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Farfadox y Conterstine eran un dúo imparable fueran donde fueran. No había reto, enemigo o misión imposible para el dúo, todo el mundo sabía que entre los dos había un sentimiento, un lazo demasiado profundo. Excepto quizás ellos mismos, incluso si estaban entre sus amigos, se enfocaban más entre ellos, jugueteando y rozando sus manos o brazos, incluso más de alguna vez Conter se había dormido y Farfa fue quien lo cargó en brazos para llevarlo hacia la cama.

Ellos dos eran un dúo inseparable, todos lo sabían.

Al menos hasta que alguien nuevo llegó al pueblo.

Era un chico bastante alto, de cabello oscuro, un híbrido de oso, siempre usaba lentes de sol incluso en interior, tenía un carácter arrogante, tosco y directo. No era fácil hablar con él especialmente cuando andaba de malas. Y aún así de alguna manera los chicos se habían vuelto muy buenos amigos. Quizá fuera la capacidad de farmeo que podía hacer, sus bromas algo pesadas pero que casi siempre sacaban carcajadas a todos, o su extrema lealtad con sus amigos y cercanos...

O quizás...

—Conter...

Quizás fue gracias a cierto conejo que, aún sabiendo toda la fama que cargaba el azabache, se esmeró en conocerlo más.

—Spreen...

Al grado en que volverse una pareja fue el paso lógico a seguir.

En esos momentos el conejo y el oso estaban encerrados en su habitación, el calor era algo sofocante, pero ninguno de los dos iba a detenerse. Ni con el ruido chillante de la cama, o el golpeteo de la misma contra la pared. Tampoco con el ligero olor a sangre en el ambiente producto de las mordidas y los rasguños. Al ser híbridos, su naturaleza actuaba más que la cordura.

Luego de darse un baño y curar sus heridas, se habían arreglado para asistir a una misión, sin embargo toda la pasión candente de aquella mañana desapareció en el transcurso del camino a la base compartida con el resto. Gritos e insultos eran habituales y normales cada que ellos estaban juntos a la vista de los demás.

Farfadox bufó, cruzado de brazos enojado mirando... No entiende... ¿Por qué tenía que llegar ese estúpido oso a arruinar la maravillosa monotonía y tranquilidad que tenían Conter y él?

El conejo ya no le miraba con admiración y adoración, ni era cariñoso abiertamente con él...

Extrañaba a su amigo... A su amante.

Antes el cuello de Conterstine mostraba marcas suaves y dulces de amor y adoración, podía quitarse la sudadera y la camisa sin temor sabiendo que las marcas no serían moretones bruscos o mordidas sangrantes...

Estaba frustrado.

—Conter, ¿Podemos hablar?

Preguntó después de una reunión donde a todos se les había dado un papel, dejando a Conter lejos de Spreen a propósito para poder hablar con el conejo libremente. Pudo sentir la mirada amenazante del oso a través de sus lentes, escuchar el gruñido de advertencia y la puerta siendo azotada. Conter miraba hacia la puerta en silencio antes de suspirar y ver a su amigo.

—Farfa, ¿Qué sucede? Debería ir a la misión.—Comentó Conter girándose a ver a su amigo...

Conter tuvo sentimientos encontrados cuando el de armadura lo acorraló al borde de la mesa y sus rostros estuvieron cerca.

—Conter... ¿Qué pasa vos?

—¿Conmigo? ¿Qué quieres decir con eso? Yo estoy bien, tu y los chicos son los que están actuando raro...

—Actuamos raro porque vos comenzaste a actuar raro.—Se defendió el de casco, suspirando frustrado y separándose un poco del albino.—Desde que llegó Spreen actuás como un idiota.

—¿Ah?

—Sólo mirate, tenés que estar todo tapado siempre, no podés ser tan eficiente en las misiones por el dolor de los golpes... Por dios Conter, ese imbécil te tiene hecho pija y vos te dejas. Te está arruinando, no eres vos mismo y... estoy preocupado.

Conter fue bajando sus hombros mientras escuchaba al contrario hablando, había estado a la defensiva creyendo que iba a recibir un regaño por llegar tarde o que nuevamente tendrían una charla sobre como Spreen era un imbécil y debía de dejarlo. Y si bien la charla podría llegar a tomar ese tema, no esperaba oírlo decir que... estaba preocupado. Conterstine detesta preocupar a la gente, y no le gustaba para nada ser una carga para los demás o... que por su culpa ocurrieran cosas. Suspiró, pasando una mano por su cabello antes de sentarse en la mesa, moviendo un poco sus piernas mientras pensaba como responderle, por suerte, Farfadox comenzó a hablar primero.

—Ya casi no se te ve dando vueltas de un lado a otro, ayudas menos a las personas e incluso has dejado que Spreen hable por vos en muchas ocasiones, entre misiones o cuando necesitamos algo.

—Si... Spreen me pidió... ya sabes...

—¿Qué cosa?

—No tener secretos... lo dejo tomar mi comunicador las veces que quiera y él también me deja hacerlo, no es nada peligroso o que me esté obligando a hacer... Perdón por asustarte, Farfa.

La voz del conejo estaba cargada de culpa, agachando la cabeza y soltando un suspiro. El caballero dejó salir un gruñido inconforme, no, no era esto lo que estaba esperando al hablar con él sobre el comportamiento tóxico y posesivo que tenía el oso con él. Volvió a acercarse, acariciando su mejilla de manera suave ayudándolo a subir la mirada para verse a los ojos.

—No me refiero sólo a eso, Conter... Te extraño. ¿Está bien? No es justo... me dejaste de un momento a otro, la base pasó de estar en calma y risas con alguna que otra ocasional pelea a sólo ser gritos e insultos entre tu y él. ¿No te das cuenta? Me duele verte mal... Me frustra no poder decir nada ni ayudarte con tus heridas, esto es...

—Detente, por favor... Farfa...—Suplicó el albino con la voz ligeramente dolida, tragando a duras penas y desviando la mirada.—Esto no está bien... Estoy saliendo con Spreen de manera oficial, tu y yo...

No quiere decirlo.
No quiere decirlo.
No quiere decirlo.
No quiere decirlo...

Sabe que esas palabras pueden herir al de tez más oscura si llega a salir de sus labios. Pero mirando sus ojos, su suave tacto que no se merece... Es algo necesario de hacer.

—Tu y yo nunca formalizamos...—Lo dijo, con dolor, le costaba admitirlo sabiendo que incluso ahora, si Farfa estuviera en peligro, iría sin dudarlo, que tuviera novio no quitaba la devoción y admiración que tenía profundamente en su ser por su colega. Daría la vida por Farfadox y sus planes, por sus ambiciones... lo seguiría ciegamente, pero... no quedaba de otra.

Estaba enamorado de Spreen, aún si todavía veía de reojo al caballero y recordaba las noches tranquilas a su lado y lo comparaba con lo vivaces, eufóricas y llenas de energía que eran con Spreen. Spreen le daba un toque picante y de peligro.

Farfadox lo soltó lentamente mientras retrocedía, pero no dijo ninguna sola palabra, Conter quiere creer que es porque no sabe que decirle y no porque el dolor lo dejó incapaz de hablar. Baja con cuidado de la mesa.

—Lo siento...

—Conter, por favor, yo-

Fue interrumpido por el sonido del comunicador, al abrir el chat pudo ver que no sólo sus amigos, sino también Spreen los esperaban para la misión. El conejo agradece la interrupción, no sabe como lidiar con esto, nunca había rechazado a nadie y se sentía horrible que ese "nadie" ahora fuera su mejor amigo, alguien que conoce desde hace años.

—Vamos... No tenemos más que hablar Farfa... mi relación con Spreen realmente está genial, a mi... me gusta como es él, aunque a veces me saque de quicio. Respetalo... Te prometo que te pediré ayuda si llego a necesitarla algún día.

Murmura el conejo antes de salir corriendo de la sala de reuniones, bajando la escalera casi a saltos para llegar a donde estaban sus colegas ya listos, Spreen lo recibe con burlas, quejas y despeinando su cabello, entregándole una mochila con materiales necesarios para su misión, Conter le sonrió, dejando un pequeño beso en su mejilla en agradecimiento, riéndose cuando sus amigos de burlan del sonrojo del oso y sus amenazas por las mismas.

Farfa se acercaba a paso lento, luciendo como si nada hubiera pasado, luego de una corta disculpa por la demora, se fueron cada quien por su lado, mirando hacia el cielo nublado de aquel día, este mismo apretó su espada con fuerza. Si Conter era feliz... entonces sólo deberá esperar que el dolor pase, encontrase a alguien capaz de sanar su corazón o esperar el momento en el que finalmente pueda volver a tenerlo en sus brazos una vez más.

Sólo había que esperar y aún con eso, sólo pedía una cosa.

"Que Conter no sufra, Spreen... Por favor."

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