El Lobby
Una vez acabada una serie de Minecraft, todas las personas terminan en una especie de "Lobby" donde podían elegir si entrar en otro mundo, en alguna serie en solitario o acompañados. O podían simplemente quedarse ahí a descansar del caos y el drama que genera la temporada. La mayoría conservan sus recuerdos, algunas veces lo olvidan, otras veces parecen no recordar nada, era todo demasiado aleatorio y por ello muchas parejas solían quedarse ahí para establecer contacto, establecer algunas normas o reglas o simplemente dejar la relación como algo casual para no estar amarrados.
Roier no había visto a Spreen desde que este abandonó el QSMP debido a dramas internos que culminó cuando la Federación se lo llevó y Spreen no hizo el mínimo esfuerzo por escapar. Incluso aunque se toparon en el mundo de los SquidGames, no habían hablado ni hecho nada juntos, el oso estuvo apegado a sus amigos TryHards. Roier no se consideraba uno por más que algunos colegas lo llamaran "el TryHard tímido", simplemente tenía suerte pero no era para nada comparado a los que rodeaban a Spreen ahora.
Estando en el Lobby decidió esperarlo un par de días, mientras participaba en cosas cortas y randoms, conviviendo con sus amigos cercanos fingiendo que nada pasaba. Pero si pasaban cosas... Una sensación rara lo recorría cada vez que oía sobre Spreen conviviendo con otro chico, incluso con chicas. Rodando los ojos le quitaba importancia al tema, el oso es guapo, el hijo de puta sabía que lo era, seguramente nada de eso era importante para él y sólo buscaba algún tipo de beneficio.
En otro lado, Juan estaba en el portal del Dedsafio, cruzado de brazos mientras usaba su magia para mantener un libro frente a él, vigilando que todos estén abandonando el mundo antes de que fuera cerrado, de vez en cuando miraba a un lado, donde estaba el llamado "Team Mafia" hablando y riendo tan ruidosamente como siempre, además de insultarse a diestra y siniestra. Suspiró cansado y estresado, hace tiempo que se resignó a vivir como lo era ahora, pero eso no evitaba que viera al oso y recordase los momentos compartidos entre los dos y terminaba apretando sus manos y la mandíbula al verlo tan apegado al conejo de bonitos ojos azules.
Se sintió usado y pasado a llevar cuando notó que esos dos llevaban mucho tiempo conociéndose, en un tenso y tóxico ir y venir con insultos y agresiones que culminaban en besos y palabras silenciosamente melosas y cursis. Ew, lo detestaba, lo odiaba... Y lo envidiaba. Él también era alguien fuerte, le tenía paciencia a ese oso de mierda (a veces) y también cuidaba de sus cercanos. No sabe, no entiende porqué... pero se cansó de buscar motivos. El amor era todo un tema.
—Che Conter, ¿Tenes algo que hacer ahora?—Preguntó Spreen cuando su grupo de amigos se dividió y quedaron a solas cerca de unas maquinas expendedoras con comida.
—Mmh, no que yo recuerde, pensaba descansar un poco y luego meterme en alguna serie. ¿Por qué?—Preguntó el híbrido de conejo entregándole una lata de refresco antes de sentarse a su lado, bebiendo de su propia lata.
—Bueh, tenía pensado...—El híbrido de oso desvió la mirada, acomodando sus lentes, vigilando que los molestos pelotudos de sus amigos estuvieran lejos, era difícil tomar el coraje necesario para hablar con Conter.—La pasamos bien estas semanas ¿No?
—Si, pese a que fuiste un hijo de puta muchas veces, me gritaste, nos golpeamos, casi nos divorciamos de nuevo y todo el mundo me dejó como cornudo por lo cerca que estabas de Mictia... Si, creo que no fue tan malo.
—Y dale boludo, te dije que no había nada entre ella y yo, ¿O querés que hablemos de Vicky y Hasvik, eh?
—Mejor dime que mierda querías antes de que llegue Farfa diciendo "mami, papi dejen de pelar".—Le pidió el albino con una expresión de cansancio. El azabache bufo.
—Sólo quería saber si... vos y yo podríamos... hacer algo solitario esta vez.—Le costó, le costó un huevo y medio, pero lo dijo por fin.
Spreen miró como la expresión de Conter cambiaba de cansancio y estar hastiado del mundo a quedar en blanco, procesando sus palabras antes de mirarle, parpadeando confundido, su pequeña y bonita naricita moviéndose antes de parecer que volvía a respirar. Inconscientemente sus manos libres estaban unidas en la banca, estaban cerca íntimamente, así que el conejo susurró, queriendo mantener esa burbuja de secretismo.
—¿Sólo tu y yo?—Preguntó, intentando ver detrás del cristal oscuro de los lentes de Spreen sus ojos, no quería ilusionarse vagamente, le apretó la mano.
—Sólo tu y yo.—Afirmó el oso, quitándose los lentes y acercando su rostro al ajeno.—Creo que nos haría bien, nunca habíamos estado así.
—¿Qué hay de Goncho y los chicos?
—Pueden vivir sin nosotros un par de días... o semanas, no sé cuanto nos tome hacer lo que tengo en mente. Dale, dime que si.
Conter intentó contener la risa cuando vio al azabache hacerle ojitos adorables como el gato con botas, era un tonto, era irónico que este desgraciado fuera el mismo que amenazaba con cortarle una pierna si se quejaba. Se acercó lentamente, cerrando sus ojos y dejando un pequeño y dulce beso en los labios. Spreen sabía que iban a terminar así, y aunque le dio vergüenza porque todavía había mucha gente alrededor, no lo aparto, dejó su lata a un lado para acariciar su mejilla y profundizar el beso, llegando incluso a morder su labio inferior antes de separarse.
—¿Eso es un si?
—Lo es, oso tonto.
—Conejo boludo.
—Osito cariñosito.
—Conejita playboy.
—Tu eres un fuckboy.
—¿Querés que te te co-
—¡Mami y papi están peleando!—Gritó Farfa, seguido de más comentarios y burlas del resto de sus compañeros.
Spreen bufó, su colita dejó de moverse y volvió a ponerse los lentes, lanzándoles maldiciones a viva voz por interrumpir. Conter estaba ruborizado pero sólo pudo atinar a reírse nerviosamente, dejando que Goncho tomara asiento a su otro lado, en una silla individual. Los chicos repartieron la comida que habían traído y comenzaron a comer, compartiendo entre risas e insultos. Spreen no se apartó del lado del conejo su sonrisa era burlona y juguetona sabiendo que su travesura de estar a solas con Conterstine, nadie iba a poder interrumpirlos después.
"Goncho, ¿Qué pensás de tener un hermanito?" Esa pregunta estaba en la punta de su lengua, pero no quería arruinarlo, mucho menos asustar a su pareja y terminar con la mejilla roja y el plan a medias porque el tímido y apenado conejo decidió huir. Debe ser paciente.
Luego de comer, se levantaron y limpiaron la zona que usaron y poco a poco el grupo comenzó a desaparecer, el último en dejar a la pareja fue el mismo Goncho, al despedirse el conejo le pidió un momento para ir al baño antes de retomar su charla, así que Spreen se apoyó contra la pared para esperarlo. Fue cosa de un segundo a otro cuando Roier lo vio, ilusionado se acercó rápidamente a donde estaba.
—¡Ora Spreen! Tanto tiempo sin verte pendejo, andabas desaparecido o qué.—Lo saludó de forma animada.
De lejos... Juan los miraba, sentía lástima por Roier.
—Ah, Roier. Buenas ¿Qué tal va la vida?—Spreen le miró, sin preocuparse demasiado.
Ellos se llevaban bien, podían considerar que estaban en buenos términos pese al lío que fue toparse en QSMP. No había rencores ni nada malo que el otro le pudiera reclamar ¿Verdad? Siente un leve escalofrío sólo de pensar que el mexicano hará algún tipo de drama como por lo del taco o el haber faltado a su boda con el brasilero.
—Todo bien, todo bien. Oye me preguntaba que había sido de ti, no me has hablado como antes, se te extraña un buen, cabrón, que seas abandonador con tu hijo no te da derecho a que me dejes solo también, somos amigos ¿No?
—Si, si, nomás que estaba ocupado boludo, ¿No viste las cosas del Dedsafio? Estuvo buenisimo, aunque tenso también.
—Oh, si, vi algo de eso. Te hiciste de un gran grupo de cabrones tryhards ¿Eh?
—Son mi familia, la mafia, respeta.—Le regañó en broma con una risa, dándole un golpecito en el hombro a lo cual el híbrido de araña se quejó.—Llorón.
—No seas tan cruel conmigo.
—Así soy siempre.—Se quejó rodando los ojos.
—De todos modos, quería preguntarte algo, yo...
—¡Spreen! Ya volví, ¿Ahora si me dices que vamos a hacer?
Conter salió del baño echándose el cabello hacia atrás, sus orejitas se alzaron un momento por el susto cuando notó que el oso no estaba solo. Roier lo miró. Ese conejo... tenía bonitos ojos, exóticos al ser oscuros donde debería hablar blanco y un tono azulado, sus largas orejas blancas y su pelaje en general se veía suave y bien cuidado, con un dulce aroma a sandía aflorando cuando estuvieron frente a frente, aún si creía que vestía ridículo con ese tono verde, y consideraba tener mejor cuerpo que él, era absurdo el negar que era un chico guapo.
—Conejo de mierda, me asustaste, Roier iba a decirme algo.—Lo regañó Spreen interrumpiendo el breve silencio entre los dos chicos.
—¿Roier?—Preguntó Conter fingiendo no haber oído el regaño ni el insulto, no es tonto... este tipo es amenaza, como lo era Mictia.
—Ah-si, soy Roier, un amigo de Spreen hemos estado juntos algunas veces ¿Ustedes se conocen de hace tiempo? ¿Cómo soportas a este cabrón?
—Hace mucho tiempo, nosotros-
—Vamos a estar juntos ahora unos días, o semanas, dependiendo de cuanto tiempo nos tome, deberíamos irnos ya, Conter, no vaya a ser que Farfa y los chicos se regresen y nos arrastren a otro sitio. ¿Vamos?—Interrumpió Spreen a su pareja, tomándole de la mano.
—Oh, si, no me has dicho que era lo que íbamos a hacer.—Conter se olvidó del tema al concentrarse en otra cosa, en el tacto cálido de su mano, en como lo jaló hacia él un poco más cerca.—Que no me fio al cien de ti, oso de mierda.
—Y dale loco, sólo vamos a estar en OneBlock, ¿Tenés que arruinar las sorpresas siempre?—Spreen se quejó alzando un poco la voz.
—¿Ustedes van a...?—Roier sintió su mundo detenerse. ¿Iban a estar a solas en un espacio tan pequeño? Pero... Spreen odiaba los espacios pequeños, odiaba convivir y pasar mucho tiempo con alguien, odiaba el contacto físico con cualquiera..
¿Por qué este tipo era diferente?
Mientras Roier estaba mirándolos perdido en sus pensamientos, Spreen y Conter estaban discutiendo sobre las "sorpresas" y como mutuamente se arruinaban cosas, cuando la discusión estaba escalando, Juan se acercó pidiéndoles que dejaran de gritar y de hacer escándalo, entonces el oso dirigió su discusión hacía el mago. No fue hasta que una alarma sonó que Spreen dejó de gritar, revisando su celular para apagarla.
—Ya tenemos que irnos Conter, vamos. Se nos hará tarde y es mejor empezar de día.—Dijo Spreen ignorando toda la maraña de pensamientos que estaban comiendo la mente de Roier.
Estaba totalmente concentrado en Conterstine, en su manera de mover la nariz y acomodarse las orejas antes de ponerse la capucha, su sonrisa, su rostro iluminado y la ilusión de pasar un tiempo con él a solas, lo necesitaban luego de que el Dedsafio les recordase lo mucho que se amaban, lo mucho que se atraían y la perfecta conexión que había entre uno y otro. El dúo imparable que eran desde hace tiempo, aún si ahora estaban algo oxidados por el tiempo lejos.
—Vamos, Oso de mierda.
—Voy, furro de mierda.
—¿Siempre tienes que ser tan imbecil?
—¿Y tu tan insoportable? Callate un rato, che, no cuesta tanto.
—¡Eres terrible, jodidamente desesperante!
—¡Bueeeeh! Dime eso mismo cuando te agarre en cuatro pelotudo.
Y así, entre gritos e insultos, pero tomados de la mano de fueron alejando para ir a su propio mundo en solitario, sólo ellos dos...
Roier contuvo la respiración, sabe que Spreen es algo agresivo y le gustaba el trato rudo, pero... ¿Quizás aún podía decirle algo? ¿Pedirle que lo vaya a ver en algún momento para estar a solas y confesarle lo que sentía? Iba a gritar su nombre e ir detrás de él, pero Juan se puso delante suya, con los brazos extendidos y moviendo la cabeza negando.
—¿Juan?
—Roier, sea lo que sea que estés pensando en hacer, detente.
—¿Qué...? ¿Por qué?
—Roier, ellos son pareja hace mucho tiempo, confesarte a ese oso de mierda no te traerá nada bueno. Los he visto de cerca durante todo este tiempo. Te estás preguntando que tiene él que tu no, como mierda Spreen soporta que alguien le grite, lo golpee y lo enfrente, como soportan estar tan pegado pese a que se llevan mal... porqué si están juntos aún así ese conejo se besa con otros del grupo y Spreen no teme en coquetear e ilusionar a tantos...—Juan estaba hablando desde dentro, agachando un poco la cabeza antes de soltar un profundo suspiro y ver a un lado, justo cuando Spreen y Conter estaban compartiendo un beso profundo, agarrados todavía de la mano y con un brillante anillo reluciendo, llamándoles la atención.
Roier queda con las palabras en la boca, sabía que Juan había tenido su que ver con Spreen, pero no esperaba que las cosas fueran más profundas de las que esperaba. No esperaba que Juan lo entendiera tan bien.
—Así es como ellos se aman... A gritos, a golpes, a groserias, a explosiones e insultos. Pero jamás los verás traicionarse, siempre cuidan sus espaldas y se conocen tan bien que pueden hacer planes de ataque o defensa en cosa de segundos, a veces incluso sin hablar... Es frustrante, pero ese es el tipo de amor que tienen. Hagas lo que hagas, digas lo que digas... No importa el tiempo que pasen separados. Ellos van a volver.
El silencio se hizo presente, al menos entre los dos ya que los demás seguían como si nada, Conter y Spreen se habían ido ya. Pero los dos pudieron ver a dos chicos, Coldi y Goncho hablando con Farfadox y Crisgreen.
—¿Los viste? ¡Se re comieron la boca antes de irse esos dos imbeciles!
—Y si loco, ¿Qué esperaban? Se tenían ganas hace rato, seguro quieren darle un hermanito más a Goncho y Coldi.
—Capaz Spreen entró en celo y buscó un lugar tranquilo, no los veremos en un rato.
El grupo estaba riéndose a carcajadas, bromeando sobre la relación de sus amigos antes de ir cada uno, ahora si a lo suyo, sólo se habían quedado para ver de lejos como la parejita se iba a solas a quien sabe que. Pero estaban felices por ello, lo merecían después del arduo y estresante trabajo. Roier se quedó en silencio, apretando sus manos... No entendía que era lo que estaba pasando.
No entiende... que fue lo que pasó.
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