O6
Por lo general, Taehyung nunca era de los que pedía que le dieran un día libre en la pastelería, menos si era durante fin de semana, y mucho menos aún estando tan prontas a empezar sus vacaciones de invierno. Tenía que suceder algo muy urgente o muy importante como para que siquiera considerara tomarse el día... Y por supuesto, pasar tiempo con Jeon Jungkook era lo suficientemente importante como para hacer esa excepción. Fue por eso que en vísperas de su cumpleaños, ni bien salió del refugio, no fue a la pastelería, sino que fue a casa a buscar unas cuantas cosas y luego se dirigió directo a la gasolinera donde trabajaba el menor para buscarlo una vez que terminara el turno.
—¡Jungkookie! —exclamó al divisar al castaño ni bien llegó—. ¿Cómo estuvo el trabajo hoy?
—Pesado y aburrido —dijo Jungkook con un bufido, visiblemente cansado.
—¿Te hizo falta mi visita diaria? —preguntó él con tono juguetón, dándole un codazo—. Por eso te aburriste tanto, ¿verdad? Porque no vine a molestarte.
Jungkook nada más resopló como respuesta, como hacía siempre que no quería demostrarle a Taehyung que sus chistes sí le hacían gracia, mientras terminaba de abrigarse. Sin demorar más, ambos caminaron hacia el centro de la ciudad, dejando atrás la gasolinera. Al ser pleno invierno, el sol ya estaba poniéndose, aunque no era mucha diferencia considerando que el día había estado nublado y frío, gris. A pesar de la prematura noche sin estrellas, a Taehyung le gustaba muchísimo estar en compañía de Jeon Jungkook, lo había decidido luego de pasar las últimas dos semanas visitándolo casi todos los días en su lugar de trabajo. No importaba cuán lúgubre fuera el día, siempre y cuando él pudiera pasar un poco de tiempo con Jungkook.
—¿Qué tal estuvo tu noche? —preguntó Taehyung mientras caminaban—. ¿Algo digno de mención que haya pasado?
—Mi vida no es muy emocionante —fue la primera respuesta del menor, que negaba con la cabeza, aunque luego dudó—. Pero cené con mi hermano anoche.
—¡Oh! —exclamó Taehyung, emocionado—. ¿Al fin coincidieron sus horarios?
—Mh, sí. Comimos pizza juntos.
Taehyung se alegró genuinamente tras escuchar eso. Jungkook ya le había dicho que él y su hermano mayor tenían una relación complicada, así que no pudo evitar alegrarse por él. El asunto del hermano mayor misterioso (y de la familia en general) era tabú con Jungkook, uno de esos temas que Taehyung no se animaba a tratar mucho por temor a incomodar a su amigo. Después de todo, no hacía falta ser muy listo para darse cuenta de que era algo complejo y Jungkook evidentemente no quería hablar de eso, cada vez que Taehyung trató de indagar más al respecto el chico se las ingenió para cambiar de tema o dar respuestas imprecisas, y Taehyung entendió rápido que debía respetar los límites de Jungkook y dejar de preguntar sobre eso. Aún así, el que no tocara el tema no significaba que no se preocupara por ello.
—Me alegra que hayas pasado tiempo con tu hermano, Jungkookie —dijo entonces—. ¿Están las cosas mejor con él? ¿Se volvieron un poco más cercanos?
—No lo creo —se limitó a responder Jungkook, suspirando—. Apenas terminamos de comer se fue de nuevo con sus amigos.
—A él le gusta mucho irse de fiesta, ¿verdad?
—Ni te imaginas.
Taehyung nada más asintió lentamente con la cabeza, intuía que Jungkook pronto cambiaría de tema. Se había topado nuevamente con esa pared invisible que parecía separar al chico del mundo, esa que palpaba cada vez que tocaba aquellos temas que más curiosidad le causaban, pero que más repelían Jungkook. Y, antes de que pudiera pensar en qué decir a continuación para mantener viva la conversación, tal como imaginaba, Jungkook cambiaba de tema.
—¿Con quién dejaste a Yeontan? —preguntó.
—Con mi primo —respondió él, resignado—. Luego lo llevará hasta la estación, vamos a tomar el tren juntos.
—¿Estás emocionado por volver a Daegu? —siguió preguntando Jungkook, a lo que él asintió con entusiasmo—. ¿Cuánto tiempo estarán en tu casa?
—Namjoon hyung se quedará nada más para mi cumpleaños y año nuevo, yo todavía no decido —contestó Taehyung—. Una o dos semanas, no lo sé.
—Qué bueno que puedas pasar estas fechas con tu familia —apremió el menor, esbozando esa sonrisa de conejo tan bonita que mostraba un poquito más cada día.
Taehyung sonrió también, más que complacido. Desde que había visto la sonrisa de Jungkook por primera vez, se había obsesionado con ella. Para su suerte, había descubierto en esas últimas dos semanas que tenía una gran facilidad para hacerlo sonreír con sus ocurrencias, por lo que no dudaba en intentarlo cada vez que fuera posible. Jungkook tenía una sonrisa muy linda, era una pena que rara vez la mostrara y Taehyung se había empeñado en corregir eso. Por eso, el resto de la caminata fue contándole tonterías que sabía que lo harían reír.
La caminata tenía como motivo principal visitar una tienda de electrónica para que Taehyung pudiera comprar un nuevo teléfono, y llegaron después de caminar unas pocas calles. La tarde anterior le había explicado a Jungkook lo mucho que le costaba vivir con un perro tan bonito y divertido como Yeontan y no poder grabarlo a cada momento, ante lo cual el menor le propuso acompañarlo a comprarse uno nuevo, y ahí estaban. Tras mirar unos cuantos modelos terminó por elegir uno similar al que tenía antes; con eso ya solucionado, salieron del local con el resto de la noche libre.
—¿Qué quieres hacer? —preguntaron ambos al mismo tiempo y, luego de reírse, fue Taehyung el que tomó la palabra—. Vas a quedarte conmigo hasta que suba el tren, ¿verdad, Jungkookie?
—Si tú quieres, sí.
—¡Por supuesto que quiero! —se apresuró a decir Taehyung—. Tomaré el tren de las 9:15, hasta entonces soy todo tuyo.
—Eso significa que todavía tenemos unas buenas cuatro horas para volvernos locos —concluyó Jungkook, frotándose la barbilla.
—¿Algo en especial que aumente tus niveles de locura? —cuestionó Taehyung, sonriendo por el comentario ajeno.
—Bueno, en realidad... hoy es la última fecha de esta exposición a la que me gustaría ir —dijo el menor con entusiasmo tras pensarlo un momento, volviendo rápidamente a su timidez usual—. Pero sólo si tú quieres, hyung. Podemos hacer otra cosa...
—Vas a llevarme hasta la estación, bobo —le recordó él, picándole la mejilla—. Lo menos que puedo hacer es dejarte elegir qué hacer antes de eso.
—¿Estás seguro? —preguntó entonces Jungkook, sus ojos habían adquirido un brillo que Taehyung no había visto antes, y su bonita sonrisa de conejo luchaba por adornar su rostro.
—Segurísimo.
—¡Luego te invito la comida! —soltó con urgencia el castaño—. Es lo justo.
—¿Pero de qué justicia hablas ahora, Jeon Jungkook? —se mofó Taehyung, riendo mientras lo seguía—. Sólo vayamos allá, tonto. Justo mi trasero...
Jungkook siguió insistiendo, asegurando que hablaba totalmente en serio y que no aceptaría que Taehyung gastara un centavo porque sería injusto. Taehyung nada más chasqueó la lengua, había optado por dejar que el menor soltara todas las tonterías que quisiera sin discutirle.
—¡Me regalaste postres de tu trabajo por dos semanas! —protestaba el chico—. Me toca invitarte a mí, no me discutas.
Taehyung nada más se reía, ignorando por completo los argumentos tan tontos del menor y su tonta noción de lo que era la justicia entre dos amigos, y así siguieron todo el camino hacia la Universidad de Artes, donde se realizaba la exposición. Jungkook no tardó en guiarlo por los pasillos del edificio una vez que entraron, él se limitó a dejarlo hacer porque era la primera vez que lo veía tan contento, sonriendo y disfrutando sin culpa, mostrando los tiernos dientes de conejo en una sonrisa que Taehyung nunca había visto de forma tan auténtica y resplandeciente como en ese momento.
Taehyung no estaba muy interiorizado en el tema de la exposición, aunque disfrutó bastante observando los dibujos. En realidad no estaba tan compenetrado en las distintas muestras, sino que prefería ver las reacciones de Jungkook, que de repente había perdido su usual imagen seria y aparentaba la edad que tenía por primera vez desde que se conocían. En ese momento Jungkook parecía un muchacho normal disfrutando de una exposición de dibujo y ya, como debería ser siempre, y no aquel chico triste que Taehyung había encontrado hacía casi un mes en un callejón oscuro y peligroso. Las facciones del rostro relajadas, la sonrisa, el entusiasmo, los débiles "wow" que soltaba cada vez que veía algo que le interesaba junto con los adorables "¡hyung, mira esto!" con los que le llamaba la atención para que viera las piezas también...
A Taehyung le parecía tierno, aunque también lo hizo entristecer. Deseaba que Jungkook dejara caer esos muros tan altos que lo aislaban del mundo, que pudiera confiar en él y le dijera qué era lo que andaba mal, así tal vez podría ayudarlo. De todas formas, Taehyung podía esperar al momento en el que Jungkook le abriera su corazón y mientras tanto haría lo único que podía; si no podía ayudarlo a solucionar sus problemas, al menos podía tratar de hacerlos un poco más ligeros al distraerlo como en ese momento. Para algo estaban los amigos, después de todo.
—¿Te estás divirtiendo? —le preguntó al menor con una sonrisa, mientras éste miraba unos retratos hechos a lápiz—. Te ves como un niño en una tienda de dulces.
—¿Te confieso algo? Se suponía que unos dibujos míos estuvieran aquí —dijo Jungkook con nostalgia, la mirada fija en las obras que tenían en frente—. Estos de aquí, de Kang Seulgi... los míos debían estar aquí también, con los de Seulgi noona.
—¿Ella era compañera tuya? —inquirió Taehyung, sorprendido ante la repentina confesión.
—Fue mi tutora en el taller de dibujo, durante mi primer año —explicó el menor—. Le gustaban mis dibujos, así que me postuló para la exposición y éste año me aceptaron.
—Eso suena genial, Kookie —dijo él, sonriendo afectuoso—. Me imagino que debes dibujar más que bien, entonces.
—Supongo que era bueno, siempre me ha gustado mucho dibujar —respondió Jungkook luego de un largo silencio tras encogerse de hombros, y suspiró—. Aunque ahora ya no importa...
Taehyung permaneció en silencio, observando a Jungkook de reojo. No estaba seguro de qué decir o si era buena idea decir algo en absoluto, porque no era usual que Jungkook hablara tan abiertamente sobre sí mismo, por lo que optó por no decir nada y dejar que el menor tomara la iniciativa. Tuvo que morderse la lengua para no hacer preguntas de más, conformándose con posar la mano en el hombro ajeno, como si así pudiera transmitirle de manera silenciosa que él estaba ahí, lo escuchaba, lo veía y lo acompañaba. Pasados unos segundos, Jungkook apartó la vista de los retratos para mirar a Taehyung y le dedicó una sonrisa que no le llegó a los ojos, que perdieron el brillo que habían tenido durante ese rato mágico pasado en la exposición. Y así de rápido, volvía a ser el mismo chico triste de siempre.
—¿Tienes hambre? —preguntó entonces.
—¿Quieres ir a comer? —preguntó él a su vez, siguiéndole la corriente—. ¿No quieres ver más dibujos?
—Se te hará tarde si demoramos mucho por aquí —respondió Jungkook, aunque todavía no eran las 7pm—. Y tengo hambre.
—Muy bien, vayamos a comer.
Así como así, Jungkook empezó a caminar hacia la salida de la universidad y Taehyung no tuvo más opción que seguirlo. Notando el cambio en la actitud del menor, supo que era hora de sacar todas sus armas y no dudó en adelantarse hasta quedar junto a Jungkook, entonces pasó un brazo alrededor de su hombro para caminar abrazándolo. Luego de haberse visto todos los días durante las últimas dos semanas, Jungkook ya parecía haberse acostumbrado a sus "ataques de cariño" (como los había llamado el tercer día, cuando Taehyung le hacía cosquillas debajo del mentón) y ni siquiera se inmutó ante el abrazo inesperado, sino que siguió caminando como si nada hubiera pasado.
—Oye, Jungkookie, ¿puedo preguntarte algo? —dijo Taehyung pasados unos segundos, a lo que el menor asintió—. ¿Algún día me mostrarás tus dibujos?
Jungkook no respondió de inmediato, sino que permaneció callado por unos cuantos segundos, dudando. Recién cuando estuvieron fuera del establecimiento, ya en la calle, miró a Taehyung de reojo y, para su sorpresa, asintió con la cabeza. Mientras caminaban por la ciudad Taehyung, satisfecho con la respuesta positiva del menor, dejó que el silencio los envolviera por un rato, intuyendo que Jungkook tal vez necesitaría un momento de silencio para dejar de pensar en la exposición perdida. De todas formas, los silencios con Jungkook estaban lejos de ser algo malo; Taehyung se sentía cómodo y a gusto junto a Jungkook incluso si no decían nada y le gustaba creer que el sentimiento era mutuo.
No obstante, Jungkook lo sorprendió una vez más, volviendo a hablar no muchos minutos más tarde.
—La próxima vez podemos ir a un acuario o algo de ese estilo —dijo—. Algún lugar que a ti te guste mucho.
—Aunque aprecio tu intención, en realidad no me gustan los acuarios —informó él, abultando los labios—. Pero pensaré en algo divertido que podamos hacer cuando vuelva de Daegu. Tal vez podamos ir al cine o a patinar sobre hielo...
—¿Por qué no te gustan los acuarios?
—Me parecen poco éticos, igual que los zoológicos —le explicó, rascándose la nuca con la mano libre—. Bueno, no tanto como los zoológicos... sólo si dejan que los niños toquen a los peces.
—¿Como en Buscando a Dory? —soltó Jungkook.
—De hecho sí, exactamente así —logró decir Taehyung luego de reírse por la comparación tan infantil del menor—. Namjoonie hyung, ¿recuerdas que es biólogo marino?, me explicó algunas cosas y desde entonces ya no quise volver a un acuario.
Antes de que Jungkook tuviera oportunidad decir algo, habían llegado a la zona de restaurantes y puestos de comida. Tras deliberar dónde comer terminaron por elegir un restaurante más bien tradicional, donde pasado un rato se sentaban en una mesa apartada y elegían sus respectivas cenas que igual sabían que terminarían compartiendo. Apenas tuvieron sus platos en frente Jungkook le pidió que le contara más acerca de su aversión hacia los acuarios y la mayor parte de la cena se les fue en hablar del tema. "Hablar" siendo Taehyung dándole vueltas al asunto sin callarse nunca, Jungkook nada más mirándolo y asintiendo con la cabeza mientras comía sin decir nada, dedicándose nada más a escucharlo atentamente. Para cuando Taehyung quiso darse cuenta, llevaba cerca de una hora hablando sin parar y Jungkook apenas había abierto la boca.
—...y es complicado, porque aunque tengan veterinarios y todo un equipo que se encargan de cuidarlos, sigo con el conflicto de usar a los animales para entretenernos y- —estaba diciendo antes de interrumpirse a sí mismo—, y, diablos, ¿cuánto tiempo llevo hablando?
—Bastante —dijo Jungkook, sonriendo pero sin sonar burlón.
—Debes pensar que soy insoportable —dijo Taehyung, avergonzado—. Apenas te he dejado hablar, soy terrible. Estoy loco, en serio. Disculpa, Jungkookie.
—Claro que no, estabas hablando de algo que es importante para ti —lo tranquilizó el menor rápidamente, ahora sí sonriendo socarrón—. Ahora entiendo por qué no te gustan esos lugares, lo pensaré mejor antes de volver a visitar uno. El cine o patinar sobre hielo suenan mejor, igual.
Taehyung se encontró en problemas al tener que disimular el chillido de emoción que las palabras del menor le habían causado, pero eso era porque Jeon Jungkook era tan dulce, no paraba de ser un encanto. Le devolvió la sonrisa, sintiéndose mejor por ello a pesar de su desplante de casi una hora sobre cosas que intuía que a Jungkook no le interesaban para nada y que igualmente había escuchado con atención, porque en verdad era dulce a ese extremo. Se disculpó una vez más mientras se levantaban y se alistaban para salir, aguantando las ganas de abrazarlo y pellizcarle las mejillas.
Todo parecía ir de maravilla, hasta que salieron del restaurante y fueron recibidos por la lluvia. A cántaros, una tormenta con todo: viento, rayos y centellas. Aquellas nubes grises que mantenían escondidas a las estrellas más temprano, de repente dejaban caer el segundo diluvio universal sobre ellos.
—¿Qué con esta lluvia? —se quejó Taehyung, riendo, mientras rebuscaba el paraguas dentro de su mochila.
—Deberíamos ir rápido a la estación —dijo Jungkook, mirándolo con los ojos entrecerrados por las gotas de agua que se escurrían desde su flequillo mojado por su rostro—. Lo siento.
—¿Por qué lo sientes? —cuestionó él, abriendo el paraguas—. ¿Acaso invocaste a la lluvia? Ven aquí, resguárdate de la lluvia.
—Podrías estar cómodo y seco en tu casa ahora mismo —bufó el chico, todavía parado debajo del agua—. Usa tú el paraguas, no me molesta la lluvia.
—Tendría que salir igualmente para ir a la estación, cariño —le recordó él—. Puede que a ti no te moleste la lluvia, pero a tu cuerpo no le hará mucha gracia si te enfermas por haberte mojado.
—Nunca me enfermo.
—Y no dejaré que empieces ahora —insistió, acercándose y abrazando al menor por los hombros con el brazo libre—. Ahora tomemos el autobús hasta la estación, ¿de acuerdo?
Jungkook parecía poco convencido, siempre empecinado en esa tonta idea de tratar a Taehyung como si fuera un superior a él y más digno que el resto de los mortales (había notado que seguía tratándolo así en las últimas dos semanas, un poco menos que al principio, pero demasiado para el gusto de Taehyung). Sin darle importancia a los reclamos del menor, Taehyung se pegó al chico y se aseguró de que el paraguas los cubriera de la lluvia por completo a los dos antes de emprender la marcha hacia la parada más cercana.
—Cuando me suba al tren te dejaré mi paraguas, ¿de acuerdo? —agregó en tono autoritario, pues era una orden y no una opción—. Me lo puedes regresar cuando vuelva de Daegu, y no, no aceptaré un no por respuesta. Te lo llevas y punto.
Por supuesto que Jungkook iba a negarse e hizo un mohín ante la orden de Taehyung, pero él no pensaba dar el brazo a torcer, y eventualmente Jungkook suspiró, dándose por vencido.
—Pero dame el paraguas, entonces —pidió el menor—. Yo lo sostendré.
—No me molesta tenerlo, Jungkookie.
—Si quieres que me lo lleve, lo sostendré yo —insistió Jungkook—. Así no se te cansa el brazo.
Tonto Jeon Jungkook y su inquebrantable código moral, pensó Taehyung mientras le entregaba el paraguas. Pasaron un rato largo parados ahí, ambos en silencio, esperando al autobús que no parecía tener intenciones de llegar. Taehyung había empezado a tiritar.
—¿Tienes frío? —preguntó Jungkook de pronto.
—Estoy bien —mintió él, dedicándole una sonrisa al menor—. No te preocupes.
En realidad sí tenía frío, pero sabía que Jungkook iba a hacer algo tonto como sacarse el abrigo y dárselo, siempre con esa necedad imperiosa de cuidarlo y ponerlo por encima de sí mismo todo el tiempo. Al principio a Taehyung le había resultado tierno que Jungkook siguiera con eso de tratarlo como si fuera una especie de héroe por lo que había ocurrido la noche en la que se conocieron, pero luego de un mes siendo amigos esperaba que el chico pudiera relajarse en su compañía y aceptar que Taehyung nada más había hecho lo correcto.
—Ahí viene el autobús —informó de repente el castaño.
Al ver el vehículo a unas pocas calles, Jungkook cerró el paraguas y lo sacudió en lo que el autobús llegaba. Una vez que subieron y se sentaron atrás de todo, listos para el viaje de media hora que los separaba de la estación de tren, Jungkook apoyó la cabeza en el respaldo del asiento y cerró los ojos, luciendo muy cansado de golpe. En realidad siempre lucía cansado, lo delataban las ojeras crónicas debajo de los bellos ojos de bambi recordándole costantemente a Taehyung lo mucho que trabajaba, sin parar nunca a descansar, pero en ese instante parecía a punto de desmayarse del agotamiento.
—¿Quieres dormir en el viaje? —preguntó él, justo cuando Jungkook bostezaba—. Puedo despertarte cuando lleguemos a la estación.
—No, sólo quería descansar un poco los ojos —murmuró Jungkook.
—Jungkookie, duerme —ordenó Taehyung tras escuchar su respuesta mentirosa, riéndose—. Te prometo que te despertaré a tiempo.
—Mh, sólo... está bien —terminó por aceptar el menor, bostezando de nuevo—. Lo siento.
—Shh, duerme.
Jungkook asintió y se cruzó de brazos, y no tardó mucho en dormirse. Pasados unos pocos minutos comenzó a deslizarse de a poco, su cabeza aterrizando en el hombro de Taehyung, y por supuesto que con eso le sacó una sonrisa. Sintiéndose particularmente osado, llevó una mano al cuello ajeno y empezó a repartir suaves caricias entre su rostro y su nuca, algo que a él lo ayudaba a dormir mejor. Jungkook parecía disfrutarlo, a juzgar por cómo se acomodó aún más cerca de él, soltando un suspiro y relajando la postura. Así, Taehyung pasó el resto del viaje mirando por la ventana, disfrutando al ver las gotas deslizándose lentamente por el vidrio y acariciando la piel suave y cálida de Jungkook, dejándolo descansar.
No le gustó tener que despertarlo, hasta le causó culpa perturbar la paz con la que el menor dormía, pero tuvo que hacerlo cuando se acercaba la parada en la que luego bajaron. Lo que sí le gusto, sin embargo, fue ver a Jungkook caminar como un autómata, más dormido que despierto. El castaño se dejó llevar por él hacia la estación, refregándose los ojos y bostezando de a ratos, tan somnoliento que no le reclamó a Taehyung cuando éste le apretó las mejillas, muerto de ternura. Después de eso decidió no molestarlo más; viendo lo adormecido que estaba, era injusto aprovecharse así de la situación.
Faltaba alrededor de media hora para que llegara el tren de Taehyung, y poco a poco Jungkook fue despabilándose. Pasaron esos minutos hablando de cualquier cosa, principalmente Taehyung comentando lo primero que se le venía a la cabeza y Jungkook escuchándolo con toda la atención del mundo, como era siempre que estaban juntos. En ese momento, Taehyung le estaba contando cómo dio a parar en el refugio durante su primer año viviendo en Seúl gracias a Seokjin, que en aquellos días era su compañero de habitación en el dormitorio de la universidad y llevaba la contabilidad y conseguía donaciones para el refugio. En eso estaban cuando, faltando unos quince minutos para la salida del tren, Taehyung divisó a su primo llegando con un bolso en un brazo y Yeontan en el otro.
Para sorpresa de Taehyung, Jungkook enseguida empezó a hablar con Namjoon, preguntándole sobre el asunto de los acuarios que habían discutido ellos más temprano. Taehyung nada más escuchó la conversación, sonriendo al comprobar que el menor realmente le había prestado atención, y no pasó mucho hasta que el tren se detuvo en la estación. Entre el gentío que bajaba y los que subían, pronto se vieron rodeados por una multitud, el ruido de la tormenta afuera mezclándose con el bullicio de personas encontrándose o despidiéndose en los andenes.
—Deberíamos ir subiendo si queremos encontrar un buen asiento —aconsejó Namjoon, y luego se giró hacia Jungkook—. Fue un placer verte de nuevo, Jungkook.
—Igualmente —dijo el menor con una pequeña sonrisa, inclinando levemente la cabeza—. Tengan buen viaje.
—Joonie hyung, adelántate un segundo, yo ya voy —pidió Taehyung, y una vez que su primo se alejó tras despedirse de Jungkook, quedó a solas con el menor—. Te hablaré en estos días, ¿de acuerdo? Ahora tengo teléfono nuevo.
Jungkook asintió con la cabeza, sonriendo por la expresión graciosa que hizo Taehyung al decir aquello.
—La pasé muy bien hoy —agregó, sonriente—. Gracias por acompañarme, y por llevarme a esa exposición.
—Gracias por ir conmig- ¡Ah! —exclamó de repente Jungkook, interrumpiéndose a sí mismo, y se sacó la mochila de los hombros—. ¡Casi lo olvido!
—¿Qué cosa?
—Esto que... tengo algo para ti —murmuró Jungkook, rebuscando en su mochila.
—¿En serio? —inquirió él, sorprendido, emocionándose ante la idea—. ¿Por qué? ¿Qué es?
—Es un... un regalo de cumpleaños —admitió el menor, tímido, sacando una bolsa de regalo—. Ya sabes, como mañana es... bueno, tu cumpleaños...
—¡No lo hiciste! —soltó Taehyung, incapaz de dejar de sonreír—. ¡Jungkookie!
—No es la gran cosa, sólo algo... sentí que debía darte algo —empezó a defenderse Jungkook, su rostro cada vez más rojo, enredándose con las palabras—. Aquí, toma.
Taehyung aceptó de muy buena gana la bolsa, más bien pequeña y delgada, que Jungkook le entregaba. No pesaba nada. Estaba a punto de abrirla para ver qué contenía dentro, más el menor lo tomó de las muñecas para impedírselo, negando con la cabeza mientras abría mucho los ojos, alarmado.
—¡No puedes abrirlo todavía! —indicó entonces, visiblemente alterado—. No antes de las doce, y mucho menos conmigo presente.
—¡Pero Jungkookie! —protestó Taehyung, puchereando—. No puedo esperar.
—Si no esperas, te lo quitaré —amenazó el menor, fallando en el intento de verse imponente (porque con esos ojos tan lindos no podía asustar a nadie)—. Prométeme que no lo abrirás hasta tu cumpleaños.
—Ugh, no es justo —se quejó Taehyung, abultando aún más los labios—. Si me miras con esos ojos enormes tuyos no me puedo negar.
—Qué tonterías dices, hyung —balbuceó un más que sonrojado Jungkook, soltando sus manos y apartando la vista.
—Ya, prometo que no lo abriré hasta que no sea oficialmente mi cumpleaños —lo tranquilizó él, abrazando la bolsa—. Te doy mi palabra.
—Gracias.
—Gracias a ti —lo corrigió él, guardando el regalo en el bolsillo de su bolso, y luego se giró hacia el tren, que cada vez se llenaba más—. Debería irme ya. Nos vemos en unos días, Jungkookie.
—Nos vemos, hyung.
—Ten un buen año nuevo —agregó, y luego de dudar un segundo, le revolvió el cabello con cariño—. Gracias por el regalo.
—Ten un buen año nuevo tú también —lo imitó Jungkook, asintiendo con la cabeza—. Y feliz cumpleaños.
Tras aquella despedida un tanto torpe, Taehyung sonrió. El chico le devolvió el gesto, dejando que Taehyung viera una vez más esa bonita sonrisa tímida, casi invisible, que tanto le gustaba ver, y se apartó del camino. Luego de echarle un último vistazo y de despedirse agitando una mano, Taehyung finalmente subió al tren y buscó a su primo, que ya había elegido asientos y le había apartado uno, justo a tiempo para cuando el vehículo arrancaba y dejaba la estación atrás. Los esperaba un viaje de un poco más de dos horas hacia la estación de Daegu y luego cerca de cuarenta minutos hasta la casa de Taehyung, por lo que llegarían casi a medianoche. No hicieron más que charlar, principalmente sobre Jungkook: Taehyung presumía que su corazonada de antes había sido acertada y Namjoon incentivándolo al decirle que le agradaba mucho el castaño.
Cuando por fin llegaron a la casa familiar, entre la bienvenida, los abrazos, ponerse al día con sus padres y acomodarse en la habitación que solía ser suya antes de mudarse, rápidamente se hicieron las doce. Taehyung tenía en un rincón de su mente la duda por aquel regalo, incesante, y apenas terminaron de cantarle el feliz cumpleaños y felicitarlo se escabulló a su cuarto para recuperarlo y abrirlo, muerto de intriga. Lo que encontró lo dejó asombrado: lo que a simple vista parecían dos hojas de papel eran en realidad un dibujo y un sobre.
—¿Qué es todo esto...?
Taehyung recordó que tan sólo unas horas antes le había preguntado al menor si le mostraría un dibujo suyo alguna vez, y aunque Jungkook había dicho que sí, no se imaginaba que sería tan pronto. Quedó aún más sorprendido cuando notó que la imagen no era cualquier cosa, sino un montón de flores rodeando un retrato... ¡suyo! ¡Ese era él, su rostro enmarcado por un montón de flores preciosas! ¿Cómo había logrado Jungkook retratarlo tan bien, al punto de hacer que el dibujo pareciera una fotografía de su rostro sonriente? Todos los detalles estaban ahí: la sonrisa cuadrada, sus tres lunares, la forma en la que sus ojos se arrugaban y desaparecían cada vez que sonreía, ¡cuánta precisión! ¡Y las flores, hermosas incluso sin colores! Taehyung reconocía unas como tulipanes, sus favoritas, pero no sabía cuáles serían las otras y se preguntó si acaso Jungkook sabía de flores y las habría elegido por alguna razón en especial.
Por un rato largo quedó embobado observando aquella obra de arte sin poder apartar la vista; lo hizo nada más porque recordó el segundo papel, el sobre, y la curiosidad lo obligó a revisarlo. Y si ya estaba conmovido a más no poder y sin palabras por la sorpresa y el dibujo, al descubrir dentro del sobre una carta le pareció que su corazón estaba dando volteretas en su pecho. La leyó sin perder un segundo, rápido, sin darse un respiro. Una sensación de calidez y hormigueo se propagó por todo su cuerpo, la sonrisa creciendo con cada palabra que leía. Para cuando terminó de leer la carta le tocó darse un minuto para respirar, llevándola al pecho para abrazarla con el cariño que le hubiera gustado abrazar a Jeon Jungkook en ese momento.
« Taehyung-ssi:
Primero que nada, feliz cumpleaños. Espero que tengas un día lleno de alegría rodeado de tus amigos y tu familia y que disfrutes mucho ya que lo mereces. Escribo una carta porque no soy muy bueno con las palabras, pero siendo tu cumpleaños creo que mereces saber todo esto... haré un esfuerzo por decir todo lo que me gustaría decirte y no me atrevo.
Este pequeño obsequio es un regalo honesto y con mis más sinceros buenos deseos. Hace tiempo que no dibujo, así que perdona que no sea tan bueno, además de que hacer un retrato de memoria es un tanto difícil. Como me dijiste muchas veces que amas y extrañas la primavera, busqué la forma de que tengas un poco de primavera durante el invierno, por eso te dibujé con las flores. Tulipanes, si recuerdo bien tus favoritas, y fresias, las mías. Sé que no es la gran cosa, pero de verdad espero que te guste. Aunque pensándolo bien... sé que me dirás que sí para no hacerme sentir mal, incluso si lo detestas, porque eres así de amable.
Creo que es la primera vez que conozco a alguien tan bueno, me cuesta asimilarlo, ¿acaso eres real? Me lo he cuestionado más de una vez. Tienes gestos muy lindos conmigo, ni hablar de que nos conocimos porque tú me ayudaste aunque no tenías que hacerlo. Sé que dices que no te debo nada porque sólo hiciste "lo que creíste correcto", pero debes saber que puede que esa noche me hayas salvado la vida y nunca lo olvidaré. Siempre estaré en deuda contigo; no sabías quién era, si era peligroso o si me merecía lo que estaban haciéndome, simplemente llegaste y me ayudaste sin pedirme nada a cambio más que mi amistad. No soy la gran cosa, no entiendo qué ves de interesante en mí, pero me gustaría intentar compensarte y si para eso nada más debo ser tu amigo... eso puedo hacerlo, me encantaría. He necesitado un amigo como tú por mucho tiempo.
Me siento un poco tonto escribiendo esto, pero siento que las palabras que me guardo terminarán por hacerme explotar algún día, y tener la opción de no decirlas en voz alta me da cierta seguridad. A veces me gustaría ser efusivo y abierto como tú, poder devolver los gestos que tienes conmigo, tratarte con el mismo cariño con el que me tratas... podría seguirte la conversación en vez de quedarme callado como un idiota, y seguro sería mucho más divertido para ti pasar tiempo conmigo. Ojalá fuera de otra manera, aunque para eso tal vez debería ser otra persona directamente, llevar otra vida. Trabajaré en eso, lo prometo.
Tal vez te haya dado la impresión de que me hago el difícil o de que no quería ser tu amigo, pero prometo que no es así. Me agradas, mucho. Perdóname si soy muy desconfiado, no puedo evitarlo, me cuesta mucho abrirme y encariñarme con las personas nuevas. Tal vez necesite un poco más de tiempo para dejarte ver al verdadero Jungkook, un poco más ruidoso y divertido, parecido a ti (aunque no tan amable), tal vez te agradaría ese Jungkook. Creo que podría llegar a confiar en ti... en realidad ya lo hago. Es imposible no confiar en ti, Kim Taehyung. Eres tan amable que no puedo hacer más que confiar en ti, siento que contigo será distinto. Y a pesar de que normalmente siento miedo de quedarme solo, creo que por ti vale la pena correr el riesgo. En el fondo sé que estaré a salvo contigo, que no debo tener miedo de que te vayas.
Gracias por todo, Taehyung-ssi. Por salvarme esa noche, por no rendirte conmigo, por hacerme compañía en el trabajo, por dejarme pasar una navidad cálida y feliz, por ser tan amable todo el tiempo, por querer ser mi amigo. A partir de ahora prometo esforzarme por esta amistad y espero no defraudarte.
Una vez más, feliz cumpleaños y ojalá te guste mi regalo. Disculpa que todo esto haya sido tan cursi.
Tu nuevo amigo,
Jeon Jungkook.»
—
significado de las flores sacado de alguna página equis (y si está en internet es cierto, obvio)
tulipanes: amor perfecto. si son rosados pueden significar felicidad, buenos deseos, cariño
fresias: confianza e inocencia
taehyung: ángel hermoso, dulce, tierno, lleno de amor
ambas son flores muy representativas de la primavera, taehyung también <3
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