Capítulo 8🌷
*Pov Caroline*
Me presento de nuevo, soy Caroline, una dríada.
Supongo que tienen dudas sobre mi porque bueno, realmente a Hobi no le dije la gran cosa, y no es por ser mala o antisocial, es más bien porque mi historia no es algo muy... Grato de contar.
Pero lo haré, deben conocerme mejor.
Vale, primer punto a resolver.
¿Exactamente qué es una dríada?
Pues no, no es un término que inventé sólo para cambiarle dos o tres letras a la palabra "hada".
Somos reales.
Nosotras somos parientes de las hadas, de ahí el nombre y las similitudes.
Una de las diferencias más marcadas es la ausencia de alas, cosa que hace que Jimin se sienta mejor porque así no es el "único".
Lo segundo que nos diferencia de ellas es que nosotras no podemos andar libres por la naturaleza, si no que estamos atadas a un árbol.
Nacemos ligadas a un árbol específico del cuál depende nuestra vida como tal, pues si ése árbol es dañado o muere, nosotras recibimos el mismo daño o morimos igual.
Además de no podernos alejar de él a más de 300 metros. Ésa es la enorme diferencia entre las hadas y nosotras.
De ahí viene lo siguiente, ¿porque yo sí divago libre y vivo en una flor? ¿Porque no en mi árbol?
Ésa es la parte no linda de mi.
Verán... Yo sí tenía un árbol ligado a mi, un encino.
Pero yo no era feliz viviendo de ésa manera, pues justo mi árbol estaba cerca de una aldea humana y de él sacaban savia, cortaban sus ramas por diversión, e incluso una vez le prendieron fuego. Me dañaba mucho, de hecho tengo aún las marcas del daño.
Rogué a mi anterior reina que me cortara el hilo con ése árbol porque yo no deseaba vivir y morir recibiendo tratos crueles todo el tiempo. Ella se negó rotundamente, ignorando todas las cicatrices que poseía.
La única forma en que una dríada se desprende de su árbol, es logrando que tu reina te destierre o corte ésa unión.
No tenía opción, y luego de desobedecer a mis labores del bosque, descuidando a las plantas y animales e incluso lanzando encantamientos a mis propias amigas de aquel entonces, logré que mi reina me desterrara y así mi liga con el encino por fin se rompió.
Dejé de ser una dríada completa, y aún sigo sufriendo las consecuencias del maltrato que le daban los humanos a mi árbol.
Todo ésto sucedió en mi anterior hogar, muy lejos de aquí.
Residía en un bosque encantado, en el reino Evergreen, mi reina era la dríada Kalina.
Ella era una buena reina y todos los seres de ése reino la adorabamos por ser tan justa, pero repito, no me quedaba más opción que fallarle, sólo por no desear morir tan cruelmente.
Me fuí de allí y encontré éste lugar después de vagar por algún tiempo.
Aquí solamente habemos seis dríadas, de las cuales únicamente yo soy "defectuosa".
La reina del bosque me permitió quedarme aún después de enterarse de mi pasado y de que mi parte dríada estaba incompleta, dejándome a cargo de la primavera y su equilibrio. Desde entonces opté por vivir en Fionny, un tulipán que yo misma planté.
Las demás como yo no me dirigen ni la palabra, por que saben mi historia y no quieren inmiscuirse conmigo. Así que sí, sólo yo mantengo ésta estación en funcionamiento mientras ellas siguen en sus respectivos árboles sin salir a ayudar.
Bueno, pasando a una aclaración menos triste, ¿cuantos años tengo con exactitud?
Vaya... Digamos que ésto se divide en dos, edad que aparento, y mi edad real.
Aparento ser una chica de 20 o 24 años por máximo.
Pero mi edad real es de... Creo que 158 años, perdí la cuenta hace décadas así que dejémoslo en 158.
Hablando un poquito de mis poderes, porque sé que de nosotras no se conoce tanto como de las hadas, uno de mis poderes más importantes es hablar la lengua de las plantas y poder comunicarme con casi todos los animales.
Excepciones, los insectos. Es más complicado su dialecto así que casi no me entienden.
Otro de ellos es que, cuando me siento atacada, lanzo hechizos de confusión mental que solamente yo puedo quitar.
Además de hacer florecer los árboles o hacer que las plantas crezcan donde y cuando yo lo deseo, sin importar la estación del año.
Y hablando de estaciones, no sé si se concidere un poder, pero según la estación mi cabello y piel cambian de color. En primavera mi piel es muy clara y mi cabello es rojo, en verano soy ligeramente más bronceada y mi cabello se torna azul, en invierno vuelvo a ser de piel pálida y cabello blanco y para otoño me vuelvo casi morena y mi cabello se hace color bronce.
Son poderes lindos.
Ahora, se supone que mi especie no es agresiva, pero por las circunstancias de mi existencia me volví un tanto así.
Soy muy seria, no soy de hablar mucho -razón por la que solamente tengo tres amigos- y sobre todo, repudio a la raza humana.
Pero... Agh, Hoseok es lindo.
Fionny lo aprobó, Jimin intuyó que era de corazón puro al igual que Yoongi, además de algunas cosas más que mencionó... Ya después las sabrán.
Cuando alguien me interesa de verdad, soy dulce y cariñosa, actitudes que tomo con Jimin, mis demás amigos y ahora con Hoseok.
No sé porque... Creo que me agrada.
Puede ser que no todos los humanos sean malos, él por ejemplo no me hirió, y tenemos cosas en común que nunca creí compartir con nadie.
Él es la parte buena y grata de mi historia...
Pero, aquí vienen los chicos más amargados del mundo mágico.
Sí, ya me eliminé de su grupo gracias a ése chico pelinegro con quien bebí té de savia.
- Perfecto, otra que sale con humanos. - reclamó desde el agua.
- Sólo falta que él salga de su lago y tenga citas con sílfides. - bromeó.
- Ni Merlín lo mande. - hizo una mueca - ¿Quien podría salir con alguien tan vanidoso y distraído?
- Ahora veo porque nadie sale contigo. - reí junto con Jimin.
- Regresando al tema importante, que es regañarlos, ¡están locos! ¿Puedo saber que bruja los picó?
- Te dije que no dejáramos que se juntaran con las hadas del polvillo... Ellas y sus ideas fumadas les afectaron. - nos miró mal.
- Ay ya callence, Yoongi y Hoseok no son malos, Fionny está de acuerdo. - añadí.
- ¿Y sólo porque tu flor rara te lo dijo ya es verídico? - reprochó rodando los ojos.
- Bueno... Ellos cruzaron a nuestro lado... Sabes que sólo si tienen el alma cristalina pueden hacerlo. - admitió recargado en un árbol.
- Ya me voy, ahora hasta tú los defiendes. - bufó.
- No los defiendo, sólo digo las cosas como son de acuerdo, tritón bipolar. - rodó los ojos.
Y así seguimos discutiendo durante un buen rato, sin llegar a ningún acuerdo favorable para Jimin y para mi, de hecho, no llegamos a nada.
Sólo conseguimos que nos repitieran una y otra vez que no nos acercaramos más a ellos si no deseábamos tener problemas con la reina.
Tienen razón, ésto nos podría condenar.
Pero... Ahora entiendo a Jiminie... No lo puedes evitar ni aunque estés prendiendo de un hilo.
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