3.- Player 001
Miramos con expectativas la pantalla sobre nosotros. El marcador indicaba lo evidente. Íbamos 50 jugadores contra 51 que iban a favor de seguir el juego. A mí lado el jugador 456 se mostraba esperanzado pues, aún quedaban dos jugadores más por votar y ello, sería nuestro pasaje hacia la libertad.
Mira tras la multitud que había votado X. Todos en silencio; sus expresiones eran variadas. Muchos impávidos, otros demostraban miedo, otros simplemente se habían arrodillado a rezar para que los dos jugadores que quedaban por votar, presionarán el botón rojo.
— jugador 004, su turno. – Indicó uno de los guardias que se encontraba frente a nosotros. Dos guardias más lo escoltaban con armas.
Se hizo el silencio mientras el muchacho, joven y temeroso tras las miradas que le observan atento, esperaban que marcará la opción correcta. Se estuvo frente a las opciones. Titubeó unos minutos; minutos que se nos volvieron eternos.
— ¡Vamos ya! ¡ Marca la X estúpido! – grito uno de los jugadores de nuestro bando. Luego se unió otro más para gritarle lo mismo. El marcador finalmente sonó. Todos, soltaron maldiciones e inmediatamente amenazas por parte de nuestro lado. El jugador 004 había presionado el circulo, lo que significaba que hasta el momento seguíamos en juego.
52 jugadores a favor en contra 50 que querían salir y ser libres. Ya no había forma de ganar. Esto era democracia, la pedimos. Y estábamos siendo democráticos al enviar a quienes no querían participar, a una muerte segura.
Habían sido muchos los que perdieron la vida en el juego anterior. El ruido de las balas y los cuerpos caer muertos sobre nuestros propios pies generaba aún más pavor. Sin embargo, no a todos les sucedió después de ver el sin fin de dinero caer sobre un bolo gigante sobre nosotros. Era la forma de persuadir a aquellos que aún se mostraban tibios frente a la toma de decisiones.
—Jugador 001, es su turno. – Indicó el guardia. También, en silencio observamos la silueta del In-ho caminar frente a nosotros. Con seguridad, como si nada le afectara.
Era un jugador que sabía lo que hacía. No temía de los juegos que venían. Mantenía a nuestro grupo tranquilo pese a todo el caos. Sin embargo, tenía ciertas diferencias con Gi-hun.
Pero Gi-hun confiaba en él. Y yo también.
Su voto no valió la pena. Habíamos perdido. Todos los derrotados nos dirigimos a nuestro lugar junto a nuestros grupos.
—Lo siento mucho. – dijo In-ho. Cómo si todo fuese su culpa.
—Tu no tienes la culpa. – le dijo Gi-hun. – ellos son los que no quieren salir de aquí. Pasé por esto. – dijo, finalmente con decepción.
— Él tiene razón, In-ho. No es tu culpa. – sonreí, tocando su mano en un acto por hacerlo sentir seguro. El me miró, fijo y serio. Supe que habia traspasado el límite al realizar ese pequeño acto que hace mucho, quería hacer.
Su seguridad me daba esperanza de salir con vida de aquel lugar. No daba ánimos, y se preocupaba por nuestra alimentación. Muchas veces quedando el sin comer. Me salvo en los juegos cuando mi mente se nublaba a último minuto por no saber qué hacer o por darme por vencida. Él estaba a mí lado, como la última esperanza.
—¿ Qué jugaremos ahora? – pregunto uno de los jugadores a Gi-hun. El no supo que decir. Todo lo que nos comentó al inicio, sobre los juegos que seguían porque el había estado en ellos, ya no tenía validez. Cada juego era distinto al que nos mencionaba. Solo nos debíamos atener a la sorpresa.
—Solo se que hay que mantenernos juntos. – dijo y nos miró a todos con culpabilidad.
— Gi-hun tiene razón. Nos debemos mantener juntos. – apoyo In-ho, quien me miró y sonrió apacible.
El momento de dormir había llegado. El cronómetro marco 30 minutos. Nos apresuramos en irnos a nuestras camas con la fe de poder dormir bien para jugar al día siguiente. Pronto pude escuchar ronquidos y quejidos. Más yo no pude dormir. La curiosidad y el miedo invadieron mi mente. Solo me quede observando el dineral sobre nosotros.
— ¿No puedes dormir? – susurró una voz a mi lado. Sobre salté de miedo y me puse en plan de ataque. Esté sujetó mis manos y río por lo bajo. – tranquila, soy yo.
— In-ho, casi me matas de un susto. – susurré aliviada. – idiota.
—Lo siento. Vi que no podías dormir.
– Al parecer tú tampoco. – suspiré. Le hice un lado en mi cama para que el pudiera acomodarse. – perdón...
– ¿ Por qué?
— Creo que haberte tomado la mano fue muy osado de mi parte. – su mirada me cohibía. Mire hacia otro lado para evitarla. – no nos conocemos tanto para yo hacer eso. Pero...
Suspiré nuevamente. Ya no sabía cómo seguir disculpándome.
— ¿pero? – inquirió. Tomó mi rostro y lo dirigió hacia su lado. Me sentí aún más nerviosa. – debes tener una razón, quiero escucharte.
Respiré Ondo.
— Me das confianza. – dije finalmente. – me siento protegida.
In-ho asintió.
— tú también me das confianza. – admitió.
— ¿ Yo a tí? – reí por lo bajo. – estás loco. Soy la persona menos indicada para darle confianza a alguien.
— Aún así lo haces, ___________. Creelo. Has sido la unica que me ha apoyado en lo que he dicho. Pese a que no tenga idea de los juegos.
— ¿ Y Gi-hun? – Le cuestioné. – él te ha apoyado mucho. No ha dudado de ti.
— Me refiero a participantes mujeres. – Soltó una risita. – Gi-hun no cuenta.
— ok, me convences. – sonreí. – ¿ A que crees que jugaremos? ¿ Crees que algún día saldremos de aquí, con vida?
In-ho pensó por unos instantes antes de responderme. Se acomodo sobre la cama y miró los millones que colgaban sobre nosotros.
— no sé a qué juego jugaremos mañana. Pero estaba pensando en que quizás sea uno en donde requiera de mucha astucia, y rapidez. Aún quedan muchos participantes y es apenas el tercer día. – Murmuró bajito, muy cerca de mi rostro. – respecto a tu segunda pregunta, el dinero es avaricia para la mayoría de la gente aquí. Ya no les importa nada, solo sobrevivir para llevarse todo ese dinero. Muchos dudan. Yo también lo he hecho...
— ¿No nos vas a traicionar, o si? – le cuestioné sería.
— Debo arreglar mi vida. Y ese dinero, realmente me ayudaría mucho. – dijo. Estaba confundida. – pero, no los traicionaría sabiendo que ustedes quieren salir. Ha muerto gente y se que no me puedo llevar ese dinero con la sangre de las personas que ya no están.
Respiré mas tranquila. Sentí de repente, su mano deslizarse por sobre la manta fina que nos cubria, como si de algo buscara.
— Debo protegerte. – susurró.
— No es necesario. – musité, nerviosa. Su mano seguía en busca de lo perdido. — Me puedo cuidar sola. Solo, no dejes de ser optimista. El grupo necesita a alguien como tú.
— Me dijiste que te sientes protegida conmigo. Y voy a cumplir. Te voy a proteger, así que por favor. Mañana no te separes de mi. Por nada del mundo.
Dicho eso, su mano logró encontrarse con la mía, entrelazando sus dedos con los míos. Sentí alivio. Un alivio que no habia sentido nunca antes con ninguna persona. Ni siquiera con mi ex novio. Su mano logró tranquilizarme como nadie lo había hecho.
In-ho se acomodo junto a mi, sin soltar mi mano. Con su brazo libre me atrajo a él. Por inercia apoye mi cabeza contra su hombro y cerré los ojos para disfrutar aquel momento.
— Puedes dormir tranquila está noche. – dijo. – te protegeré.
— gracias, jugador 001.
— No, dime por mi nombre. Me siento más cercano a ti.
Asentí.
— ¿ Te puedo preguntar algo? – dije antes de cerrar los ojos y disponerme a dormir.
— Dime.
— ¿ Por qué estás aquí realmente?
In-ho suspiró. Había comentado su historia anteriormente. Pero aquello no me convenció. Algo en él me decía que la historia no estaba completa. Algo no encajaba. Y por su mirada, pude notar que así era.
Pese a ello, algo dentro de mí me decía que confiara. Mi instinto nunca fallaba.
— Te prometo que pasando el próximo juego, te contaré por qué estoy aquí.
-— ¿Y si no lo pasamos? – cuestioné con miedo. Apretó mi mano con fuerzas, atreviéndose a depositar un beso en mi sien derecha. Con eso, me dio la fé de que si lo haríamos.
— Confia en mi, ¿ Si?. Pasando esta ronda, te contaré todo. Y tú también tendrás que contarme por qué estás aquí.
— oh, es un trato, ¿ No?
— un trato. – aseveró el con una sonrisa amplia y atractiva. — ahora duerme, necesitas estar bien para mañana.
Asentí.
— ¿prometes quedarte conmigo está noche?
In-ho miro hacia la puerta de salida por un momento. Le mire inquisidora. Pero el sonrió de vuelta.
— Lo prometo.
Cerré los ojos y me dejé llevar por su respiración y protección. Confiaba en él, en sus palabras y en su convicción.
El jugador 001 logro que después de años logrará depositar mi confianza en alguien más.
✖️✖️✖️✖️✖️✖️✖️✖️✖️
Esté creo que si o si irá con segunda parte 🤭. Estoy plasmando todas las ideas, sino, no duermo ah.
Disculpen si hay faltas en redacción, todo esto lo estoy escribiendo desde el celular 😓.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro