2.
La máscara.
Una pequeña cosa, tan sólo una pequeña cosa es suficiente para provocar que Felicia entré en un estado de angustia y delirio, la picadura de aquella araña le había causado síntomas como mareo y falta de equilibrio, casi hace que caiga al suelo por ser incapaz de distinguir el suelo del techo, al salir del baño la mujer fue a su habitación, lo cual algo tan simple terminó siendo una lucha por no caer inconsciente, era inaudito como algo tan simple como salir del baño, caminar por un pasillo derecho a su cuarto se convirtió en algo tan difícil.
Al entrar, la muchacha cayó sentada en su cama, se recostó a mirar el techo; para Felicia en ese momento todo estaba dando vueltas, nada tenía mucho sentido en ese instante, su cuerpo había entrado en un estado de hipersensibilidad, siendo capaz de sentir cada gota de su cuerpo, hasta la más pequeña, deslizarse por su piel, lo más increíble no era eso, sino que sentía que podía sentir toda la habitación, las paredes, el suelo, los mosquitos que volaban en enjambres por todos lados, la vieja telaraña en la esquina del techo, las cortinas moviéndose por la suave brisa, las hormigas dentro de las paredes que de vez en cuando salían por una grieta, las pisadas de los vecinos, todo, absolutamente todo, era como si tuviera el apartamento entero en la palma de su mano.
Eso le ponía los pelos de punta, sabía que algo no andaba bien, eso la llenaba de angustia y desesperación por querer levantarse, correr por las escaleras del lugar, salir a la calle y tomar el primer taxi que pase directo a un médico. Pero así mismo como sentía a su cuerpo pasar por una serie de sensaciones e cambios extraños, así mismo sentía como perdía la fuerza, poco a poco, Felicia se desvaneció en la oscuridad de su habitación, cayendo inconsciente en su cama, mientras que su cuerpo estaba sufriendo los cambios genéticos.
Esa misma noche, en la madrugada, la policía estaba en un apartamento donde una mujer joven llamó para reportar que encontró a su novio muerto en el suelo del baño, pero que su rostro estaba completamente desfigurado, aquella persona fue el tipo que recibió la picadura de araña. Los oficiales de policía observaban con desdén y sorpresa la escena de crimen, nunca habían visto algo como esto, era la primera vez que veían a un hombre con la cabeza deformada casi tomando la apariencia de una araña.
-... ¿Cómo ella está segura de que es él?
-No empieces con tus chistes, la chica está destrozada.-exclamó su compañero.-No todos los días encuentras a tu pareja en el piso del baño con una cabeza mutante y muerto.
El policía rodó los ojos, tuvo que apartar la vista de ese sitio, era demasiado para él.
-No me pagan lo suficiente para esto.-dijo.-¿Qué crees que haya sido?, un asesino no pudo ser.
El compañero de esté lo pensó hasta llegar a una deducción.
-Tal vez tenga que ver con la explosión en el laboratorio Osborn.
-¿Tú crees?
-Es el único lugar donde hacen esos experimentos raros. No me sorprendería que algo se haya escapado de ahí.
-Supongo que te puedo dar la razón.
-Esto es una mierda. Tenemos que hablar con esa señorita, no podemos hacer mucho ella.
El otro suspiro.
-Perder de está forma a su pareja, es una pena.
Al día siguiente, sería reportado también la muerte de la señora mayor, a tan solo un par de calles de ahí.
El incidente de la corporación Osborn dio mucho de que hablar últimamente, fue un golpe en donde no sólo murieron personas de todas las edades sino que robaron objetos valioso para la investigación de la corporación. Aquello causó un gran revuelo y Norman Osborn fue quien tuvo que dar la cara ante la prensa para tranquilizar a los medios. Mary Jane Watson publicó un artículo sobre el atentado revelando que ella estuvo ahí siendo una de las tantas víctimas en el asalto, también dio una descripción de la apariencia de los asaltantes.
Desde entonces la frase "hombres vestidos de negro" se a esparcido por todo noticiero, periódico o cualquier medio de comunicación. Nueva York está aterrorizada porque no saben si volverán a atacar, donde será, cuando y que se llevarán está vez, tampoco saben cuáles son las razones de tales acciones delictivas.
-... Y así de está manera, Norman Osborn nos dijo al público que todo estará bien y que el departamento de policía se hará cargo. Reparan los daños que hubo en la tercera planta de la corporación y aumentarán la seguridad. Pero la pregunta aquí es: ¿acaso eso será suficiente?
Felicia se despertó.
El sonido de la radio de un taxista que estaba estacionado abajo comiéndose un sandwich, su desayuno, llegó hasta los tímpanos de la mujer haciendo que despertará con un pequeño quejido por le sonido agudo. Felicia no sabía que abrir los ojos fue la mejor idea porque la hipersensibilidad en su cuerpo volvió y era algo molesto para ella, pero gracias a esa incomodidad logró saber que todo lo que ocurrió ayer fue más que solo algún loco episodio, y que fue completamente real.
La mujer se seco el sudor y agua con la toalla, se pudo algo de ropa y con torpes pasos casi se va de lado, de nuevo las sensaciones volvieron, los presentimientos, los sonidos, todo; en ese instante ella estaba en un extraño debate, lo primero era que sabía que algo andaba mal con su cuerpo, podía sentirlo mejor pero raro al mismo tiempo, lo segundo es que no sabía si todo lo que está pasando ahora es real, no sabría decir que es exactamente parte de la realidad porque no era la primera vez que oía cosas o sentía cosas raras, la única diferencia es que esto se siente distinto pero aún así, no sabría explicarlo con claridad.
Enfrentándose a lo desconocido, tuvo el impulso de querer llamar a una ambulancia, más no lo hizo, su pulso se aceleraba por la ansiedad que sentía, lentamente sin darse cuenta de arrastraba así misma hasta una esquina de la habitación, todo lo que estaba pasando la estaba volviendo aún más loca. La mujer se puso en posición fetal en la habitación, mirando con sus ojos abiertos como platos todo a su alrededor como si fuera una amenaza para ella.
Pero Felicia no planeaba quedarse ahí a esperar que su mente se termine de hacer pedazos. Con la suficiente voluntad, ella se levantó y corrió hasta la puerta, pero cuando tomó el pomo y lo jaló para abrirla, está se rompió, Felicia la arrancó con sus propias manos. Quedó estupefacta observando el pomo pegado a su mano, era tan irreal pero se sentía real, ella hizo eso. La mujer dio dos pasos para atrás, intentando buscar en su cabeza alguna explicación lógica para lo que acababa de suceder.
-M-mierda, mierda, mierda, mierda...
Repetía una y otra vez mientras daba vueltas. El miedo la invadió, no podía pensar con claridad y muchas inseguridades cruzaron por su cabeza, pero ella logró deducir lo que tal vez le ocurrió, aunque todavía sonará descabellado.
-La araña... Si, s-si, fue eso, la araña.
Ella tocó la picadura de araña, la cual se encontraba cerca de su cuello, sintió un dolor punzante que se expandió por todo su cuerpo, apretó los dientes. De repente Felicia sintió algo, provenía de la ventana, miró de inmediato solo para ver un gato que pasaba, aunque lo hacía de manera sigilosa ella se dio cuenta de una vez. Y también se dio cuenta de que las ventanas estaban abiertas. Fue en ese momento que se puso paranoica, pensando que tal vez alguien la vio, o que esto fue apropósito, que era algún tipo de experimento por parte del mismo gobierno y que vendrían por ella, los pensamientos intrusivos llegaban uno tras otro y no ayudaban en nada, como siempre.
Felicia iba a cerrar las ventanas, sin darse cuenta, piso una botella que estaba en el suelo y se resbaló, pero por un reflejo, su mano se extendió y de sus muñecas salieron unas telarañas que se pegaron al techo, deteniendo su caída al suelo. Lentamente ella miró para arriba, miró la telaraña, seguido de esto miró que provenía de sus muñecas, esto la alarmó aún más, pero al mismo tiempo no le dejaba duda alguna de que algo cambió en ella, un cambio muy grande.
Corto la telaraña, bueno, instintivamente se despegó de su muñeca, casi como una especie de mecanismo natural. Felicita se acercó a su computadora, olvidándose por completo de lo de las ventanas y eso, busco en google todo lo relacionado con las arañas o con casos similares a personas que hayan obtenido poderes, pero no encontró nada a excepción de un artículo en línea que hablaba de la biomodificacion, cuyo era sólo una teoría conspirativa de esas que rondaba por el Internet, y también encontró cosas relacionas con personas criadas por animales pero nada de poderes arácnidos.
Siendo consciente de sus capacidades, ella salió de casa, todavía estaba la idea en su cabeza de que estaba siendo vigilada, fue tan tal que al caminar por las calles sentía que alguien la seguía, como si ella fuera un pez en el agua y un enorme tiburón la estuviera cazando; todo era producto de su mente, y ella lo sabía de cierta forma por lo tanto se controlo y continuó con su camino. Felicia camino sin rumbo por la ciudad, sin embargo no se perdió, se grababa en su memoria los caminos que tomaba para cuando decidiera volver, hasta que por fin ella llegó a un lugar que al parecer estaba abandonado por la gente.
Logró encontrar una zona oculta entre callejones, donde al parecer lo usaban para montar patines y ese tipo de cosas, estaba lleno de grafitis por todos lados, entre otras cosas que le daban ese estilo "punk" al lugar. Felicia una lata en el suelo, se quedó observando fijamente y entonces le apuntó con su mano, automáticamente al hacer presión y de tan solo pensarlo salió una telaraña, la cual con un jalón llevó la lata a la mano de Felicia. Esto le pareció increíble.
Desde ese momento ella comenzó a practicar con sus habilidades, acostumbradose cada vez más a usarlas, aprendiendo a como controlar sus sentidos, se percató de que tiene sus capacidades físicas aumentadas, su fuerza, resistencia, velocidad, reflejos, todo eso era superior al de una persona común y corriente. Ella corrió por todo el lugar haciendo acrobacias que jamás en la vida logró hacer, espero a que fuese de noche para poder intentar columpearse por los edificios, así nadie vería su rostro, ya que tenía una gorra y una chaqueta con capucha.
Y así mismo fue, la noche llegó y Felicia terminó lanzándose de un edificio, disparando telaraña a otro y columpiandose en el aire como si fuera un mono. La sensación de adrenalina y de poder hacer algo extraordinario le forjaba una sonrisa en el rostro, no podía evitar emocionarse con esto, parecía ser una bendición del mismo cielo.
Luego de probar sus poderes, Felicia se fue a comprar algunas latas de cerveza, era un modo de celebración, es cierto que está en recuperación pero han pasado unos días desde que no a vuelto a beber. Ella estaba pagando por sus latas hasta que dos jóvenes entraron enmascarados y armados.
-¡Todo el mundo quieto, ahora!-vocifero uno de ellos.-¡Tú, el de la caja registradora, saca todo el dinero!
Mientras lo amenazaba, su acompañante metía cosas en una bolsa, electrodomésticos y cosas así.
-¡C-Claro, viejo!-el cajero obedeció con temor.
Felicia estaba temblando de dos cosas: una era por el miedo, que haya obtenido poderes no significa que sea la mujer más valiente del mundo de repente, ni siquiera sabe si podría aguantar un balazo o dos, la segunda razón por la que temblaba era de la impotencia, ahora mismo estaba entre hacer algo o no hacer nada.
El cajero le entregó todo el dinero a los ladrones, ellos se iban a dar a la fuga, pero el cajero sacó una escopeta y corrió tras ellos, se detuvo en la puerta y soltó dos disparos, pero era demasiado tarde, no sólo se habían llevado el dinero y algunas cosas más, sino que ya estaban lo suficientemente lejos como para no ser golpeados por una de esas balas.
Agotado y enojado, el hombre volvió adentro para cobrarle a Felicia sus cervezas, ella le entregó el dinero y le dijo:
-Puedes quedarte con el cambio.
Felicia siguió su camino, quería llegar a casa lo más pronto posible, se bebía una lata de cerveza mientras tanto, entonces su sentido arácnido apareció, por instinto ella se giro y miró dentro de un profundo callejón oscuro, había un grupo de hombres rodeando a un chico, ellos eran adultos de aspecto rudo y él sólo un muchacho que parecía ser universitario o algo por el estilo, Felicia podía oír como se burlaban de él, podía oler el alcohol que desprendían esos tipos desde ahí, también podía escuchar los sozollos y súplicas de ese chico.
Uno de los tipos que estaba en eso, miró para atrás y observó a Felicia, quien estaba parada mirando nada más, y le grito:
-¡¿Qué diablos estás mirando?!, ¡¿se te perdió algo, perra?!
Felicia hizo caso omiso, siguió su camino nada más.
Era temprano por la noche y por esa parte de la ciudad ya estaban ocurriendo injusticias, y los demás, junto a Felicia, solo hacían la vista gorda. Viendo como estaban las cosas, pensó que sería mejor irse columpiando hasta casa, claro, siendo lo más cautelosa posible, cuando tomo esa decisión, justo en ese momento un ladrón pasó corriendo entre las personas, Felicia estaba en su camino así que ambos chocaron cayendo al suelo, ambos se miraron por un segundo, el tipo se paro lo más rápido posible y continuó corriendo con el bolso de alguien en la mano.
-¡Que alguien lo detenga!, ¡ese bolso es muy preciado para mí!
Era el bolso de una anciana.
La cerveza de Felicia se desperdicio, pero eso no sería problema, todavía tiene más, pero ya no tenía tantas ganas de seguir bebiendo, el sentido arácnido de Felicia estaba constantemente activo, ella sabía que era porque había problemas cerca, pero no hizo nada al respecto, mejor se paro, detuvo en la acera y espero a un taxi, prefiriendo no columpearse hasta casa.
Cuando llego a casa, guardo las cervezas en la nevera y se sentó en el sofá observando a la nada, todavía su sentido arácnido, o la punzada, seguía activa, era tanto así que le causaba jaqueca, pero no es algo que le importe. Felicia estaba en un tipo de debate consigo misma, tiene los poderes, tiene la fuerza, tiene todo lo necesario para haber hecho algo al respecto y no ser uno más de esos que ignoran los problemas, entonces:
¿porqué no hizo nada?
Una parte de ella piensa que es una cobarde y que con o sin poderes seguirá siendo una persona patética con problemas mentales, pero otra parte de ella dejá en claro que ella tiene el impulso de querer hacer algo, un fuerte impulso que ella está conteniendo dentro de su ser, tal vez sea rabia, tal vez sea odio, o tal vez sea una combinación de emociones negativas que sólo quieren estallar; apretó sus puños, la necesidad de querer lastimar a alguien que se lo merezca no le faltaba, pero seguía echándose para atrás. La sensación sólo crecía cada vez más dentro de ella, al punto de que la lastimaba por dentro el no haber hecho nada.
Eso llego al extremo de que su mente comenzará a imaginarse situaciones en donde ella intervino; situaciones en donde ella detuvo a los ladrones de la tienda, en donde ella entró al callejón y les dio una paliza a esos matones, en donde ella detuvo al ladrón de ese bolso, su mente jugó tanto con está idea que se empezaba a sentir cada vez más real, Felicia creía cada vez más cierto que ella hizo esas cosas, o más bien que podría haberlas hecho.
Y fue ahí que sucedió, sin pensar en nada más, ella se dirigió a su habitación con un cuchillo, busco en su armario alguna ropa vieja o que no le guste, la destrozó hasta poder sacar una máscara de ahí, con eso me refiero a un pedazo de tela como una bolsa, algo que la ayudaría a cubrir su cara, le hizo dos agujeros para poder ver y se la puso, también tomó algunas ropas holgadas para que su cuerpo esté cubierto, ella parecía algún tipo de pandillero o delincuente con un pasamontañas.
Pero algo extraño pasó con ella, Felicia había entrado en una especie de estado de inconsciencia, eso significa que ella no sólo era tan consciente de lo que iba a hacer sino que no lo recordaría, o por lo menos no completamente. Felicia abrió la ventana y se fue a viajar por la ciudad a donde sea que su sentido arácnido la llevara. Y ahí fue cuando comenzó todo.
Ella era brutal con los delincuentes, no tenía ni una pizca de compasión, no controlaba su fuerza al golpearlos, causándole heridas de gravedad y haciendo que terminen en hospitales; Felicia siguió el rastro de esos tipos que estaban golpeando al chico, los encontró dentro de un bar, ella no quiso esperar a que salieran así que ella misma entró, dándoles así una paliza a ese grupo de adultos abusadores, el dueño del bar no hizo nada, esperando que los guardaespaldas lo hicieran, y las personas ahí solo estaban excitadas por una pelea, Felicia le partió la mandíbula a uno de ellos, le rompió una botella en la cabeza a otro, le quebró una pierna y sacó dos dientes a uno, los dos últimos quedaron con fracturas menores, los guardaespaldas que la intentaron detener terminaron enredado en telarañas y el dueño, quien iba a sacar su arma, también terminó enredado en telaraña.
Felicia continuó con su travesía, buscando más delincuentes para satisfacer estás ganas de violencia que tiene, Felicia paso la noche entera encontrando criminales y dándoles palizas horribles, unas de las cosas que hizo fue que encontró dos asaltantes y los golpeó para después desnudarlos, enredar sus manos en telaraña y dejalos exhibidos en medio de un semáforo. Otra cosa que hizo fue dejar colgados de un puente a unos pandilleros que estaban molestando por ahí, un hombre que intentó robar una tienda fue apaleado por ella y dejó el cuerpo inconsciente tirado en el suelo, con la mayoría de sus cosillas rotas y daño en sus órganos internos.
Entre otras cosas más.
Felicia no recordaría nada de esto con la suficiente claridad, pero sabe que lo hizo, o por lo menos que lastimó a alguien, porque sus nudillos estaban llenos de moretones al día siguiente que ella despertó y su cuerpo se sentía cansado e adolorido. Aún así, Felicia jamás se había sentido tan bien.
Actualmente, siendo más consciente de sus acciones, Felicia a veces piensa que hacer el bien se siente increíble, pero al mismo tiempo no puede parar de pensar que enrealidad lo que ella quiere es hacerle daño a alguien, así como su padre hacía. Ella miró su máscara, sucia y con la tela gastada, al verla solo podía pensar que sí no la tuviera puesta tal vez no sería capaz de hacer nada de esto, porque cada vez que la tiene puesta se siente ella misma, se siente ella completamente.
"-... Es como si hubiera una parte de mi que soy capaz de mostrar al mundo solo cuando tengo la máscara. No, más bien, yo me sentía completo.-".
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