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Capítulo 29 ✔️ [Corregido]

Todo tiene un final feliz, 
así qué, si un día llega un final que no es feliz...

Recuerden que ese no es el final.

-Cowell Academy.


Odio los lunes, definitivamente es un día tan pésimo que ni siquiera debería existir.

Apago la ruidosa alarma y me acurruco más contra el cuerpo de Ian. Sí, volvió a pasar la noche conmigo y eso ya es un récord, es la primera vez que paso tres noches seguida con un hombre. Ian me recibe gustoso y ronronea algo ininteligible contra mi cabello.

Cuento hasta cien para no volver a dormirme y me levanto con toda la pereza posible. Entro al baño y en el camino tropiezo con más de una prenda de ropa de alguno de los dos, en estos momentos me encuentro como Dios me trajo al mundo y el hombre que yace en mi cama, también está igual.

Me miro al espejo y no me reconozco, mis mejillas están sonrojadas y mi cabello es todo una maraña, durante el fin de semana tuve más sexo que todo el que tuve con Marcus. Ian no se cansa y yo no puedo decirle que no a semejante bombón.

Lavo mis dientes, mientras abro la ducha para que vaya calentando el agua. Termino y me introduzco bajo el chorro calentito.

Cierro los ojos mientras el agua recorre todo mi cuerpo, no me sorprendo cuando Ian, apoya sus manos en mis caderas y besa mi cuello repetidamente, al contrario, suspiro de placer. Me he acostumbrado ya a su tacto.

—¿Pensabas ducharte sin mi? —No me deja responder, porque su boca se apodera de la mía.

Nos besamos como si el mundo estuviera apunto de acabarse, Ian ahueca mi trasero y yo entiendo el mensaje, doy un saltito y él me aúpa, jadeo cuando siento su dureza golpear mi feminidad, muerde suavemente mi cuello al mismo tiempo que entra en mí.

Me apoya contra la pared de la ducha y me toca colocar mis manos en sus hombros para poder mantener mi equilibrio. Comenzamos a movernos al compás, él me sube y yo me dejo caer suave, pero firme.

Acelero mis movimientos cuando ya siento todo mi cuerpo vibrar, Ian también acelera los suyos y al cabo de unos segundos, llegamos al mismo tiempo a un orgasmo descomunal.

Coloco la cabeza sobre su hombro y él besa el medio de mis senos, esperamos que nuestras respiraciones se normalicen, sale de mi interior y me coloca en el suelo. Entre risas y besos juguetones nos duchamos como lo hemos hecho desde el sábado.

***

—Me quiero ir —me quejo, llegando hasta Clara, me mira y ríe.

—Aún te falta el otro turno —me recuerda, hiriendo mis esperanzas. Bufo. Después de salir de la ducha con Ian, nos vestimos y cómo no nos iba a dar tiempo para hacer algo de comida, paramos en una tienda y compramos unas tortillas francesas con pan y Coca-Cola, claro.

En fin, desde que llegué a trabajar no lo he visto y os aseguro que tampoco me ha dado chance de pensarlo, hoy ha estado demasiado movido todo y no entiendo por qué.

Llega una familia y me encamino hasta ellos, sin responderle a Clara. Le recito lo mismo de siempre y tomo la orden. Entrego la orden a Orlando y el pobre ya no halla ni qué hacer, necesita un ayudante, tiene todas las órdenes amontonadas. Solo de verlo, me desespera y eso que no soy él.

Vuelvo a salir y camino hasta el baño. Me lavo la cara y me observo, me gusta como resalta mi nuevo tono de cabello con la pañoleta azul. Hoy todos han tenido que ver con mi nuevo look, me han preguntado de todo, también. Vuelvo a salir del baño y sirvo la orden que me pidió la familia.

Cada dos por tres verifico la hora en el reloj y casi suelto un suspiro de alivio cuando marca las 15:00 hrs. Salgo del restaurante, no sin antes despedirme de todos y una sonrisa enorme se plantada en mi cara, ya falta menos.

Como siempre, me cambio en el baño de empleados y agarro mi carrito con mis cosas. Me fijo en que piso me toca hoy, me sorprendo al ver que me toca el piso siete, sin embargo, no me fijo mucho en eso.

Firmo mi hora de entrada y camino hasta el ascensor de servicio. Llego al piso siete y comienzo mi segunda jornada laboral.

La verdad se me hace eterno mi segunda ronda, limpié tantas habitaciones que perdí la cuenta en la número trece. Ya por fin terminé y son las 20:28hrs. He salido más tarde de lo normal, pero no me importa.

Me cambio el uniforme por el jean azul claro que tenía cuando llegué y mi suéter de los Avengers. Cuando cojo mi bolso reviso mi celular y tengo un mensaje de Ian:

Ian.

20:11 hrs: Te invito a cenar.

No lo pienso dos veces antes de responderle con un sí. No quiero llegar a casa y comer sola. Estoy lo suficientemente cansada como para querer que me consientan.

Ian.

20:33 hrs: Nos vemos en la entrada.

Le respondo con un "Ok", y me encamino hasta la salida. Me despido de Richard; el vigilante de turno y veo a Ian recostado contra la pared del hotel.

—Hola, guapo. —Ian se sorprende y hasta yo lo hago, nunca había saludado así a alguien.

Me da un casto beso en los labios y ahora es él quien me sorprende, cogiéndome la mano. No me mal entiendan, sé que le gusta hacerlo, pero aún no me acostumbro.

—¿A dónde quieres ir? —inquiere tras caminar varias calles. Lo miro con los ojos entre cerrados.

—Pensé que ya tú sabías a dónde iríamos —confieso. Ian niega y puedo ver como un leve rubor cubre sus orejas y nariz. Está apenado, creo—. Ya, tranquilo, vamos a un KFC. Por aquí hay uno cerca. —Asiente y seguimos caminando.

Entramos y apenas lo hacemos, el olor a rico y delicioso, inunda mis fosas nasales. Pido mi submarino de costillas BBK e Ian no puede creer que haya pedido el de 30 cm, asegura que no podré comérmelo todo, pobre iluso, ja.

—Definitivamente es mejor vestirte que darte de comer —bromea, por lo que río con gusto.

—Tú has preguntado qué quería comer. Si pido algo, me lo como todo —le aseguro, terminando mi segunda Coca-Cola. Que sea recargable es lo máximo, me levanto para volver a llenarla e Ian me sigue con la mirada mientras ríe.

Nunca he sido de comer poco, y tampoco he engordado, así que hay que aprovechar, ¿cierto?

Al volver a la mesa, hablamos durante un rato más, sobre nuestro día y resulta que el niño rico, solo se divirtió en la piscina del hotel y después estuvo haciendo varias cosas en su portátil...

Lo que es la vida de rico.

Al salir del KFC, nos vamos para mi cuatro por cuatro.

Cuando llegamos me lanzo en la comodidad de mi cama e Ian me pide que me desnude. Como estoy muy cansada, le digo que lo haga él y obedece de inmediato, me deja solo con la panty rosa que me puse en la mañana, vuelvo a lanzarme en la cama boca abajo y siento como Ian, se coloca sobre mí.

Quiero decirle que no tengo fuerzas, pero no me deja, porque sus manos se posan en la parte superior de mi espalda y comienza a masajear esa zona, instantáneamente me relajo y me dejo hacer.

Ian reparte masajes a lo largo de mi espalda, me truena varios huesos en el proceso y mentiría si dijera que no me ha relajado. Cuando ya le parece ser suficiente con mi espalda, desciende por mis piernas, presiona los lugares correctos para relajarme y

al cabo de varios minutos, ya mi cuerpo está completamente adormecido. Nunca me habían dado un masaje como este y se lo hago saber.

—Siempre hay una primera vez —responde, dejando varios besos a lo largo de mi espalda. Me remuevo por las cosquillas. Aprovecha y se quita su ropa, luego se acuesta a mi lado, me hala hasta él y me abraza, yo acomodo mi cabeza en el hueco de su cuello y no espero mucho para dormirme. 

Corregido: 11/04/21

Besos♡
A♡

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