Y el camino sigue...
Ha pasado una semana.
Todo puede pasar en una semana. Cientos de personas pueden morir y vivir en una semana. Tal vez miles.
Por suerte, este no fue el caso.
La cura del GR-27 fue un completo éxito, al igual a su repartición. En menos de tres días, casi todo Nueva York había sido curado por esa enfermedad.
Con la ayuda de Sable International y la policía de la ciudad, lograron detener a muchos de los criminales detenidos. Lastimosamente, los miembros del grupo "Seis Siniestros" habían escapado.
A excepción de Martín Li y Otto Octavius. Mr. Negative fue encontrado muerto entre los escombros del instituto destruido de Oscorp. Y el Dr. Octopus había sido atrapado, juzgado y encerrado en Raft.
La última vez que Peter vio a Octavius, fue en el juzgado. Su antiguo maestro se veía furioso la verlo.
Era seguro que seguía furioso.
Esta fue la pelea más difícil que tuvo el héroe. A pesar de haber obtenido el antisuero.
De haber salvado a la ciudad.
Había perdido.
Perdido a la persona que más amaba en este mundo. Su tía May fue víctima del Aliento de Diablo. Tuvo que hacer la elección más difícil de su vida.
Sus esfuerzos fueron en vano.
El funeral de su tía fue en el atardecer. Los amigos de Peter estaban allí. El castaño pensó que serían todos, pero no fue así. Todo F.E.A.S.T. no tardó en llegar.
Todas las personas que su tía May había ayudado a recuperarse. Que había dado un hogar. Todas ellas habían llegado a ver el funeral.
Era igual a como May decía:
"Cuando ayudas a alguien, ayudas a todos"
Y ella había ayudado a todos ellos.
Y Peter no.
Si tan solo hubiera detenido a Otto. Si tan solo se hubiera dado cuenta. Si hubiera prestado más atención.
Nada de esto hubiera ocurrido.
***
Su apartamento estaba vacío.
Tenía sus muebles, mesas y demás equipos allí. Pero estaba vacío.
Solo estaba él allí. A partir de ahora, viviría solo en ese lugar.
— Lo siento, chico — dijo el hombre al que Peter le abrió la puerta — Debí haberte desalojado hace una semana.
— ¿En verdad tienen que hacerlo? — respondió el castaño, cabizbajo — Perdí a mi tía hace poco...
— Lo se, por eso te di tiempo — respondió — Llevare todas tus cosas a un almacén y estarán allí.
— Solo deme unos días más...
— No tengo unos días más — respondió — La crisis que trajo el Aliento del Diablo nos afecta a todos.
Varias personas habían entrado al apartamento y empezaron a llevarse las cosas.
Ponían las fotos en cajas y las sacaban del lugar. Agarraban los muebles y los bajaban hasta un camión.
Poco a poco el apartamento quedaba vacío, pero a Peter no le importó mucho. En el fondo, el castaño ya no quería ver ese lugar.
Solo le traían recuerdos dolorosos.
— Lo siento — se disculpó el hombre, antes de irse — Mi esposa e hija fallecieron en una explosión de los fugitivos.... nadie la está pasando bien ahora.
— Lo sé — respondió Peter, agarrando su mochila y saliendo de ahí.
Los camiones con todas sus cosas salieron del edificio y fueron directos al almacén que le dijo el encargado. Sus cosas estarían allí, pero Peter no quería verlas.
En su mochila, solo tenía su traje, junto con un poco de ropa. Él sabía que ese día lo iban a desalojar.
Peter empezó a caminar por las calles de Nueva York. Aún no eran lo suficientemente seguras para caminar por ahí, pero no le importaba. De todas formas, podía defenderse de cualquier criminal.
La felicidad que había traído el regreso de la gente desaparecida hace ya dos meses, se convirtió en llanto y desesperación.
Había gente desaparecida, muerta y enferma. La miseria luego del casi apocalipsis había reinado las calles. Lo único que hizo a Peter despertar de su nube tormentosa que se había vuelto su cabeza, fue una llamada.
— ¿Hola...? — dijo el héroe, contestando.
— Hola, Peter — saludo Gwen — Dime, ¿cómo te encuentras?
— Yo... estoy bien — respondió, sentándose en un asiento de la calle — Me encuentro... perfectamente.
— ¿De verdad?
— Sí... sí, no te preocupes... — dijo el castaño.
— Necesitamos vernos — le dijo Gwen — ¿Dónde estás?
— Estoy bien, Gwen — le dijo Peter — De hecho, tú deberías de.... estar con Eddie....
— Dime dónde estás.
— ¿Para qué? ¿Vendrás a consolarme o algo?
— ¡Dímelo, Peter!
— ¡¿Por qué no me dejas tranquilo y sigues viviendo tu nueva y maravillosa vida?!
El joven de Queens colgó la llamada y se fue caminando de allí.
Mientras caminaba, no paraba de recibir intensos mensajes que ignoraba. No quería hablar con nadie.
El chico camino tanto que llegó hasta Central Park. Allí todavía había centros donde se daba la vacuna para los infectados por la enfermedad.
Aún así, el castaño siguió se largo. Había personas llorando alrededor suyo. La mayoría era de felicidad, ya que estaban curadas. Tuvieron la suerte de vivir hasta cuando estaba lista la cura. Fueran las personas que su tía May había salvado.
Se suponía que Peter también debía sentirse feliz. Debía de estar alegre y celebrar que había logrado salvar la ciudad... pero no sentía nada. Le daba igual la situación. No quería saber nada de los inocentes que salvo. No quería saber nada de los inocentes que murieron. Lo único que quería era estar solo.
El castaño caminó solo hasta el puente del gran lago de Central Park. Peter había paseado con sus tíos muchas veces cuando era niño por ahí. Recordaba como hacían un picnic debajo de ese puente. Era su lugar especial. Era un lugar tranquilo donde estaba con sus tíos. El joven odiaba esa zona. Las hormigas se subían a la canasta y había veces que se llevaban la comida. Era fastidioso, pero sus tíos disfrutaban de eso.
Ahora, solo tenía ganas de sentarse allí.
Peter se sentó en esa zona. Estaba oscuro y mojado. El clima húmedo de la finalización del Otoño provocaba que el frío penetrara en la piel del castaño. Todo parecía ir en caída. Sin padres ni tíos, con su amigo enfermo y una ciudad completamente destruida. La situación no podía empeorar más.
Peter no podía caer más bajo.
Pero sí podía. Siempre que él creyó que las cosas no podían empeorar, pasaban. Siempre que algo malo ocurría, algo peor le seguía. No podía alejarse del camino de desgracias y mala fortuna que le esperaba. Pero así era ser un héroe. Esa era su recompensa. Nunca tuvo un pago por las veces que salvó la ciudad, ni por las veces que venció a los malos. Solo obtuvo huesos rotos y problemas económicos.
Ser el Hombre Araña ya le había traído mucho problemas. Él realmente ya no quería seguir ese camino. Estaba cansado, adolorido, y solo.
— Peter... — dijo una voz femenina, acercándose.
El castaño levantó la cabeza y vio a la persona que lo encontró allí.
— ¿Cómo sabías que estaba aquí? — preguntó el joven.
— Cuando perdiste a tu tío, viniste aquí — respondió la chica, mientras se sentaba a su costado — Supuse que también vendrías...
El castaño solo la miró unos momentos, y luego comenzó a mirar el vacío del lago.
— Pasé malos momentos aquí... — le reveló el héroe — Hormigas... asesinas y todo eso... incluso me picó una araña...
— Entonces...
— Pero, ahora que pienso en eso... — dijo, agachando la cabeza — Solo desearía volver aquí y... decirles a mis tíos que odio este lugar... y que ellos me respondan que... la naturaleza no es enemiga, sino amiga...
El castaño ya no aguantó nada. Las lágrimas comenzaron a desbordarse por sus ojos. Los gemidos y gritos de dolor comenzaron a resonar por el eco del puente. Peter solo estaba cansado. Desde lo de su tía, no había tenido tiempo para desquitarse. No había tenido tiempo para botar todo esos sentimientos que tenía acumulados.
— ¡Y ahora... yo estoy solo...! — gritó el joven — ¡Perdí a mis padres! ¡A mis tíos! ¡Harry está enfermo...! ¡¿Por qué todos los que me rodean siguen muriendo?!
La mujer a su costado rodeó el cuerpo de Peter con sus brazos. Ella sabía que su amigo la estaba pasando mal. La vida de Peter había sigo una desastrosa, con muchas desgracias. Pero no llena de esas.
— Peter... no estás solo... — le dijo la chica — Aún cuentas con gente que te quiere...
— Gente que puede terminar muerta...
— Gente que siempre va a estar apoyandote — dijo — Ellos te quieren, te aman... están de tu lado...
— ¿Incluso tú? — preguntó el joven — Hemos pasado por muchas cosas...
— Pero aún así, aquí estoy... tratando de ser tu amiga...
— A veces no me gustaría que lo fueras... — le dijo — Tengo miedo que algo te pase si estás a mi lado...
— No pasará nada malo...
— No lo entiendes...
— Sí lo hago... — dijo la mujer — Pero a veces me cuesta...
— Ojalá no hubiera pasado lo de...
— Pero sucedió, y no podemos cambiarlo... solo podemos seguir adelante...
— ¿Cómo voy a seguir adelante? ¡¿Cómo rayos voy a hacer eso?! — expresó el castaño — ¡Lo acabo de perder todo!
— ¡No es verdad! — dijo — Sigues aquí... volviste luego de 5 años... Las cosas han cambiado, pero eso no te impidió avanzar... tienes que darte cuenta...
— ¿De qué?
— De que a pesar del tiempo y las perdidas, sigues avanzando... — le expresó — Ayudas a los demás y me dijeron que hiciste más amigos... Me hace sentir muy orgullosa de ti. May lo estaría...
Eso reconfortó un poco a Peter. Su tía May seguro que le limpiaría las lágrimas y le ayudaría a sentirse mejor. Tal vez yendo a comprar helado, a pesar del frío.
"Estoy tan orgullosa..."
Las últimas palabras de su tía fue decirle lo orgullosa que ella estaba de él. A ella no le gustaría verlo llorando. Peter solo se limpió las lagrimas y dio una leve sonrisa. Ya se había desquitado lo suficiente y eso le hizo sentirse mejor. A pesar de que el dolor seguía dentro de él, un alivio se hacia presente también.
— Me sermoneas... — dijo Peter — Te estas volviendo una anciana...
— Ser adulto es de lo peor... — dijo la chica — Disfruta todo lo que puedas tu juventud...
— Eso haré... no quiero que me salgan arrugas como a ti.
— ¡¿Tengo arrugas?! — expresó, mientras se agarraba la cara.
Ambos rieron. Era la primera vez en días que Peter expresaba otro sentimiento que no fuera tristeza o soledad.
— Me alegra verte sonreír, de nuevo... — dijo la mujer, sonriéndole — Por un momento creí que te quedarías serio toda la vida. Me preocupé de que no consiguieras ninguna novia.
— ¿Desde cuando te importa que consiga novia? — pregunto el castaño, acercándose.
— Bueno, ya no eres un perdedor. Necesitas alguien que te cuide.
— ¿Cómo tú? — pregunto, mientras le sonreía — Es tierno que aún sientas algo por mí.
— ¡Cállate, mocoso! — dijo, entre risas y un leve sonrojo.
Peter rió al ver su rostro. Era una risa genuina. Entonces, el castaño tomó aire y dio un soplido, mientras volteaba a ver el lago.
— Gracias, Gwen... — dijo Peter — Por volver a ayudarme a levantarme...
— Para eso están los amigos... — le respondió la rubia.
***
El héroe se encontraba camino a una cafetería. Felicia Hardy le había invitado a ir allí. Parecía que tenía algo importante que decirle.
El joven llegó y se sentó en una mesa. El lugar no tenía a muchas personas, así que no había problema si empezaban a hablar de cosas de superhéroes.
¿Le dirá que dejará su vida se heroína y se hará ladrona otra vez?
El castaño solo esperaba que no fuera eso.
Luego de varios minutos, vio como la peliblanca entraba al lugar e iba rapidamente hacia donde estaba Peter.
— ¡¿Cómo te encuentras?! — fue lo primero en preguntar la chica. Estaba sudando y llevaba un maletín a su costado.
— Por favor dime que dentro no hay dinero... — fue lo único que dijo el héroe.
— ¿Qué? No, claro que no.... — dijo, mientras se sentaba — ¿Por qué pensarías que habría...?
— Por nada — la interrumpió — ¿Qué es lo que necesitas, Felicia?
— Escucha, me enteré lo de tu apartameto... — empezó — Lo siento mucho.
— No te preocupes... sabré como salir de esta — le respondió — Siempre lo hago...
— No esta vez, galán — dijo la chica, sonriendo, mientras sacaba algo de la maleta — Esta vez, es mi turno de salvarte.
La chica sacó unas llaves de la maleta y se las entregó a Peter.
— ¿Qué es esto? — preguntó el castaño — ¡¿Me compraste un...?!
— No tengo tanta liquidez...
— Oh...
— Solo guarda silencio... — dijo Felicia — Y no hagas esto raro...
La chica tomó todo el aire que pudo y luego soltó lo que iba a decir.
— Te invito a vivir conmigo en mi penthouse... — soltó la gata.
Ambos se quedaron viendose por un rato. La peliblanca se ponía roja por cada segundo que pasaba.
— ¿Tu qué...? — fue lo único que dijo Peter.
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Buenas señores.
Con este capítulo termino el arco del Aliento del Diablo ^^. En el siguiente capitulo empezaré uno nuevo, pero si que se tardará en llegar por culpa de los exámenes jajaja.
Nos vemos en el próximo capitulo!!!
Publicado el 30/11/20
***
Una figura se encontraba caminando por un pasillo. Se notaba preocupado y tenso. Pero sobre todo, furioso. Con lo que había pasado y con lo que pasará.
Caminó hasta un cuadro. Habían dos personas allí. Una mayor y otra más joven. El hombre presionó un botón y el cuadro se elevó, mostrando un teclado. Presionó unas teclas y una especie de cuarto secreto se abrió.
Era un laboratorio. Un extraño laboratorio secreto en la cima de un penthouse de Nueva York.
La figura caminó hasta un gran compartimiento, que abrió sus "cortinas". Era un tanque. Un misterioso tanque lleno de un líquido verde. Dentro de este tanque, había una persona. El V-252 lo estaba rodeando. Parecía estar inconsciente.
El ser caminó hasta estar enfrente del tanque. La luz verdosa que provocaba el vidrio permitió presenciar de quien se trataba.
Norman Osborn.
— Estabamos tan cerca... — dijo el ex alcalde — La voy a encontrar... hallaré la cura...
Osborn acerco su, tocando el vidrio. El V-252 se movió, intentando agarrar la mano de Osborn, pero no pudiendo por el tanque.
— Te amo, hijo.... — dijo Norman, agachando la cabeza.
Y el laboratorio se quedó en silencio, mostrando como única luz la del tanque verdoso.
Demostrando que Harry Osborn se encontraba en ese tanque.
Mostrando una especie de plano en la mesa del costado.
Mostrando... que se trataba de una especie de Planeador.
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