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ÚNICO

spring first kiss
( 봄의 첫 키스 )

🌸 —

Podrían escribirse mil historias de amor, de primeras veces, las vergonzosas y dulces, las que te llenan de alegría o de ganas de olvidarlas. Por las primeras veces que fueron mil, y las que fueron la última.

Por las veces en que dos almas concibieron la ternura de rozarse y caminar en los prados del edén con sólo un ligero temblor del primer beso, aunque muchos aún no fueran afortunados de haberlo recibido ni dado.

Como era el caso de Seokjin, quién estaba sentado en aquella cafetería con aire de los años 80'. Mesas decoradas con manteles a cuadros, una vieja rocola en la esquina reproduciendo aquellas melancólicas melodías de Elvis Presley, la barra con ese tono carmín brillante, malteadas, cafés, dulces siendo degustados por jóvenes felices a sus ojos.

Los mismos ojos marrones que brillaban al igual que su piel tan suave y tersa ante los ligeros rayos de sol que lentamente caían ante la muerte reiterada de su ciclo. Con las pequeñas partículas de polvo colándose por la ventana alumbrándolo, cómo si de un ángel se tratara, una obra de arte en pleno auge de belleza estuviese siendo tallado a mano.

Puesto que Kim Seokjin era una belleza incalculable ante los ojos de todos, pero nadie sabía lo que su rostro tan bien dibujado guardaba, ni que estaba esperando ansioso ante esa ventana, porque nadie en ese pequeño pueblo entendía porque a las 4:00 p.m, religiosamente el iba a tomar su malteada de fresas con chocolate y cerezas durante ya 5 años. La misma hora, mismo asiento, justo a la derecha del local, en los asientos más apartados y cerca de aquel rosal artificial.

Cómo todos los días al dar las 10:00 p.m se retiraba con tristeza marcando su trayecto, se despedía cortésmente de los empleados.

— SeokJin hyung ¿quiere que lo acompañe a casa?.

Sus ojitos se dirigieron ante esa silueta tan joven a comparación suya, con esos cabellos grisáceos algo desordenados y esos ojos mieles hipnotizantes.

— Taehyungie no hace falta — sonrió —. Debo pasar por la farmacia para llevarle a YoonGi unos medicamentos que me pidió para su madre y pues tardaré mucho, además no creo que le agrade tanto a tú padre pequeñín.

El menor hizo un mohín con sus labios rojizos lanzando un suspiro largo.

— Esta bien hyung, entonces mañana lo acompañaré — agregó dejando a la vista una risa blanca y algo cuadrada asomándose casi opacando a aquel atardecer que se desenvolvía detrás suyo.

— Claro que sí Taetae.

Sin más se despidió dirigiéndose a ningún lugar en especifico, le había mentido a Taehyung el novio de su hermanito menor Hoseok. No era por nada, simplemente que deseaba estar a solas, entre la oscuridad del cielo y lo vacío de sus pensamientos.

Era un día caluroso, las calles estaban adornadas de flores y colores brillantes, también de aromas cítricos y bebidas refrescantes. Todo para hacer la visita a ese pueblito pequeño la mejor estadía posible. A unas horas de la llegada de la primavera, de la tan esperada estación y más en ese cúmulo de personas que felices bailaban y repartían comidas deliciosas, porque todos alegres hacían un pequeño festival.

Sus pasos se guiaban solos ante la incertidumbre, unos niños pasaron corriendo a su lado, dos de los cuáles captaron completamente su atención, estaban de la mano y eso recreo un cierto recuerdo que él jamás dejaría desvanecerse, unas palabras que estaban tatuadas en su memoria.

"Cuándo tenga dinero Jin hyung y yo nos casaremos y nos iremos de este pueblo, él será el mejor esposo y yo lo mimare mucho para que nunca, nunca deje de amarme".

Esas palabras quedaron resonando desde sus 19 años hasta sus ya 24 años, caminando a pasos leves llego hasta ese puente sobre el cuál caían hojas creando una lluvia de sangre, sus zapatos llevaban consigo los suaves pétalos dejando su rastro de pasantía por allí. Miró su reloj y quedaban 2 minutos para las 12:00 p.m un largo y ahogado suspiro abandono sus rosáceos labios.

Hoy es el último día, pues, veo que no cumpliste con tu palabra Namjoonie.

Habló con tristeza palpable en su voz, una lágrima caía creando remolinos en ese arroyo cristalino el cuál enmarcaba su silueta siendo un fondo magistral la luna y las estrellas brillando con intensidad.

Delineó sus labios recordando ese último día en que vio a ese chico el cuál lo enamoró desprevenidamente.

— "Jinnie hyung, prometo volver, nadie podrá separarnos hyung, yo soy tuyo. Volveré de Estados Unidos a buscarte, iremos a recorrer el mundo, nos casaremos. Espérame amor, porque volveré sin importar que, el último festival de las flores, en aquel puente dentro de 5 años".

Sus ojitos se llenaron de sueños rotos y un corazón despedazado. Porque Kim Seokjin había esperado esos tortuosos 5 años a su amor de infancia.

Una brisa fría se coló entre su piel y ese abrigo negro, un temblor lo tomó desprevenido al oír un leve secreto susurrado al viento traicionero.

Incluso luego de 5 años sigues teniendo esa misma mirada inocente.

Giró su rostro para toparse con cierto hombre con ese inconfundible porte elegante, unos hoyuelos reflejando el brillo de aquella sonrisa escondida detrás de una azalea blanca, haciendo el contraste de la noche estrellada, el árbol de delonix regia la cuál soltaba ciertas flores carmín cómo lluvia primaveral, ciertos fuegos artificiales. Nada podía ser más perfecto.

Jin hyung, me esperaste.

Su aproximación marcaba una aceleración desorbitante en el corazón del mayor.

Lo juré.

Habló de manera fría, tratando de calmar el calor que lo inundaba.

Y yo juré volver, lo cumplí Jinnie, volví amor.

Ese fue el cruce de luces, flores, sentimientos, vidas, emociones contenidas, dolor. Ese fue el clímax de su espera, el lanzarse a los brazos del menor, en un simple gesto tratando de abarcar tanto en tan poco.

Namjoon dirigió su preciosa y brillante mirada a los expectantes ojos de Seokjin tratando de decir mil cosas que no eran necesarias de pronunciar pero sí de demostrar.

Dos milímetros, escasa distancia ante esos labios que deseaba, anhelaba por probar.

Y lo hizo, acortó la distancia con un simple rozar tortuoso entre dos belfos necesitados por sentirse.

Un beso con sabor a primavera.

Porque la primavera era renacimiento, era vida. Y eso era para Kim Namjoon, Seokjin, era su vida.

Ambos labios se movían torpes a pesar de sus años, pero eran movimientos demasiado cómodos, pequeñas risas se escapaban por los bordes de su felicidad. El sabor dulce de Namjoon para Jin era muy adictivo.

El aire, el mundo no importaba, sólo deseaban oír sus respiraciones y sentir sus manos y labios aprisionándose uno contra el otro.

Kim SeokJinhabló Namjoon creando de nuevo esa molesta distancia entre ambos — este fue primer beso ¿no?.

Jin asintió con sus mejillas ardiendo.

Qué bueno que el primero de tus eternos besos sean con esposo.

Y un anillo se ajusto perfectamente a su dedo anular.

Más besos se colaron entre las luces naturales, las risas y la vida misma.

" Nunca sabes lo que la vida puede tenerte preparado, por eso a cada pequeño destello de felicidad aferrate y vívelo cómo su fuera el último ".

311017
Artl-her


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