*Pov Jimin*

Me ha estado sucediendo algo raro desde hace algunos días, al principio no le tomé gran importancia, pero mi curiosidad me ganó. Lo que pasa es que últimamente lo que presiento se vuelve realidad.
Nunca me había pasado nada similar, y hasta donde yo sabía no tenía más poderes además de hacer nevar y congelar cosas.

Decidí buscar la ayuda de una de las pocas hadas que hay en éste bosque, sí, la verdad no somos muchas. Ella no es de invierno, pero es dueña de la biblioteca del castillo de la reina así que con éso me basta.

— ¡Flora! ¿Flora estás aquí? — llegué gritando y salió de atrás de un estante.

— ¡Shhhhh! — me calló inmediatamente — Recuerda donde estás Jimin. — se acercó a mi — ¿Que necesitas?

— Pues vine a la biblioteca así que supongo que un libro. — me dió un pequeño golpe en el brazo, yo reí bajo — Ya lo siento...

— Dime ¿que libro buscas ahora? — olvidé mencionar que suelo venir mucho aquí. Aburrimiento y tener una buena amistad con Flora son mis razones.

— Busco... Sobre los poderes de las hadas. — me miró raro — Sí, soy un hada y no sé de hadas, lo lamento.

— Tengo uno... — luego de burlarse un poco de mi, me llevó entre los pasillos, en donde rebuscó en el estante de fairys y me entregó un libro enorme color azul turquesa — Aquí lo explica todo.

— Me... Imagino... — hacía gestos por no poderlo sostener bien, en verdad era muy pesado — Gracias Flo...

— De nada. — sonrió y me fuí caminando a dudas penas.

Ya en mi casa — que por cierto vivo en una cueva de hielo cerca del lago que yo hice, no se derrite gracias a mi magia — abrí el enorme libro y empecé a leerlo.
Tardé cerca de una hora pero al fin hallé la parte que me interesaba. Poderes ocultos decía el título.

— ¡Aqui está! — festejé yo solo — Algunas hadas tienden a desarrollar poderes de intuición muy fuertes... — me sorprendí al leerlo.

Bueno, al menos sé que es parte de mi naturaleza, éso me quitó el espanto y preocupación. Para hacer una última prueba me quedé pensando unos segundos.

Un presentimiento de pronto llegó a mi mente, Caroline estaría visitándome en unos instantes.
Esperé más o menos dos minutos y alguien llamó a mi puerta, sí, mi cueva tiene puerta, me levanté emocionado por mi descubrimiento dando pequeños brincos.

— ¡Hola! Sabía que vendrías. — sonreí y la dejé pasar.

— ¿Como? Ni siquiera te avisé. — le expliqué lo que había leído, obviamente resumido, y también se sorprendió — Éso sí que es fantástico, es como si fueras vidente.

— Algo así. — asentí aún emocionado.

Junto con ella seguí leyendo más sobre mis poderes que se suponía tenía, y encontré que podía crear escarcha para conservar las plantas sin marchitarse, además de  habilidades de control mental leve que hacen que la persona en la que yo piense alucine mi presencia, es algo extraño.

Ay... Yo creí que ése último solamente yo lo tenía... Ya no es especial.

— Probemos tu escarcha. — me hizo una flor.

Moví mis manos alrededor de ella, de las palmas me salieron destellos pequeños y se empezó a envolver en una bola de escarcha algo brillante, no sabía que podía hacer éso. Por lo regular sólo cubro todo con nieve y hielo.

— ¡Rápido dame ése ramo! — exclamé inmediatamente después del descubrimiento y señalé las flores de Yoongi, las cuales estaban ya un poco marchitas, que estaban colocadas junto a mi cama.

Caroline utilizó su magia para reanimarlas, devolviendoles su bonito color blanco y aroma suave, yo las tomé con delicadeza y las cubrí con mi escarcha.

— Ahora sí serán eternas. — sonreí y acomodé la esfera en mi mesa de noche — No sabía que tenía más poderes.

— Ahora debes aprender a controlarlos. — asentí.

[...]

El día que Yoongi regresó, yo lo intuí. Desperté ésa mañana con un fuerte presentimiento sobre su llegada y de inmediato me puse muy feliz, pues cada una de mis intuiciones se habían cumplido al pie de la letra desde que me enteré de ellas.

Salí de mi cueva a buscar a Caroline, la encontré abriendo las flores cerca del lago así que no me alejé mucho de mi casa.

— ¡Yoongi regresó, creo que regresó! — le grité muy contento — Debería estar aquí ésta noche. — sonreí en grande.

— ¿Tu nueva intuición te lo dijo? — asentí rápidamente — Vale, suerte con que se cumpla.

— ¿Porqué no te cae bien? — rodó los ojos — Deberías conocerlo, es muy lindo.

— Lo pensaré. — bufó — Oye... ¿Seguro que puedes salir al calor? ¿No te sientes mal ni nada? — me miró ahora preocupada.

— No, en el libro decía que las hadas sin alas pueden estar en cualquier clima porque las alas son las que se dañan. — expliqué — O algo así entendí...

— De haber leído ése libro hace años no te hubieras perdido tantas primaveras. — suspiró.

— ¡Tengo una idea! ¿Me enseñarías la primavera? Ya que nunca la he visto bien... — pedí con mis mejores ojos tiernos.

— Vale... — me sonrió levemente — Pero no te separes de mi, ¿entendido? — asentí.

Me llevó a su casa, la cual sólo había visto con nieve encima, es bonito ver todo de tantos colores vivos y sentir el sol sobre mi.
En invierno obviamente el sol está presente, pero debido al ambiente que debo crear no se sienten sus rayos cálidos, además todo lo tengo que volver blanco, azul y frío, lo cual me gusta, sin embargo, no sabía que la primavera fuera tan linda.

Me enseñó como hacía crecer las flores en los árboles y césped, además de mostrarme como se veían los animalitos sin su pelaje para invierno.
Yo convivo con ellos, pero muchos hibernan o se mantienen escondidos, así que por primera vez ví a los osos y aves despiertos.

Definitivamente todo es muy bello en ésta estación, y la sensación del aumento de temperatura en mi piel es agradable.

Ahora podré ver a Yoongi sin necesidad de estar en el frío, creí que no lo vería más por ésa limitación, pero ya que sé que realmente no corro peligro soy más feliz aún.

Más tarde, estábamos en el lago descansando cuando llegaron unos minutes* amigos de Cari, ésos chiquitos le ayudan a vigilar la llegada de humanos y otros seres al bosque, porque mi amiga suele ser muy entrometida en ésos aspectos.

Dice que sólo es por seguridad, pero sé que le encanta el chisme también.

— ¡Cari, Cari! — habló uno de ellos, venían tres — Llegó alguien nuevo.

— ¡Es enorme como el chico de nieve! — así se referían a Yoongi, le otorgaron ése apodo por su color pálido de piel y cabello blanco.

— Y era guapo. — sonrió el tercero — Pero éste es de cabello negro y menos pálido. — explicó.

— ¿Algún detalle más? — preguntó  interesada.

— Su voz era más chillona que la del otro chico. — admitió con una risita el segundo de ellos — Pero sonaba linda.

— A nosotros nos agradó. — confesó el primero y sonrieron.

— Vale, pueden irse. — obedecieron y echaron a correr — ¿Tienes idea de quien pude ser?

— Pues Yoongi me presentó a tres amigos suyos, recuerdo a uno pelinegro pero la verdad... No recuerdo su nombre... — un presentimiento apareció en mi cabeza — ¿Te interesó conocerlo tú misma?

— ¿Eh? ¡No! — desvió la mirada — Sólo que lo describieron bien y... Pienso que podría agradarme igual que a ellos...

— ¡Te interesó! — bufó — ¿Porque no le pides a Yoongi que lo presente contigo?

— ¿Yo conociendo a más humanos? No gracias, con el tuyo estoy bien. — la miré mal — En un buen sentido, no te lo pienso robar.

Presentía que ella terminaría topándose primero a Yoongi cuando viniera a buscarme por la noche, si es que no me equivocaba respecto a éso, así que la mandé a la división a propósito para que tuviera que hablar con él. Advertida estaba para decirle que quería conocer a su amigo, y hasta que escuché que lo hizo aparecí yo.

Podría usar éste nuevo poder de intuición más seguido, me agrada que mis "predicciones" acaben siendo totalmente reales.
Aunque... No sé si todas serán sobre cosas positivas...

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Los minutes son parte de una tercia de elementales de tierra muy primitivos, los cuales tienen la labor de ayudar a seres mágicos de rangos más altos en tareas sencillas.*

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