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Capítulo 26✔️ [Corregido]

Lo que bien se piensa, bien se expresa.

Victor Hugo.

Lo siguiente que pasó, no lo tengo muy claro, no sé quién fue el que dio el primer paso o quién fue el que acortó la distancia de nuestros labios, pero ahora nos encontramos besándonos como si no hubiera un mañana.

Ian pasea sus manos por todo mi cuerpo con desespero, es como si no supiera donde detenerlas, yo no me quedo atrás y aferro mis manos contra su saco, se lo quito en un dos por tres y con movimientos torpes quito cada uno de los botones de su camisa, Ian se separa de mí por un instante y se termina de quitar la camisa con facilidad.

No me detengo mucho en fijarme en su cuerpo, ya tendré tiempo después, enrollo mis manos alrededor de su cuello y lo jalo hacia mí, vuelvo a unir nuestras bocas y he de admitir que es un excelente besador, hasta un premio merece.

Alza mis nalgas, entiendo el mensaje, doy un pequeño saltito y rodeo su cintura con mis piernas, jadeo al sentir su protuberancia golpear mi vientre. Ian camina conmigo encima y cuando pienso que me llevará a mi habitación, mi espalda choca contra la mesa.

—Es mi turno de desnudarte. —No sé si han sido sus palabras, la mirada dilatada con la que me mira, o la voz ronca con la que lo dijo, pero el lago en mi feminidad aumenta.

No me da tiempo de reaccionar y me coloca nuevamente de pie sin ningún tipo de cuidado, pero tampoco sin hacerme daño, me quita todo el disfraz por encima de la cabeza. Me sonrojo al recordar que lo que tengo debajo es el sostén que mi abuela me regaló y una panty normal blanca.

Ian no me mira el cuerpo, mantiene su vista fija en mis ojos, soy consciente del momento en el que su iris se pone cada vez más oscuro.

Me vuelve a sentar sobre la mesa y en un movimiento rápido, saca su miembro y sin pensárselo dos veces —o tan siquiera avisarme—, mueve mi panty y entra de un solo golpe en mi interior, me aferro a la mesa.

No me contengo el grito que sale de mi boca, no ha sido tanto de dolor, sino más bien de sorpresa. Es enorme.

—¿Estás bien? —pregunta, quedándose quieto en mi interior. Asiento, pero no hace nada, por lo que muevo mis caderas en forma circular para darle a entender que estoy bien y quiero que siga.

Ian capta el mensaje y comienza a moverse, no es rápido, al contrario, es lento, pero cada estocada es más dura que la anterior, lo que hace que rápidamente cada músculo en mi interior se contraiga de placer.

En estos momentos, soy toda jadeos, gruñidos, gemidos y grititos de vez en cuando, al metermela más duro.

Se cansa rápido de solo apretarme los senos por encima del sostén, por lo que me carga y yo rápido me deshago de la molesta prenda, pego mi pecho contra el suyo y no os puedo explicar lo rico que se siente.

Ian me sube y me baja rápido, por fin es rápido. Al parecer, él quiere pasar por toda mi sala y es entonces que se sienta en mi pequeño y viejo sofá que me deja sobre él, acomodo bien mi cuerpo y ahora como tengo el control, me muevo fuerte y rápido, me encantan los gruñidos que salen de su boca y la manera desesperada con la que me aprieta todo el cuerpo, pero no es hasta que se lleva uno de mis senos a la boca que me corro como no lo había hecho hasta ahora.

No suelta mi pezón, y solo me levanta un poco para penetrarme dos veces más y después llenarme el interior.

Me inclino hacia adelante y reposo mi cabeza sobre su hombro, nuestras respiraciones son aceleradas, me sorprende que Ian comience a acariciar mi espalda suavemente, para no quedarme quieta yo hago lo mismo con su cabello y nos quedamos así por lo que parece horas, hasta que siento como en mi interior su amiguito vuelve a cobrar vida, rio bajito y comienzo a hacer círculos con mis caderas, nada rápido, más bien es un movimiento incitador para que comience a moverse él.

Ian lo entiende y en un santiamén me coloca sobre el sofá y ríe alegre.

—A alguien como le gusto y quiere repetir. —Muerdo mi labio sin descaro alguno.

—¿Para que te digo que no sí sí? —Ian ríe y cuando se prepara para moverse, lo detengo con mi mano, me mira confundido—. Quiero que me des desde atrás, ponme en cuatro. —No sé a dónde ha quedado mi pudor o por lo menos mi decencia, pero esa es una posición que Clara dice es la gloria y que con Marcus practiqué solo la última vez que estuvimos juntos.

Ian parece salir de su asombro y saca su miembro despacio, se baja del sofá y me indica como colocarme; me arrodillo sobre el sofá con las manos apoyadas en el respaldo de este y con el pompa al aire, Ian vuelve a hacer a un lado mi panty y entra en mi interior.

Ahora son movimientos rápidos, pero suaves. Alterna suaves con estocadas fuertes y yo, pues, siento mis fluidos rodar por mis piernas de lo empapada que estoy. Presiono mis nalgas tanto, que estoy segura que mañana tendré lindos moretones que me recuerden todo.

Cuando me corro, Ian se corre conmigo y antes de que le pueda pedir otra ronda, sale de mi interior y me carga en brazos.

—¿Tu habitación? —Le señalo la única puerta aparte de la principal y yo misma la abro ya que él no puede, pensé que me dejaría en la cama, pero como siempre es desde que lo conocí hace unas horas, siempre me sorprende, así que me lleva directo hasta el baño.

Busca algo, deduzco que la tina, pero como no hay, no le queda más que ir a la ducha, espera unos segundos en que el agua empiece a salir caliente y me baja para él quitarse el pantalón y sus zapatos. Ni cuenta me había dado que seguía aún con eso. No lo espero y me introduzco debajo de la ducha.

Dejo que el agua calentita se lleve consigo todo mi estrés, aunque eso creo —y estoy casi segura— que se me quitó con los dos polvazos que me acaban de dar.

Ian no demora mucho y entra conmigo a la ducha, me salgo debajo del chorro para que él también se moje mientras aplico champú en mi cabello, creo que ya me sale corte.

—¿Qué corte te quieres hacer? —La voz de Ian me sorprende, lo miro extraña. No pensé que lo hubiera dicho en voz alta.

—No lo sé, me gustaría un cambio —confieso. Ian sale del chorro y me invita a entrar, saco el champú de mi cabello mientras veo como Ian se aplica ahora él.

Esto es tan extraño, es la primera vez que me baño con un hombre, porque seamos sinceros, con Marcus no me bañé, tuvimos sexo en la ducha, eso fue todo. En cambio esto es más intimo que lo que acabamos de hacer en la sala y sobre la mesa.

—Mañana podría acompañarte a un salón, si quieres. —Parpadeo tanto que chillo cuando me entra champú en los ojos. Ian me ayuda y después los dos reímos.

Terminamos de bañarnos sin decir nada más, pero con miradas de complicidad de vez en cuando.

Me enrollo con mi bata de baño y le ofrezco a él meterse conmigo en ella, porque no tengo más. Volvemos a reír y él acepta, me abraza y yo lo abrazo a él, cubriéndonos con la bata de baño, caminamos como pingüinos hasta llegar a mi habitación.

Busco un short deportivo de mi abuela, que sé que le quedará y él lo acepta sin rechistar, yo por otro lado, me coloco ropa interior sin sostén y me coloco solo una batita de las que mi abuela me hace.

Ambos nos tiramos en la cama y nos quedamos viendo el techo fijamente.

—Tengo hambre. —Soy yo la que rompe el silencio, porque realmente muero de hambre, ya debe estar cerca del amanecer y ya se me pasó la borrachera, necesito comer.

Ian ríe a carcajada limpia y yo lo sigo. Me levanto de la cama o eso intento, porque Ian me coge del brazo y me hala dejándome debajo de él. Me roba el aire con un beso y después se aparta, dejándome jadeando.

—Yo cocinaré. —No es una pregunta, es una afirmación. No me deja decir nada más y se levanta de la cama saliendo de la habitación.

Lo sigo porque no sé si realmente sepa cocinar y después termine quemando mi cocina, eso sería fatal para mí y mi bolsillo. Cuando llego a la cocina, él ya se encuentra en una misión casi que imposible: conseguir algo decente en mi refrigerador, lo que más hay son botes de helados.

Pero sorprendentemente consigue leche, huevos y pan. ¿De dónde salió? Ni me pregunten.

Cocina el huevo, sirve la leche y ya está listo. Comemos en la cama y apenas terminamos de comer, dejo todo sobre la mesa de noche y me acurruco contra su cuerpo para por fin dormir.

Ian me abraza y es entonces cuando me dejo caer en los brazos de Morfeo.




Corregido: 11/04/21

Chan, chan, chan.

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