Padres Primerizos + Mafia

En la mafia todo depende del jefe de esta misma para dictar las leyes y los modos de operación, existen algunas mafias más crueles que otras, más firmes que no toleran que la gente ni siquiera respire sin el permiso del jefe... otras que eran demasiado blandas y acababan destruyéndose a sí mismas.

Pero la mafia a la que pertenecían Spreen y Conter era mucho más especial. No había un jefe como tal, los cabecillas eran ellos, un selecto grupo de personas que eran amigos desde hace años, los mismos fundadores de la mafia, no había ninguno por sobre el otro, estaban compartiéndolo todo y genuinamente estaban unidos.

Es por ello que, cuando una relación se inicio entre dos de los cabecillas muchas personas temieron por sus vidas y por el bienestar de la mafia. Spreen y Conter no eran considerados los más estables emocionalmente dentro de la mafia, pero aún así decidieron arriesgarse. Desde fuera parecía que se odiaban, se insultaban a cada momento. Los trabajadores de Spreen debían aguantarlo escucharlo quejarse sobre lo insoportable que podía ser su novio mientras apuñalaba al objetivo y se desquitaba con él.

Y los infiltrados o dealers como Conter debían soportar lo mismo, o que Conter terminara asesinando a alguien por accidente o metiéndole una sobredosis a un pobre ingenuo que sólo quería un cigarro de marihuana.

Pero para sus cercanos, quitando los gritos e insultos, era normal verlos así para que luego estuvieran besándose en plena reunión o teniendo susurros y murmuros melosos mientras Farfadox intentaba explicar algo.

Pero hace unas semanas había pasado algo completamente diferente... Spreen y Conter estaban más callados, estaban distantes, en silencio. Sin pelear, sin gritarse ni discutir, como si quisieran decir algo entre ellos o en las reuniones frente a todos.

Ese día lunes por la tarde, cuando estaban a nada de terminar la reunión, Spreen se puso de pie.

—¡Quietos todos hijos de puta, me cansé, tocó decirlo todo ya!

—¿Qué mierda le pasa a este?—Preguntó Serpias, quien se había quedado dormido, despertando por el grito y el golpe en la mesa que dio el azabache.

—Conter y yo tenemos algo que decirles, necesitamos su apoyo.—Dijo un poco rápido, causando un rubor en el nombrado quien lo miró, como entrando en pánico.

Farfadox suspiró, aliviado de que no tuvieran que intervenir entre todos para solucionar el problema entre ellos dos.

—Dale, habla luego que no tenemos toda la noche para sus dramas de telenove-

—Queremos adoptar un pibe.—Dijo Spreen volviendo a sentarse.—A dos, más bien.

—¡¿Qué?!—El grito de sorpresa es colectivo entre todos los de la sala, que incluía no sólo a los cabecillas de la mafia, sino también a las sirvientas que esperaban alguna orden al igual que los guardias que vigilaban la entrada.

Conter soltó un suspiro.

—En una cita nos topamos con un jardín infantil y unos niños... estaban recibiendo bullying por no tener padres, se veían muy agradables e inteligentes... Y Spreen y yo comenzamos a hablar sobre la opción de acoger a algún niño... tanto para tener sucesores dignos entrenados por nosotros mismos como para darle una buena vida a pobres diablos antes de que se pierdan.—Explicó Conter con  las manos temblando ligeramente.

Eso sólo funcionó para que el silencio fuera mucho más pesado y presente, es Sapnap entonces quien se rie, alzando una mano.

—No suena mal.—Dice con su marcado acento inglés.—Podría servir.

Y con esas palabras la operación "Conseguir hijos/sucesores dignos que creamos nosotros mismos porque nadie es lo suficientemente genial para ser hetero y coger para tener su propio hijo" comenzó.

La enorme mansión se llenó de pronto de más risas infantiles y regaños que de insultos y quejas... Al final la idea de Spreen y Conter funcionó. Aunque era un poco turbio enseñarle a los niños a usar armas, como sucesores de la mafia más fuerte, debían saber defenderse en caso de cualquier cosa, en caso de que sus nuevos padres no estuvieran allí para cuidarlos, o que los guardias estuvieran demasiado ocupados como para hacer bien su trabajo. Siempre era mejor tener cubiertas todas las posibilidades habidas y por haber.

—Te dije que no era tan difícil boludo.—Comento Spreen aquella noche con una sonrisa, tirándose a su cama con sólo el pantalón del pijama puesto.

—¡Había que encontrar un buen modo para decirlo! Pero bien, tus palabras salieron bien, felicidades, ya. ¿Contento?—Se quejó Conter tomando asiento en la cama a un lado de su pareja.

—Si, mucho. Che, igual Coldi y Ghonco son re adorables.

—Lo son... Ojalá puedan trabajar bien a futuro juntos, y ya sabes, puedan cuidarse las espaldas a futuro...

—Aunque... vos sabes que es posible que no quieran seguir nuestro camino, ¿Verdad?—Preguntó Spreen, girándose para ver a su novio y estirando una mano para arrastrarlo y atraerlo a un abrazo.

Conter no pudo evitar el reírse un poco, correspondiendo al abrazo y besando su mejilla.

—Lo sé, pero eso se verá a futuro, no están obligados a seguir nuestro camino, al final, lo de adoptarlos por sucesores fue una mentira que inventaste en el momento.

—Había que hacerlo sonar convincente...

—Y menos gay que "Queremos adoptar porque queremos ser padres".

—Padres primerizos, creo yo que vamos genial por ahora.

—Espera a que quieran tener novia o novio.

—No me amargues la experiencia tan rápido pedazo de-

Antes de que pudiera terminar su insulto, Conter lo besó de manera cariñosa para distraerlo, cosa que evidente funcionó.