Espero que les guste~

-¿Qué es eso?- pregunto Spinel al ver lo que el híbrido tenía en su mano: era un cono de papel, con algo que se veía esponjoso y de color rosa

-Algodón de azúcar, es un dulce aquí en la tierra- sonrío Steven, sentándose al lado de la gema en la banca. -¿Quieres probar?- ella lo miro fijamente, dudando por un momento.

-Esta...bien- agarro un poco del dulce, analizándolo con la mirada y después de unos minutos de silencio, se lo metió lentamente a la boca. -¡Es delicioso~!- sonrío enormemente, casi parecía que habían estrellas en sus ojos. Steven sonrío y le ofreció el dulce, contenta de verla disfrutar. Spinel metió más algodón de azúcar a su boca, sin siquiera notar como su gema se iluminaba cada vez más.

-¿Spinel?- la miro con curiosidad, notando como el brillo se hacia más intenso y empezaba a expandirse por todo el cuerpo ajeno. Podía ver como su figura se encogía ligeramente, el corazón en su pecho girando lentamente hasta estar en su posición correcta. Y, en un abrir y cerrar de ojos, ahí estaba ella, con su piel rosa claro, con sus coletas en forma de corazón y con algo del dulce cubriendo ligeramente los corazones en sus mejillas. Steven parpadeo, sorprendido. -¿S-Spinel?- la volvió a llamar y ella se volteo a verlo, luciendo tan sorprendido como él. -¿Estás bien?- la gema bajo la vista, mirándose con los ojos bien abiertos.

-Yo...- parpadeo y termino por reír, sorprendido al chico sentado a su lado. -¡Estoy excelente~!- se levanto de un salto, dando un giro con una gran sonrisa, sintiéndose feliz y llena de energía. Steven no pudo evitar sonreír con cariño, viéndola bailar por unos segundos, luciendo cómoda en esa forma. Se levanto y se acerco, extendiendo una mano hacia ella. Spinel se detuvo en seco para mirarlo con curiosidad, para después reír y agarrar la mano ajena. Se miraron con grandes sonrisas, para después empezar a caminar, dispuestos a divertirse.