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Lo correcto no siempre es lo ideal.

Si bien la pijamada había comenzado normal, pronto abordaron el tema del reciente matrimonio y es que la curiosidad era mucha por saber que haría Mariana con ello.
Decía no soportar a Slime pero cuando menos se daban cuenta ya se habían escapado juntos para continuar con su... "Práctica de reproducción" (por no decirle de una forma más explícita) y ya no sabían ni como evitar encontrarlos en ello.
Hasta parecía que no podían alejar las manos uno del otro.

- You are my puta esposa, now you must go with me.-

Y aquí está otra discusión...

- Quisieras papi, estaremos casados pero eso nomás es un papel y con eso me limpio el culo si quiero.- contesto Mariana cruzándose de brazos.
Con ello solo confirmaba que eran tan similares que se caían mal y ninguno parecía ceder.

Slime se le quedó viendo confundido, claro, seguían olvidando que el español no era su fuerte, así que tenían a Roier de traductor

- Como que les voy a regalar unas clases de Open English o los DVD de aprende inglés con Mickey Mouse...- Suspiro dándole un trago a su té para seguir traduciendo de Español a Inglés y viceversa.

Ahí Spreen prestaba total atención, no solo por querer saber el chisme,sino porque le encantaba ver de esa forma a Roier.
Era diferente a su usual actuar, tenía clara seriedad en su voz y esas expresiones que hacía para poder hacerse entender. Jodida mierda, que estaba demasiado... ¿Enculado? ¿Se decía así?

- Si querés te doy la llave del sótano para que te sigas comiendo a Roier.- le codeo Carre con una mirada pícara.
Logrando un leve sonrojo en el ozito que prefirio bajarse más el gorro de su sudadera para disimular.

- EYEYEY YA SUELTENSE.- Gritó Roier viendo como Mariana y Slime se habían tirado al suelo comenzando a darse de golpes para luego besarse, dar otro golpe y casi casi estar chapando ahí.

Ni echarles agua les servía.

- Cincuenta a que Mariana termina preñado antes de siquiera recordar de firmar el divorcio.- dijo Robleis llevándose un puñado de frituras a la boca.

- Lo doble a que a fin de mes ya andan con las pruebas de embarazo.

-Mientras ustedes siguen en esto, yo iré por más comida porque este nene tiene hambre y no me vaya a salir con cara de tamal. - Roier se froto el vientre saliendo de ahí antes de presenciar una vez más el como los dos chicos de lentes se volvían conejos.
Claro que fue seguido por Spreen porque desde que se enteraron del embarazo, era como si tomara la actitud de sobreprotección casi como si dejarle solo por más de 5 minutos pudiera causar una catástrofe

Sabía que no podía reclamar por ello, era lindo saber que el cuidaban y quizás así se evitaba la fatiga de cargar con las compras.
Salieron de la casa de Carre aún escuchando el como se decían groserías incluso en portugués para luego un silencio absoluto que les asusto, pero había prioridades y estaban seguros que Carre y Robleis (tal vez también Foolish si es que su pierna rota no era un impedimento) podían con ello.




- Nunca pensé tener una pijamada que no terminase en peda.- habían tenido que cambiar todo el alcohol que usualmente consumirían por zumitos y refrescos.
Era la única forma de evitar terminar otra vez en una celda, sumando que Robleis y Roier no podían tomar por sus embarazos y era mejor evitar toda tentación.

Mientras que Spreen discutía con el vendedor porque no le parecía justo pagar 15 esmeraldas por una bolsa de papas, Roier fue a por helado alegando que "al bebé se le antojo".
Notando que el sabor que buscaba estaba demasiado arriba y aunque él no fuese un enano, seguía sin alcanzar.
Se paro de puntitas y cuando estaba a poco de tomar lo que quería, sintió un leve mareo que casi lo hace caer al suelo, si no fuese que un par de manos le sostuvieron con cuidado de la cintura.

- ¿Estáis bien pequeño Roier?

Intento enfocar la mirada encontrándose con Sapo Peta que lo veía algo preocupado.
Sabia que los mareos eran un síntoma común en el embarazo pero tenía muy poco tiempo como para tenerlos, quizás debió comer algo más que una rebanada de pizza en la mañana.

-Estoy bien, gracias Sapo Peta. - sonrió levemente tomando un poco de distancia, sabía que no había malas intenciones pero si Spreen llegaba a ver que alguien lo estaba tocando con mucha confianza, podría terminar mal.

El moreno le pasó el bote de helado comenzado a caminar junto a él hasta la entrada, justficandose conque quería estar cerca por si los mareos volvían. Dando leves miradas al rededor como si quisiera asegurarse que nadie más notase su presencia.

- Casi lo olvido- busco en su bolsa un pequeño amuleto de color rojo con flores entrelazadas.  - No había tenido oportunidad de daros este presente, por el tema del nuevo bebé. Sirve para la protección y está preparado con las mejores flores que se pueden encontrar en todo Karmaland. Será tuyo y cuando el bebé nazca se volverá su protección eterna.

Comenzó a mirarlo curioso, si bien no estaba al tanto de la situación como quisiera, entendía que había cierto distanciamiento de sus padres con aquel hombre. Casi suplico por saberlo pero no le permitieron estar al tanto por miedo que eso afectara su salud y con ello al pequeño Missa que seguía formandose dentro suyo.
Esperaba tarde o temprano saber la repuesta a muchas dudas.

No quería verse grosero al rechazar dicho regalo, sumando que era más del bebé que de él. Lo tomo admirandola por unos segundos, sentía que algunas de esas flores no las había visto en los alrededores pero no quitaba el echo que fueran muy bonitas.

- No tenías porque molestarte Sapo Peta, pero muchas gracias.- se lo amarro en el brazo para evitar perderlo  notando a lo lejos a su Ozito que ya parecía desesperado. Tenía que volver con él antes que decidiera destruir toda la tienda. - Cuando gustes puedes visitar...nos

Al volver a girarse el de rastas se había ido dejándole una gran confusión pero después pensaría en eso. Ahora era momento de disfrutar y quizás seguirse burlando de como era tan bipolar su mejor amigo.

Salio de la tienda sin sorprenderse del que Spreen había pagado todo y por lo que veía obtuvo un buen descuento.

- ¿Pasó algo mi niño?- le ayudo a cargar las cosa, como si incluso traer las papas fuera demasiado pesado.

- Tuve un pequeño mareo, pero ya estoy bien.- si bien terminó de decir eso ya tenía unas manos revisandole por encima de la ropa, tocando su piel para asegurarse que no tuviera fiebre y hasta analizando que no tuviera algún raspón- Spreen, cabron- le tomo las manos dándole un pequeño beso en los labios.-
Que no soy tan débil. ¿Quieres que te recuerde que no eres el único tryhard aquí?
Si bien no lo hago como tú, me sé defender.

El ozito se sintió algo avergonzado, no quería molestar de esa forma a su pareja, pero Roier debía entenderlo, había cosas que podían lastimarlo.
Ahora tenía mucho que perder.
Y eso no lo iba a permitir por nada del mundo.

Le dió varios besos obteniendo una pequeña sonrisa mientras hablaban de como encontrarían a sus amigos después de dejarlos tanto tiempo solos, sin saber que había una persona mirandoles a la distancia, esperando que le perdonaran por lo que tenía que hacer para asegurarse de evitar una tragedia.

Entiendo si los dioses están en desacuerdo pero ya lo hice una vez y funcionó.
No podemos arriesgarnos a qué la desgracia caiga en este pueblo.


¿Hasta que punto llegarías para evitar repetir una historia?
¿Arriegarias vidas?
¿Cometerias los peores crímenes?
O solo
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.
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Harías lo correcto para tí...

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