Bienvenida de Noviembre
Ted Lupin
No volví a verla, y no es que no quisiera verla. Sabía que si solo con pensar en ella, ya me provocaba un profundo dolor, el tener que verla, sería lo peor, y así yo no podría continuar. Sin embargo, las cosas alrededor, seguían su curso, la vida no se detenía, ni siquiera por lo ocurrido.
No hable con nadie, ni siquiera cuando James estaba cerca de mi, el no parecía notar absolutamente nada. Que bueno que para él, todo se arreglara, lo digo porque, al final, logro superarlo todo. Aunque, Ninako... ella siempre actúa tan extraña, a veces es tan alegre, otras es distante con sus amigos, pero, siempre está rodeada por sus amigas, sobre todo Eleonor. Ellas estaban más unidas que nunca, usualmente, ella estaba haciendo reír a Nina, lo que no me podía agradar, era que esa sonrisa, se desvanecía rápidamente.
Entonces, el primero de noviembre, supe que no todo estaba bien. Y las piezas se iban acomodando. Comencé a entender porque Eleonor estaba siempre con Ninako, porque Mika dejo su pasatiempo de mirar a cierto chico. Durante dos meses, estuve ciego, pero luego de tanto, empecé a entender. Esa mañana de Lunes, cuando iba a mi clase, y divise a ella con sus amigas, no pude evitar voltearme a mirarla. Fue entonces, que hubo un cambio en mi persona, sentí como el miedo se apoderaba de mi. Ninako, quien siempre mostraba una sonrisa al mundo, me mostro su lado más desolador. La vi caminar alegremente, soltando risas, pero de pronto, sus pasos empezaron a ser cada vez más torpes, se tambaleo hacía los lados, y finalmente, sus piernas al parecer perdieron la fuerza. Ella ya no estaba de pie, estaba en el suelo. Estaba en el suelo, aun así, escuche su voz, siendo ella, alegre, y diciendo que solo perdió el equilibrio. Eleonor y Mika, le ayudaron a ponerse de pie. Ninako volvió a caer.
–¡Funcionen! – le grito a sus piernas, mientras las golpeaba fuertemente – ¡Funcionen...!
Mi corazón latía tan rápido, como yo mismo, no sabía que hacer. Verla intentar ponerse de pie, y fallar una y otra vez, era doloroso. Ella estando en el suelo, llevo ambas manos a su rostro, al fin, había mostrado su debilidad, de alguna manera, lo encontré injusto. Encontré injusto que a una chica de tan buen corazón, que siempre le anima el día a los demás, estuviera allí, llorando, buscando la manera de que pudiese pararse, aun sabiendo, que no tenía las fuerzas necesarias.
No fui valiente, como para ir corriendo a buscarla, de hecho, fue como revivir mi termino con Victorie, fue así, más o menos. Solo que, era otro tipo de dolor, uno inexplicable. Ver como una persona que esta bien, en otro momento, ya no lo está. Me quede petrificado, mirando la escena. Desperté, cuando supe que Mika miro hacía mi, sin que Eleonor o Nina lo notaran, me esfume cobardemente. Me dije a mi mismo, que me sacaría esa escena de mi cabeza. Que la olvidaría. No pude.
El día martes, no la vi ir a clases, en verdad, no estuvo por ningún lado, así que lo supe, ella debía de seguir igual que el día de ayer. Sus piernas al parecer no le funcionaban como se podría desear. Se sentía vacío el ambiente.
En la hora de la cena, observe mi taza de chocolate caliente, es gracioso como algo tan simple, me hizo acordarme de Nina. Se me escapo una sonrisa. Lastimosamente, no me pudo durar demasiado, ya que al instante, recordé que ella no estaba aquí, para disfrutarla.
–Hey – desperté de cada uno de mis pensamientos–.
James apareció a un lado de mi, con una tostada en una de sus manos. Él se veía completamente renovado, y en algún punto, note muy extraño cuando se acerco, él estuvo enojado conmigo por un tiempo, aunque, más se alejo porque fue necesario. Dirigió su mirada al chocolate caliente. Pareció entender lo que estaba en mis pensamientos.
–Si tanto te preocupa ella, ¿por qué no la vas a ver? – le dio una mordida a su tostada – estoy seguro, que te dará gusto ver que está bien.
Así que él ya sabe acerca de lo ocurrido. A pesar de que ese día, Victoire oculto la realidad, yo pude leer fácilmente a través de la mirada de Ninako, quien parecía pedir ayuda a gritos. Sus ojos marrones, eran una ventana, parecía ser un desierto en el cual estaba lloviendo.
–Tu no viste lo que yo vi ese día... – la escena, se repetía una y otra vez en mi cabeza. Ninako, cayendo al suelo, gritándole a sus piernas que funcionen, y finalmente intentando ponerse de pie, y acabar llorando, por no lograrlo –, esa escena, no fue agradable de ver...
–¿Lo viste? ¿Por qué no fuiste... – corto su frase a la mitad –, ¿Por qué mejor no compruebas como está? Quizá, así puedas reemplazar ese recuerdo.
–No soy alguien importante como para ir a verla.
Y era cierto, de nada servía preocuparme, de nada serviría ir. En verdad, ella no es ese tipo de chica que este deseosa porque la vayan a ver, no, claro que no, ella simplemente esperaría a sus amigas, ¿por qué esperaría a que yo fuera? Fui una molestia desde el primer momento.
–Eres cabezota – dijo Rose con una mirada severa hacía mi –, si dices que con ver esa escena no fue agradable, entonces deberías tomarle importancia, e ir a verla rápidamente. ¿Qué es lo que te impide ir a verla?
Nunca le había visto reaccionar de una manera tan brusca. Su mirada no la apartaba de mi, hasta que James, fue el que decidió hablar.
–¿Sabías que es de mala educación involucrarse en las conversaciones ajenas, querida Rose? – la manera en que lo dijo, ya de por si, me hizo reír, esto era algo que me hacía falta hace mucho tiempo–.
–No fastidies James – rechisto, y se volvió hacia mi otra vez –. Dime Ted, ¿Qué es lo que te impide ver a Ninako?
–No lo sé...
Todo me impedía ir, era eso. Ella no me considera un amigo. Con suerte y hablamos. Cuando la recuerdo, solo pienso cuando le moleste con el tema de James, que al final le arruine una amistad. Que solo supe fastidiarla. Definitivamente, ella no espera mi visita.
–Si realmente quieres ir, solamente ve, que no te importe lo demás, si tu quieres, tienes que ir – finalizo Rose. Sus palabras no podían tener tanta razón–.
Y pues no lo pensé más. Me dije a mi mismo "al diablo todo, quiero borrar esa imagen de mi cabeza" por ello, me encamine, James y Rose me siguieron, dijeron que querían tomar la oportunidad de ir también, ya que, deseaban verla otra vez. Caminamos en completo silencio, o así lo sentí yo. Estuve pensando, que estaría haciendo. Tal vez me encontraría con Victoire allí, tendría que tomar el valor para verla, desde lo ocurrido.
James abrió la puerta. Antes de que pudiera entrar más, la vi inmediatamente. Allí estaba, de pie, con sus manos sujetas en el marco de la ventana que sobresalía. Sus piernas le temblaban. Se desmorono al suelo. Pude ver una pequeña facción de su rostro, su color era uno tan pálido, se le veía tan frágil. Su cabello que siempre estaba en su lugar, lucia desordenado. Una vez más, se intento poner de pie, volvió a caer al suelo, pude escuchar como lloraba.
Victoire apareció corriendo. Ella paso frente a mi, dándome la espalda una vez más. Sujeto a Ninako con tanta facilidad, que supe que su fuerza realmente se había reducido. Ninako, empezó a decir una y otra vez: "No quiero volver a recostarme, quiero ir a clases... quiero estar bien" sin embargo, Vic hizo caso omiso a lo que le dijo, y la dejo en la cama. Acaricio su cabello suavemente, y finalmente con una voz suave le dio ánimos: "Debes de tomar reposo, no es nada más, estarás bien dentro de poco"
Cuando Vic se quito de en medio, pude ver a Nina, y ella me logro ver a mi. Su rostro repleto de lagrimas, me hizo salir corriendo de allí, no podía soportar ver esto.
–¡Ted! – me grito Rose. No me detuve, solo corrí lo más que podía. Debía alejarme de esa escena, no quería ver a más personas sufrir. No quería sufrir yo. Caí al suelo luego de correr tanto. Mi respiración era entrecortada, mis energías las gaste al correr.
Me quede allí por unos momentos, antes de que, pudiera pararme otra vez. Cuando mire hacia adelante, me encontré con la persona menos esperada; Albus. Sus ojos verdes como los de su padre, me miraron atentamente, y sin más, me hizo una señal para que lo siguiera. Fue lo que hice.
–Así que, huyes de eso porque te da miedo ver que se quede grabada esa imagen en tu memoria, ¿a que si? – el pequeño de Albus, parecía entender mejor que cualquier otro–.
–Siempre la eh visto sonreír, y verla así... no es algo que yo quiera ver.
–Esas imágenes nunca se borraran de tu memoria, y lo sabes. Sin embargo, puedes reemplazar esos recuerdos, puedes ir a verla este sábado, y boom, esos recuerdos malos, serán reemplazados por unos mejores – aquel Albus, en verdad decía las palabras correctas, en el momento correcto, sabía elegir las palabras, él fue el único que pudo hacerme sentir mejor – este sábado muchos irán a Hogmeasde, así que estoy seguro, que le agradara mucho que le hagas una visita, así no estará sola.
{***}
El resto de la semana fue tan normal, que hasta fue aburrido. Estuve planteando, saltarme alguna, pero luego pensé que no era algo que yo haría. Así que, aunque estuviera durmiéndome en plena clase de Herbologia, al final, fui despertado por el profesor Neville, quien no parecía molesto, de hecho, incluso me dijo algo que hasta días después logre entender.
–El sábado llévale algo para animarle el día.
Caí en la cuenta de que el sábado todos iban a pasarla bien a Hogmeasde, y Ninako aun continuaba sola en la enfermería. Realmente me preguntaba como estaría ella, si no estaría enojada, o si preferiría pasar tiempo sola. Cuando me mire al espejo, note un cambio en mi, mi cabello había cambiado de color sin que yo lo quisiera. Antes de ir, pensé en que diría, ¿estaría bien decirle perdón? O ¿estas bien? Pero, esas solo eran excusas para retrasarme. Al final, fui a la cocina de Hogwarts, Winky fue quien me preparo mi pedido, y pude ir hacia la enfermería, con un poco más de seguridad. Empuje la puerta con mi mano libre. Tuve un poco de miedo. Ella estaba recostada con su mirada hacia la ventana, el cielo estaba gris.
No me escucho entrar, por eso, avance con la taza entre mis manos. Su mirada se giro hacia mi, ella pudo escuchar mis pasos.
–Que alegría verte de nuevo – sus palabras sonaban con energía, se le veía tan feliz que incluso su rostro lucia mejor, bueno, paso una semana –, creí que no vendrías.
Acerque una silla hasta al lado de su cama. El único aroma diferente que se percibía en la habitación, era un aroma a flores, parecía ser el mismo cabello que le resplandecía ahora. No quise responder. Le cambie el tema.
–Te traje algo... – extendí mi mano con el chocolate caliente, ella acerco su mano, y la acepto, tenía las manos cálidas y estaban suaves.
–¡Que felicidad! – exclamo con una sonrisa enorme formándose en su rostro – ¡Estaba con muchas ganas de tomar chocolate caliente! ¡de verdad muchas gracias! – sus ojos brillaron, y su sonrisa no desapareció–.
–Que bueno que te haga feliz eso... pero, ¿Cuándo volverás a ir a clases?
–Oh, sobre eso, pues, ya mañana puedo volver a estar caminando por los pasillos sin ningún problema – no mentía–.
Bebió de su chocolate con la emoción de un niño pequeño cuando le compras dulces, inclusive sus mejillas cobraron un color rosa, y sus ojos brillaban como las mismas estrellas, ella es tan extraña. Me muestra partes tan inteligentes, luego una parte tan infantil, otras tan alegre, y luego, tus partes más tristes. Me quede mirando por la ventana, todo estaba tan gris fuera, el silencio me invadía, me quede en blanco.
–Gracias por está bienvenida de noviembre – comento, y junto su mano con la mía. Su calidez era agradable, me transmitió una sensación enorme de relajo. Eso era ella; miles de sensaciones que te hacen sentir bien. Su mano era pequeña al lado de la mía, pensar en eso, me hizo sonrojar–.
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