Quien diga que ir a pedir dulces con muchos niños era divertido.
O está mal de la cabeza o no tiene hijos propios.

¡Casi se arma una revolución!

(Otra)

Tanto azúcar, minas, dinamita (esto dado por Fargan porque creyó que valía igual que los cohetes que Quackity mencionaba), pociones que robaron de la casa de Veg y Luzu...
Si no fuera porque evitaron la tragedia hubieran sido desterrados del pueblo.

Hubo regaños, chanclazos.
Y todo parecía mejor.

Si no que ciertos niños se veían bastante tristes...

Bobby y Brayan habían disfrutado las fechas junto con los demás, se sentía como si buscaran compensar tantas celebraciones perdidas y les diera mal sabor de boca que el tiempo pasase tan rápido.
Un día están corriendo, comiendo dulces, luego el malestar por no saber que es mala idea combinar tanto azúcar.
Al otro están recordando a los que ya no están con altares, comida y ahora...
No hay algo más.

Aún les quedaba otra fecha que celebrar.
Por lo que algo más tenía que estar tras de esto para tenerlos cabizbajos.

Tenían que hablar de ello, ¿Cierto?

- Bobby, ¿Pasa algo?- preguntó Roier cargando el huevito que tomo... Prestado con relación a robado, de sus padres.
No quería sonar preocupado, llegaría de chill, teniendo incluso alguna broma lista para lo que sea que su hijo dijera.

- ¿Por qué me olvídaste?- vio esos lindos ojitos llenos de lágrimas y sintió su corazón romperse, okay, no tenía nada preparado para esto. - Sé que fue mi culpa el morir yo- yo no tuve que meterme en ese lugar.
Me porte mal, los lastime a tí y a mamá...
¿Por ello escondieron todas mis cosas?
Mumza decía que hay gente que es recordada con altares, su comida favorita, juguetes. Una foto hasta arriba.
Yo no tuve eso.
Estuve tanto tiempo allá arriba y jamás ví que siquiera recordarán mi nombre.- a este punto ya estaba  llorando mientras se abrazaba así mismo.

Roier no sabía que decir.
Era cierto pero una verdad a medias.
No es que ellos decidieran olvidarlo, sus memorias fueron manipuladas y aún cuando lo veía en sueños, no sabía que era parte del pasado que Sapo quería borrar.

- No puedo darte una explicación ahora.
Porque no la tengo. Sé que va a parecer una excusa, que no entiendo tus sentimientos... Pero tienes que saber que mi corazón siempre te recordaba, había algo que me hacía tenerte aqui- tomó la mano del pequeño y la coloco sobre su pecho, se estaba aguantando también las ganas de llorar porque no quería que Spreen lo viera así.
Había tantas cosas que seguía guardandose.
Sabía que necesitaba ayuda y se negaba a pedirla.- Aparecías en mis sueños y yo creí que era un tipo de deseo que tenía, aún tenía a Missa y Tina en mi pancita, por lo que soñar con bebés me pareció normal.
No fue hasta que había momentos donde te veía más grande, con aventuras que seguramente tuvimos y cosas que yo no podía conocer por cuenta propia que me fui dando cuenta que algo estaba tras de todo eso.
No pensé mucho en ello y estuve mal, quizás si hubiera prestado más atención yo...- se mordió el labio.
Hablar de esto se sentía liberador pero ardía tanto.- Yo hubiera podido hacer algo. Quizás hacer que regresaras antes.
No fue hasta que Sapo Peta me mostró tu overol que me dí cuenta que todo fue por su culpa.
Ahora solo quisiera recuperar los años perdidos, que vivas tu vida.
Quiero protegerte, Bobby.
Mi patitas de cheeto.

El pequeño se acercó limpiandole algunas lágrimas con la manga de su suéter.

- Mumza nos explicó algunas cosas, pero no todo, ella sabía que era un tema de adultos y estaba furiosa cuando se enteró de porque todos habíamos llegado antes de tiempo.

Recargó su cabecita en el pecho de Roier, cerrando sus ojitos y enfocandose en el ritmo de los latidos.

- Solo que pensé que habían buscando tener más hijos para hacer lo que Brayan cree que hicieron con él.

Esto sorprendió a Roier, se hizo un poco para atrás para poder ver la carita de Bobby.

- ¿De que hablas? ¿Qué creyó Brayan que hicieron sus padres?

- Buscar un sustituto.
Él pensaba que Spreen era su reemplazo. Si lo recordaban, sabían de que existió, pero en vez de buscar la forma de traerlo de regreso, tuvieron otro bebé y ya.
Le dieron el cariño que le pertenecía a él.

El castaño no sabía que decir, era obvio que nada fue así, que incluso el nacimiento de Spreen les dió más miedos de los que ya tenían.
Aún recordaba la charla que tuvieron sus suegros con el moreno, el como abrieron su corazón y mostraron lo lastimados que seguían estando.
El perder un hijo nunca se supera.
Aún cuando este volvió, los Rubegetta por semanas se negaron a dejarle solo, Rubius había vuelto a su hábito de verle dormir para asegurarse que nadie lo lastimaria. No fue hasta que Brayan les explico que necesitaba algo de espacio para asimilar que estaba con su familia nuevamente que decidieron mantener otro tipo de control. La pesadilla había terminado, bueno, casi...

Y puede que Spreen estuviera escuchando esto al no querer quedarse fuera de esta plática.
Tenía que hablar con su hermano y quizás con sus padres.
De una vez por todas sacaría su lado emocional aunque eso fuera abrir un trauma que seguía negandose a aceptar.

Les dió un pequeño beso a sus hijos que dormían plácidamente en sus cunas y ojalá tener el tiempo suficiente antes que Roier se diera cuenta de su ausencia.

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¿Gustan pañuelos?

¿Chocolate?

¿Terapia?

Alguien en un comentario me dijo "deberías darle más traumas a los demás, te enseñas mucho con ciertos personajes. Dale más traumas a Spreen, Vegetta, Carre."

Si supiera que son los que están en punto de quiebre jsjs

Ojalá les guste la primer parte de esto ~
Que aún falta y luego sigue el tema de Brayan.

Besitos en el siempre sucio.
Bye.