SpreenterWeek Día 2
Matrimonio Arreglado
Una guerra es algo que a nadie le gusta vivir, termina agotando a los bandos en disputa y los ganadores realmente no ganan mucho, su gente igualmente sufre, muere y tienen mucho que levantar. Cuando el continente quedó con solo dos reinos en pie y al borde del colapso... se creó una tradición, una normativa para mantener la paz. Los reyes del Imperio 51 y de Karmaland habían decidido poner en medio un reino neutral, gobernado por un príncipe o princesa electo por cada reino, ya fuera por ser el mayor de los príncipes, o por ser el más capaz de todos.
Vegetta estaba estresado, con los años incluso se había modificado para que otros nobles pudieran ofrecer a sus hijos como candidatos a reyes de Oblivion si los príncipes terminaba siendo incapaces o inmaduros cuando el momento de la sucesión llegase. El problema es que estaban a una semana y media de que el día llegara.
Bryan Dobluque era su hijo mayor, pero tenía una discapacidad y odiaba a la gente desconocida.
Titanicus era un noble, hijo de uno de sus mejores amigos, era educado y amigable... pero aún era un pre-adolescente y tenía amor por los explosivos y el drama.
Tierra, Agua, Viento, Aire, Merlón y Tilín también eran nobles, hijos de sus amigos Luzu y Quackity, pero ninguno tenía interés por hacer cosas por el reino y cada uno tenía sus propias pasiones, sus propios ideales y formas de ser útiles ante la sociedad...
Y así con cada posible candidato, sólo le quedaban dos opciones:
Sus hijos mellizos: Spreen y Missael.
Missa era alguien apasionado, tímido pero bastante amigable y gracioso cuando entraba en confianza, muchos de sus conocidos y nobles sabían que, de tener algo más de carácter como cuando actuaba de "villano" en los juegos con sus amigos o los niños, sería un buen gobernante.
Pero lo que Missa no tenía de carácter y firmeza, lo tenía su hermano mellizo mayor: Spreen.
Spreen era el hijo medio del Rey Vegetta y su esposo Rubius, tenía la apariencia del rey, cabello oscuro y sus facciones firmes pero delicadas además de la preciosa mirada esmeralda. Tenía la fuerza física de Rubius, siendo bastante alto y fuerte por la naturaleza nórdica heredada y a diferencia de este, él si entrenaba. Era ágil escapando, escalando, construyendo, cocinando, interactuando, sabía mucho sobre política e historia, era bueno negociando... Pero si, Vegetta, Rubius y toda la Corte Real sabían que el carácter de Spreen era peligroso, un arma de doble filo, un fuego que nunca pudieron controlar. Su hijo era simplemente casi perfecto para gobernante.
Y aunque temían que les jugara en contra, el sentido de la responsabilidad de Spreen podría ser suficiente para hacer que cumpliera con su misión como gobernante de Oblivion en compañía de un perfecto desconocido. Aunque claro, contarle que era el elegido causó un griterío increíble en el castillo de la familia real, los sirvientes y guardias estaban acostumbrados a discusiones e insultos, pero ese día muchos terminaron pidiendo vacaciones o un par de días libres, cosa que los reyes no pudieron negarse a sabiendas que tener que arreglar la sala de juntas, la sala de trono, reponer la tapicería, los muebles, la pintura de las paredes y sanar las heridas de los involucrados iba a ser un proceso tardío.
Pero en el Imperio las cosas no iban diferentes.
Si bien Conterstine era considerado un noble justo, noble y que seguiría ciegamente las ordenes que vinieran del Rey Rich y su esposo Farfadox, cuando la noticia de que él era el elegido para casarse y comprometerse, todo su mundo se vino abajo. Él esperaba que el príncipe Diffrent, que la princesa Serpias o algún otro noble, había mucha gente calificada en el imperio, tal como Shadoune, otro noble bastante capaz en los combates, de modo social y político, aunque era alguien sensible de corazón y emociones... Estaba Cris, con su humor extraño y su capacidad de aligerar el ambiente, aunque no era muy bueno en el combate...
Habían muchas opciones que Conter jamás pensó en la idea de que él pudiera estar como una de las opciones para los reyes...
—Conter, esto es por un buen mayor, vos lo sabés muy bien...—Farfadox intentaba convencerlo, habiendo dejado la sala del trono junto al albino para dar un paseo por el jardin del castillo.
—Es que... no lo entiendo...
—Conter, eres el más capacitado para esto, si los rumores son ciertos, los de Karmaland pondrán al segundo príncipe como rey, y sabes lo que dicen los rumores. Si, es cierto que Shad es fuerte y sabe de política, pero es sensible, si ese pelotudo toma ventaja podría terminar tomando lo que nos pertenece en Oblivion... Necesitamos a alguien como tu, capaz de marcar las lineas y ponerle un pare, pero que no sea un hijo de puta a menos que sea necesario. Te conozco, sé que puedes ser un buen mediador o tomar la espada si hace falta para defender lo que nos pertenece... Confió en ti para esto.
Esas últimas palabras hicieron que Conter se detuviera, sus padres hace tiempo habían muerto por una enfermedad, la familia real no le quitó su título sólo porque era el mejor amigo de Farfadox, estuvo algunos años como sirviente personal casi del príncipe, hasta que este tuvo edad suficiente para ser rey y casarse, lo primero que hizo al ascender fue devolverle a Conter todo lo que una vez le perteneció como noble, sus tierras, su riqueza... un título no era nada si no habían cosas materiales que lo comprobaran. Los dos eran inseparables desde niños, la idea de tener que alejarse le dolía, él esperaba poder morir sirviéndole a su mejor amigo... Aunque fuera capaz, nunca pensó en verse como algo más que una mano derecha, la sola idea de ser llamado "rey" y compartir el título y deberes sonaba loco en su cabeza...
Pero Farfadox confiaba en él...
Farfadox era un rey joven a diferencia de los reyes de Karmaland, sus hijos no eran de sangre, eran adoptados por estragos naturales en las fronteras... pero aún así, Conter suspiró mirando a un lado.
—Esto es injusto...
—¿Acaso hay alguien que te gusta?—Pregunto Farfadox alzando una ceja, confundido.
—¿Qué? ¡No!
—¿Por qué te niegas entonces?
—... Yo... pensé que iba a estar contigo toda la vida... No sé si sea capaz de llevar un reino entero en mis hombros Farfa... Es sólo que... dios, no me veo sentándome en el trono y dándole ordenes a todo el mundo... No sé si puedo tener todo bajo control.
Farfadox soltó un suspiro antes de abrazar a su mejor amigo, casi a su hermano de otra madre, acarició suavemente su cabello, dejando un pequeño beso en su frente.
—Vos podés hacer cualquier cosa.
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El día de la ceremonia de sucesión llegó, los reyes anteriores de Oblivion pasarían a ser consejeros si los nuevos reyes aceptaban o dejarían el castillo para vivir en paz sin preocuparse por anda ni nada. Conterstine estaba nervioso y Spreen estaba controlando su ira y su enojo de tener que llevar ropa demasiado formal mientras subían las escaleras que daban a la sala de la ceremonia.
—Rey Vegetta, es un gusto volver a verlo.—Rich saludó con respeto, Farfa a su lado dio un suave asentimiento.
—El gusto es nuestro.—Vegetta sonrió ligeramente, afirmado en el brazo de su pareja antes de poner su mano libre en el hombro de su hijo.—Él es Spreen, es el segundo de mis hijos y quien gobernara Oblivion por nuestro lado.
—Él es Conterstine.—Habló Farfa, con una mano en el hombro de su mejor amigo para darle algo de confianza al albino, quien soltó un leve suspiro.—Es un valioso noble para nuestro reino, mi mejor amigo y una persona sumamente capaz y talentosa.
Los reyes se alejaron para hablar y comenzar los procedimientos legales junto con el resto de las personas de la corte real de Oblivion, dejando que Spreen y Conter pudieran hablar, dar un paseo y hasta conocerse. Spreen hizo una mueca cuando quedaron a solas y lo miró, no era un chico feo, se veía bastante tranquilo y no un rompe pelotas. Para Conter, Spreen se veía bien, alguien decente e inteligente.
—No soy del tipo de pelotudos que te llevará rosas ni mierdas así, que lo sepas.—Aviso Spreen de una, cruzándose de brazos.
Conter no pudo evitar la risa.
—Perfecto, no me gustan las rosas. Prefiero algo mucho más útil.
—¿Una espada?
—De diamantes o Netherita, no te aceptaré menos.
—Pfff, al menos sabes de armas.
—Puedo darte una paliza si quiero, pero no quiero dañar a su Alteza real, seguro esos musculos son falsos.
—Me ofendes enano, no soy frágil pero quizá tu si.
—¿Yo? Pffff, no subestimes a uno de los mejores guerreros del Imperio...
—Lo estoy haciendo ahora. ¿Qué harás, llorarle a tu rey?
—Te voy a romper tu bonita cara.
—Vaya, parece que se llevan bien.—Comentó Rubius, dándole un sorbito a un vaso de jugo que le habían ofrecido.
Rich y Farfa miraron como el albino se cruzaba de brazos y tenía una sonrisa arrogante en la cara, pero les sorprendió ver sus mejillas ligeramente rojas. Vegetta miraba sorprendido como su hijo, con una mano en su cadera y la otra moviéndose en el aire, se agachaba un poco a su altura, con los lentes sobre su cabeza.
—¿Spreen le está coqueteando?—Preguntó sorprendido.
—Parece que si, miralo mor, el osito bebé se enamoró.—Dijo Rubius feliz, abrazando a su esposo.
—Conter parecía querer matarse cuando supo que lo elegimos, miralo ahora Farfi, si tuviera cola la estaría moviendo como un baboso.—Rich se atrevió a burlarse y a reírse, risa que siguió al ver la cara de sorpresa de Farfa.
—Bueh... al menos no están matándose.
Aunque habló demasiado pronto, la parejita en vez de besarse, decidieron que era buena idea saltar por la ventana del tercer piso e ir a la zona de entrenamiento de los guardias a divertirse un poco comprobando que tan fuerte y hábil sería su esposo.
Al menos, el matrimonio arreglado parecía que no sería tan malo, cosa que aliviaba a los reyes.
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