esa diversión que incluye cama y nada de ropa. No puedo.

—Rose, ¿qué es lo que piensas que quiero de ti? —¡Ay! Suena herido, creo que lo he ofendido.

—Heee... Yo... Yo no lo sé —confieso, después de un rato de puro balbuceo sin sentido.

—Entonces, déjame enseñarte que es lo que quiero y te prometo que, en el proceso, tú descubrirás que es lo mismo que tú quieres. —Marcus calla un momento y me mira atentamente, como buscando un indicio de disgusto de mi parte por sus palabras—. Rose, por ahora solo quiero conocerte y besarte —reconoce por fin.

Sonrío involuntariamente. Yo también quiero besarlo y conocerlo, pero más besarlo.

—Ya no soy un joven, no estoy para jugar ese juego de me gustas, pero no te lo digo. No, me gustas y quiero ver hasta dónde puede llegar ese gusto. No te estoy diciendo que quiero que te abras a mí y me des todo de ti, porque ciertamente eso no sucederá, tampoco quiero que pienses que pretendo solo llevarte a la cama y ya. —Hace una pausa, buscando las palabras adecuadas, supongo.

Hasta ahora, lo que ha dicho no me ha molestado en lo más mínimo. De hecho, me gusta su sinceridad, creo que es todo lo que siempre he esperado, con unos años de más, pero ¿eso a quién le importa?

—Quiero estar contigo, Rose. No sé si estaremos solo por unos días, unas semanas, meses o quizás hasta años, pero tampoco quiero detenerme a pensarlo, solo quiero averiguarlo. —Trago hondo, escucharlo hablar con esa seguridad, me atropella el alma.

Nunca había escuchado cómo alguien estaba tan dispuesto a estar conmigo, en realidad ni mi mamá está tan dispuesta a estar tanto tiempo conmigo, ella dice que soy exasperante. Marcus no vuelve a decir palabra alguna y sé que es mi turno de hablar, la cuestión es que no sé qué decir.

—Yo también quiero averiguarlo, Marcus. Tú también me gustas mucho y... —Callo.

No sé qué decir, él dijo tanto, que no sé ni por dónde empezar. Marcus sonríe y me da un casto beso en los labios, instándome a seguir.

—Mi turno termina a las 22:00 hrs, pero como solo debo limpiar esta sección, puedo terminar como a las 20:00 hrs y tengo permiso de retirarme cuando termine con mis habitaciones asignadas.

Me detengo un momento porque estoy hablando tan deprisa que no quiero que se pierda y tenga que volver a explicarle todo.

En mi defensa, hablo mucho cuando estoy nerviosa y en este momento estoy flipando de los nervios. Marcus asiente y eso es lo que necesito para continuar.

—Llegaría a mi piso alrededor de las 21:00 hrs, podemos vernos a las 21:30 hrs, si te parece bien. —Marcus arruga el entrecejo y es la primera vez que lo veo haciendo eso. Para ser exactos, siempre será la primera vez que lo veré hacer cualquier cosa.

Cuando recuerdo el hecho de que lo conocí hace apenas unas horas, me parece increíble todo lo que estamos viviendo.

¿Estaré soñando y no me he dado cuenta?

Creo que me quedé dormida en las duchas de empleados. Eso tendría más sentido que esto.

—Demasiado tiempo, mejor nos vemos a las 20:00 hrs, cuando termines con las habitaciones. Si no quieres que te vean saliendo conmigo, puedo esperarte cerca de aquí. Aunque yo no tengo ningún problema con salir del hotel caminando contigo.

Mi corazón se vuelve una bolita, este hombre sin duda está destruyendo todas mis defensas. No le importa que lo vean conmigo, una simple camarera.

¿De dónde salió? En el mundo debería de haber más hombres como Marcus, sobre todo si son así de sexys.

—Pero me gustaría bañarme y cambiarme —insisto, en un intento de procesar todo lo sucedido, aún no puedo creer que esto esté pasando.

—Puedes bañarte aquí. Lo de la ropa, te puedo comprar algo, aunque para ser sincero, así estás perfecta, no me importa lo que uses, solo quiero poder salir contigo y besarte.

Sonrío como idiota, que diga que quiere besarme, con ese acento suyo, no hace más que agrandar mi corazón de felicidad. Ignoro el hecho de que quiera comprarme ropa. Ni loca aceptaría que hiciera eso por mí.

—No es necesario que me compres ropa, puedo ducharme en el baño de servicio y creo que tengo algo de ropa en mi locker, pero no creo que sea lo más adecuado para salir contigo. De seguro debo tener algún pantalón, con alguna blusa cualquiera —confieso, con cierta vergüenza.

Debe estar acostumbrado a que las mujeres con las que sale vayan vestidas de punta en blanco, y de repente llego yo, con mis mejores jeans desgastados, mis sudaderas y unos tenis. Sí, toda una chiquilla.

La mia regina, así vayas en pijama, para mí, estarás perfecta. Siempre y cuando no me impidas besar esa dulce boca tuya.

Ahora mismo, debo estar imitando la sonrisa del gato de Alicia en el País de las Maravillas, aunque no tengo ni la más mínima idea de lo que signifique eso de «La mia regina», tampoco me importa.

Ni siquiera el hecho de que posiblemente me esté llamando por el nombre de otra mujer. Justo ahora estoy muy feliz, como para dejar de estarlo por una simple palabra.

—Está bien, nos vemos en el restaurante que está doblando la calle. ¿Sabes cuál es? —Marcus niega y yo sonrío como estúpida. ¿Qué me sucede con este hombre?

—Ya buscaré en Google Maps y me ubico. ¿A las 20:00 hrs, allí? —Asiento. Vuelve a besarme. Es un beso corto, pero cargado de promesas.

Me ayuda a bajar del lavado y con las piernas temblando, me apresuro a llegar al carrito de limpieza, el cual me brinda una estabilidad que agradezco al instante.

No sé cómo despedirme de Marcus, por lo que solo me acerco a él y dejo un pequeño beso en sus labios. Sonríe en respuesta y juro que me estoy enamorando de su sonrisa.

Salgo rápidamente de ahí y sin saber cómo, me dispongo a terminar con mi labor. Ahora siento como si aún no hubiera limpiado nada y me faltara mucho por hacer.

Tras un largo y perezoso suspiro, me encamino hasta la siguiente habitación. Para cuando termino con esa, continúo con la otra y así sucesivamente hasta que solo me falta una sola habitación por limpiar. Agradezco el hecho de que solo dos habitaciones más después de la de Marcus, estuvieran ocupadas.

Lo malo es que eran los otros dos hombres que almorzaron con él ésta tarde y eso quiere decir que tuve que explicar dos veces más, el hecho de que soy camarera en el restaurante y camarera de piso, en el hotel.

Lo bueno es que el resto de las habitaciones ya no estaban ocupadas y no tuve que hacer gran cosa, solo barrer y trapear. En un abrir y cerrar de ojos, termino con la última habitación, veo la hora en el reloj de pared y casi se me detiene el corazón. Son las 20:27 hrs.

¡Me lleva la que me trajo!

¿Cómo pudo pasar tan rápido el tiempo?

Marcus debe estar esperándome. Camino rápidamente hasta llegar a su habitación y toco. Ojalá que a él también se le haya hecho tarde y aún no haya salido. Ojalá. Toco varias veces y nadie sale.

No sé ni cómo llego al cuarto de trabajadores, ni en qué momento me cambié de ropa, lo cierto es que ahora llevo puesto un jean azul —agradezco que no esté ni roto, ni descolorido— y una blusa suelta, de color rosa palo. No están tan mal.

Dejo mi cabello tal cual estaba y solo me quito la pañoleta azul. Me coloco las sandalias del uniforme de camarera y listo. No me maquillo, ni nada, no tengo tiempo.

Salgo como si me estuviera persiguiendo un perro, y para el momento en el que llego al restaurante, ya mi corazón va a mil por segundo.

Lo veo sentado en una de las últimas mesas, mientras observa su reloj, me odio por eso, estoy llegando tardísimo. Tomo un par de respiraciones para regular mi respiración acelerada, dándome tiempo de que mi corazón normalice su marcha y no me de ningún paro respiratorio.

Corregido: 09/09/2022
***

La historia comienza a agarrar forma, ¿o no?

Espero les este gustando.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro