Segunda parte.
Atravesando por el filo del frío invierno
hasta que lleguen los días de primavera,
hasta que lleguen los días en los que florezcan las flores.
Por favor, quédate,
quédate aquí un poco más.
¿Cambiaste tú o cambié yo?
Odio este momento, este paso del tiempo.
Hemos cambiado, sabes,
como todo el mundo, sabes.
Sí, te odio, me dejaste,
pero nunca dejé de pensar en ti,
ni un sólo día.
Para ser honesto, te echo de menos
pero te olvidaré
porque olvidarte duele menos que culparte.
Intento exhalarte con dolor como si fueras humo,
como un humo blanco.
Digo que te olvidaré pero en realidad
aún no puedo dejarte ir.
❄
- Va a entrar, va a entrar, ¿Están listos? -susurró Jin, escondido contra la cama al lado de Jimin y en la otra esquina estaba Jungkook.
Todos estaban escondidos; Hoseok dentro del mueble de la ropa, Yoongi en el baño con la torta, Taehyung con la cabeza dentro de la lampara. Contaron hasta tres y sintieron como Namjoon rompía la perilla. Todos trataban de no echarse a reír.
- Perilla de mierda, ah. -le escucharon murmurar-. Chicos, ¿Pueden prestarme dinero? Rompí algo aquí, ¿Chi-
Y de repente al entrar, vio como todos pegaban un grito que le hizo ponerse la mano al pecho y como todos empezaron a meter ruido con mini trompetas de papel, tirando serpentinas en su cara y las almohadas de la cama.
- ¡FELIZ CUMPLEAÑOS, KIM NAMJOON!, ¡WOO!, ¡FELIZ CUMPLEAÑOS A TI!
- ¿Pero qué-?
- ¡Atrapa ésta, monstruo del rap! -oyó como Yoongi gritaba, para luego tirarle el pastel a la cara. Vio como Taehyung agarraba huevos y harina, no sabía de dónde, para tirárselos también.
- ¡FELIZ CUMPLEAÑOS A TI!, ¡NUESTRO QUERIDO NAMJOONIE! -gritaron y Namjoon estaba tratando de protegerse de todo lo que le tiraban.
- ¡Aah, basta, ya! -exclamó Namjoon, medio riéndose, le parecía gracioso que todos estuvieran como locos gritando y saltando encima de la cama.
Y aun no podía salir de su aturdimiento, con la cara manchada de pastel. Vio como Jin se acercaba corriendo hacia él, saltando en sus brazos y rodeando sus piernas alrededor de su cintura. Abrazó su cuello y lo besó apasionadamente, sin importarle que se manchara ni que el beso tuviera sabor a fresas y chocolate.
- ¡Esto es para ti, nuestro líder! -exclamó Jin, mientras le ponía una corona en la cabeza.
Namjoon sonrió enternecido, mostrando sus hoyuelos y con los ojos brillosos.
- Ah, eres tan bonito y tierno, chico guapo. -Namjoon estaba a punto de besar a Jin otra vez, pero la voz de Taehyung los detuvo.
- ¡Chicos, encontré otro pastel! -exclamó éste, haciendo ademán de tirárselo a Namjoon y todos le miraron con pánico, negando con la cabeza.
- ¡NO, TAE, NO TIRES ESE PAS-!
Demasiado tarde.
Al final, tuvieron que gastar dinero del robo para comprar otro pastel.
❄
Jimin caminaba entre las personas solo, con las manos en los bolsillos. Miraba su alrededor, buscando a un chico alto, musculoso y con ojos de bambi. Jungkook había dicho que estaría allí con Namjoon, así que también esperaba encontrarse con él.
Habían cambiado muchas cosas desde que se fue.
Por ejemplo, ese parque de diversiones cerca de la costa.
La primera vez que fue con Yoongi recién lo habían inaugurado. Podía verse así mismo y a él, más jóvenes e inocentes, comer algodón de azúcar y besar al otro cuando estaba despistado, mientras subían a todos los juegos. Recordaba cuando jugó a poner los aros en las botellas, donde ganó, regalándole un peluche de Kumamon a Yoongi, quien no paraba de reír y decir que era el peluche más estúpido que había visto y que por eso le gustaba.
Estaba recordando y recordando. Desde que lo había dejado siempre vivía en los recuerdos, se sentía incapaz de crear nuevos sin él. Por eso, se había dicho así mismo que regresar antes de los cuatro años no podía cambiar nada. Además, sólo faltaba un mes para que Jimin se graduara y tuviera su título... y los chicos estaban por cumplir su condena por buen comportamiento. Incluso Yoongi, cuando se entregó el mismo a la policía después, cuando él se marchó. Nunca pensó que lo haría, pero lo hizo y cuando quiso entregarse también, no tenían pruebas. Ninguno de los chicos le delató.
Los extrañaba a todos, con una locura dolorosa.
Pero sobre todo extrañaba a Yoongi. En ningún momento de esos tres años pudo respirar tan bien como donde estaba ahora, recordándolo en el lugar donde por primera vez Yoongi le había dicho que le amaba.
Justo allí, frente a él, donde estaba ese viejo y oxidado carrusel para niños.
Se quedó quieto. A sus ojos, ese carrusel con sus asientos olvidados seguía vivo, brillando como la primera vez que lo inauguraron. Girando y girando por siempre, como los recuerdos en su cabeza.
Park.
¿Min?
¿Alguna vez haz sentido algo tan fuerte por alguien que ni siquiera puedes expresarlo con palabras? Algo tan profundo, que ni todos los diccionarios del mundo podrían ayudar a explicar.
Todos tenemos ese sentimiento alguna vez, ¿Tú lo tienes ahora, hyung?
Sí, cada vez que te veo.
Tal vez puedas explicarlo en una palabra o en una frase, ¿No te parece?
Hmm, pensándolo bien, encontré una.
¿Cuál?
Te amo.
Creo que esa sería la frase perfecta para explicar lo que siento cada vez que te veo.
- ¡Hyung, cómprame un algodón de azúcar!, ¡Yah, Yoongi hyung!
Jimin despertó de su ensoñación al escuchar esa voz y nombre conocidos. Se dio la vuelta y miró alrededor donde varias personas pasaban a su lado y los vio, a su izquierda, pasando a unos pasos frente a él pero sin darse cuenta de su presencia.
- No voy a comprar una mierda, Jungkook, ya te compré tres malditos tickets.
- ¡Yah, hyung, vamos, tengo hambre, hambre! -insistió Jungkook, zarandeando a un Yoongi indiferente.
Jimin prácticamente se había quedado sin respiración. Vio como Jungkook y Yoongi se alejaban de él, así que instintivamente los siguió, tratando de que no le viera. No era difícil, Yoongi sólo parecía estar interesado en sus propios zapatos.
Y tenía el cabello negro azulado. Le gustaba. Seguía siendo igual de guapo que siempre, con esa mirada filosa y esa palidez tan bonita. Pero se veía cansado, ojeroso, y no le gustó para nada.
Tal vez el Yoongi que recordaba ya no existía más.
Vagó al igual que ellos hasta que llegó al puesto de regalos sorpresa. Decidió comprar un regalo luego de que Jungkook comprara el suyo -pagado por Yoongi- y lo abrió.
Era una pistola de juguete.
De esas que cuando tirabas del gatillo salían serpentinas y una bandera roja la cual decía Feliz cumpleaños. Le gustó la idea, encontrarse con Yoongi se sentía como si le hubieran dado un regalo de cumpleaños.
Así que sin importarle una mierda y viendo como ambos chicos se detuvieron para comprar un algodón de azúcar, Jimin fue hasta ellos y apuntó directamente a Yoongi con el arma. El primero en darse cuenta que se había acercado fue Jungkook, quien lo mirada pasmado.
- Min Yoongi.
Vio como Yoongi se quedaba estático, para luego darse vuelta lentamente, casi como si tuviera miedo.
Se miraron. Vio como sus labios se movieron, diciendo su nombre.
Bang.
Y Jimin tiró del gatillo, con todas las serpentinas impactando en el pecho de Yoongi.
- Dije que vendría por ti, ¿No?
Sonrió con tristeza y el mayor lo miraba con los ojos cristalizados, incrédulo, sin mover ni un músculo.
- Si me muevo vas a volver a desaparecer, ¿Verdad?
Y ese fue el detonante para que Jimin estallara en llanto, negando con la cabeza.
- Estoy aquí, Minnie. -sollozó-. Estoy aquí contigo. No me esfumaré, nunca más.
❄
- ¿Alguien quiere decir unas palabras para mí?
Preguntó Namjoon, emocionado, sentado en medio del sillón. A cada lado de él estaba Jungkook y Jimin, Jin estaba sentado en una silla al lado de éste y en el suelo frente a él estaba Taehyung y Hoseok. En la mesa frente a ellos estaba el pastel de fresas con una vela, con vasos alrededor y bebidas alcohólicas. La habitación estaba echa un desastre de serpentinas, globos, dinero, envases de comida, restos de harina y torta.
- No.
Respondió Yoongi, en su oído. Éste estaba acostado detrás de él en el sillón.
Jimin le pegó en el hombro a Yoongi y este se rió.
- Está bien, está bien, diré algo. -exclamó, aclarándose la garganta-. Kim Namjoon, siempre tengo que arreglar las cosas que rompes, eres un total desastre, eres un pervertido, roncas peor que mi abuela y... -todos le miraban enarcando una ceja, incluso Namjoon, pero Yoongi siguió mirando el techo pensativo-... eso. Eso es todo lo malo de ti. Prefiero decir lo malo, porque si digo lo bueno, nunca terminaré. Eres un chico demasiado genial.
- Ah, hyung es tan bueno para arreglar los momentos. -exclamó Namjoon, sorprendido-. Es casi como una habilidad.
- Lo sé, lo sé. -exclamó Yoongi, orgulloso-. Pero ahora estamos hablando de ti.
- ¡Ya, yo quiero decir algo también! -exclamó sonriente Taehyung, pero luego Jimin le tapó la boca.
- ¡No, seré yo! -exclamó éste, divertido.
- ¡No, yo! -intervino Jungkook, abalanzándose encima de Namjoon.
- ¡No, sigo yo, que soy su novio! -dijo Jin, frunciendo el ceño.
Todos empezaron a hablar al mismo tiempo, incluso Yoongi, pero éste solo balbuceaba para molestar a Namjoon.
- ¡Hablen de a uno!
De repente se escuchó como golpeaban la puerta, y todos se quedaron en completo silencio.
- Disculpen, si no se callan me veré en obligación de llamar a la policía.
Namjoon se paró caminando hacia la puerta e inmediatamente los chicos se fueron a esconder en el baño. Al abrir vio a la mujer de la recepción.
- Disculpe, pusimos la televisión demasiado alto y como es mi cumpleaños, no pudimos evitar gritar -se disculpó, sonriendo-. No volverá a pasar.
La mujer iba a decir algo, pero el sonido de una sirena de policía los asustó a ambos.
- Oh, ya están aquí. -le oyó musitar a la mujer.
Namjoon trató de no temblar del nerviosismo y actuó lo mas desinteresado posible.
- ¿Por qué ha venido la policía? -le preguntó a la mujer-. ¿Pasó algo malo?
- No, tal vez pasaron por aquí para cerciorarse de que no estuvieran esos ladrones por aquí, ¿Sabe de ellos? Han asaltado no sé cuántas tiendas, y lo peor de todo es que sólo son unos chiquillos. Es horrible.
Namjoon asintió cabizbaja, sintiendo como su estómago se retorcía.
Del auto de los policías salían dos de ellos, un hombre y una mujer.
Al ver la cara de la mujer, y como ésta le miraba, se aterró.
Era la mujer que había tomado de rehén cuando asaltaron la tienda de conveniencia de Seúl.
Fue un descuido, pero la mujer le había visto el tatuaje del cuello.
Cerró la puerta cuando la mujer se dirigía hacia él y respirando agitado se apoyó en la puerta de espaldas.
Jin le miraba preocupado desde la puerta del baño.
- ¿Pasa algo, Nam?
- Dile a Yoongi hyung que vaya por el auto.
❄
- ¿Por qué, Park?
¿Por qué?
Eso mismo me pregunto yo.
- ¿Me odias?
Él pareció pensarlo, mientras miraba sus pies. Jimin apenas podía hablar, sentía un nudo en su garganta que le asfixiaba. Había dejado de llorar al igual que Yoongi y ahora se encontraban sentados al lado del otro esperando el autobús. Jungkook se había ido, no sabían en qué momento, dejándoles solos.
- Sí... Te odiaba... Pero ahora... No odio que me hayas dejado, odio que no te hayas despedido de mí.
Jimin suspiró. Se sentía como en casa cuando estaba con Yoongi, pero podía sentir lo dolido que estaba él. Y su rencor, haciéndole trizas el corazón.
- Si te veía, nunca me ibas a dejar ir y yo tampoco hubiera tenido la fuerza suficiente como para hacerlo.
Yoongi se quedó callado, para luego pararse y caminar de un lado a otro, como un león enjaulado, mientras se pasaba las manos por el cabello.
- ¿Por qué? Dime el porqué, Park, porque no lo aguanto. -exclamó Yoongi, deteniéndose frente a Jimin. Éste lo miraba tan dolido que su mirada se había vuelto filosa-. Teníamos que estar juntos, huir juntos, tú dijiste que nunca... que nunca iba a caminar solo.
Jimin sintió como su corazón volvía a quebrarse y las lágrimas habían vuelto.
- Y en realidad... -volvió hablar Yoongi-. No quiero saber porque me dejaste, quiero saber porqué haz vuelto. No creas que no entiendo, nuestros amigos estaban encerrados ahí, por suerte logramos escapar y tú... recibiste esa beca, no podías desperdiciarlo...
Yoongi agachó la cabeza y Jimin pudo ver en su expresión aquella pregunta incluso sin formularla.
¿Por qué me dejaste atrás?
- No te estaba haciendo bien, Yoongi... -empezó a hablar Jimin, secando sus lágrimas-. Más bien yo no estaba bien, todo fue mi culpa desde un principio. Fue como si te hubiera obligado hacer lo que hacías, robar y asaltar... Tú nunca quisiste hacerlo, yo te lleve a eso porque no teníamos dinero y yo quería con locura entrar a esa academia tan malditamente cara...
Es-estábamos tan bi-bien... y y-yo es-estaba haciendo to-todo mal...
Jimin se tapó el rostro y no podía evitar sollozar.
- Te extra...ñé... tanto...tanto... Por eso volví...
- No eras el único que estaba haciendo las cosas mal, Jiminnie...
Jimin levantó el rostro, casi podía ver al Yoongi de antes... Ese que le amaba y le perdonaba todo.
Pero han pasado tres años.
Sentía a Yoongi demasiado lejos, aunque estuviera frente a él.
- ¿Crees que... puedas perdonarme?
Yoongi se acercó a Jimin, despacio, y tomó el rostro mojado en lágrimas de éste con cuidado, con las manos temblorosas.
- Estoy tan enojado contigo. -exclamó Yoongi, con expresión triste-. Ambos hemos cambiado, ni siquiera sé si aun te sigue gustando el helado de vainilla.
Jimin sonrió de lado, enternecido. Le gustaba cuando Yoongi hacia pucheros. Eso no había cambiado.
- Hay algo que nunca cambiara, Min y es que te amo, incluso si ya no te gusta dormir por las tardes.
- Amo dormir por las tardes. -susurró. Yoongi seguía acariciando la cara de Jimin, secando sus lágrimas.
Ambos habían cambiado. Ya no les gustaba las mismas cosas, habían tenido experiencias nuevas y sus ideales no eran los mismos. La realidad los había cambiado pero ellos sabían, podían sentirlo ahora que se veían frente a frente, que su amor no había cambiado en lo más mínimo.
Los recuerdos no habían hecho más que guardar su amor dentro de ellos, mantenerlo vivo y llameante.
- Aún me sigue gustando el helado de vainilla. -exclamó Jimin, mordiéndose el labio inferior, nervioso.
Entre más lo tocaba Yoongi más nervioso se sentía, casi como la primera vez que se conocieron.
Vio como Yoongi le sonreía con ternura y acercaba su rostro al de él, plantando uno de tantos besos tiernos que él recordaba.
Pero éste se sentía totalmente especial, como en un reencuentro mágico, en donde por fin podían volver a tocarse y no sólo en sus recuerdos.
- Por favor, quédate, quédate aquí un poco más...
❄
Yoongi empujó a Jimin contra el lavamanos, mientras este abría las piernas para él, sosteniéndose de sus hombros. Apresó la boca de Yoongi con desespero, entre gemidos y jadeos. Se despojaron de toda la ropa que se interponía entre ellos, acariciándose desesperadamente, inhalando al otro sólo para poder sentirse más cerca. Necesitaban sentirse como antes, juntos, tocarse, sentirse reales, porque era la única forma en la que se sentían vivos.
Jimin hizo la cabeza hacia atrás, dándole paso a Yoongi que mordía su cuello y pasaba su lengua lentamente por las marcas, acariciando toda la entrada húmeda de Jimin, que estaba casi sentado en el lavamanos. Tomo sus muslos y lo apego más a si mismo, rozándose con desenfreno. Encima de la ropa Yoongi empezó a moverse en círculos y Jimin acalló sus gemidos contra las clavículas de Yoongi.
- Te... extraño... tanto... -gimió Yoongi, besando el mentón de Jimin mientras hacia un recorrido hasta su abdomen, dejando pequeños chupetones por todo su pecho.
- Ah, Yo-Yoongi... ah... -jadeo Jimin, viendo como Yoongi le quitaba los pantalones y su ropa interior, dejándolo totalmente expuesto.
Le excitaba terriblemente cuando Yoongi respiraba entrecortadamente, con la boca entreabierta, mirándolo con lujuria. Ambos estaban sudorosos, sólo con verse podían sentir su corazón latir en la garganta.
Eres mio.
Siempre.
- No vuelvas a irte... no lo hagas... no quiero volver extrañarte más. -susurro Yoongi contra la oreja de Jimin, acariciando su miembro con una lentitud tortuosa para él. Empezó a mover su mano cada vez más rápido y Jimin se retorció de placer, pasando sus dedos por el cabello de Yoongi. Sintió como los dedos de éste entraban en su boca y los lamió como si fuera un paleta, para luego sentir como sus dedos masajeaban su entrada otra vez.
Estaba hecho un desastre. Amaba el hermoso desastre que terminaban siendo juntos.
Su espalda se arqueó de placer, dándole un espasmo cuando sintió el primer dedo acariciar toda su cavidad, profundamente, sin detenerse.
Jimin vio como los ojos de Yoongi brillaban, cristalizándose. Entre su placer, pudo ver el temor de Yoongi, aquel temor que también tenía Jimin. No supo como pudo vivir tanto tiempo alejado de él. Jimin tomó la nuca de Yoongi y junto sus labios con los suyos, besándolo tiernamente, con todo el amor que aun seguía sintiendo por el.
- Estoy aquí, Min Yoongi. -susurró contra su boca-. No puedo volver a dejarte ir.
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