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Tormenta.

Roier estaba intentando con todas sus fuerzas aguantarse la risa que le provocaba ver a Spreen después de ya asimilar la noticia de que no solo tendrían dos bebés, si no que uno de ellos sería una linda niña.
(También agreguemos que no confiaba en que tuviera buen control de su vejiga en este punto.)
El saber que había una gran posibilidad de ser la única niña entre todos los bebés le hacía pensar en una cosa; debía cuidarla.

- Boludo, que aún ni nace la cos...- calló mordiendose la lengua para evitar que le dieran otro chanclazo.- La nena.
Y vos andas de celoso. ¿En serio?

- Si su bebé es nene van a tener que estar a 10 metros de distancia y no podés emparejarla con él porque será monja desde los 18.- "amenazó" sosteniendo la chancla que se negaba a soltar aunque Quackity le dijo que se consiguiera la suya.

- No podés hacer eso.
¡Puede que sean el uno para el otro!
Así como Roier y vos.

- Nadie es digno de esha.

¡Era ridículo!

Entendía que muchos padres se ponían de esa forma porque según su lógica; una niña era de más cuidado que un niño.
Pero en el caso de los Sproier, ¿Aún valía?
Era obvio que Spreen le enseñaría a ser tryhard, por lo que ella sabría cuidarse sola. Sumando que tendría a su hermano a un lado.
Y si los cálculos no fallaban, tendría a un montón de mocosos tras ella evitando que alguien más se acercará.
Que le salía gratis ponerle guardaespaldas.
Y ojalá ninguno de ellos pusiera los ojos encima de su... ¿Bolita?
A falta de otro apodo, será bolita de aquí a que vea algo que le haga cambiar de opinión.

Entre algunas quejas y bromas diciendo que ya veían a Spreen cargando un rifle a cada lugar donde fueran, Roier tuvo que ir rápidamente al baño.
Ahora entendía porque las pataditas daban en varias direcciones y se enfocaban tanto en provocarle las ganas de orinar.

Se iría por menos de 5 minutos, no pasaba nada si se quedaba solo en un hospital.
O es que eso creyó cuando sintió la presencia de alguien tras él, sabía que no podía alterarse, la doctora se lo dejó bien en claro ya que si bien el embarazo parecía ir perfecto, quería hacerle un pequeño estudio para confirmar que no hubiera algo que estuvieran pasando por alto.
Las emociones fuertes estaban prohibidas por miedo a que el parto se adelantase.
Y él aún no se preparaba mentalmente para ello.

Respiro hondo acercándose a las escaleras cuando unas manos le tomaron de la cintura haciéndole soltar un pequeño grito.
Había cerrado sus ojos y puesto sus brazos instintivamente al rededor de su vientre, pero el golpe jamás se dió.

¿Qué carajos había pasado?

Miro a su alrededor y sintió el alma irse hasta el suelo.
Sapo Peta estaba frente a él.
Intentó disimular lo mejor que pudo, no quería levantar sospechas y que todo lo que habían estado planeando se fuera a la basura.

- No quería asustarte joven Roier.
Te ví demasiado distraído y no quería que tuvieras un accidente.

Le dió una mirada un poco extraña, como si estuviera analizando su físico y queriendo entender algo que él aún desconocía.
¿Por qué estaba ahí?
¿Los estaba espiando?
¿Sabe de los gemelos?

Rogaba a todos los Dioses que esto solo fuera una coincidencia.
No sabía hasta que punto podía actuar con normalidad y le parecía incómodo estar cerca de él.
Si había sido capaz de alterar los recuerdos de sus padres, ¿Qué haría con ellos?
Con sus bebés.

- Solo quería preguntar como va el embarazo pero por lo que puedo notar va muy bien.
¿Te haz alimentado correctamente?

Asintió con un pequeño nudo formandose en su garganta.
Sentía unas muy grandes ganas de llorar.

- ¿Roier?- el moreno quiso colocar su mano sobre la frente ajena para asegurarse que estuviera bien, pero alguien lo evito al ponerse en medio de ellos.

- Hola Sapo... ¿Necesitas algo con mi hijo?
Porque tenemos algo de prisa.

La expresión en el rostro de Quackity era todo menos amable.
Cualquiera que le viera juraría ver fuego en su mirada y una mueca llena de odio.

No le permitiría acercarse a nadie de su familia mientras siguiera vivo.

Sin darle siquiera la oportunidad de hablar se llevó a Roier hasta la salida del hospital, donde todos le estaban esperando y una mirada bastó para hacerles entender que el tiempo corre y demasiado rápido...

Lamentablemente después de la calma era obvio que llegaría la tormenta.

¿No podían siquiera disfrutar por un día las buenas noticias?
Jodida mierda.


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No me hago responsable de traumas...

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