Minho, tras una agotadora jornada salvando al mundo, llega a casa con la intención de llamar a Jisung. Quiere escuchar su voz antes de dormir y contarle cómo rescató a un chico a punto de caer de un puente. Sin embargo, al revisar su celular lo encuentra saturado de notificaciones y menciones en una publicación de Jisung titulada "¿Embajador o Héroe?".

Confundido, abre la publicación y descubre que Jisung ha revelado todo.

Alarmado, lo llama de inmediato para explicarse, pero Jisung, dolido y furioso, no le da oportunidad.

— Jisung, ¿qué te ocurre? Porque subes eso se supone que me apoyas. Que guardarías mi secreto pensé que teníamos algo... — dijo esperando una respuesta pero solo se escuchaban sollozos.

— Minho... tal vez puedas salvar al mundo, pero lo que sea que tengamos no es salvable, — dice antes de colgar.

Minho intenta volver a llamarlo, pero la línea ya no está disponible. Desesperado, decide ir en su búsqueda. Se coloca su traje de Spiderman, se dirige al departamento de Jisung mientras los flashes de las cámaras capturan cada uno de sus movimientos.

Pero eso no lo detendría, a la mierda todo su teatro de héroes, el ahora solo quería salvar su casi relación con Jisung.

Aunque un helicóptero lo siguiera de cerca, señalándolo con una gran luz. A pesar del miedo, Minho sigue adelante, arriesgándose por la persona que ama, como cualquier héroe haría.

Las luces del helicóptero lo cegaban por momentos, las sirenas sonaban a lo lejos, y el peso de las miradas del mundo entero lo atormentaban. Pero nada importaba más que Jisung.

Minho se balanceó entre los edificios con rapidez, su corazón latiendo rápidamente en su pecho. No sabía qué iba a decirle, no sabía si Jisung siquiera lo dejaría hablar, pero tenía que intentarlo.

Cuando finalmente llegó a su departamento el lugar estaba a oscuras. Entró por la ventana sin pensarlo dos veces, aterrizando con suavidad en el suelo. Se quitó la máscara y caminó directo a la habitación.

Ahí estaba Jisung, recostado sobre la cama, su rostro parcialmente oculto entre las sábanas. Minho se acercó y lo sacudió con suavidad.

— Jisung...

El menor abrió los ojos lentamente. Su mirada estaba enrojecida, hinchada de tanto llorar. Minho sintió el pecho oprimirse al verlo así por su culpa.

— ¿Por qué viniste? — preguntó Jisung, su voz era apenas un susurro.

Minho tragó saliva.

— Porque no quiero perderte. Porque te amo.

Jisung soltó una risa amarga.

— ¿Y qué? ¿Esperas que todo se solucione con eso?

— No... pero al menos déjame explicarme.

Jisung lo miró fijamente por unos segundos antes de soltar un suspiro.

— Está bien... habla.

Minho tomó aire y se sentó en la orilla de la cama.

— Nunca quise que la cosas sucedieran así, Dije eso porque quería protegerte. Yo... vivo con el miedo de que alguien use lo que más amo en mi contra. Y tú eres lo que más amo, Jisung.

Los ojos de Jisung brillaron con nuevas lágrimas.

— Entonces... ¿por qué no me lo dijiste antes? ¿Por qué tuve que enterarme así? ¿Porqué tuviste que decir eso?

Minho bajó la mirada.

— Porque tenía miedo. Miedo de que esto ocurriera... y lo sucedió.

Un silencio denso se instaló entre ambos. Jisung tembló un poco antes de tomar la mano de Minho.

— Yo entiendo que lo hagas por protegerme pero si me amas, no te avergonzaría decirlo. 

Minho apretó su mano.

— ¿Puedes darme la oportunidad de demostrarte que si te amo?

Jisung lo miró por un momento, su corazón latiendo con fuerza. No sabía si era una buena idea, no sabía si Minho realmente podía cambiar lo que hizo. Pero cuando lo vio ahí, con los ojos llenos de súplica y el peso del mundo sobre sus hombros, supo que no podía simplemente dejarlo ir.

— Una última oportunidad, Minho. Una sola.

El héroe soltó el aliento que ni siquiera se había dado cuenta que estaba conteniendo. Sin decir más, lo abrazó con fuerza, como si en cualquier momento Jisung pudiera desaparecer.

El mundo afuera podía seguir desmoronándose. Pero en ese momento, en esa habitación, lo único que importaba era que todavía tenían algo por lo que luchar.