Un Multiverso de Locura
Peter subió hasta el penthouse se Felicia. No paraba de respirar agitadamente.
Ni bien se abrieron las puertas del elevador, dio unos pasos y cayó de rodillas. Lágrimas se desbordaban de sus ojos.
No podía soportar ver morir a las personas. Ya no más.
No podía salvar a nadie, ni siquiera cuando lo intenta. No podía evitar que la muerte le llegara a quien sea que estuviera cerca suyo.
Eso le dio rabia. Le dio furia.
Estaba cansado de toda su mala suerte. De que siempre le pasará desgracias.
El castaño se levantó del suelo y empezó a tirar todas las cosas al suelo. No aguantaba más el tener esos poderes. El estar obligado en tener que salir a tratar de salvar al mundo.
Ya no quería trepar paredes. Ya no quería tener ese poder, ni esa responsabilidad.
Eso le hizo abrir los ojos.
Peter subió por las escaleras hasta si cuarto.
Fue a su escritorio y empezó a buscar algo, hasta que lo encontró.
El limpiador de genes.
El joven de Queens lo miró fijamente. Mira su salida de esa vida.
Y no dudo.
El castaño sacó la tapa del tubo y se dispuso a beberlo, pero entonces, una telaraña se lo quitó de la mano.
— ¿Qué es esto? — pregunto el Peter viejo, leyendo la sustancia — ¿Limpiador de genes?
— Yo no... devuélvemelo... — el pidió el Peter más joven.
Los demás héroes entraron a la habitación por la ventana, incluida Gwen Stacy.
— Estás viva... — dijo el castaño.
— Sí... — respondió la rubia, sosteniéndose la cabeza — Fue un duro golpe.
— Quitarte los poderes no solucionará nada — dijo el Peter adulto.
— ¡Estoy cansado! — dijo el joven, agitado — ¡Ya no puedo seguir! ¡Mi padre trató de matarme! ¡Ya murió mi tía May! ¡Murió Gwen! ¡Casi pierdo a Felicia y a Gwen! ¡Convertí a Octavius en un villano...! Ya no quiero seguir... ya no más...
— Hicimos una promesa — dijo el Peter viejo, devolviendole el antisuero — Hiciste una promesa.
— No lo entiendes...
— Tal vez seamos los únicos que lo entienden — dijo el Peter adulto.
Los héroes caminaron afuera de la habitación, dejando a Peter ahí dentro. Este agarró el limpiador con fuerza. Estaba temblando por tener esa responsabilidad.
Él nunca pidió esos poderes. Nunca quiso ponerse un traje y salir a detener criminales. Solo quería vivir una vida normal y seguir así.
No quería vivir tragedia tras tragedia. No quería tener que enterrar amigos y familiares.
Ya estaba cansado de eso.
Peter salió de su cuarto, con el limpiador de genes en sus manos y bajo las escaleras.
Los guerreros arácnidos estaban hablando y pensando en cuál era su siguiente paso.
— ¿Y qué harán? — pregunto el Peter más joven.
— Iremos a evitar que activen el colisionador — dijo Miguel — Esperamos llegar a tiempo...
— No sabremos lo que ocurrirá prenden esa cosa — dijo Ashley — Así que, te recomiendo tomar un último trago.
Peter miró el atardecer de la ciudad. El tiempo había pasado volando y ya no faltaba mucho para que el cielo se pusiera oscuro.
Entonces, otra pixelización hizo temblar a todo el multiverso.
— Debemos darnos prisa — dijo el Peter adulto.
— Hay que ir — dijo el joven.
— No — respondió su versión adulta — Tú te quedas.
— ¿Qué?
— Él tiene razón — le dijo Gwen, agachando la cabeza — Debes quedarte, nosotros nos encargaremos de todo.
— Necesitan mi ayuda — dijo — Soy el único que no se ve afectado por el desgarre.
— Ya está decidido — dijo Ashley, acercandose a él.
Ella lo agarró de las muñecas y le sacó los disparadores.
— Me quedaré con esto — dijo la chica.
— Pero ustedes...
— Tú mismo dijiste que querías alejarte de esta vida — dijo el Peter viejo — Sé por lo que pasaste... y también sé que tomarás la decisión correcta.
Entonces, Ashley empujó a Peter hasta una silla y el Peter viejo lo pegó a ella.
— Pero ahora, no dejaré que arriesgues tu vida — dijo el Peter viejo — Aún no estás listo.
— ¡¿Y cuándo es que lo seré?! — dijo el joven — ¡¿Cuándo sabré que estoy listo?!
— No lo sabrás — dijo el Peter viejo — De eso se trata... de un salto de fe.
Los héroes caminaron hasta el balcón para irse.
Peter los vio por última vez. Él vio como ellos se iban a la batalla, sin temer. Si miedo a dar su vida por salvarlos a todos.
El castaño sintió envidia y culpa.
Y solo agacho la cabeza y empezó a sollozar.
Impotente.
***
J. Jonah Jameson era un periodista. Un modelo a seguir para muchos. Alguien que había empezado de lo más bajo, pero que logró sobresalir de entre todos.
El Daily Bugle fue creado para decir la verdad. Para hablar del día a día de los ciudadanos de la ciudad. Para informar.
Pero, ¿en verdad estaban haciendo eso?
¿Cuándo fue qué cambiaron?
Toda su vida había hablado acerca de la amenaza y inutilidad de los super humanos, pero ¿era verdad?
¿De verdad eran innecesarios?
Jonah cree saber cuando fue que inició todo este cambio.
Hace muchos años, tenía un hijo. El coronel John Jameson. Un héroe para su padre. Un astronauta.
Era conocido por sus compañeros como el Coronel Júpiter, debido a su gran afición por el espacio y las estrellas. Él era el orgullo de todo padre y un modelo a seguir.
Pero un día, hubo accidente en la estación espacial. Tuvieron que volver. a la Tierra.
En el descenso, los motores estallaron y las máquinas dejaron de funcionar. Iba a estrellarse, pero tenían una pequeña opción de sobrevivir si caían al mar.
Aún así, no querían arriesgarse.
Los Vengadores apenas se habían consolidado como un equipo cuando decidieron ir a ayudar.
Iron-Man y Thor habían llegado al cohete y buscaron todos los medios para evitar su caída. Los además Vengadores controlaron a las multitudes que veían el suceso.
Pero algo salió mal. En algo se equivocaron, o la oportunidades fueron más bajas de lo que se pensaron.
Jameson nunca obtuvo una explicación coherente de cómo ese cohete se convirtió en una bola de fuego.
Culpo a los Vengadores por eso. Culpo a cualquier héroe por no poder salvar a su único hijo. Para él, los súper humanos se habían vuelto un peligro y posibles asesinos de inocentes.
Ni si quiera acepto las disculpas del Capitán América.
Y cuando apareció el Hombre Araña, usó todos sus medios para que la gente pudiera ver lo peligroso que eran esos seres.
Pero...
Fue el mismo Hombre Araña quien salvó a su esposa aquella vez. Quien evitó que muriera de esa forma horrible.
Aquel sujeto que, en múltiples ocasiones, lo había llamado peligro y amenaza, fue su única esperanza en salvar a su esposa.
Y ahora, estaba en duda.
Los Vengadores no habían salvado a sus hijos, pero ¿cuántas veces los policías o bomberos no pudieron salvar a alguien?
¿Cuántas veces ellos también había fallado?
Los denominados héroes había llenado de esperanza a las personas, y fue Jameson quien intentaba destruirlos.
Ahora solo quedaba uno. Uno que le daba esperanza a las personas.
Y él trataba de hundirlo.
Esos pensamientos no podían salir de su mente. Ni siquiera saliendo a caminar como ya había hecho.
Jonah miró a ambos lados. Había caminado tanto que no se había dado cuenta de donde se encontraba.
Sus pensamientos lo habían atormentado suficiente.
Se dispuso a volver a su hogar, cuando escuchó un sonido.
Él volteó la cara y vio a varias figuras en extraños trajes entrar a una especie de almacén.
Jameson lo reconoció de inmediato. Era el viejo laboratorio del Dr. Octopus.
¿Qué habían sido esas figuras? ¿Por qué se habían balanceado como el Hombre Araña?
¿Y qué hacían en ese lugar?
Jameson era un periodista. Debía llegar a la verdad de todas esas preguntas.
Agarro su cámara, y fue sigilosamente hasta el laboratorio del Doc Ock.
***
— Me pareció haber visto a Jameson afuera... — dijo el Peter más viejo, viendo todo el laboratorio.
— Debió ser tu imaginación — dijo el Peter adulto — Ese cascarrabias no saldría de su jacuzzi por nada del mundo.
— ¿El presidente Jameson? — pregunto Gwen, confundida.
— Tu universo es uno en el cual no quiero vivir — dijo el Peter adulto.
— *Hay una compuerta en el suelo* — dijo Lyla — Ya la oyeron.
Los héroes abrieron la compuerta y vieron los escalones que daban hacia abajo.
— Tétrico — dijo Ashley.
— ¿Le temes que la oscuridad? — pregunto Gwen.
— No... — respondió, bajando primero.
En ese momento, un cosquilleo y punzadas les hizo voltear la cabeza.
Rhino había parecido detrás de ellos y los había tacleado.
Todos empezaron a caer por las escaleras y a llegar hasta el pasillo. En ese lugar, Aleksei tomó a todos los arácnidos y destruyó la pared con vidrio, terminando en ese gran lugar donde estaba el colisionador.
— ¡Veo que ya llegaron las arañitas! — dijo Electro, empezando a atacarlos.
— ¡Vamos, Max! — dijo el Peter adulto, esquivando su ataque — ¡Sé que puedes decir mejores chistes que ese!
— ¡Acabemos con esto! — dijo Scorpion, atacando a Miguel y a Ashley.
— ¡Miguel, ¿donde está la máquina?! — pregunto el Peter viejo.
— ¡Ahora! — dijo Spider-Man 2099, lanzando a Scorpion a volar varios metros — ¡Se encuentra en las ventanas de allá!
Miguel se acercó a ese Hombre Araña y señaló una ventanas en lo más alto del lugar. Luego, de su disparador, sacó un USB.
— Debes de conectar esto en el panel — dijo Miguel — Presiona el botón rojo y detendrá el funcionamiento del colisionador.
Rhino empezó a correr hasta ellos y ambos esquivaron.
— ¡Ve!
El Hombre Araña más viejo, empezó a balancearse hasta la sala.
Mientras que en ese lugar, Kingpin y Otto veían como se acercaba.
— ¡Date prisa! — dijo el grandote.
— Que inoportuna llegada... — dijo Octavius — Pero poco eficiente.
— ¿A qué te refieres?
— Sí mis cálculos son correctos...
Antes de que Peter atravesara la ventana, otra pixelización se hizo presente.
El desgarre lo afectó tanto que no logró llegar y cayo al suelo, destruyendolo.
— ¡Hagámoslo! — dijo Octavius, accionando la palanca y destruyendola.
Ambas máquinas empezaron a girar y los poderosos rayos chocaron entre sí. Igual que la primera vez.
Los científicos que estaban allí vieron las coincidencias genéticas.
Fisk pudo divisar entre las nubes cósmicas, la figura de su esposa e hijo, quienes estaban confundidos.
Pero algo empezó a salir mal.
Los cabellos que habían en la caja empezaron a pixelearse, hasta ser evaporados de la realidad.
— ¡¿Qué sucede?! — pregunto Kingpin.
— Algo no anda bien... — hablo Otto.
La caja también terminó por evaporarse. La energía de ambos rayos chocando empezó a aumentar y a aumentar.
Todos en el multiverso empezaron a pixelearse y a sufrir por ello.
El desgarre universal comenzó.
La energía cósmica de ambos choques aumentó a tal punto que, en el centro del choque, un agujero negro se formó.
Pero este no absorbía.
Estaba expulsando algo.
Y, de pronto, una luz cegadora iluminó todo.
***
Un poderoso rayo destruyó todo el tejado del laboratorio y fue a volar hasta el cielo. Este se estrelló contra las nubes del oscuro cielo y empezó a abrir una gran grieta.
Alrededor del rayo, una tormenta morada se empezó a formar, destruyendo y mandando a volar a la mitad de Nueva York.
Esta era, una tormenta multiversal.
En medio de ella, los héroes no paraban de sentir el desgarre, mientras trataban de aferrarse a los escombros y restos de los edificios y autos que eran elevados por ese viento cósmico.
Estaban confundidos y aterrados.
Se escuchaba a la gente gritar de terror, mientras algunos eran desintegrados o absorbidos.
— ¡Esto no podría ponerse peor! — dijo el Peter adulto.
De pronto, se escuchó un rugido feroz. Cerca de donde estaban ellos, se había abierto una grieta.
Un ser verde y musculoso salió de allí, lleno de ira y rabia. Tenía los cabellos blancos y parecía portar una especie de armadura.
Detrás de él, otro ser apareció y lo atacó. Era gris y tenía una espada. Parecía que peleaban a muerte.
— ¡Se parece a Hulk! — dijo Ashley, viéndolo — ¡Pero más viejo!
Más grietas empezaron a formarse por toda la gigantesca tormenta.
De entre una de ellas, un ser en traje negro, montado en una especie de demonio del mismo color, empezó a destruir varios edificios y escombros con una especie de masa negra. Y detrás de él, un ejercigo de demonios negros empezó a salir.
— Estas cosas se parecen al simbionte — dijo Miguel, viendo una de cerca.
Zombies, animales en trajes de superhéroes, un gigantesco ojo con tentáculos y tipos que parecían que venían de los años 20s.
Seres extraños salían de esos portales.
Y de la gigantesca grieta del cielo, un ser enorme y morado, con un casco sumamente extraño, intentó entrar por todos los medios, absorbiendo todo lo que podía por su boca. Como si se lo estuviera comiendo.
— ¡Esto es malo! — dijo Strange, apareciendo detrás de ellos.
— ¡¿Qué sucede, doctor?! — pregunto Miguel.
— ¡Todos los universos vienen hacia nosotros! — respondió — ¡Sí esto continúa, la Red de la Vida se despedazará!
De pronto, una onda de desgarre provocó una pixelización de todos.
Esta onda llegó hasta el joven Peter, quien veía sorprendido y aterrado lo que estaba ocurriendo.
Cuando la onda llegó hasta él, cerró los ojos.
Sí era su final, que llegará de una vez.
Ya no importaba nada.
Era él fin de todo.
***
Pero seguía respirando.
Peter ya no escuchaba nada. No oía el desastre, ni ese enorme huracán morado.
Poco a poco fue abriendo los ojos.
Él ya no estaba en el penthouse. Ni si quiera en Nueva York.
No estaba en ningún lado.
Era un espacio en blanco.
Una zona donde no había nada, ni nadie.
Estaba solo.
¿Eso era morir? ¿Ya estaba muerto?
Lo único que tenía en sus manos, era el limpiador de genes.
— Hola — dijo una voz.
Peter volteo rápidamente.
Había una persona atrás suya. Alguien que no había visto. Era más alto que él y tenía un traje muy parecido al suyo, solo que sin las líneas negras. Además, la araña en su pecho era distinta.
— ¿Sabes dónde estamos? — preguntó el tipo — Porque estaba investigando una cosa... rara...
— Tú... — dijo el castaño — Eres el Hombre Araña...
— ¿Lo notaste por el traje?
— Pero de otro universo...
— ¿Otro universo? — pregunto ese Peter — Oh... otra vez un lío multiversal... este tema me tiene cansado.
— ¿Qué está pasando...?
— No lo sé, todo está extraño — dijo el Hombre Araña — Pero mentiría sí dijera que esta es la más rara
— Sí...
— Supongo que tú debes ser yo — volvió a hablar — El "Peter Parker" de otra Tierra.
— Creo que sí, yo... disculpa, estoy confundido.
— ¿Eres nuevo en esto? — pregunto — Veras, tu universo no es el único en la existencia. Existe...
— No, eso sí se... — dijo el castaño — Hace un momento... el multiverso estuvo a punto de colapsar...
— ¡¿Qué?! — pregunto el héroe — ¡¿Esos temblores cósmicos...?! ¿Me puedes explicar qué está sucediendo?
— Claro...
***
Los héroes intentaron, por todos los medios, tratar de llegar al panel, pero no importaba que tanto se acercaran, la pixelización los hacía retroceder.
— ¡Octavius! — grito Fisk, confundido — ¡¿Qué sucede?!
— Parece ser que múltiples realidades están viniendo hacia nosotros — respondió — ¡Debemos apagar el colisionador!
— ¡No hasta encontrar a Vanessa! — le dijo — ¡Sí lo apagas, me asegurare de que nunca obtengas los que quieres!
Otto lo miró con rabia y termino aceptando. Volteo y vio a los demás villanos.
— ¡Vayan! — ordeno el doctor.
Rhino corrió sobre un edificio y saltó hasta otro en ese huracán del multiverso.
Scorpion se encontraba encima suyo, mientras Electro volaba rápidamente.
Unos zombies trataron de morder a Dillon, pero esto fue desinterrandolos uno por uno.
Rhino intentó por todos los medios esquivar la mucosidad negra del demonio sonriente.
— ¡Vienen a nosotros! — dijo Ashley.
— ¡Doctor! — dijo el Peter viejo — ¡Necesitamos que crees un portal hasta el panel!
— No puedo hacerlo — dijo — No tengo idea de dónde estará en este desastre.
En eso, Electro se dispuso a disparar un potente rayo en dirección de ellos.
Ninguno tuvo tiempo para esquivar.
Pero no les dio el rayo.
Fue detenido por un escudo rojo y azul.
— En un momento estaba en medio de una explosión por un núcleo Terrigen... y ahora estoy aquí — dijo el Capitán América, de otro universo — ¿Qué está pasando?
— ¿Quién es el patriota? — pregunto el Peter adulto.
— Capitán América — hablo Strange — Se encuentra en medio de un conflicto que afecta a todas las realidades.
— Supongo que necesitan ayuda... — dijo Steve — De acuerdo.
— ¡Capitán! — dijo otra voz, acercándose.
Era un chico rubio y con traje verde. Parecía que volaba con energía que salía de él.
— ¡Capitán América! — dijo el chico — ¡¿Qué está pasando?!
— ¿Quién eres tú, hijo? — pregunto.
— ¡Soy yo, Alpha! — dijo el muchacho — Ya sabes, Andrew Maguire...
En ese momento, más heroes empezaron a reunirse con ellos.
Una chica con armadura rosada, conocida como Iron-Heart. Un chico que tenía los poderes de Hulk, pero con inteligencia. Un tipo con un cráneo envuelto en fuego. Una chica con cabello blanco y rosa, que podía volar. Entre otros héroes más.
El Capitán los reunió para hablar del plan.
— Parece ser que todos venimos de distintas Tierras — dijo Steve.
— Escuchen — hablo Strange — La única forma de detener esto es apagando la máquina. Debemos encontrar el panel e insertar el usb.
— Yo lo tengo — dijo el viejo Peter, dándoselo a Steve.
— ¿Debemos preocuparnos por algo más, doctor? — pregunto el Cap.
— Sí este huracán sigue por demasiado tiempo, todo el multiverso colapsará — dijo — Será una masacre de proporciones cósmicas. Tal vez más.
— De acuerdo — dijo Steve — Todos ya han entendido la misión. Encuentren el panel y comuniquenlo. Quien pueda insertar el USB, lo inserta y apaga esto. Podemos lograrlo. Todos somos Vengadores ahora.
— ¿Vengadores? — pregunto el Peter adulto.
— Cierra tu boca, Garfield — dijo Deadpool — No estaríamos aquí si no hubieras faltado a tu cena con Sony.
— Hagamos esto — dijo el Capitán, dándose la vuelta — ¡Vengadores Unidos!
Los héroes reunidos saltaron de donde estaban y comenzaron a buscar por todo el huracán de destrucción, el panel que les permita acabar con todo esto.
Estos héroes lucharon contra los distintos villanos de las múltiples realidad que se aparecían. Parecía que nunca iban a dejar de aparecer.
***
— Ya veo... — dijo el Hombre Araña — Así que... tu Doc Ock provocó una gran catástrofe...
— Sí, bueno... — hablo Peter — Es alguien difícil de vencer.
— Entiendo eso — le dijo — Y dime, ¿cómo piensas solucionar eso?
— ¿Qué?
— Ya sabes, ¿qué harás para detenerlo?
— Yo no lo haré... — respondió — Deje de ser el Hombre Araña...
Peter se le quedó mirando por un instante.
— Ya veo... — dijo — Sí, entiendo eso...
— Mis otros yo dicen que soy un buen héroe y... que he salvado a muchas personas — dijo el castaño — Pero no lo siento así.... ¿cómo puedo ser un héroe que no logra salvar a sus seres queridos?
— No sabes cuantas veces me he hecho esa pregunta — le respondió el Hombre Araña.
Peter se sorprendió ante esa respuesta.
— Sabes, en todos mis años siendo Spider-Man, uno pasa por muchas cosas — prosiguió el héroe — Perdí a mucha gente... Ben, Gwen, el capitán Stacy, un tipo que considere mi hermano.... incluso llegué a ser el culpable... y también llegue a dejar la máscara.
— ¿Y por qué volviste...?
El héroe se sentó en el suelo y miró el vacío.
— ¿Sabes que nos hace ser Spider-Man? — preguntó.
— Salvar a la gente... los poderes... la responsabilidad — respondió el castaño.
— Son buenas respuestas, y están en lo correcto — dijo — Pero no es eso.
— ¿Entonces que es?
— No nos rendimos.
— ¿Cómo?
— Nuestra vida es muy impredecible — dijo el Hombre Araña — Un día bajas un gato de un árbol y al siguiente debes luchar, junto a Los 4 Fantásticos, en una dimensión negativa...
— Eso no se oye bien...
— Uno como héroe, sabe que siempre habrá bajas... — le dijo — Y es peor, cuando la gente cercana está involucrada...
— Yo perdí a mi tía May y a Gwen por mi culpa....
— Y yo perdí a mi Gwen por mi culpa — le reveló — Su padre también murió por mi culpa. Otra capitana de policía también murió y... demás personas, incluso una niña pequeña...
— No te entiendo — dijo el joven — ¿Cómo eres tan cínico?
— No lo soy... cada persona que falleció, la llevó conmigo — dijo el Hombre Araña — No como una carga, sino como una motivación.
— ¿Motivación?
— Una motivación de "no más" — dijo — Nadie más morirá. Nadie más sufrirá.
— Los usas como motivante...
— Hay días que desearía regresar atrás y... evitar todas esas tragedias — dijo el héroe — Pero sé que no se puede volver atrás. Por eso sigo adelante...
— Me gustaría ser como tú — dijo el Peter joven — Eres muy valiente...
— Cualquiera pudo haber portado esta máscara — le dijo — Tal vez un chino, o un hipster.... incluso, Jameson.
— No lo creo.
— Sí, yo tampoco — dijo el héroe — Pero sé, que cualquiera que siga adelante, podrá ser digno de ponerse la máscara.... por eso sé que tu eres digno.
— No lo creo...
— Vamos, un limpiador de genes que está abierto y para nada bebido — señaló — Otro lo hubiera tomado de un sorbo.
— No sé porque no puedo... quiero tomarlo, pero...
— No quieres rendirte.
— No sé si podré cumplir lo que dices — dijo Peter — Evitar que muera alguien... tengo miedo...
— Yo tampoco sé sí perderé a otro ser querido — le dijo — Se trata de un salto de fe.
El Hombre Araña hizo una pausa.
— Solo no olvides la promesa que hicimos...
— Un gran poder conlleva una gran responsabilidad.
— Esa frase no es una carga — dijo — Es también un motivante.
— De verdad no quiero que nadie más muera... yo no quiero...
— Nadie se va para siempre... — le dijo Spider-Man, levantando su máscara — Ellos están contigo, apoyándote. Tu puedes, Peter.
— Yo... sí puedo... — dijo el castaño — Ellos están conmigo... mi tío Ben... mi madre... May... Gwen... todos ellos están apoyándome.
— No les falles — dijo el Hombre Araña, levantándose — Ahora, te volveré a preguntar... ¿cómo piensas solucionar esto?
— Haciendo lo que mejor sabemos hacer — le dijo, sonriendo — Improvisando.
— Es nuestro mejor plan — dijo el Hombre Araña — No olvides a las personas que te rodean. Ellos están ahí para apoyarte.
— Lo sé... siempre han estado ahí.
En ese momento, el Hombre Araña empezó a volverse transparente.
— Creo que es hora de volver a mi dimensión — dijo el héroe.
— ¡Gracias! — dijo Peter — Gracias por los consejos...
— Hay veces que Spider-Man necesita ayuda — dijo — Me pregunto cuál será el número de tu Tierra.
— ¿Tienen número?
— Así es.
— ¿Cuál es el número del tuyo? — pregunto el castaño.
— ¿El mío? — le dijo, sonriendo — Soy el Spider-Man del universo 616.
Luego de decir eso, ese Hombre Araña desapareció por completo y todo ese lugar vacío, se volvió el penthouse de Felicia.
Peter había vuelto a su mundo.
Por la terraza, el castaño pudo ver como el huracán iba aumentando su tamaño.
Necesitaban su ayuda, debía de actuar.
El joven de Queens vio el limpiador de genes y lo tiró por el balcón, estrellándose en la calle y destruyéndose por completo.
Ya no iba a dudar más.
No podía rendirse ahora que la ciudad lo necesitaba. Debía de actuar.
Pero tenía un problema. Iría sin traje. La gente lo vería.
En ese instante, las puertas del elevador se abrieron y alguien entró.
Era un chico de cabello negro y rasgos asiáticos. Se veía cansado y adolorido por la pixelización.
— Black Cat me pidió que te diera esto... — dijo el chico, soltando un maletín y este cayendo desmayado al suelo.
Peter tomo el maletín extrañado y lo reviso.
No conocía a esa persona y nunca.lo había visto. Era raro que supiera quien era y más aún, que fuera Felicia quien le encargara que le trajera algo.
El castaño abrió el maletín y vio algo que lo sorprendió.
Era su traje. El traje que Stark le había hecho hace mucho tiempo.
¿Cómo lo había encontrado Felicia? ¿Quién era ese chico?
Esas eran preguntas que no tenían importancia ahora.
La ciudad... no, el multiverso lo necesita. Era hora de ir a actuar como un héroe.
Peter se puso su traje y se acercó al balcón.
Vio toda la ciudad bajo sus pies. Había pasado tiempo desde la última vez que se balanceaba. Estaba tembloroso, pero extrañamente emocionado.
Había vuelto, finalmente.
Dio un pequeño paso y cayó al vacío. Un salto de fe.
Empezó a caer más y más rápido. Parecía que iba a romper la barrera del sonido.
Disparo una telaraña a un edificio.
Y dio un balanceo.
El Hombre Araña había vuelto.
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Espero les haya gustado y le den a la campanita, chicos ^^.
Publicado el 02/02/21
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