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Capítulo Quinto

Las hamburguesas resultaron ser deliciosas. Y ahora Jungkook reía a más no poder, porque su hyung hasta chupaba sus dedos, luego de las dos, si las dos que se había comido. Y reía porque parecía un hámster, con sus adorables mejillas llenas.

—Hyung, parece un hámster. Jajaja. Que suerte que no tenía hambre. Jajaja.

—Ya! Deja de burlarte de tu hyung. No puedo negar que esto estaba delicioso. Desde mi época de universitario que no comía de esta manera.

—Pues debería hacerlo más seguido. Casi está en los huesos. Apuesto a que fuma mucho y come poco.

—Algo así...

—Lo ve. Yo siempre tengo razón. Cuando ya no tenga esta bota, podemos venir un fin de semana. Aprovechamos de invitar a Jimin y Tae y así los conoce. Se dará cuenta que son personas comunes y corrientes.

—No he pensado de otra manera Kook. Sólo me sorprendió...es la primera vez que veía a dos hombres besándose.

—Pues son como cualquier pareja. Se aman, pelean, se reconcilian, se toman de la mano y se besan. El género no tiene nada que ver. Yo, por ejemplo. Me visto con ropa que está hecha para ser usada por hombres y mujeres. La adoro.

Seokjin por primera vez se daba cuenta de ese detalle. Y de otro: que él conocía a la mujer que diseñaba esa ropa. Sin embargo, no dijo nada.

—Ya debería ir a dejarte a casa. ¿No tienes que estudiar?

—¿Por qué es tan aburrido hyung? Si tengo que estudiar, pero también puedo compartir con mis amigos y usted lo es. Oficialmente.

—¿Oficialmente? ¿Qué? ¿Me darás una credencial o algo así? —ambos comenzaron a reírse. Tanto que los demás comensales los miraron.

—Nop, pero desde ahora, ya no seré tan formal. ¿Qué piensas hyung? ¿Está bien?

—Como quieras. Jamás me ha importado demasiado eso. Voy a pedir la cuenta. Ya debemos irnos.

—Yo te invité. Yo debo pagar.

—Kook, soy el mayor y además yo trabajo. Yo pagaré. No seas bobo.

Una linda sonrisa iluminó su rostro. Una vez que pagaron, Seokjin tomó a Jungkook firmemente y lo ayudó para llegar al auto.

Una vez acomodados, Seokjin decidió poner música. Epiphany de BTS comenzó a sonar y Jungkook lo miró.

—¡¿Quieres que me desmaye?! ¡Estas escuchando a BTS! —Seokjin hizo un movimiento de afirmación y comenzó a reír—Y te atreves a poner la canción de mi futuro esposo.

—¿Tu futuro esposo? ¿El tal Dean?, y cómo sabes que él querría casarse contigo?

—Oh...es sólo un decir. El corazón de Dean no me pertenece. Estoy seguro que él y el maknae tienen una relación secreta. Esos dos se aman. Oh, Dios, pero esta canción me pone tan sentimental— y se largó a cantar.

Seokjin quedó sorprendido por la hermosa voz de Jungkook. La canción tenía notas muy altas y las alcanzaba muy bien.

—Tu voz es muy bonita Kook.

—Gracias Jin-hyung. Pero ¿Cómo es que estás escuchando a BTS?

—Bueno por curiosidad. Mi hermano tenía un álbum y luego me entusiasmé...Soy un mal coreano ¿sabes? Sólo escuchaba música en inglés. Pero en realidad estos chicos son buenos.

—Deberías escuchar a Yoongi. Hay una canción...que seguro te identificará.

—Yoongi y quien es ese?

—AgustD, el rapero del que te hable. Se llama Min Yoongi.

—Está bien. En algún momento.

El resto del camino transcurrió en silencio, escuchando a BTS. Jungkook no quería decir nada. No ahí en el auto. Pero él esperaba dar el siguiente paso.

Cuando llegaron al edificio, Seokjin subió con Jungkook. No quería entrar al departamento, pero debía acomodar la maqueta.

—Déjala en el suelo. Luego le pediré al conserje que la lleve a mi bodega. Gracias por todo Jin-hyung. El viaje, la hamburguesa y la compañía.

—Yo también la pasé bien Kook. Te veo mañana—Seokjin iba a salir, cuando la mano de Jungkook lo detuvo.

—Espera..., lo que dije hoy en la mañana...sé porque siempre estás así triste...

—Jungkook no...yo no quiero hablar de eso...

—Lo sé. Nadie quiere hablar de aquello que duele. Uno lo guarda muy adentro. Pero, creo que es importante que tal vez...te abras a sacar tu dolor.

—Eres un niño y no te conozco, No me conoces...

—Tal vez por eso sea más fácil. Sé que tu esposa murió en el ferry...— Seokjin entonces se tensó y sus ojos se llenaron de lágrimas.

—Jungkook me tengo que ir...

—Hyung...ella se fue...pero tú estás aquí vivo por alguna razón... ¿no lo has pensado?

Seokjin no quería pensar. Creía que continuaba vivo porque debía ser castigado. ¿Por qué insistía en todo eso?

—Déjame...yo no quiero...

—¿Vivir? Sé a cuál lugar es al que quieres ir en ese viaje sin retorno Hyung...lo sé...y yo...no quiero que vayas.

—Tú no sabes nada de mí Jungkook. Nada. Ahora suéltame porque no quiero hacerte daño. Y si sigues con esto, algo malo puede suceder.

—Sólo quiero ayudarte.

—¡NO PUEDES MALDITA SEA! ¡NADIE PUEDE! MENOS UN MOCOSO ENTROMETIDO E INMADURO. TE PASASTE DE LA RAYA JUNGKOOK. ¿QUE MAS VISTE EN INTERNET? ¡TU MORBOSA CURIOSIDAD , ¿QUE MAS VIO?! ¡¿QUE QUIERES SABER?! ¡SE AHOGÓ! ¡JISOO SE MURIÓ! Y YO CON ELLA! . AHORA SUELTAME Y DEJAME EN PAZ.

—Jin...—suplicó Jungkook—. Esto es lo que necesitas. Grítame, saca tu rabia, siéntete vivo. ¿te das cuenta que sangre corre por tus venas?

—Jamás lo vas entender...jamás...nadie podría........ Tomó su billetera y sacó varios billetes de ella y los tiró encima del sofá—llama a mi oficina y dile a mi secretaria una cuenta para depositar para tus gastos. Pide un taxi, me importa una mierda si no te gustan, si te dan pánico o lo que sea. No me vuelvas a llamar.

Se soltó del agarre de Jungkook y salió furioso. Sin importarle que lo llamara.

Cuando llegó a casa, tomó una botella. Se sentó en el suelo, prendió un cigarrillo y lloró. Lloró como no lo había hecho en seis años. Lloró porque la vida era una mierda. Porque a él le gustaba la compañía de Jungkook, pero ni siquiera eso merecía. Lloró porque el chiquillo en tres días se había metido en una de sus capas y había abierto una pequeña luz en medio de toda su oscuridad. Y ahora se apagaba, porque el recuerdo de lo que había sucedido en su vida, aquel día de abril. jamás podría olvidarlo. "Dime que no vaya a ese viaje y no iré", le había dicho Jisoo. "Es tu deber de maestra, debes ir Jisoo". Nuevas lágrimas brotaban de sus ojos. Un trago más y dos somníferos esperaba no despertar esperaba que al fin el cielo o el infierno tuvieran compasión de él y al fin no despertara.

Su teléfono sonaba en alguna parte. Estaba acostado en su cama boca abajo. No recordaba en que momento había llegado ahí. El sol entraba a raudales por la ventana de su dormitorio. Seguro que era más de mediodía. No sabía ni siquiera que día era. Al fin el celular había dejado de sonar. Lo tomó. Eran las dos de la tarde y era sábado. Intentó incorporarse, y todo le dio vuelta. Apenas llegó al baño y vomitó. Miró su rostro en el espejo. Era un desastre. Los ojos hinchados, su rostro rojo, sus labios resecos. Recordó los acontecimientos del día anterior. Todo había ido tan bien, hasta que a Jungkook se le ocurrió hablar del accidente. ¿Por qué insistía tanto en aquello? Jungkook...buscó la agenda que le había enviado. No tenía clases, pero si un entrenamiento. Y le había dicho que necesitaba ir. Bueno, ya era tarde, seguro que había tenido que ir en un taxi. Ya no era su problema. No lo volvería a ver. El lunes le pediría a Eun-Bi que lo llamara para pedir su cuenta y depositar dinero suficiente. Entró a la ducha. Cuando salió su teléfono estaba sonando otra vez. Lo miró y era Jungkook. No contestó.

—¡Maldita sea, hyung, debes contestarme el teléfono! —Ya había finalizado la practica y estaba en un banco del camerino esperando a su amigo.

—¿Pasa algo? —Yugyeom, preguntaba preocupado, al verlo, que llevaba varios minutos llamando.

Estaban en el equipo de atletismo, aunque Yugyeom estudiaba Ingeniería. Eran buenos amigos y había accedido a ir a recoger a Jungkook a su departamento, para llevarlo a la práctica, aun cuando no pudiera hacer nada, por su lesión.

—Necesito conseguir la dirección particular de alguien ¿Sabes cómo podría obtenerla?

Yugyeom sonrió. Era un informático neto y, además, tenía cierta experiencia como hacker. Él podría conseguir lo que tan anhelantemente necesitaba su amigo. Luego que le dio el nombre de Kim Seokjin, comenzó a ingresar a diferentes páginas y sitios. Finalmente dio con un registro electoral y encontró la dirección.

—¿Me podrías llevar ahí? Por favor. De verdad es importante.

Media hora después y con el corazón palpitándole a mil por horas, su amigo lo dejaba frente a una casa de dos pisos en un elegante barrio de Seúl.

—¿Estás seguro que no quieres que te espere? —preguntó Yugyeom. No estaba muy seguro de dejar a su amigo con un pie inmovilizado, solo frente a esa gran casa.

—Gracias amigo. Estaré bien y muchas gracias por ayudarme hoy— Yugyeom le sonrió y finalmente se fue.

Jungkook casi no había dormido. Se dio cuenta que tal vez había sido demasiado directo con Seokjin. Eso era porque era un impulsivo y no pensaba bien las cosas. Él no podía esperar que Seokjin simplemente confiara en él y abriera su corazón y sus sentimientos. No, cuando llevaba seis años seguramente reprimiéndolos. Tenía que disculparse y recuperar su confianza. Debía hacerlo mejor. Al ver que el mayor no respondía a sus llamadas, había tomado la loca decisión de ir hasta su casa. Sólo esperaba que no quisiera sacarlo a patadas. Que al menos se compadeciera de su pie vendado y su gran bota.

Con dificultad, subió una pequeña escalera y tocó el timbre. Ni siquiera sabía si el hombre estaría ahí. Estaba dispuesto a esperarlo. Lo que fuera necesario.

Seokjin estaba en la cocina, intentando preparar algo para comer. La resaca lo estaba matando. Había abierto las ventanas que daban al patio trasero, para ventilar la sala que apestaba a cigarrillo. Ya había recogido las botellas y la ropa que había dejado tirada, cuando sintió el timbre. No se extrañó. Namjoon, Sandeul y Jackson, se "turnaban para vigilarlo", cada fin de semana y a veces se dejaban caer en su casa. Eran cerca de las tres de la tarde. Nunca imaginó al abrir la puerta, que sería Jungkook a quien encontraría ahí. Su corazón dio un vuelco cuando lo vio en el portal.

—¿Qué haces aquí? ¿Cómo encontraste mi casa?

—¿Puedo pasar? Me duele mucho mi pie—. Seokjin se hizo a un lado y lo dejó pasar, indicándole que se sentara en el sofá.

Jungkook al entrar pudo notar como esa casa era una extensión de Seokjin. Fría, oscura, con un asfixiante olor a cigarrillo y algo más...

—Un amigo me ayudó a encontrar tu dirección. No te enojes por favor. No contestabas mis llamadas y necesitaba hablar contigo...para disculparme....

Seokjin lo miró y pudo ver el rostro compungido. Era genuino. No eran sus habituales berrinches por conseguir algo. Realmente se veía angustiado y arrepentido. Incluso avergonzado. Después de todo Jungkook sólo era un niño. Apenas con veintidós años. Impulsivo, que no medía sus palabras. Y él también había reaccionado airadamente. No había sabido manejarlo. Demasiado dolido por los recuerdo y lo que no quería pensar. Sabía que el mocoso estaba a punto de llorar. Y sabía que no lo iba a soportar. De alguna forma, Jungkook conmovía su corazón.

—Sé que no debí decirte las cosas así hyung...—el labio inferior de Jungkook temblaba de los nervioso y las emociones que en ese momento sentía—Yo...debí ser más amable...entender el dolor que debes sentir...es sólo que...tenía miedo de que realmente te quisiera ir...porque de verdad te considero mi amigo...—Seokjin en ese momento lo iba interrumpir.

—Ya sé que sólo son unos pocos días y debí...no lo sé ir de a poco. Mi hermano siempre decía que mi impulsividad alguna vez me iba a traer problemas...y parece que así fue...yo sólo quiero decir que lo siento y quiero pedirte que si tú deseas, volvamos a ser amigos.

Seokjin mordió su labio y bajó la vista. ¿Qué debía decir? Su corazón era ahora una dura roca, que difícilmente era conmovido por algo o alguien. Había levantado tan bien sus capas, sus cortafuegos, que lo mantenían a salvo de emociones, sentimientos y cualquier cosa que lo hiciera sentir...con vida. Pero Jungkook irremediablemente había cruzado unos de esos límites. Eran sólo tres malditos días y el chico le había mostrado muchas cosas hermosas, que ni siquiera imaginaba podrían sacudirlo.

Su risa, su espontaneidad, la música de BTS..., sonrió...y dudó. ¿Podría darse ese lujo? ¿Podría dejar entrar una pequeña luz? Serían sólo unos días, en los cuales ellos se verían y tal vez incluso Jungkook querría dejarlo al ver tanta mierda en él. Después de todo... ¿Qué tan atractivo le podía parecer a un mocoso que recién empezaba a vivir? Probablemente en las próximas dos semanas, Jungkook simplemente le daría las gracias y le diría adiós.

—Kook..., te disculpo y podemos volver a ser amigos, pero debes entender que no puedes interferir en mi vida o mi forma de ser. Soy un hombre adulto, viudo, con treinta y cinco años y tú apenas un chiquillo que empieza a vivir..., me gusta tu compañía y todavía me siento responsable por lo que te hice. ¿Podemos hacer un trato? Seguiré con mi compromiso de llevarte cada día y podemos hablar de lo que quieras..., pero no de la muerte de Jisoo ni lo que haya pasado después. ¿Estás de acuerdo?

Jungkook sonrió ampliamente. Era un avance. El hombre no lo había rechazado y él podía seguir intentándolo, con una nueva estrategia.

—Acepto hyung y gracias, por disculparme, yo estoy muy agradecido.

—Eres un niño tan disparatado. Ahora cuéntame como llegaste aquí. Ahora tendré que preparar comida para los dos, porque apuesto que ni siquiera has almorzado.

Volvió sonreír y le contó a su hyung cómo su amigo Yugyeom había encontrado la dirección, y lo había traído. Seokjin sólo sonreía, mientras preparaba la comida para ambos.

Cuando estuvo lista, se sentaron a la mesa en la cocina y comenzaron a comer. Jungkook se sorprendió, porque estaba todo delicioso. Seokjin entonces, le contó, de cómo en algún momento de su adolescencia había pensado ser un chef y no un abogado.

Levantaron los platos sucios y Jungkook moviéndose con dificultad llevó la bolsa de basura al contenedor del patio. Se fijó en la cantidad de botellas de vodka que habían. Sin embargo no dijo nada.

Estuvieron todo el resto de la tarde, charlando como dos nuevos amigos, de comida, atletismo, futbol y de BTS. Jungkook se dedicó a mostrarle análisis hechos por fans que demostraban que el amor del mayor y el maknae del grupo era real.

Eran las nueve la noche, cuando Seokjin dejaba en la entrada de su edificio a Kook y ambos se despedían.

Esa noche, Seokjin no bebió y no tomó ninguna pastilla. Simplemente se durmió pensando en la risa alegre de Jeon Jungkook.

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