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Capítulo Segundo

Jungkook amaba los miércoles. Y eso era porque sus clases comenzaban recién a las once de la mañana lo que le permitía dormir hasta más tarde. No importaba que después tuviera que quedarse hasta las siete, por el entrenamiento. En realidad, le encantaba correr. Liberaba todo el estrés de su carrera. También amaba los miércoles, porque tenía solo materias teóricas, por lo que casi nunca debía cargar con proyectos o maquetas. Entonces aprovechaba de ir caminando a la Universidad. Él vivía relativamente cerca, pero en general, utilizaba su automóvil, por la cantidad de libros y proyectos, que su carrera le demandaba.

Por eso iba muy contento. Sabía, además, que Jimin y Taehyung lo esperarían en la cafetería. Noona les había prometido que les tendría un pedazo de pastel para cada uno. Se relamía los labios pensando en eso. Cuando llegó al cruce peatonal. Confiado puso su pie para cruzar.

Manejaba a gran velocidad, a pesar que las calles estaban atiborradas de vehículos. No importaba. Estaba furioso. Namjoon no entendía.

Namjoon no podía entender nada. Él tenía su esposa, sus hijos, su lindo jardín y su vida perfecta. Su hermano tenía todo aquello que Seokjin alguna vez deseó y creyó que alcanzaría, pero no fue posible. Golpeó el volante con ira y decepción. Sí era cierto, había bebido la última noche, como siempre. Parecía que el alcohol, era lo único que lograba de algún modo borrar el presente. Dónde se encontraba y cómo se encontraba. Y sí, se había dormido, como otras veces..., pero al final el cliente se había ido satisfecho y a Namjoon pareció no importarle. Siempre con su pose de superioridad..." necesitas descansar" ...qué sabía lo que él necesitaba. ¡Lo había sacado de su oficina! ¡Su maldita, propia oficina!

Ahora sólo pensaba en llegar a casa y seguir con esa botella que dejó a medias y tomar esas malditas pastillas y así terminar con todo. Atrás habían quedado los gritos de su hermano llamándolo y sentía como su teléfono vibraba. Lo había tirado dentro del auto. Se distrajo un segundo para tomarlo y apagarlo, cuando sucedió. No lo vio, sino hasta que estuvo encima de él. Había llegado a un cruce peatonal y un chico de negro atravesó la calle. Sólo alcanzó a ver sus ojos abrirse y luego desapareció de su vista. Había caído. Asustado Seokjin bajó de su vehículo. Al parecer lo había topado. El muchacho estaba sentado tocando su pie y apretando los dientes como aguantando el dolor.

—Estoy bien, gracias no se preocupen—levantó su mano, para que la gente que se había acercado no se preocupara.

—¡Lo siento, no te vi! —.Seokjin extendía su mano al joven para poder ayudarlo a levantarse. Éste estiró su brazo, pero al ponerse de pie, un dolor en el izquierdo, lo obligó a tirarse al suelo de nuevo.

—¡Usted es un irresponsable, señor!, yo crucé en un paso habilitado. Míreme ahora, probablemente quede inválido de mi pie.

Seokjin lo miró entre incrédulo y avergonzado. Era cierto, era totalmente su culpa y había sido irresponsable. Pero el chico estaba exagerando. No se veía sangre ni nada. Sólo el tobillo un poco hinchado, probablemente un esguince...no era que fuera a quedar invalido...de un pie.

—Ya te dije que lo lamentaba. Ven apóyate en mí y te llevaré a una clínica cercana para que te revisen.

—No tengo dinero para eso. Déjeme aquí...a mi suerte...no importa....

Realmente era un muchacho dramático y divertido, pensó Seokjin.

—Yo pagaré, no te preocupes. Vamos chico. apóyate y entra al auto.

El muchacho lo hizo y miró a Seokjin. Ahora que lo veía tan de cerca, se dio cuenta que su atropellador tenía hombros anchos, bonitos ojos café claro, nariz pequeña y labios... perfectos. ¡Era precioso! Tal vez un poco mayorcito. más de treinta pensó, pero eso era un detalle, ante tanta belleza masculina.

Seokjin abrió la puerta del pasajero y ayudó al joven a acomodarse. Subió a su auto resignado, porque sus planes se habían desviado de trayectoria. Pero él no podía dejar al chico a su suerte. Por un irresponsable, él había perdido a su esposa. Ahora no podía actuar de la misma forma. Llevaría al muchacho, haría que lo revisaran y luego iría tras esa botella.

—No suelo subir a autos de desconocidos, ¿sabe?, mis papás me lo enseñaron desde pequeño, ¿usted, además de atropellador, no es asesino o psicópata verdad? —Seokjin lo miró de reojo—bueno y si lo fuera tampoco me lo diría... ¡Jungkook por dios piensa un poco! —el chico se golpeó la frente con la mano. Seokjin lo miró con curiosidad. Debía tener unos veinte años, ojos grandes y brillantes.

—Lo siento. Me llamo Kim Seokjin. Me disculpo una vez más por haber ido distraído. Y no, no soy psicópata ni asesino. ¿Cómo te llamas?

—Soy Jeon Jungkook. Estudiante de Arquitectura, cantante y atleta. Iba camino a mi universidad, cuando usted amablemente interrumpió mi viaje. Por cierto, voy a llamar a Jimin o creerá que he muerto.

Seokjin no dijo nada más, ante tan graciosa presentación y dejó que el chico llamara. Apenas le contestaron, pudo sentir unos fuertes gritos del otro lado.

—¡Jimin deja de gritarme! ¡no me quedé dormido! Un señor casi me atropella y ahora voy a la clínica...no... estoy bien...aunque tal vez pierda un pie—.Seokjin al oír eso puso los ojos en blanco y movió su cabeza.

—No...no quiero que ni tú ni Taehyung se preocupen. Sólo esperen que los llame—Seokjin imaginó que eran sus compañeros de Universidad, quienes gritaban al otro lado de la línea.

—Se llama Kim Seokjin. Es un señor...no, no sé qué hace, pero dice que no es asesino ni psicópata...—otra vez se sintieron gritos al otro lado del teléfono—¡aish! Te llamo después.

—¿Son tus amigos?

—Mejores amigos, almas gemelas, uña y mugre...somos el trio perfecto...bueno no esa clase de trio...sino que amigos.

Seokjin sonrió y se sorprendió. ¿Cuándo había sido la última vez que siquiera había sonreído?, pero este Jungkook hablaba tanto y decía cada cosa, que era imposible no reírse de lo que salía de su boca...

—Yo no dije nada...mira ya llegamos. Voy a estacionar y pediré una silla de ruedas.

Seokjin estacionó y consiguió una silla de ruedas, para llevar a Jungkook hasta la recepción de la clínica.

Luego de tomar los datos del menor , donde se enteró que tenía veintidós años, se sentaron a esperar en silencio. Seokjin quería terminar pronto. Él tenía planes, ya estaba decidido.

Cuando llamaron a Jungkook, Seokjin iba a esperar a fuera, pero éste lo jaló de la chaqueta.

—Estuvo a punto de atropellarme ¿y me dejará entrar solito? ¡Le tengo mucho miedo a las agujas!, debe venir conmigo—. Seokjin estaba completamente fastidiado, pero al ver los ojos de cachorro del chico, se resignó y entró con él.

El médico lo revisó y le tomó una radiografía. No había huesos rotos, sólo un esguince en el pie.

—Tendrás que usar una bota por al menos quince días. Eso dejará tu pie inmovilizado y podrás recuperarte más rápido. Te daré unos analgésicos para el dolor. Estarás bien.

Seokjin no lo podía creer...el chico era casi de su porte, pero musculoso. Tenía el pelo semi largo y varios piercings. Se veía un muchacho rudo y, sin embargo, ahí estaba haciendo pucheros a punto de llorar por la bota que tendría que usar.

—Chico...no llores...sólo serán unos días...

—¡No me llamo Chico, me llamo Jungkook! Y lloro porque no tengo idea cómo iré a la universidad con esto.

—Tal vez tus amigos...cómo se llamaban...te puedan llevar.

—Jimin y Taehyung...no, ellos viven lejos de mi departamento...no podrían De pronto Jungkook tuvo una revelación. Se tragó los mocos que amenazaban salir, dejó de llorar y mientras el auxiliar lo acomodaba en la silla de ruedas, para que abandonara el box, miró a Seokjin y lo apuntó con su dedo.

—¡Usted! —.Seokjin abrió sus ojos—¡Usted se hará cargo de llevarme a la Universidad!

El chico, el tal Jungkook estaba loco. Él no podía hacer eso. No sería responsable de algo así. Él tenía planes. Sólo embriagarse hasta la inconsciencia y en lo posible no despertar. Terminar con todo, no hacerse cargo de un bebé...

—Lo siento no puedo, te daré dinero, puedes movilizarte en taxi o usar una aplicación...

—No, nada de no puedo...usted es responsable de mi ahora.. usted provocó esto. Además, no me gustan los taxis, ni las aplicaciones.

—Es probable que mañana ya no esté aquí...

—¡¿Por qué?! ¿se va de viaje?

—Algo así...

—No me importa. Tendrá que posponerlo. me importa una mierda su viaje Seokjin.

—¡Mas respeto mocoso! Soy mayor que tú...

—Respeto a la verga. Usted tiene que hacerse responsable.

Seokjin no sabía que decir. Y entonces sucedió. Jungkook estalló en llanto. Eso era incómodo. Aún estaban dentro de la clínica y la gente no los dejaba de mirar. ¿Qué debía hacer? ¿Consolarlo?, no podía abandonarlo a su suerte...el chico tenía razón...si él no lo hubiera atropellado no estaría pasando por todo esto. No tenía más remedio que hacerse cargo y posponer "sus planes".

—¿Quieres calmarte?. Está bien. Yo me haré cargo—.Estaba consciente de la tremenda responsabilidad que estaba asumiendo y no tenía idea de porque se había dejado convencer tan fácilmente, pero ya le había dado la palabra al chico y no se podía arrepentir. Ya lo convencería de usar taxis—.Iré a pagar y luego te llevará a tu casa.

Jungkook sonrió. Él sabía que su llanto era muy efectivo. Lo había aprendido desde pequeño, cuando manipulaba un poco a sus padres con eso...era una vieja maña de su vida pasada y oscura, pero que en raras ocasiones ocupaba...y ahora había servido.

Seokjin fue a pagar y su teléfono otra vez vibraba. Era Namjoon.

—Namjoon-Hyung ...no es buen momento para hablar.

—Seokjin por Dios...creí que... ¿Dónde estás? no quise discutir...

—Estoy en una clínica...—su hermano iba a interrumpirlo—estoy bien. Sólo tuve un pequeño incidente. Pasé a llevar a un chico con el auto y lo traje aquí. Tiene un esguince, pero ahora lo llevaré a su casa y tendré que hacerme cargo de él por unos días...— Namjoon lo iba a interrumpir otra vez, porque no estaba entendiendo nada.

—Hyung, tengo al chico con una bota en su pie izquierdo, esperando para que lo lleve a su casa. Nada más pasó. Te prometo que te llamaré cuando llegue a casa—y con eso cortó el llamado.

Jungkook había estado escuchando la conversación.

—¿Era su hermano mayor? Yo también tengo uno. Son un grano en el culo ¿verdad?, siempre detrás de uno, como si no supiéramos cuidarnos. Aunque usted ya es bastante mayorcito, para que se preocupe tanto...

—Si era mi hermano mayor y sí es un grano en el culo. Y creo que jamás dejará de preocuparse por mí. En fin, ya pagué la cuenta y tengo tus medicamentos. Dame tu dirección y te llevaré a tu casa.

Jungkook se dio cuenta en el camino, que, si él no hablaba, el señor Kim no lo haría de ninguna manera. Iban en un silencio sepulcral. Ni siquiera había música.

—Entonces... ¿es abogado?, mis padres también lo son y mi hyung está en último año.

—Sí, soy abogado—fue todo lo que contestó.

—¿Y su hermano que hace?

—También es abogado.

Jungkook comenzaba a desesperarse. El quería un dialogo y no jugar pingpong.

—Trabaja con usted....

—Si.

—Y usted, ¿Qué edad tiene? Yo tengo veintidós. ¿Puedo llamarlo hyung?

Seokjin lo quedó mirando. Parecía que jamás terminaría el interrogatorio.

—Tengo treinta y cinco años. Y sí, puedes llamarme hyung—. Jungkook se fijó entonces en la argolla en el dedo izquierdo del señor Kim. Era casado, seguro que tenía hijos. Probablemente por ahí podían hablar más.

—¿Y su esposa que hace?

Esa era la pregunta que Seokjin había estado esperando. Cuando la gente que recién conocía llegaba a esa pregunta y escuchaba la respuesta de Seokjin, generalmente se quedaban callados o buscaban desesperadamente escapar. La viudez, era un tema tabú.

—Soy viudo hace seis años—.Listo, ahora Jungkook se callaría.

—¡Oh!, lo siento mucho ¿Y tiene hijos?

—No.

—¿Y por qué no se ha vuelto a casar? —.No podía ser...este chico era increíblemente entrometido y sin filtro.

—Porque no quiero. Y no es de tu incumbencia tampoco.

—¡Que sensible! Pues yo si me quiero casar, tener hijos y perros y gatos. Un hogar. Sería bonito. Lástima que para todo eso, tendrían que aprobar primero el matrimonio igualitario en Corea.

Por primera vez Seokjin lo miró con más detención. ¿El chico era gay?

—¿Eres homosexual?

—¡Ay no!...no me diga que además de conductor descuidado, es homofóbico. Por cierto, ese es mi edificio—. Habían llegado al fin.

Jungkook bajó la ventana del auto y por citófono se identificó para que lo dejaran entrar.

Luego de estacionarse, Seokjin lo miró con detenimiento. Al parecer había ofendido al chico, que estaba con un puchero...otra vez.

—No soy homofóbico. Respeto a todos. Es sólo que me sorprendió. No te ves...

—¿gay? —preguntó Jungkook. Seokjin comenzó a reírse otra vez.

—Lo siento..., eso sonó muy mal. Tienes razón, tal vez tenía un estereotipo. Es sólo que jamás conocí a alguien homosexual—.Seokjin sabía que eso, no era del todo cierto, pero como en la secundaria nunca estuvo seguro...

—Está equivocado hyung. Estoy seguro, que, en la escuela, o universidad había alguien. Es más, apuesto que en su oficina hay alguno o alguna.

Podía ser. Él no sabía casi nada del resto de empleados que trabajaban en el estudio. Sabía que su hermano y socios no lo eran.

—Tienes razón. Lo lamento. ¿Crees que puedas subir hasta tu piso o te acompaño?

—Puedo subir. No se preocupe. Y gracias. Deme su número, le enviaré mi horario.

Seokjin había olvidado por completo el trato que había hecho con el muchacho.

—¿Por qué no te conseguimos mañana un taxi? Yo puedo pagarlo. No dependerás de mí.

—Ya le dije que no me gustan...por favor...usted lo prometió.

—Tienes razón—Seokjin suspiró—toma esta es mi tarjeta. Mi número está ahí. envíame tus horarios. ¿Cómo volverás por las tardes?

—Jimin me puede traer desde la universidad. Eso no será problema. Creo. Si tengo alguno le aviso.

—Jungkook...yo trabajo...no sé si pueda...

—Está bien. Nos las arreglaremos. Pero las mañanas usted me lleva. Mañana tengo clases a las ocho. ¿Viene por mi a las siete? La universidad está cerca.

—Está bien Jungkook. Aquí estaré. Y una vez más discúlpame.

—No se preocupe hyung, no sé porque presiento que seremos grandes amigos.

Seokjin una vez más le sonrió. Le ayudó a bajar del auto y luego fue a su casa. Había sido un día largo, pero distinto.

Llamó a Namjoon y le explicó la situación. Ninguno quiso hablar de la discusión. Cuando cortó, miró hacia el bar. Se sirvió sólo una copa. La necesitaba. Como adicto al alcohol. Luego fue a su dormitorio y tomó una pastilla para dormir. Sólo una. No podía quedarse dormido. Jeon Jungkook confiaba en él.

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