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1- Diagnóstico.

Roier simplemente se quedó intentando asimilar si lo que Spreen le decía era una muy mala broma de mal gusto, una excusa para terminar todo o una verdad que se negaba a aceptar del todo. Sabía que el moreno era diferente, que su actitud tenía "algo" que la hacía complicada de entender.
No mostraba el afecto como era usual y no era porque nunca la tuvo, sus padres eran los más amorosos del planeta, así que el ejemplo no le faltó.

Incluso cuando comenzaron a ser pareja dudaba de poder mostrar afecto, mientras él sentía mil mariposas en el estómago cada que tomaba su mano, Spreen solo le miraba sin emoción.
Los besos eran diferente, su corazón latía desesperado y Spreen...
Solo estaba ahí.
Su boca formando una línea, sin expresión alguna y las que lograba obtener parecían de aburrimiento.

Nunca le negó el toque, Roier fue quien se dió cuenta de cuando podia hacerlo.
Comenzaba con tomar su mano, si notaba que se mordía el labio, dejaba de hacerlo.
Los besos apenas llegaban a ser con lengua porque rápidamente el moreno buscaba como apartarse sacando la excusa que sus dientes dolían por los brackets o necesitaba respirar.

Roier llegó a pensar que le apestaba la boca y se pasó una hora lavandose.

Por suerte Spreen le hizo saber que no, que incluso él tenía muy buena higiene.

Quería tener paciencia con él, después de tantos años conociendole sabía que aún faltaban cosas por descubrir, incluso Carre siendo su mejor amigo desde que estaban en pañales desconocía ciertos detalles de la vida de Spreen.

Todo fue a prueba y error por meses hasta que Spreen después de varias sesiones con el psicólogo al que el mismísimo Roier le fue a insinuar podia asistir sintió que había encontrado la respuesta a tantas preguntas.
Ahora estaba frente a su novio explicando porque no le importaban ese tipo de cosas "románticas" y las que iban más allá de toques inocentes.

— Parece que solo no le veo sentido, ni el gusto.— soltó un poco confundido, si bien él jamás entendió que era amar, no le nacía, ahora era : no puedes y ya. No tienes la necesidad y punto.— A lo que entendí, soy Aroace, no siento atracción sexual ni romántica. ¿Por qué?
No sé...
Solo nací así, supongo.

— ¿Entonces no me amas?—preguntó Roier con un nudo en la garganta,  quería llorar pero no lo haría, no frente a Spreen.

El moreno no supo que responderle, ¿Cómo explicas lo que sientes cuando realmente no entiendes que es sentirlo?

Claro que era pareja de Roier, no le molestaba su cercanía y había aprendido a manejar sus muestras de afecto.

Ya siendo más atento a los detalles, él simplemente aceptó la declaración porque parecía ser lo que el castaño quería.
Y cuando alguien se te declara lo usual es que se acepten esos sentimientos, ¿No?

— Creo no buscaba pareja o coger, follar, como vos decís.— intentaba encontrar las palabras adecuadas — Y antes que vos penses que no me interesas...
Es complicado, me cuesta siquiera saber que se supone debo sentir.
Solo sé que me siento cómodo.

Roier le miró unos momentos sintiéndose tan mal,  no por lo que Spreen le decía, si no porque de una forma extraña, entendía el no saber que sucedía.
Parece que estaba tan perdido, asimilando que no había nada malo con él, solo es diferente.
Y se estaba esforzando bastante en hacer lo que se supone es lo correcto.

— ¿Debemos quedar como amigos?— notó la tristeza en su voz, no es como si Spreen fuera un robot, una cosa es no sentir amor y otro no sentir nada de nada. Ahora estaba de cierta formando siendo más sincero.

— Quizás si debamos darnos un tiempo. No quiero que te sientas obligado a soportar que te quiera besar o llegar a más. Seguro te da asco.

La mano de Spreen se entrelazó con la de Roier.

— Si vos queres algo así, no tengo problema. Yo- ahm... Quizás no le veo sentido pero quiero hacerte feliz.
No me nace tocarte como debería, pero nunca me negaría porque vos lo hagas.
Y sé que me explico como la mierda pero así me querés.
No quiero que terminemos.
Siento que esto es lo único que estoy entendiendo.

Se miraron a los ojos unos segundos.
¿Esto funcionaria?
Para muchos sería algo donde Roier tendría que dar el doble de amor para equilibrar la balanza siendo que Spreen no podía hacerlo.
No porque no quisiera, es que realmente no podía.
En él no estaba ese "chip" de amor.
Y jamás puede que exista.

Se sentía un poco egoísta al atar a Roier a su lado, pero este parecía solo quedarse ahí.
Sin importar como.

Roier le amaba aún cuando Spreen jamás podría corresponder...

¿Se puede vivir así?
Quizás.
Uno nunca sabe.

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Esto es nuevo para mí, así que tenganme paciencia.

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