Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo Cuarto

Eran ya cerca de las seis de la tarde, ya había terminado de redactar la apelación Lee y también había comprado su suscripción a Melon. Había estado escuchando toda la tarde la discografía de BTS. También había guardado un par de discos del otro artista que le había mencionado Jungkook, Agust D. Pero aún no lo escuchaba. Se sentía como un tonto, escuchando música que se suponía era para los más jóvenes. Él era más clásico, le gustaba el rock y en inglés. Recordaba sus ridículas peleas con Jisoo, porque ella amaba esos grupos de chicas y siempre andaba intentado hacer sus coreografías.

Namjoon y los demás ya se habían ido. Claro, todos tenían familia. Esposa, hijos. En cambio, a él, nadie lo esperaba. Prendió un cigarrillo y cerró sus ojos por un momento, para relajarse antes de partir a su fría casa, cuando su teléfono vibró. Vio la pantalla, era Jungkook. ¿Qué quería ahora? Se preguntó. Seguramente asegurarse que había recibido su agenda y que pasaría por él al día siguiente.

—Buenas tardes, Jungkook ¿sucede algo? —preguntó con una voz fría y neutral.

—¡Hola hyung! ¿Por qué es tan formal? ¿Dónde está? No me diga que aún en la oficina. Debería ir a casa y descansar.

—¿Por qué eres tan entrometido? No te importa dónde estoy o lo que estoy haciendo. Y si llamas para saber si recibí tu bendita agenda, si lo hice. Y no te preocupes iré por ti mañana, a la misma hora que hoy.

—¿Por qué es tan agresivo conmigo? Simplemente estoy diciendo que debería ir a casa descansar. Es malo hyung. Muy malo. Pero igual me simpatiza. Es más, lo perdono.

Seokjin cerró los ojos. Era verdad, estaba siendo demasiado agresivo con un muchachito que no tenía ninguna culpa de tener que soportar su personalidad de mierda.

—Lo lamento no quise sonar agresivo. Escucha, me iré a casa ahora. Si sólo llamas por lo de la agenda ya la recibí. Buenas tardes, Jungkook.

—Espere...no me corte aún. Debo pedirle un favor...

—Y ahora que te pasa...

—Mañana debo llevar una maqueta y quería pedirle si me podía ir a buscar al departamento.

—No hay problema—lo interrumpió Jin.

—No...es que hay algo más...—al obtener sólo silencio del otro lado, Jungkook continúo—necesito que pueda ir por mí a la universidad en la tarde...no importa la hora. Puedo quedarme en la biblioteca estudiando. Jimin debe ir a sus clases de danza y no puede llevarme de vuelta...

—Pide un taxi...

—¡¡¡Ahhhhh Hyuuuuuung!!! ¿Por qué es así? Ya le dije que los taxis...

—No te gustan...si ya me dijiste. Está bien. Me organizaré para recogerte en la tarde. Pero debes entender que es una excepción. Soy un hombre ocupado Jungkook.

—Claro hyung... ¡gracias! y ahora váyase a su casa a descansar. Lo veré en la mañana.

Antes que Seokjin pudiera decir algo más, el joven había cortado. Se quedó sentado, terminando su cigarrillo y escuchando Young Forever de BTS. Esa canción en particular lo había conmovido. Se sintió nostálgico de su propia juventud. Aquella donde no había dolor, donde junto a sus amigos corrían de la mano con sus novias, donde la vida parecía no acabar nunca. Entonces, después de mucho tiempo, tuvo un recuerdo nítido...la risa pequeña y tierna de Jisoo. Seokjin también sonrió ante aquel pequeño retazo de su vida perdida. Pero entonces, ese sonido, se confundió con otra risa...una muy masculina y graciosa...la de Jungkook. Y por alguna razón, le pareció todavía más brillante que ese destello de recuerdo que había tenido.

Salió de su oficina y manejó hasta su casa. Al llegar fue directo al bar. La botella de vodka lo esperaba. Prendió otro cigarro, tomó un gran trago y se quedó sentado en medio de la sala, pensando en la sonrisa del chico deslenguado, que, por primera vez en años, lo había hecho reír.

Naturalmente al día siguiente le costó despertar. No había tomado somníferos, pero si una buena cantidad de alcohol. Miró su reloj y todavía estaba a tiempo de recoger a Jungkook, pero debía darse prisa.

Cuando llegó al edificio del chico, ingresó enseguida y le envió un mensaje para que estuviera listo. Subió al sexto piso y buscó el departamento 605. No alcanzó a tocar el timbre, cuando una sonrisa de conejo lo recibió.

—¡¡¡Hyuuuuung!!! ¡¡Llegó!!, ¿quiere tomar un café antes de salir? Yo estoy tomando el mío. Además, para serle sincero se ve...terrible...¿acaso no durmió bien?

—Me acosté muy tarde—bueno eso no era mentira, simplemente omitió la parte "y me bebí media botella de vodka" —. Acepto tu café, pero deja que yo me sirva. Tú no debes moverte—Fue hasta la cocina y se sirvió café en un tazón con el dibujo de un conejo rosado.

Se sentó en unos de los sofás y miró a su alrededor. El departamento estaba limpio y ordenado. Tenía pocos muebles, pero estaban bien organizados. Sobre la mesa de centro, descansaba una maqueta de un edificio que él conocía. El Lotte World Tower. Estaba muy bien hecha, muy pulida y detallada.

—Hyung, estoy tan emocionado. Con mis amigos, participaremos en un concurso, si ganamos, presentaran nuestro proyecto en la próxima bienal de arquitectura.

—Me alegro. Gracias por el café. ¿Nos vamos ya?

Jungkook no quiso replicar ante la respuesta fría y osca de Seokjin. Desde que se había enterado de lo que le había pasado al abogado, podía entender un poco más su forma de ser. Lo observó mientras tomaba café. Era un hombre muy atractivo. Su rostro era pequeño, tenía ojos marrones y pestañas tupidas y una pequeña nariz. Pelo castaño, un poco largo y siempre con un mechón cayendo sobre sus ojos. Sin embargo, lo que más le atraía, eras sin duda su boca. Labios gruesos y en forma de corazón. Se preguntaba cómo se sentiría un beso de esa boca. Tuvo que morderse el labio para silenciar un pequeño gemido por la imagen sucia que su mente había creado.

—¡Jungkook! Te estoy hablando. Dije que ya debemos irnos.

—Claro, ¿me ayuda con la maqueta?

Seokjin tomó la maqueta y con cuidado salieron del departamento y entraron al ascensor. Al llegar al estacionamiento, la acomodó en el asiento trasero y luego le abrió la puerta a Jungkook.

Una vez más el viaje fue en silencio. Seokjin estuvo tentado de decirle a Jungkook que había escuchado a BTS. Pero se abstuvo. Seguro que comenzaría una charla que no tendría fin.

—Hyung, ¿por qué no se ha vuelto a casar? —. Y ahí estaba. Todas sus esperanzas de que el silencio permaneciera se habían ido.

—Es algo demasiado personal ¿no crees? Deberías abstenerte de hacer esas preguntas chico. No voy a hablar nada de eso contigo. Te dije ayer que prefiero el silencio. No sé cómo hacerte entender Jungkook. No vamos a ser amigos. No vamos a hablar de nuestras vidas. Nada de esos va a pasar. Sólo estoy cumpliendo mi trato y creo que bastante bien. Y no tiene que ver con que seas gay.

—Yo no he dicho nada.

—Pues ayer lo dijiste y fue tonto—. Al fin habían llegado a la Universidad y el guardia lo reconoció y lo dejó entrar—. Esto sólo es tu indemnización por el daño que te causé. ¿Estamos de acuerdo?

—No, no estamos de acuerdo. Ya sé porque eres así y voy a hacer que cambies Seokjin.

—Estás siendo atrevido, te olvidaste de los honoríficos y un mocoso como tú, no me va a venir a decir que me va a cambiar. No hay nada que cambiar, ahora bájate. Te ayudaré con la maqueta.

—Sí, me olvidé de los honoríficos. Eres bastaste grosero conmigo después de todo. Crees que porque eres el mayor, puedes hablarme como quieras. No es así. Y no es necesario que me ayudes, mis amigos, vienen por mí.

Efectivamente Seokjin vio a dos chicos caminando de la mano y dándose pequeños besos. El más bajito era rubio y el más alto tenía el pelo azul. Nunca había visto una pareja gay. No pudo evitar quedar mirándolos.

—Termino a las cuatro, pero esperaré hasta que usted pueda venir—. Bueno al menos había recuperado el tono formal, pensó Seokjin—. Sólo avíseme por favor. Y deje de mirarlos de esa forma. Es incómodo.

Seokjin se dio vuelta para mirar a Jungkook que estaba visiblemente molesto, por lo que minutos antes le había dicho y por la forma como había mirado a sus amigos. Sin embargo, no dijo nada. Los amigos de Jungkook se habían acercado al auto y lo ayudaron a bajarse. El de cabello azul abrió la puerta trasera y sacó la maqueta.

—Buenos días, gracias por traer y cuidar a nuestro Kookie—le dijo a un incómodo Jin, que sólo atinó a asentir y mirar a Jungkook por última vez, pero éste no lo miró y sólo cerró la puerta.

Llegó a la oficina con su humor hecho trizas. Le pidió a su secretaria que nadie lo molestara y nada de llamados. Entonces, el mocoso atrevido se había molestado. Cuando debía ser al revés. Él debería estar enojado porque le hacía preguntas indiscretas. Pero muy en el fondo de su alma, Seokjin sabía que lo que le molestaba eran las respuestas. Esas que no se quería dar ni pensar. ¿Por qué no se había vuelto a casar? ¿Por qué no había querido conocer a nadie más? Simplemente porque sentía que no merecía ni un gramo de felicidad. Porque con Jisoo muerta de esa forma tan trágica, él no merecía ser feliz. Ella siempre había soñado con formar una familia. "Tendremos tres o cuatro hijos" le había dicho a Jin cuando todavía eran novios y estaban en su último año en la universidad. Seokjin no estaba tan seguro de aquello, pero al final siempre le decía que sí. Después de todo, era tan bonita y persuasiva. Sin embargo, esa actitud de siempre querer imponer sus ideas fue carcomiendo su matrimonio. Seokjin en algún momento se había sentido incómodo, por los cambios que Jisoo intentaba imponer a sus gustos y estilo de vida.

Incluso la forma como se vestía. Ella no se daba cuenta o tal vez sí, porque antes del accidente las discusiones eran cada vez mayores. Pero nada de eso ahora importaba. Ella estaba muerta y él no tenía derecho a ser feliz.

¿Cómo le explicaba todo eso a Jungkook a quien apenas conocía y que era sólo un chiquillo que vivía su vida feliz y sin complicaciones? Por eso contestaba con monosílabos y no lo dejaba escudriñar más. Esos eran sus secretos más íntimos, aquellos que nunca había compartido con nadie, ni siquiera con su hermano o mejor amigo. Dos golpes en su puerta lo sacaron de sus pensamientos.

—¿Puedo pasar? Eun Bi, me dijo que no querías hablar con nadie, pero necesito resolver algunos temas contigo—Sandeul se asomaba tímidamente.

Seokjin asintió. Trabajo era trabajo.

—No te ves bien hoy. ¿Volviste a quedarte dormido? ¿Cuántas pastillas tomaste?

—Sandeul, dijiste que veríamos los temas pendientes. No mi ciclo de sueño. ¿Podemos sólo revisar eso?

—Seokjin...ayer te veías distinto. Con ánimo y de mejor humor. ¿Qué pasó hoy?

—Nada...es sólo...que ese chico al que debo llevar...es un entrometido. Hace preguntas que no debe y luego yo...ya sabes, con mi humor de mierda...le contesto mal y él se disgusta. Es tan inmaduro.

—Para llevar conociéndose tres días, se ve que han tenido una relación bastante intensa..., debes tener paciencia. Los jóvenes son curiosos. Te aseguro que ya sabe perfectamente quien eres...y lo que sucedió en tu vida.

Seokjin miró sorprendido a Sandeul. No había pensado en eso. Tampoco sabía cuál era la información que circulaba en internet acerca de su vida. Y vino a su cabeza, la frase que le había dicho Jungkook en la mañana "Ya sé porque eres así y voy a hacer que cambies Seokjin"

—No me mires así. Y sí, si pones tu nombre en Naver, está todo. Estoy seguro que tu mocoso entrometido, ya lo sabe.

Seokjin sintió vergüenza. Luego que Sandeul se fue, puso su nombre en el buscador y se sorprendió de ver toda la información que había. Ahí estaba todo. La tragedia, su perdida, el juicio. Seguro que Jungkook sentía compasión por él. Odiaba que la gente lo mirara con lástima. Porque él no la merecía.

Ni siquiera salió a almorzar. Sin embargo, a esa hora, recibió un mensaje.

Jungkook: Hyuuuuuuung!!! 

No quiero estar enojado con usted Otra vez lo perdono. Tae dice que usted es muy guapo. Yo opino lo mismo..., es muy guapo, pero debería sonreír más. Se vería más guapo. Acabo de almorzar y me dio sueño.., pero debo resistir porque todavía me quedan dos clases. ¿usted almorzó?, debería..., ahora lo dejo.Espero su mensaje cuando me venga a buscar. Cuídese Seokjin hyung.

Seokjin soltó una risa. Ese mensaje le alegraba un poquito su corazón. Tal vez el chico todavía no había buscado nada. Después de todo lo trataba igual que siempre. Decidió contestar.

Seokjin-hyung

¿No soy yo el que debería estar enojado contigo? Aun así, siento mi mal humor. Es sólo que no quiero preguntas indiscretas. ¿De acuerdo? Y siento haber mirado a tus amigos de la forma que lo hice hoy. Lo lamento. Nunca había visto una pareja del mismo sexo...fue raro. Pero raro en el buen sentido...Iré por ti a las cinco. Espérame en el estacionamiento. ¡Cuídate y no te duermas!

Jungkook saltaba de alegría. Bueno en un pie y con Jimin y Tae pidiéndole que se calmara.

—¡Me contestó! Y no está enojado. Sé que detrás de esa coraza hay un hombre muy amable. Sólo tengo que...

—Jungkook...¿sabes que no tienes que hacer esto verdad? Lo que tu madre te dijo hace años atrás, lo cumples con creces. Con tu trabajo en la fundación. Los trabajos de verano que hacemos...

—No Jimin..., no lo es. Seokjin-hyung es la persona. Es mi Serendipia. Mi hallazgo inesperado y será en él que devuelva lo que la vida me regaló a mí.

—Kookie...yo creo que a Jimin lo que le preocupa es que...te enamores...hay algo en tu mirada que nunca había visto. Sé que lo conoces hace tres días...pero tus ojos...brillan. Y no es buena idea. Es trece años mayor, heterosexual, viudo trágicamente. No es buena idea y lo sabes.

Jungkook miró a sus amigos, ellos no debían preocuparse. Por supuesto que él no se iba a enamorar. Él sólo lo iba a rescatar de ese feo invierno en el que estaba. Miró a Jimin.

—¿De verdad crees eso? —Jimin sólo movió la cabeza en forma afirmativa. Sabía como era Jungkook, impulsivo y apasionado—. No se preocupen. ¿Cómo podría enamorarme de un hombre tan mayor? Además, él es hetero y de esos que entran en pánico gay rápidamente...no piensen tonterías.

Ninguno de los dos dijo nada. Si Jungkook lo decía con tanta seguridad...

Eran las cuatro y media, cuando Seokjin, luego de una reunión con su hermano, donde discutían un caso difícil, salía apurado hacia la universidad, para ir a buscar a Jungkook.

Cuando entró al estacionamiento lo vio de pie, con su mochila y la maqueta en el suelo.

—¡Obtuve la nota máxima hyung! Valió la pena tanto trabajo—Apenas Jin bajo del auto, el chico caminó hacia él y se lanzó a sus brazos, dejándolo pasmado.

—Jungkook...ten cuidado con tu pie—. Seokjin intentó separarlo de su cuerpo, pero seguía aferrado a él.

—¡Estoy tan feliz! ¿Por qué no me acompaña a celebrar? Yo lo invito.

—Kook..., no creo sea buena idea.

—¡¡¡Me dijo Kook!!! Hyung, vamos no sea así. Conozco un lugar donde hacen unas hamburguesas muy ricas. Por favor...tengo hambre y no puedo ir solo.

Seokjin no podía creer lo débil que era frente a este muchacho. Bastaba con ver sus pucheros y no podía decir que no.

—Está bien. Dime donde queda ese dichoso lugar.

Jungkook sonrió ampliamente y con cuidado subió al auto. Él iba a conseguirlo. Iba a llevar a Seokjin al fin, a la siguiente estación. La primavera.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro