XXIII.
Apenas he podido dormir la noche del lunes o la del martes o miércoles o la del jueves y viernes que fueron los días que el Señor Hamilton se ha tomado por licencia de enfermedad.
No ha vuelto a llamarme más que para preguntar sí hay algo importante que no pueda esperar para ser atendido cuando el regresé, y cuando le he respondido que todo puede esperar me ha colgado sin decir adiós.
Pero tarde o temprano el hombre tenía que volver al juego. Y si yo estaba en lo correcto, tarde o temprano sabríamos cual de los dos perdería en el juego.
El lunes siguiente por la mañana me ha llamado a su oficina, parece el mismo de siempre, pero aun así me preparé para ganar en el juego por mí dignidad, si es que está dispuesto a jugar hoy, sí es que no hará como que nada ha pasado...
—Cierre la puerta señorita Ávila.
Lo hago.
—Necesito que unos correos sean enviados lo más pronto posible.
—¿Qué...?
No puedo creerlo, casi sé me cae la cara, la baba y todo con esa petición, pensé que él querría pelear pero no. Actuaba como si nada hubiera pasado.
Genial, había retrocedido como diez mil pasos ahora mismo.
¿Será que me despediría después de lo que pasó en su casa la otra noche?
El hombre aparta su mirada del computador y me mira.
—¿Qué acaso pensaba que pelearía con usted cómo si estuviéramos en una absurda comedia romántica? Señorita Ávila. La realidad es mucho mejor que la ficción en estos casos.
Ahora me llama loca, lo mataré.
Juro que lo mataré.
Me dispongo a irme pero no me deja, viene hasta mí, me acorrala contra la puerta sin dejarme respirar sola en mi propio espacio personal.
—¿Va a alguna parte Señorita Ávila? Creí que usted misma era la que había dejado en claro que el juego había sido un error.
Sí, porque lo era. Lo es.
Pero él tenía que pagar de un modo o de otro. Y sí para eso tengo que sacrificarme, lo haré sin dudarlo.
—Yo me voy de aquí, hombre. Le guste o no. —Digo empujándole con todas mis fuerzas, pero no se mueve, ni siquiera consigo acorralarlo o empujarlo contra algo como la vez anterior como para poderme ir corriendo.
Pero en su lugar pienso.
Y sí... ¿él está jugando?
¿Y si él lo quiere tanto cómo yo?
Con un hábil movimiento de mi mano rebusco en la puerta y cuando encuentro el seguro lo corro.
Es hora de apostarlo todo. Es hora de jugar.
—Si tanto se quiere ir, cómo es que justo ahora le está poniendo seguro a la puerta.
¡Bingo! Me ha descubierto, tengo que hacerle ver con mis acciones una vez más que yo no venido aquí a ganar, he venido a perder.
Solo así voy a hacerle pagar por todo.
—Sabe una cosa... Señorita Ávila, nunca he cogido con nadie sobre mi escritorio. —Dice el hombre besándome en el cuello.
Sus palabras hacen mella en mi piel, en mis oídos y juegan con cada una de las reacciones de mi cuerpo, haciéndome estremecer, cómo aquella noche. En su casa.
Me lleva hasta allá, casi bailando con mi cuerpo y mis labios que en cuánto sienten su respiración y su contacto lo reciben de manera gustosa.
—Ni con tus chicas francesas, ¿Jack? ¿Ni con tus modelos de piernas largas y carmín en los labios? —Digo levantando una ceja de manera socarrona.
Suelto una corta risa hacia él, esperando a que entienda la referencia y continúe con el juego.
—No. —Dice contra mi oído secamente.
—Bueno, siempre hay una primera vez para todo.
Gimo mientras él me baja las pantaletas con una sola mano. Esa es otra trampa, hoy llevó una falda hasta la rodilla, ceñida, blusa de manga larga color plateada y zapatos de tacón a juego con la falda de color morado, y mi cabello está recogido en una media cola.
Solo para jugar un poco.
Cómo siempre estoy lista para todo, porque yo siempre gano.
Me alza en sus brazos y me lleva hasta el escritorio, donde me deposita lentamente y mientras me baja en él no deja de estrellarse contra mis labios de manera apasionada y sin darme mucha oportunidad de respirar.
—¿Quieres esto? —pregunta desesperado, con su mano recorre el camino hasta mi interior, pasa por mi muslo, hacia la parte superior y hasta llegar a mis tobillos y cuando siento que está por terminar con ese juego absurdo, regresa por el camino y continúa torturándome— De verdad... ¿quieres esto?
—Lo quiero todo, mientras sea contigo Dante Hamilton.
Tengo que jugar con todo, con todas mis armas y mis deseos.
Me aferro a su cuerpo como si en ello se me fuera la vida para demostrárselo con mi cuerpo también.
—Lo siento Señorita Ávila por hacerle esperar un poco pero debo de estar seguro primero —escuché abrirse el cajón del lado derecho, me asomó y esté me atrapa con un beso apasionado en mitad del camino entre los dos— no le he dicho que es de mala educación espiar a sus jefes.
Saca con un movimiento un objeto ligero y pequeño y lo levanta en el aire para que lo vea. Sonríe descaradamente para él cuando se que es el pequeño sobre de color dorado.
Bailaba en sus brazos, entre en escritorio y ellos, esperando a que pudiéramos hacerlo. Estaba molesta porque incluso había parado, pero entendí que lo hiciera para lo que tenía que buscar en momentos como estos.
Porque la protección nunca se debe olvidar en casos como estos.
Nunca mujeres, nunca.
—Sin embargo soy lo suficiente consciente de que esto no lo podré hacer solo, va a tener que ayudarme Señorita Ávila... —con su mano derecha me deposita encima de su costoso escritorio para ayudarle con el problema.
No entendía a que se refería en un primer lugar, lo tuve que pensar con la cabeza algo fría un par de segundos y de ver dentro de sus preciosos ojos azules para encontrar la respuesta.
Y luego todo cobró sentido.
Mientras él abre con sus dientes de un millón de dólares el plástico del objeto tan necesario yo bajó su cremallera esperando, deseándolo aún más, y cuando está, esta abajo...
Bajo sus pantalones hasta los tobillos.
Luego su costosa ropa interior, y voala al descubrirlo veo el tesoro tan familiar para mí. Podrá ser mi ego, podrán ser las hormonas de una mujer, podrá ser cualquier cosa, llámalo como quieras.
Pero este hombre y su erección aunque lo odié con cada célula de mi cuerpo es lo que necesito.
Justo ahora.
—Vamos, déjame entrar —le ruego.
—A ti y solo a ti Susana —dice mientras lleva su miembro hacia mí. Y siento como cada célula, cada átomo y molécula tienen justo lo que han estado clamando.
—De nuevo —pido.
Y lo hace.
Es tan excitante saber que solo tengo que pedirlo y él me lo dará, que solo tengo que decir las palabras mágicas de ahora en adelante y lo tendré al alcancé de las manos.
Pero lo que él no sabe es que él a mí jamás me tendrá.
Entra y sale.
Entra y sale.
Respiro, lo sé porque sigo viva para sentir cada una de sus embestidas dentro de mí y sobre el escritorio, pero para mí y mi diosa interior amante del sexo, aquella que no piensa en nada más que eso cuando le ve disfrutando de esta tarde de sexo extra oficial, aquella que no puede pensar ya.
En este momento ya no puedo pensar o actuar sino no es para ser complacida por él.
—Vamos Susana di mi nombre —me pide Dante durante el clímax— dilo.
Dante Jonathan Hamilton eres y siempre serás el mejor error que cometí.
—¡Señor Hamilton! —Gritó al llegar al clímax.
***
Cuando la tarde termina como cualquier otro día estoy yendo a casa nuevamente caminando, paso a paso recordándome la gran victoria de este día.
Nuestro departamento está a solo unas cuadras del gran edificio dónde trabajo. Y aunque no es mucho para ir y venir caminando algunas veces me encuentro pidiendo un taxi, cómo esté día.
Estoy muerta, porque fingir que sé es buena es más cansado de lo que se cree.
Y aunque le he dicho al chófer a dónde voy está vez, me suena ajeno a mí mismo.
No me molesta mentir, para mí es algo natural. He vivido una vida en la que todos y cada uno de los que han estado involucrados en mi vida les he mentido de una u otra manera.
Algunos eran mis novios, compañeros de trabajo, amigos, vecinos.
Porque nunca debes abrir tu corazón por completo, a nadie. Porque es incensario vivir de un corazón roto, un corazón que apenas y late, que con cada sonido, con cada canción de la calle te pide más, un corazón que cada que lo abres termina sangrando en el suelo rogando que acabes con su miseria.
Nunca quise ser esa persona, por ello nunca lo abrí del todo.
Y la única vez que lo permití, terminé peor de lo que pensé.
Ness, esto es por ti, no importa desde donde crees que me ves o de donde creo que estás. Las dos creíamos en diferentes cosas, ella por su lado creía que todos íbamos al cielo no importa el pecado, no importan las consecuencias o el camino que tuviste que recorrer mientras te arrepintieras, ibas al cielo.
Por mí parte creía en un cielo, pero también en un inferno.
Y para mí este era el infierno al que personas como yo pertenecíamos.
No pretendo excusarme por lo que hice, pretendo excusarme por lo que haré de ahora en adelante.
Y es con esa excusa que llegó a casa por fin esa tarde.
Es increíble la cantidad de daño que se puede hacer cuando solo se tienen buenas intenciones.
Este ha sido un año de lo más complicado para mí y creo que lo ha sido igual para todos. Teníamos planes y expectativas para hacer, y seguro ninguno de nosotros pensamos nunca que una Pandemia se nos viniera encima y nos cerrará las puertas para hacer realidad sueños y oportunidades. En lo personal pensé que este sería mi año y en su lugar perdí mucho.
Por eso le he denominado el "año de las pérdidas". Sin embargo de este año difícil y amargo salió este libro (y muchos otros que verán la luz pronto) (y de la cuarentena), no podía dejar de soñar y pensar, incluso mientras dormía porque eso es lo que hace una escritora y como estoy toda loca, pensé que si sumabas uno y otro y otro de esos sueños y pensamientos podría nacer un libro interesante como esté.
Pero Oh, sorpresa jamás imaginé que me saldría semejante obra de arte...
No, ya en serio. No es fácil salir adelante después de perder un año completo de nuestra vida, personas, oportunidades y demás, pero si algo siempre logramos como seres humanos es eso. Sobrevivir, como los diamantes que somos.
¿Sabías que los diamantes no se destruyen por completo? Siempre se transforman en algo mejor, así nosotros tendremos la oportunidad este próximo año 2021 de hacerlo.
Mis mejores deseos a mis compañeros escritores de la plataforma, amigos y lectores fieles y a los lectores fantasmas sin los cuales no sería nada de lo que soy ahora y espero que esté año no allá mas pausas ni mas pérdidas y si las hay que siempre te recuperes como el diamante que se que eres ahora.
FELIZ AÑO 2021!!!!
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