Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

3. Tan obediente, mi Kookie





Vemos una película de terror. La más sangrienta y asquerosa que encuentro porque ahora soy incapaz de ver otra cosa. Si viésemos una romántica como sugirió Tae, me volvería loco viendo parejas teniendo sexo e imaginando todo lo que podría hacer con su papá, además la idea de ser follado por el Sr. Kim no resulta cómoda si me encuentro sentado al lado de su hijo.

No porque me asusten mis ideas, sino porque podría notar mi erección. Eso sería vergonzoso y él podría sacar una conclusión errónea.

Cuando la película termina, Tae me muestra los folletos de las universidades a las que está postulando, los requisitos que piden y conversamos sobre nuestros intereses a futuro. Por un rato nos quedamos en su habitación escuchando música y poniéndonos al día con nuestras vidas, hasta que comienza a hablar de ese tema que tanto me desagrada: Kim YuGyeom, el amigo de JiMin.

Hace un par de semanas que no deja de molestarme con él, insistiendo con que salgamos los cuatro. He rechazado la invitación una y otra vez, pero Tae no quiere entender que YuGyeom no es el tipo de chico que me gusta. Por lo que aceptar salir con él es darle una idea equivocada y no deseo hacer eso, mucho menos ahora.

—Voy a bajar a la cocina a beber algo —digo, cuando Tae se pega en su teléfono—. ¿Quieres que te traiga algo?

Son un poco más de las once de la noche y Tae parece estar esperando una llamada. Yo por mi parte planeo ver por unos minutos al Sr. Kim, de preferencia a solas, antes de que se vaya a dormir. No quiero que piense que soy un adolescente inocentón y cobarde que no se atreve a ir por él.

—No. Estoy bien.... Gracias, Kookie —dice distraído, contestando su teléfono y lanzándose a su cama. El tono meloso con que dice Hola, me confirma que es JiMin.

Me tomo mi tiempo en bajar las escaleras y mi cuerpo completo tiembla por la anticipación, sintiéndome tan nervioso como emocionado. No sé qué va a pensar el Sr. Kim cuando me vea aparecer por su oficina, así como tampoco sé que podría querer o esperar de mí.

Y la verdad es que, también estoy un poco asustado.

Avanzo por el pasillo que lleva hasta su oficina tan silencioso como puedo y cuando compruebo que la luz se asoma por debajo de la puerta me detengo ahí.

Las manos me sudan.

Apenas se escuchan ruidos desde el interior. Quizá está muy ocupado y sinceramente no deseo molestarlo, pero todo mi cuerpo parece gritar que él estará muy feliz de volver a verme. Por eso golpeo la puerta dos veces, con la ansiedad fundiendo mi sangre.

Todo el ruido de segundos antes desaparece y la casa se sumerge en un completo silencio.

—Señor Kim —susurro, dando otros dos golpecitos.

Escucho pasos mesurados que se intensifican a medida que se acerca a la puerta, mientras mi pulso se vuelve loco y mi respiración se torna errática.

Siento como si mi corazón fuese a estallar en el centro de mi pecho.

Finalmente, el padre de Tae abre la puerta.

—¿Kookie? ¿Dónde está Tae? —pregunta, prácticamente en un susurro. Sus ojos arden y parecen quemarme con su poderosa mirada.

—Él cree que baje a buscar algo para beber... Solo tengo unos pocos minutos —balbuceo con las manos sudadas.

En el segundo exacto en que él confirma que estamos solos, el aire cambia entre nosotros. Los ojos del Sr. Kim se vuelven oscuros y hambrientos, aumentando groseramente el deseo que recorre todo mi cuerpo.

—Mierda... Esto está jodidamente mal —gime a medida que desliza su mano en mi cintura, jalándome hacia el interior de su oficina.

Y así de rápido sus labios ya están probando los míos.

Son más suaves de lo que espere, pero están llenos de una urgencia que me deja jadeando contra su boca caliente.

Su lengua recorre mi labio inferior buscando la entrada y mi boca se abre para él, amando su sabor. Devastado por el deslizamiento erótico de su lengua contra la mía, demostrándome en tan solo segundos lo experto y sensual que es. Le resulta fácil trabajar mi deseo hasta tener mi completa sumisión. Prácticamente estoy pidiéndole que me tome, porque desde ahora soy todo suyo.

Sus dedos me dominan, jalándome con fuerza contra su cuerpo hasta que ambos nos deslizamos más allá del umbral de la oficina. Rápidamente el Sr. Kim cierra la puerta atrapándome en ella. Trabaja su muslo entre mi entrepierna y amasa sus manos en mi culo.

Antes de que sea realmente consciente de lo que sucede, sus manos se deslizan por mis muslos instando a que mis piernas rodeen sus caderas. Y yo lo hago, me aferro a él con todas mis fuerzas, demasiado excitado por la cercanía y la deliciosa falta de espacio que existe entre los dos, sintiendo su polla frotarse dura e insistente sobre la mía, haciéndome gemir contra su boca.

Mi corazón late rápido... peligrosamente rápido.

Pienso que me volveré loco si no tengo esa perfecta polla dentro de mí, deslizándose, reclamándome y calmando este deseo doloroso que me hace tan necesitado y desesperado. Me quejo en su boca, sabiendo que no tenemos el tiempo suficiente para todo lo que quiero.

—Eres tan sexy, Kookie —susurra, moviendo sus carnosos labios por mi cuello—. Déjame tocarte.

Silenciosamente asiento, descansando mi cabeza en su hombro, relajándome para que él pueda deslizar su amplia mano dentro del pantaloncito donde sabe que encontrara mi polla dura e hinchada.

Mi pene duele placenteramente cuando me toca.

Ni siquiera me hace rogar para atrapar mi carne en su mano, haciéndome jadear y retorcerme cuando comienza a bombear con agilidad.

Un gemido de placer escapa de mis labios cuando el Sr. Kim amasa mis testículos y se desliza hacia más abajo y atrás tanteando mi entrada con suaves masajes circulares, excitándome aún más.

Me arqueo en su mano cuando la yema de su dedo roza mi ano y él gime ruidosamente.

—Estás tan caliente y apretado —ronronea en mi oído—. Quiero poner mi polla justo aquí —admite, presionando su dedo en mi entrada.

—Por favor —siseo. Mis ojos lagrimean cuando su dedo me embiste, dilatando apenas mis paredes, pero haciéndome anhelar sentir su polla en lo más profundo de mí.

Lo único que quiero es saber lo bien que el Sr. Kim me hará sentir.

—¿Quieres que te toque o te folle con mis dedos? —pregunta, engatusando todo mi cuerpo a medida que lame mi cuello.

—Todo —pido, ganándome una sonrisa de lo más caliente.

—Acaba para mí, bebé —exige, adueñándose otra vez de mi necesitada polla, trasladándome a un paradisíaco y ardiente lugar.

Su deliciosa voz me empuja al borde.

Mi polla bañada en líquido preseminal palpita caliente en su palma que bombea con una intensidad que ni yo mismo podría lograr, hasta que después de unos minutos me vengo duro en su mano, ensuciando sus dedos y la ropa. Retorciéndome en sus brazos, mientras él aún me sostiene contra la puerta.

Con mi cuerpo temblando de placer busco su mirada.

—Eres un jovencito muy sexy —dice sobre mi boca, mientras sus dedos acarician con suavidad mi pene, tranquilizando mis espasmos.

Yo aún no puedo creer que todo esto sea verdad, que no es uno más de mis sueños y que no es mi mano la que me masturba, sino que son las expertas y deliciosas caricias del sensual señor Kim.

Dejo escapar un débil suspiro justo cuando su mano suelta mi miembro. La sensación de abandono no dura mucho tiempo porque tan rápido como puede, el padre de Tae está besándome de nuevo. Lo hace de manera implacable; sus labios succionan mi lengua, haciéndome desear que chupe algo más.

—¿Puedes escaparte... más tarde? —pregunta entre beso y beso, para después mirarme con sus ojos oscuros y decididos.

Yo asiento, incapaz de pronunciar algo más que gemidos.

—Espera que Tae se quede dormido y luego ven a mi habitación.

Parpadeo sorprendido y emocionado.

¡Dios santo, él me desea!

—Lo que usted quiera —aceptó, sonriendo con timidez.

—Tan obediente, mi Kookie —dice él en tono de broma.

Me da un último beso, metiendo su lengua hasta el fondo de mi boca, mientras se frota en mi vientre y amasa mis muslos, enterrando sus dedos en ellos.

La despedida juguetona solo hace más difícil que quiera volver a la habitación de Tae, pero cuando al fin salgo de la oficina, sigo aturdido por la lujuria.

Me apresuro hacia la cocina, obligándome a recuperar todos mis sentidos. Bebo un vaso de agua casi congelada y vuelvo a la habitación de Tae que no ha notado mi ausencia. Está recostado en la cama, con el teléfono en su oreja, hablando relajadamente con JiMin.

Un suspiro de alivio escapa de mis labios cuando me doy cuenta que mi demora ha pasado totalmente inadvertida para él.

Quince minutos después, Tae comienza a desearle las buenas noches a JiMin con las palabras más cursis que podrían salir de su boca. Y esta vez a diferencia de todas las otras, soy incapaz de burlarme de él. Me siento delirantemente feliz, especialmente cuando Tae bosteza y se acomoda en la cama listo para caer rendido por el sueño.

—Estoy muy cansado, Tae —digo, bostezando—. ¿Vamos a dormir? —ofrezco, esperando con todo mi ser que diga que sí.

—Sí... tengo mucho sueño... —responde entre bostezos.

Tae se levanta con pereza y comenzamos a prepararnos para dormir. A los pocos minutos ambos nos encontramos acostados. Mi amigo en su cama y yo en el colchón inflable que lanzamos en la mitad de la habitación.

Esperar a que Tae se quede dormido se siente como los quince minutos más tortuosos y largos de toda mi vida. Los que terminan cuando finalmente la habitación es invadida por sus ronquidos.

Rápidamente tomo ropa de mi mochila y me dirijo en puntillas hasta el cuarto de baño que hay en la misma habitación de Tae. Me doy una ducha y en menos de diez minutos estoy listo; ropa interior nueva, camiseta limpia, cabello desordenado y húmedo y aroma a gel de ducha costoso. 

Quiero estar perfecto para el Sr. Kim.

Después del último vistazo a la puerta de Tae, avanzo por el pasillo con la emoción y expectativa haciendo bum-bum en mi corazón. Esta cita clandestina me tiene sumergido por completo en la lujuria. Mi cuerpo está totalmente tenso y mientras más pasos doy hasta la habitación del Sr. Kim, mi polla más atrapada se siente en el interior del bóxer.

¿Me follará? Espero que sí, porque realmente necesito que lo haga.

Las luces de toda la casa están apagadas y las puertas de la segunda planta se encuentran cerradas, incluso la del Sr. Kim.

Me detengo en el umbral de su habitación, tratando de buscar entre mis recuerdos con Tae algún atisbo anterior de haber estado siquiera un par de minutos en esta habitación, pero no tengo ninguno. La ama de llaves siempre procuro mantenernos alejados de ella, por lo que nunca jugamos en el dormitorio del Sr. Kim.

Y esta noche finalmente, voy a jugar en esta habitación y qué mejor que con el mismísimo Sr. Kim.

¿Realmente puedo hacer esto sin desmayarme? 

Mi corazón sigue latiendo desesperado. 

Tomo una última y profunda bocanada de aire y toco suavemente la puerta de roble oscuro.

—Entre —dice desde el interior una seductora voz.




.♡.


¡Importante!

Recuerde que todo lo relatado en esta historia es FICCIÓN. Si no le agrada leer contenido explícito, le recomiendo que deje la lectura ahora, porque le aseguro que hay mucho de eso. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro