6.- Player 001 III
Cerré los ojos y desee que todo terminara de un buena vez. El baño de hombres había sido un caos. Muchos salieron gruñendo y culpándose entre si. El traje verde que nos caracterizaban, en ellos lucia rojo pues, la rebelión había comenzado allí.
Los guardias no dudaron en llegar cuando el ambiente en la habitación común se había acalorado. Pude contabilizar diez de ellos, todos con sus armas listos para matar sin piedad.
El plan de Gi-hun era fingir estar muertos en el suelo. Cuando llegaron a verificar que nuestros cuerpos estaban inertes, fue cuando Gi-hun con bastante audacia, logro arrebatarle el arma a uno de los guardias, apuntándolo y reduciéndolo. Seguido de In-ho quién disparó a los guardias que pretendían matarnos. Tal parecia que se manejaba con las armas.
Las balas comenzaron a salir rápidamente. Las instrucciones para mí habían sido claras.
— mantente en el suelo. - me dijo Gi-hun.
Los guardias cayeron abatidos, uno por uno. Algunos alcanzaron a escapar, pero cinco de ellos no. Fueron asesinados por los mismos jugadores. Mientras otros, miraban desde los rincones de la habitación aturdidos.
Se prepararon para atacar. Era la segunda rebelión. El guardia que salió ileso fue de guía para los que iban a combatir contra los demás. Se alistaron los justos y necesarios para aquel ataqué. Pero no los suficiente para poder ganar está batalla.
— Quiero ir. - manifesté antes de que se fueran. Gi-hun volteo junto a los demás tras mi petición. Miró a In-ho, quien se acercó a mi y posó una de sus manos sobre mi hombro derecho.
— Te quedas. - dijo serio. Negué, no quería dejarlo ir. Algo me decía que este plan no saldría bien y no volvería a ver a muchos de los que conoci. No volveria a ver a In-ho.
— Te quiero proteger. – musité. – así como lo haces tú conmigo.
Mi voz salió débil, apenas audible. Pero no demasiado como para que In-ho no logrará escucharme. El suspiró y sonrió afable.
— Prometo que nos veremos y nos contaremos nuestras historias. No me he olvidado de eso.
— Prometelo. – Dije, sería, demandante.
In-ho miro a sus compañeros, quienes esperaban impaciente salir luego a derrotar al genio de todo estos juegos. Gi-hun, dio un asentimiento leve y como si se leyeran la mente, salió de la habitación junto a los demás.
In-ho me miró fijo. Tomo mi rostro entre sus manos y depositó un beso en mis labios. Tierno y dulce. Le mire perpleja, sin saber cómo reaccionar.
— ¿Conforme? - cuestionó luego de aquel ósculo improvisado. – ¿Bastó para que te prometiera que te vería nuevamente?
Asentí sin decir nada. In-ho cruzó la puerta de salida y desapareció. Las balas fueron lo único que se escuchaba. Y todos nos mostramos atentos a lo que sucedería en los próximos minutos.
**********
La pesadilla parecía no terminar. Muchos lloraban, otros no sé explicaban como ganarían la batalla. Otros simplemente reclamaban su derecho a seguir jugando.
Pero todo fue breve. De la nada la puerta de metal se abrió para dejar ver el doble de guardias que habían aparecido anteriormente. Nos levantamos y por inercia todos nos arrodillamos. Nos redujeron y apuntaron con sus armas.
Mire a mí alrededor, en busca de Gi-hun y In-ho. Pero solo veía más guardias y más armas. Mis ojos se llenaron de lágrimas, pensando lo peor. Pero lo peor estaba por empezar.
Sentí que vendaban mis ojos con una seda negra. Por los gritos pude asociar que los demás también estaban pasando por lo mismo. El guardia me levantó del piso y me hizo caminar a punta de arma. Su mano sobre mi hombro me guiaba. Yo solo seguía.
— ¿el jugador 001? - pregunté con esperanzas de que el guardia me respondiera. Pero no hubo respuesta. - ¿y el 456?
Nada. Solo silencio. A nuestro lado se podían sentir las botas militares correr de un lado a otro. Era nuestro fin. Nadie obtendría el tan anhelado dinero.
Me condujeron por lo que parecía ser laberintos. Los ruidos de bala y botas pisar el suelo cada vez se hacían menos audibles. Hasta que llegue a un lugar tranquilo, con música ligera. El aroma que emanaba el lugar me era conocido. Una mezcla entre whisky y perfume caro. No sabía bien qué olor era, pero me era particularmente atractivo.
El guardia me condujo hasta un sillón. Donde pidió que esperara con paciencia.
— ¿Esperar que? - le cuestioné ansiosa. Giraba mi cabeza como si fuese a poder observar algo, pero la venda negra me lo impedía.
— Al líder. - dijo y sus pasos se alejaron. El sonido de una puerta cerrarse me hizo brincar sobre mi lugar. Asustada intenté sacarme la venda, pero para sorpresa unas manos me detuvieron.
Calidas, suaves. El sujeto con sus manos ágiles pero gentiles lograron sacar el vendaje de mis ojos. Parpadeé varias veces, tratando de enfocar la visión. Con dificultad observé una habitación llena de objetos caros en dinero. Era elegante, mayormente ornamentada de color negro y dorado.
— Prometí que te volvería a ver, ___________. ,- dijo la voz detrás de mi. Voz que no dude en reconocer rápidamente.
Volteé, observando a un personaje totalmente distinto al que conocí en los juegos. Lucia un traje totalmente negro. Ya no era el uniforme verde manchado por la sangre de los demás. Su cabello lucía peinado perfectamente, demostrando lo elegante que era. In-ho, estaba frente a mí en un rol muy distinto al que conocí.
— In-ho... - musité atónita. Una lágrima logro salir de mis ojos. Las emociones se juntaron y se formó una mezcolanza que no pude descifrar con exactitud. Rabia, frustración, felicidad, confusión. ¿ Qué era lo que sentía realmente? Ver al hombre que comenzó a ganarse mi corazón y confianza, resultó ser una total mentira no solo para mí, sino para el grupo que confío en él.
— Este no era mi plan. – Comenzó a decir, mientras caminaba para acercarse a mi.
— ¿a qué te refieres? – mascullé entre dientes. Sintiéndome molesta. – El líder ... ¿Es cierto?
El asintió.
— No estaba en mis planes enamorarme de ti. – dijo finalmente. – eres inteligente, amable, frágil... Eres tan distinta.
— confíe en ti... – lloriquee. – Todos lo hicimos. Sabía que algo extraño pasaba contigo. Cuando mataste a ese jugador... ¡Dios eras el líder!
Me levanté del diván observándolo con rabia. Golpeé una, dos, tres veces su rostro hasta que una de sus manos me detuvo.
Su pómulo derecho, terso y blanco, comenzó a tornarse de un color rojizo tras los golpes que propiné.
— Jure que te protegería. Y lo seguiré haciendo. – dijo, convencido.
— No, no. Lo que tú debes hacer es... Es... – enmudecí. El beso que planto sobre mis labios estaba cargado de necesidad. Pero supo controlarlo. Se separó ligeramente, sacando con la yema de su dedo las lágrimas que rodaban mis mejillas.
Me sentía desvanecer. Mis piernas comenzaban a doblarse, adormiladas. Antes de caer al suelo, In-ho depositó mi cuerpo sobre el diván. El aire me faltaba, por lo que comencé a respirar con dificultad. Sentía que moría. Que moría por una mentira que bien me sabía atractiva.
— ¿ Gi-hun? – le pregunté apenas.
— Ese idiota. – murmuró molesto.
— Ese idiota como bien dices, confiaba en ti. ¿Qué le hiciste? – pedí saber. In-ho se mantenía serio. Nuevamente esa mirada negra y fría se apoderaba de su semblante.
— Está vivo, si eso quieres saber. El resto del grupo, no. – confesó. Volvieron a salir lágrimas de mis ojos. In-ho trato de acercarse a mi pero lo alejé rápidamente.
Volví a levantarme del diván, está vez dirigiéndome hacia la puerta para salir. Necesitaba escapar. Necesitaba estar sola y lejos de todo este caos.
Me detuvo sin siquiera ejercer fuerza. Solté el llanto reprimido que hace mucho quería salir. Mi cuerpo se derrumbó sobre el suelo y patalee; patalee como una niña pequeña sin siquiera saber cómo regularme. Estaba totalmente confusa y destruida. El estrés del juego; la frustración de ver a los jugadores morir; la felicidad de haber conocido a alguien que realmente me hacía sentir segura... Todo ello se acumuló en mi cuerpo explotando en llanto.
Y no podía parar de llorar.
— No llores por favor. – Me pidió In-ho. – Me duele verte asi.
Alce mi mirada, molesta, fulminandolo.
— ¿Te duele verme así? – espeté furiosa. – ¡Pues a mí me duele saber que tú estuviste tras todos estos putos juegos y esas putas muertes! Me duele saber que confiaron en ti, y que yo había encontrado a la persona que siempre busqué en mi vida. – Gruñí. – Me duele haberte conocido aquí y no en otra situación, lejos de toda está mierda. ¿ Qué es todo esto? ¿Lujuria? ¿ Acaso lo de tu mujer e hijo era mentira?. Me duele In-ho. Me duele saber y admitir que si me enamoré de ti. De tu estúpido personaje optimista y alentador. Me duele, In-ho. Realmente me duele.
Y volví a explotar en llanto.
– Me duele que tus besos me gusten. ¿Sabes lo que es el dolor acaso? – volví a decir, entre lágrimas cargadas de pena y frustración.
—Lo sé. – asintió. Tomo mi mano con delicadeza y beso el dorso de ella. – Porque también me duele haberme enamorado de ti en esta situación. Nunca debió suceder, pero soy humano. – suspiró, dolido.
— ¿ Humano? – Inquirí molesta. – Esto no es ser humano, In-ho. No eres humano...
La mano del líder tomo la mia y la posición sobre su pecho, donde pude sentir su corazón latir con fuerzas. ¿Cómo llegué hasta aquí frente a una persona falsa pero atractiva? ¿ Cómo es que aún ni corazón latia con fuerzas pese a ya saber lo que él era?
– Quédate conmigo. Cómo siempre te lo pedi. Lo decía en serio. No te separes de mi...
Entre la adrenalina y el sentimiento de atracción no sabía que hacer ni decidir.
Me derrumbe una vez tuvo la valentía de acercarse a mi y abrazarme por completo. Mi cuerpo se rindió frente a él. Aunque doliese saber que me había enamorado de un monstruo. Aunque ardiera saber que todos confiaron en él.
El jugador 001 yacia en mi corazón, incrustado, como una espina sin querer salir. No, ya era tarde.
Me habia enamorado del jugador 001. Del líder.
✖️✖️✖️✖️✖️✖️✖️✖️
Otro más porque si. No sé si hacerle otra parte a este OS, quizás si, o quizás sólo lo deje a la imaginación de ustedes.
Espero les esté gustando estos mini capítulos. La verdad es que idea que se me ocurre la escribo jeje.
Gracias por sus estrellitas ❤️🩹
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