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Capítulo Décimo Octavo

Finalmente, el lunes había llegado. Estaban tendidos en la cama, abrazados en silencio. Hacía rato, se habían levantado y compartido el desayuno. Ninguno había hablado mucho. La emoción estaba a flor de piel. Ahora estaban listos esperando a Namjoon quien los pasaría a buscar, pues ninguno se sintió con ganas de manejar.

Seokjin miró a Jungkook y pudo ver en sus ojitos brillantes, un dejo de tristeza. Para él tampoco era fácil. No sabía exactamente que esperar de la clínica. Una vez ya había estado internado en una y no sirvió de nada. Al contrario, avivó todavía más sentimientos de rabia y culpa. Ahora, implicaba, además, dejar a la persona que amaba. ¿No sería mejor quedarse? Así no sentiría ese pánico de perderlo. Apretó su mano, como buscando una respuesta a aquellos pensamientos que no exteriorizaba.

—Hyung..., no te preocupes. No puedo ocultar que estoy un poco triste. Un mes sin ti es mucho—hizo un puchero—,pero sé cuan necesario es esto para ti. Y para mí. Debes pensarlo así. Que ir a recibir ese tratamiento es por los dos, para que podamos construir un hogar, una familia. Para que nada ni nadie se interponga. Yo voy a extrañarte, pero estaré contando los días y deseando fervorosamente que estés bien y sanando.

Jungkook entonces, le dedicó una de esas hermosas sonrisas que sólo él sabía dar. ¡Era tan precioso! Nunca imaginó que un hombre podría cautivarlo así. Que él podría sentirse así por alguien. Besó sus labios y también le sonrió. No era necesario decir nada más. Jungkook sabía lo que estaba pensando y había respondido a todas sus tontas dudas.

El timbre del departamento sonó. Namjoon había llegado y era la hora de ir a la clínica.

—¿Estás listo? —le preguntó a su hermano menor. Seokjin asintió y tomó su bolso y el peluche de RJ de Jungkook que llevaría consigo a su encierro. Le gustaba la alpaca y así tendría el olor de su niño, que se había encargado de perfumarlo bastante.

Una vez que llegaron a la clínica, el doctor Lim los estaba esperando.

—Bueno Seokjin, me alegro que ya estés aquí. Sé que tomar la decisión de internase no es fácil y has sido muy valiente. Si trabajas bien, tu estadía será corta y podrás estar de nuevo con los tuyos.

—Eso es lo que espero. Tengo toda la disposición. Quiero esto por mí y por mi familia.

—Así será. Ahora Seoyeon te llevará a la que será tu habitación por todo este tiempo. Tienes un compañero muy especial, pero estoy seguro que se llevarán bien. Ella te explicará tu rutina diaria.

—Puede despedirse ahora de sus familiares, lo llevaré a su cuarto y le explicaré el funcionamiento del recinto.

Seokjin tragó saliva y miró primero a su hermano, quien simplemente lo abrazó cariñosamente.

—No quiero que te preocupes por nada. Te prometo que Hani y yo cuidaremos de Jungkook. Estaremos pendiente de él. Sólo ocúpate de sanar.

—Gracias hyung, pero escucha—lo apartó un poco de Jungkook—.Si en algún momento, Kookie decide alejarse, dejar todo esto, no lo busques ni lo presiones. Yo lo entenderé. A estas alturas entiendo que esto debo hacerlo por mí. Pase lo que pase no hay vuelta atrás.

—Seokjinnie, estoy seguro que eso no será necesario. Pero, para tu tranquilidad prometo que será así como tú pides—Jin le agradeció y luego fue hasta Jungkook.

—Te amo y si he llegado hasta aquí, fue gracias a ti. Nunca terminaré de agradecerte por haberte atravesado en mi camino.

—¡Hey! ¡Yo no me atravesé! Fuiste tú, el que casi no respeta el paso peatonal—sonrió ampliamente—, pero estoy feliz que así haya sido. Yo también te amo Seokjin. Ahora quiero que vayas y busques tu sanación. Yo estaré esperando por ti.

No importó que el doctor Lim, estuviera mirando, o que hubiera otras personas, incluyendo a su hermano. Seokjin lo abrazó y le dio un beso muy, muy apasionado. Pasaría un buen tiempo antes de volver a sentir el sabor de su boca, así es que quería llevarse el recuerdo.

Se dieron un último abrazo y Seokjin siguió a la joven, con el corazón apretado, pero confiando que todo saldría bien.

Jungkook se quedó mirando hacia la puerta donde Seokjin se había perdido y mordió su labio. Pasaría un mes sin verlo ni hablarle y aunque eso lastimaba su corazón, confiaba que todo estaría bien.

—Me sorprende que siendo tan joven, puedas tomar todo esto con tanta madurez—el doctor Lim, había sacado a Jungkook de sus pensamientos.

—Digamos que soy un alma vieja. Conozco el sufrimiento y he aprendido a batallar contra el pesimismo y las cosas malas que pasan en la vida. Soy un sobreviviente y me siento afortunado de vivir.

—Me alegro que Seokjin te tenga. Quiero invitarte a un programa que tenemos en la clínica. Es para familiares de los pacientes. Se reúnen todos los viernes en las noches. Se les da apoyo emocional y se entregan herramientas para apoyar en la recuperación a sus familiares. Creo que sería bueno si quisieran venir. Toma, aquí está un folleto con toda la información.

Jungkook se alegró de saber que existía un programa así. Podría ayudar de mejor manera a Seokjin cuando saliera de la clínica. Finalmente, Namjoon y él se despidieron del doctor Lim y salieron de la clínica.

Al traspasar la puerta que lo separaba de la recepción donde había dejado a su hermano y a Jungkook, Seokjin comenzó a sentir cierta ansiedad. No sabía exactamente en que consistiría la terapia que ahí le darían y quien sería su compañero de cuarto.

La joven que lo acompañaba lo hizo subir al segundo piso, donde estaban todas las habitaciones, deteniéndose en la que tenía el número 201.

—Bueno, esta será su habitación—abrió la puerta para que entrara. Estaba vacío—.Su compañero está en su sesión terapéutica en este momento, pero pronto terminará.

A diferencia de lo que Seokjin imaginó, era una habitación muy amplia, con dos ambientes. Una pequeña sala, con dos pequeños sofás y una mesita. Había libros y revistas.

—Aquí puede leer y escuchar música—Seokjin se alegró. Al no poder llevar su celular, había llevado un pequeño parlante portátil, donde podría escuchar la música que Jungkook y él habían escogido.

Luego la joven lo llevó al siguiente ambiente, donde había dos camas y un baño. En una de ellas había un peluche, por lo que imaginó era de su compañero de cuarto. Dejó por tanto sus cosas en la otra cama.

—Esta es su agenda diaria—la joven le extendió una carpeta y Jin pudo darse cuenta de todo lo que implicaría estar en ese lugar y no pudo evitar sentirse abrumado. En media hora tenía su primera cita con el doctor Lim. Deseaba quedarse solo, para organizar sus cosas y relajarse.

De pronto la puerta se abrió y frente a él, apareció un hombre como de su edad, pero más bajo. De piel pálida y ojos pequeñitos. Seokjin pensó en él como un gato.

—¡Oh! Su compañero de habitación está aquí. Señor Kim, le presento a Min Yoongi.

Seokjin cuando escuchó el nombre se le hizo absolutamente familiar, aunque no recordaba haberlo visto antes.

—Kim Seokjin—saludó al recién llegado—hoy es mi primer día...

—Si..., apesta el primer día. Estás como perdido y sin saber que hacer. Yo ya soy todo un veterano. Llevo tres días.

Seoyeon sonrió y al fin se despidió de ambos, no sin antes, indicarles que no debían olvidar sus agendas.

—Esto es peor que el ejército—dijo Yoongi—¿Dónde hiciste tu servicio militar?

—Oh...yo...no lo hice...por razones médicas—. Era la verdad. Su salud mental a los treinta años era una mierda, luego del accidente del ferry.

—Suerte la tuya. En fin, tendrás que acostumbrarte poco a poco. Los horarios son un poco rígidos, pero la comida es buena. Por cierto, ¿Qué edad tienes?

Seokjin seguía mirando al chico, de aspecto gatuno, tratando de recordar dónde había escuchado su nombre.

—Lo siento..., si tengo treinta y cinco años. Disculpa... ¿nos conocemos?

Yoongi lo miró con curiosidad. En los tres días que llevaba en la clínica, nadie lo había reconocido, pues la mayoría de los internos que había en ese momento y que no eran más de diez, eran personas mayores, que probablemente no habían escuchado hablar de AgustD. A pesar de ser de la misma agencia, él no era mundialmente famoso y popular como los chicos de BTS.

—Bueno, yo tengo treinta y dos años. ¿Puedo llamarte hyung? —Seokjin asintió, aun cuando su mente seguía buscando un recuerdo.

—¿Estás seguro que no nos hemos visto?

—Soy músico, tal vez has escuchado de mí...tal vez alguno de tus hermanos menores...

Fue en se momento que Seokjin lo supo. Recordó claramente la voz de su Kookie, cuando le habló de Yoongi, AgustD. Su otro ídolo musical.

—¡Por supuesto!, eres AgustD. Mi novio me hablaba de ti todo el tiempo, pero jamás llegué a escuchar alguna de tus canciones. Es más, creo que Kookie, puso algunas en esta cosa portátil...

—¿Tu novio? ¿Tienes un novio? ¿Estás con un hombre?

Seokjin se río ante la cara de Yoongi—. Si, es un hombre. Se llama Jungkook. ¿por qué? ¿eres homofóbico?

—Claro que no. Es que yo también tengo un novio y es agradable saber que puedo nombrarlo sin que te de asco hablar de él, porque aquí todos son...como decirlos...un poco tradicionales...ya sabes...hombres de familias acaudaladas, que han perdido un poco el juicio... por el abuso de sustancias y otras cosas...

Seokjin se puso colorado. ¿Así lucía él? Yoongi al darse cuenta volvió a sonreír.

—Lo siento, no me refería a ti..., es bueno tener a alguien como de mi edad de compañero. No soy muy bueno hablando, pero creo que podremos convivir bien. Entonces a tu novio, le gustan mis canciones..., es raro, mi público es mayoritariamente adolescente...

—Tiene veintidós años.

—¡Oh!—no pudo evitar exclamar Yoongi. Pensó en como las apariencias engañaban. A primera vista Seokjin parecía el típico hombre de negocios, serio y tradicional. Y en dos segundos se enteraba que tenía un novio trece años menor.

—Vas a tener que contarme tu historia..., con un novio tan joven imagino porque estás aquí.

—No es por él...Jungkook y yo tenemos una relación maravillosa, a pesar de la diferencia de edad. Sé que es extraño, pero para nosotros funciona. Que hay de ti, ¿ tu novio?

—Mi Hobi, tiene veintiséis. Vaya yo me sentía un pedófilo por los seis años de diferencia, pero a tu lado...—sonrió ampliamente, mostrando sus encías. Seokjin sonrió. Cuando había entrado, su rostro era serio, casi asustaba, pero ahora se veía como un chico tierno y relajado.

—Hoseok y yo llevamos un tiempo juntos. Empezó como aprendiz en BigHit y ahora es uno de los coreógrafos. Imagino que conoces a BTS, apuesto que tu novio los conoce.

—Son sus ídolos. Vaya, Kookie estará tan emocionando cuando le cuente con quien compartí habitación. —La sonrisa de Yoongi, decayó.

—No lo creo, imagino todo lo contrario. Que se sentirá totalmente decepcionado. Los chicos suelen idealizar a sus ídolos. No creo que se sienta orgulloso que yo esté aquí...

—¿Jungkook decepcionado? No..., estoy seguro que estará muy orgulloso de ti. No creo que tus fans se sientan decepcionados. Muestra que eres una persona de carne y hueso. Con problemas como todos...Imagino que la agencia no reveló esto.

—No en realidad... oficialmente estoy de vacaciones...vaya vacaciones...no imaginé que llegaría hasta este punto...—su mirada se perdió por un instante—. Pero basta de charla, ya tendremos tiempo de hablar. Acomódate y mira tu agenda, para ver que tienes. Yo ahora tengo tiempo libre y dormiré un rato.

Seokjin miró a Yoongi. Recordaba que Jungkook le había mencionado que se sentiría identificado con sus canciones. Jungkook...suspiró.

Imaginaba a su niño dando saltitos, sólo por la emoción de ver a su ídolo. Estaba seguro que sólo le daría palabras de ánimo. Era un chico lleno de optimismo y que veía lo mejor de las personas, aun cuando la oscuridad y la tristeza las rodeara. No había pasado ni una hora y ya lo extrañaba. Comenzaba a sentir la angustia de la separación y el miedo de verse solo y además tener que ir a buscar sus fantasmas cuando se presentara ante el doctor Lim. Cerró sus ojos y abrazó a RJ, pudo sentir el aroma de Jungkook y sus pensamientos fueron a la noche anterior, cuando Jungkook había tomado tranquilamente sus manos y lo había mirado directamente.

—Sabes Jin, a veces me pregunto qué hubiera pasado si aquel día del accidente, yo hubiera aceptado tu propuesta de pagarme taxis. Era lo más lógico y estoy seguro que en otras circunstancias, hubiera aceptado sin titubear. Es extraño, como a veces la vida nos pone en situaciones en las que parecemos que vamos a enloquecer y las tuerce para convertirlas en algo hermoso. Después de todo, ese hombre que tanto daño me hizo cuando niño, pagó su error, dándome al hombre de mis sueños—Jungkook acarició su rostro y Seokjin cerró sus ojos. Eso se sentía perfecto. Le gustaba que fuera tan de piel. Siempre estaba tocándolo, buscando sus manos, acariciando su cuello o sus piernas. No había forma de olvidar el tacto de Kook.

—Bueno, él nunca lo sabrá. Pero es verdad lo que dices, como la vida, puede torcer tanto lo que estamos pasando. Ese día estaba enojado con Nam y salí de la oficina sin pensar. Quería llegar a casa y emborracharme y tomar todas las malditas píldoras posibles. Quería matarme Jungkook, ¿te das cuenta? Quería dejar este mundo..., y de pronto te vi debajo del auto y estaba tan asustado de haberte hecho daño..., me sentía tan culpable, que no pude decirte que no.

—Lo más hermoso de todo esto, es que, en todos estos meses, tú y yo aprendimos a vivir de mejor forma. Hemos crecido, así con este amor que fue creciendo de a poquito. Sin proponérnoslo ninguno de los dos. Me gusta nuestro amor, porque no fue forzado, no fue de un día para otro. Fue creciendo y aquí estamos. Juntos. A pesar de todas las barreras, incluyendo nuestros propios prejuicios. La edad, el género, tu depresión, mi inmadurez. Todo eso es lo que hizo que esto fuera tan especial.

Jungkook apretó sus manos y le dio un beso. Sus labios no eran tímidos. Eso le encantaba de su novio. La forma posesiva en que siempre lo besaba. Metiendo su lengua con avidez y pasión. Sentirla dentro de su boca era agradable y a la vez, extremadamente excitante. Cada vez que lo besaba así, quería arrancarle la ropa y hacerle el amor, ahí mismo en la sala.

Alguien golpeó a su puerta. Era una enfermera que lo llevaría con el doctor Lim. Seokjin suspiró y se dio ánimos. Recién comenzaba su camino hacia la sanción de su cuerpo y de su alma, pero confiaba que lo lograría. Por ese amor bonito que lo esperaba afuera.

La semana no había sido fácil. Jungkook estaba agotado. Junto a Tae y Jimin llevaban dos noches sin dormir, preparando un proyecto técnico. Ahora mismo miraba a sus amigos que estaban literalmente desparramados en su sofá, apoyados por sus cabezas dormitando, mientras el preparaba un desayuno decente.

A pesar de todo esto y como cada mañana, pensaba en Seokjin. Era viernes y no podía evitar preguntarse cómo estaría. Sabía lo mucho que le costaba dormir sin sus dichosas píldoras, por lo que imaginaba que probablemente tampoco hubiese dormido mucho en estos días. Él no podría saber nada, hasta el lunes, cuando el doctor Lim, llamara a Namjoon para contarle de su progreso. Sin embargo, hoy iría a la clínica a la charla para familiares. Cuando al fin terminó de cocinar, despertó a sus amigos, que se sobresaltaron al ser removidos.

—Lo siento, no quería asustarlos, pero el desayuno está listo. Será mejor que coman y luego se arreglen. Todavía tenemos tiempo para llegar.

—Este ritmo de estudio me está matando. A veces me pregunto si vale la pena. Prácticamente no hemos dormido en una semana.

—Taehyung..., sabíamos que sería así. Todos los años es lo mismo. Estamos al final del año y el cansancio se siente todavía más, pero no podemos rendirnos.

—Pero Jimminie no hemos tenido una cita en dos semanas. Ni siquiera hemos hecho el amor...

—¡Demasiada información para mí! ¿pueden hablar de su intimidad más tarde? Ahora solo tomemos desayuno—Jungkook los arrastró a ambos a la mesa.

—Entonces, hoy vas a esa conferencia.

—Yo no la llamaría así. Al parecer, nos hablarán del tratamiento que realizan y cómo podemos apoyarlos una vez que salgan de la clínica. Estoy emocionado de ir. Estaré más carca de mi Jinnie, aunque no lo pueda ver y además, quiero ayudarlo.

—Tú has hecho todo por él, Jungkook. Hyung lo sabe. El que esté allí, es porque tú lograste motivarlo.

—Sí, lo sé. Pero entender mejor lo que él está viviendo me servirá. No quiero presionarlo más de lo debido cuando salga. Sé que hay cosas que Seokjin no me ha dicho. Todavía se tensaba cuando el nombre de su esposa salía en nuestras conversaciones. Sé que en ese punto, tiene un capitulo que no ha cerrado. Quiero aprender a lidiar con eso.

Jungkook tenía razón. Seokjin llevaba cuatro noches de horror. La ansiedad lo consumía y en las noches ni él ni Yoongi podían dormir. Al parecer los hábitos de su compañero eran peores que él. Según le había dicho, estaba acostumbrado a trabajar de noche y amanecerse escribiendo música. Dormía poco y eso también había afectado su salud mental. Seokjin por su parte, tenía pesadillas recurrentes. El doctor Lim, le había quitado sus pastillas para dormir, y lo había dejado con unas nuevas, pero en una menor dosis, por lo que sentía que no tenían ningún efecto en él.

En los cuatro días que llevaba en la clínica , el psiquiatra lo había llevado al limite de sus emociones. Por primera vez, le había contado a alguien, sus últimas palabras con Jisoo. Cómo había sido todo el proceso , desde que recibió su primera llamada, hasta que llegó a Jindo, para finalmente constatar que su cuerpo no había aparecido.

En estos días no había hablado mucho con su compañero de cuarto. Era un hombre reservado y silencioso. Ninguno se había atrevido a preguntarle al otro las razones para estar ahí. Seokjin intuía que Yoongi tenía una depresión severa, podía deducirlo por sus ojos caídos y tristes con lo que llegaba luego de sus sesiones. A veces lo escuchaba dormido llamar a Hobi, su novio y eso le hacía pensar en su Jungkook y en lo mucho que lo extrañaba.

Luego de clases, Jungkook se despidió de sus amigos, animándolos antes a olvidar un poco el estudio.

Ambos chicos rieron y abrazaron a Jungkook, deseándole suerte en su reunión.

Cuando llegó a la clínica una muchacha lo recibió y lo llevó a una pequeña sala. Habían unas doce personas. La mayoría mujeres cercanas a los cuarenta. Hasta que vio a un chico de cabello negro, que movía nervioso su pierna. Optó por acercarse.

—¿Te importa? —Jungkook señaló la silla vacía al lado del chico, quien levantó la vista hacia quien le había hablado y le regaló una dulce sonrisa.

—Claro que no. Por favor siéntate, es agradable ver a alguien tan joven—Jungkook se acomodó y miró al muchacho que se le hacía familiar—. Si te fijas todos son mayores..., ¡oh lo siento! soy Jung Hoseok.

Jungkook abrió sus ojos en gran forma. Como un ARMY informado de cada detalle del universo BTS sabía perfectamente quien era Jung Hoseok. Uno de sus coreógrafos.

—Es un honor conocerlo... yo lo admiro mucho, lo he visto bailar con BTS, a mi también me encanta bailar y mi amigo Jimin, lo adora....disculpe.. me estoy portando como un tonto fan y usted está aquí por un familiar...

—Oye tranquilo. Está bien. Veo que eres fan de los chicos, pero no sabía que yo también los tenía—volvió a sonreír y Jungkook sintió como si la sala se iluminara. No me has dicho tu nombre. ¿Tu papá está aquí? O algún hermano?

—Me llamo Jungkook, Jeon Jungkook. Tengo veintidós años, estudio arquitectura. Y estoy aquí. por mi novio.

—Bueno Jungkook es una gran coincidencia. Yo también estoy aquí por mi novio. Llegó hace poco mas de una semana.

Jungkook iba a agregar algo, pero en ese momento entró un hombre que se presentó como el doctor Cho Kyu Hyun y se quedó en silencio.

Durante media hora, el doctor Cho, les explicó lo que era la depresión, la ansiedad y otros trastornos psicológicos. Habló sobre adicciones, conflictos internos y un largo etcétera. Jungkook se fue dando una idea de lo que Seokjin debió sentir en todos estos años, desde la muerte de su esposa y pudo comprender, porque era que cuando lo conoció parecía en un constante invierno. El dolor y angustia debieron ser muy fuertes para él. Era difícil entenderlo si no pasabas por dolores así. El podía rozarlo, porque cuando pequeño se había sentido así, pero a contrario de Jin, él tuvo a su hermano y después a sus padres adoptivos para salir de todo aquello.

Recordó, lo que una vez Seokjin le había dicho. Cuando habían ido de paseo por el Rio Han.

—Durante años, he sentido una opresión en el pecho. Es como si constantemente algo no me dejara respirar adecuadamente. A pesar que cada mañana me levantaba a trabajar e intentaba vivir, sentía que al final del día no lo lograría. Era ese peso, esa culpa que me acompañó creo que incluso, antes del accidente del Ferry. Ahora, que tú estás en mi vida, esa opresión no ha desaparecido del todo..., pero pudo respirar más libremente Kookie. Todo por tu amor. Por tu paciencia. Mi dulce niño—besó su nariz y Jungkook sintió que miles de mariposas revoloteaban en su estómago.

—Bueno, entonces soy como una válvula por donde escapó toda esa angustia que por años no te dejó disfrutar de tu vida. Pero ahora estoy aquí y quiero compartir contigo, todo lo bonito que podamos vivir juntos. Sé que pasaremos por malos momentos, que a veces incluso hasta discutiremos, pero Jin...nunca te calles sobre lo que sientes o piensas. Sabes que yo no lo hago y no lo haré. Vamos a construir este amor con sinceridad y sin miedo de decir lo que sentimos o pensamos.

—Ya te he visto enojado conejito y no quiero volver a verte así. Eres de temer..., prefiero seguir viéndote así, como mi dulce bebé.

—Tonto hyung..., te amo.

Jungkook volvió al presente cuando Hoseok le dio un suave codazo— oye, el doctor dice que podemos compartir si queremos nuestra historia con nuestro compañero de al lado. No sé si tú quieres...

Jungkook pudo notar lo mucho que Hoseok necesitaba hablar. Así que ahí en ese pequeño mundo que ambos formaron, escuchó la historia de Hobi y luego, él le contó la suya. Y mientras la relataba comprobó que su amor por Seokjin era inmenso y que poco a poco el día de primavera al fin, llegaría.

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