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Capítulo 19

Trigger Warning: Intento de suicido, autolesión

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Jessica usó su llave para abrir la puerta del departamento y cuando ella y Luke entraron, dejaron las bolsas del supermercado encima de la isla de la cocina.

—¡MJ! ¿Estás en casa?—Preguntó Jessica lo suficiente alto como para que la adolescente la escuchase. Al no recibir respuesta, miró su teléfono, revisando la hora: Se suponía que MJ había salido de clases hace dos horas.

—Tal vez está con sus amigos.—Luke dijo al ver la preocupación en el rostro de su esposa.

—Ella no tiene amigos.

—¿Qué hay de esa chica Gwen? ¿La sobrina de la señora Stark?

—Querrás decir la futura señora Osborn.—Jessica rodó los ojos.—MJ no se iría a algún lugar sin decirme. Solo déjame asegurarme...

Fue a la habitación de MJ y tocó la puerta, al no recibir respuesta abrió la puerta, sorprendida de que MJ, si se encontrase en casa, no hubiese puesto la puerta con llave. Entró a la habitación y notó que la puerta del baño de la habitación de MJ estaba abierta, y e suelo estaba lleno de agua teñida de rojo.

El corazón de Jessica se detuvo durante un momento.

—¡LUKE!—Gritó para pedir ayuda mientras que corría hacia el baño, y cayó de rodillas, mojando la falda de su vestido, al ver a MJ en la bañera. Sus ojos estaban cerrados, y sus muñecas sangraban. La llave de la bañera seguía abierta.—¡OH, POR DIOS! ¡MJ!—Gritó al mismo que Luke llegaba corriendo a su lado, jadeando fuertemente al ver así a MJ. Jessica soltó un jadeo combinado con un sollozo de horror mientras que extendía sus brazos e intentaba sacar a MJ de la bañera. Ella llevaba ropa puesta, una vieja pijama la cual no era de Peter. Llorando fuertemente, acunó el cuerpo de MJ entre sus brazos como solía hacerlo cuando MJ era una niña.

Jessica sentía su corazón latir con fuerza a causa del pánico y del horror. No fue necesario decirle a Luke que llamara a una ambulancia ya que él ya lo estaba haciendo. Jessica vio las muñecas de MJ, cuatro líneas en cada muñeca. No pudo evitar aliviarse un poco al ver que MJ no había hecho una línea recta que la mataría, pero, aún así, su hermana se encontraba sangrando, y cuando Jessica puso unos dedos encima del cuello de MJ, casi se desmaya del alivio al sentir un pulso débil.

—MJ, quédate conmigo...—Susurró en un sollozo mientras que presionaba su frente contra la de MJ. Luke tomó una toalla y la usó para envolver las muñecas de MJ, presionado la toalla bien para que pudiera contener el sangrado aunque sea un poco.

«No puedo perderte...» Jessica pensó, mientras que Luke la hacía soltar a MJ para hacerle paso a los paramédicos. «A ti no...»

Cuando Jessica miró sus manos, y vio que éstas estaban cubiertas por la sangre de MJ, sintió su cabeza liviana, y lo último que escuchó antes de desmayarse fue a Luke gritando su nombre.





•••





—... Ella tiene suerte de que ustedes la encontraran antes de que perdiera demasiada sangre, deduzco que estuvo inconsciente durante unos pocos minutos antes de que la encontraran, pero, aún así, con la cantidad de sangre que perdió, deberá quedarse aquí y reposar durante unos días.—Fue lo primero que MJ escuchó mientras que empezaba a despertarse. Era la voz de una mujer, quien hablaba con un acento.—Mis poderes no quitarán sus cicatrices, esas tendrán que hacerse menos visibles por sí solas conforme pase el tiempo. Pero esto es mejor que esperar a que cicatricen por completo.

Sintió una mano debajo de su antebrazo y un par de dedos por encima de la piel de su muñeca. Parpadeó varias veces y luego levantó la mirada, encontrándose con los rostros preocupados de Jessica y Luke y el rostro serio de una mujer, una doctora, al parecer, castaña de piel morena y rasgos asiáticos. MJ se sorprendió al ver que mientras que la doctora pasaba su índice y dedo de en medio por la piel de MJ, una pequeña luz salía de sus dedos, y cuando los quitaba, sus cicatrices parecían estar curadas.

MJ empezó a recordar lo que había pasado y sintió un apretón de culpabilidad en su pecho.

—Vaya, miren quién despertó.—Dijo la doctora con voz monótona mientras que se levantaba y rodeaba la cama para poder ponerse a trabajar en la otra muñeca de MJ.

Sintiéndose exhausta, MJ vio a Jessica y a Luke. Ambos estaban pálidos, y la veían preocupados, al borde de las lágrimas. No dijo nada mientras que Jessica la abrazaba por los hombros y soltaba un fuerte sollozo en el espacio entre su hombro y cuello.

—Oh... oh, MJ...—Jessica jadeó. Sintió la mano de Luke acariciando sus rizos.—¿En qué estabas pensando...?

—Jessica, no la abrumes.—Luke dijo mirándola preocupado.—Acaba de despertar.

—¡¿Tienes idea de lo que pudo haberte pasado?!—Jessica gritó de repente, alejándose de MJ, y todos, incluso la doctora, la vieron sorprendidos.—¡¿Y si Luke y yo nos hubiéramos quedado atascados en el tráfico?! ¡¿O si yo no hubiera ido a tu habitación?!—Jessica sonaba enojada, pero no hacia MJ, si no hacia sí misma. Sus ojos estaban llenos de culpabilidad. MJ no pudo evitar sollozar.

—Y... y-yo...—Intentó decir, sintiendo su garganta seca.

La doctora terminó de curar la muñeca de MJ y se dirigió hacia Jessica, poniendo una mano encima de la espalda de la azabache.

—Luke, Jess, ¿por qué no van a tomar algo de aire mientras que hablo con MJ?

Luke asintió. Jessica mantuvo la mirada baja, llena de lágrimas. El hombre puso sus manos encima de los hombros de Jessica y ambos se fueron de la habitación. La puerta se cerró automáticamente después de que Luke y Jessica se fueran.

—Hola, MJ, ¿cierto?—Dijo la doctora viéndola.—Soy la doctora Eloise Martinez, una vieja amiga de Luke y Jess.—Hablaba con seriedad pero no con frialdad.—¿Cómo te sientes?

Al no saber qué responder, MJ simplemente se aclaró la garganta y preguntó.

—¿Qué... fue eso? ¿que usted hizo?

La doctora Martinez retiró su coleta de encima de su hombro.

—MJ, te encuentras en Andromeda. El hospital de superhéroes de Nueva York.—MJ sintió su corazón dar un vuelco de pánico. Si Luke y Jessica la habían traído a un hospital de superhéroes, ¿entonces ellos...?—Pero el que éste sea un hospital de superhéroes no significa que no tome a pacientes ordinarios.—Esbozó una pequeña sonrisa.—lo que hice ahora mismo fue el uso de mis poderes. Soy una mutante la cual tiene poderes curativos.

—Oh...—MJ miró sus muñecas, y sintió un escalofrío y un mal sabor en la boca al ver las cicatrices. ¿En qué estabas pensando? Escuchó a Jessica decir en su mente.

—También soy una psiquiatra, así que puedes hablar conmigo si quieres. ¿O prefieres descansar un poco más? Puedo dejar las preguntas para más tarde.

Sintiéndose débil, MJ asintió.

—De acuerdo.—dijo la doctora asintiendo.—si necesitas cualquier tipo de asistencia, solo presiona el botón.—apuntó a un control el cual estaba conectado a la cama de MJ y estaba encima de la mesita de noche a un lado, el control tenía varios botones los cuales parecían cambiar la posición de la cama, y otro, con el dibujo de la silueta de una enfermera, parecía funcionar para llamar a una.

MJ simplemente le asintió antes de que la doctora se fuera. Miró el techo de su habitación en el hospital Andromeda, sintió sus ojos llenarse de lágrimas y éstas bajar por sus mejillas, pero no sollozó ni hizo sonido alguno.

Habían pasado unos cuatro días tras su encuentro con Green Goblin. Las palabras dichas por aquel supuesto héroe la atormentaban, él era un recordatorio viviente de que no solo vivía en un mundo sin Peter Parker, si no también uno en el que todos lo odiaban, lo despreciaban, lo veían como un villano, y ella era de las pocas personas que sabían la verdad. Durante el tiempo en el que Peter estuvo en juicio, su testimonio sobre lo que había pasado verdaderamente en Europa, y sobre que Peter jamás haría lo que se le había sido acusado de hacer, había sido completamente ignorado. Había sido completamente inútil para Peter durante ese tiempo, y no podía evitar preguntarse si pudo haber hecho algo, algo para evitar que Peter fuera llevado a La Balsa, algo para evitar su suicidio.

Tal vez si hubiera sido más útil, si hubiera intentado hacer más para buscar ella misma evidencia que demostrara la inocencia de Peter en lugar de no hacer nada como Matt le había aconsejado, tal vez, él seguirá con ella.

Durante los últimos cuatro días sólo se levantaba para ir a la escuela, pero no prestaba verdadera atención a las clases, o a las notas llenas de groserías que se le eran tiradas durante el almuerzo o que eran pegadas en su casillero, hasta ignoraba completamente a Ned, a Gwen y a Harry, y ni siquiera salía como Spinneret, si algún villano atacaba, dejaba que Green Goblin tomara toda la gloria. Cuando llegaba a casa no hacía nada más que encerrarse en su habitación junto con Mentita y llorar. Se levantaba únicamente para darle de comer a Mentita y fingir comer lo que Jessica dejaba en frente de su puerta.

Aquella mañana se había despertado con la idea. No sintió miedo ante la idea de morir, solo supo que su existencia era demasiado dolorosa para poder seguir. Cuando Jessica pensó que se había ido a clases en realidad había ido al parque con Mentita, quería pasar un último día con su amada gatita. Luego, fue a Midtown a la hora en la que los estudiantes salían, y sin decir mucho, le dio la gata a Gwen, quien, demasiado confundida como para decir algo, simplemente tomó a la gata entre sus brazos y MJ intentó ignorar los maullidos de Mentita mientras que se iba.

No quería arruinar la ropa de Peter, así que se puso una vieja pijama suya, tomó el cuchillo más filoso que había encontrado en la cocina, y se metió en la tina. Lo último que recordaba antes de quedarse completamente inconsciente eran los gritos de Jessica.

Sin darse cuenta, se había quedado dormida. Cuando despertó, Jessica y Luke se encontraban dormidos en un pequeño sofá en un lado de la habitación, y MJ se sintió terrible, por la preocupación que les había causado a ambos. No había pensado que de la misma manera que la muerte de Peter le había afectado a ella, a su tía, a su mejor amigo, la de ella afectaría a su hermana, su cuñado, y, posiblemente, también a Gwen, quien se había convertido en su mejor amiga desde lo que parecía ser una eternidad.

Suspirando, MJ se sentó en la cama, vio a sus alrededores, y se sorprendió al ver una dalia negra encima de la mesita de noche. A pesar de que era su flor favorita, no recordaba haber visto una de verdad antes. Tomó la flor entre sus manos, y con un dedo acarició la punta de los pétalos. Miró a Jessica y Luke, luego miró la ventana de su habitación. Era de noche, pero no parecía haber pasado mucho tiempo dormida, y sabía que ni Jessica ni Luke dejarían el hospital mientras que ella estuviera ahí, ni siquiera para buscar una florería en Nueva York que vendiera dalias negras.

MJ miró la flor, luego volvió a ver la mesita, no había ninguna nota, o un indicio de quién la había dejado. MJ no pudo evitar preguntarse, ¿cómo había llegado al dalia ahí?

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