Solo son Negocios
Los rayos brillantes del sol contrastaban con el momento que se estaba viviendo.
El centro de policías estaba de luto.
Había fallecido la capitana Yuri Watanabe, a manos del asesino serial más peligroso del mundo.
Los oficiales de policía estaban reunidos en el cementerio, despidiendo a la persona que los había guiado por varios años.
Ninguno de ellos podían creer tal suceso...
Ni siquiera el Hombre Araña, quien miraba todo desde lo alto de un edificio.
Él jamás pensó que Yuri Watanabe terminaría muriendo. Era algo que lo tomó por sorpresa... demasiada sorpresa.
Aunque, lo que más le sorprendió... fue la persona que la mató...
— Kasady... — murmuró el castaño, observando como el ataúd de madera era puesto bajo tierra.
Jamás pensó volver a escuchar ese nombre.
O a estar relacionado con él...
Cletus Kasady fue la persona que dejó escapar aquella vez.
La persona que asesinó a su tío Ben...
No había escuchado nada de él. No tenía idea de cuál era su paradero... ni dónde podría haber ido.
Los asesinatos que provocó los hizo al azar... solo el de Yuri pareció ser planeado.
Pero, ¿por qué el de Yuri? ¿Estará planeando algo?
No tenía idea... ninguna idea...
Entonces, Felicia aterrizó detrás de él, mientras comenzaba a acercarse.
— ¿Estás bien? — preguntó la peliblanca.
— No sé... — respondió el castaño.
Finalmente, estaban tirando la tierra sobre el ataúd de madera.
— Atraparemos a Kasady — dijo Felicia.
— Lo sé... lo haremos... — dijo Peter — Pero, ahora...
— Los simbiontes fueron robados...
— Tenemos... tenemos que buscarlos...
Era una decisión difícil el tener que dejar de lado la búsqueda de la justicia hacia su compañera policía, pero tenían que hacerlo.
Seguramente, Yuri hubiera querido que priorizaran la seguridad mundial antes que una venganza...
Los dos saltaron y se fueron de allí.
El tejado de ese edificio se quedó vacío...
Comenzaron a pasar los segundos, luego pasó un minuto.
Pasaron dos. Tres.
Cuatro minutos.
Diez minutos...
Hasta que una bala fue disparada, impactando con el contenedor.
Esa bala pudo haber ido directamente hasta la cabeza del castaño, pero llegó diez minutos tardo.
Alguien, en un edificio algo alejado, había apuntado con un francotirador a la cabeza de Peter.
Esta persona soltaba varias risas, mientras veía, lo mejor que podía, el agujero que había formado en el contenedor.
Había estado apuntándole desde hace un buen rato, pero sin disparar nada.
Simplementa, fantaseado con la idea de ver los sesos del cerebro de Peter volar por todas partes.
— Tan cerca, pero tan lejos... — soltó Cletus, sonriendo — Pronto, llegará mi momento...
"Pronto, llegará mi carnicería..."
***
La tecnología BREA fue encontrada en ese lugar.
Varios policías e investigadores estaban en Fundación Vida, intentando encontrar pistas sobre lo que pudo pasarle a la sustancia.
Algo que les de una pista de quienes se tratarían.
Miles Morales se encontraba en el tejado, mirando desde la ventana todo lo que los oficiales hacían.
Entonces, Peter y Felicia aterrizaron a un costado del moreno y se pusieron a su costado.
— ¿Hay algo? — preguntó Felicia.
— Tienen algunas teorías — dijo Miles — Pero, lo que más creen, es el posible regreso de Mysterio.
— ¿Mysterio? — preguntó Peter.
— Sí, se encontró su tecnología en la zona.
— ¿Por qué Mysterio buscaría al simbionte? — dijo la peliblanca.
— No tengo idea... — dijo el castaño — Pero es malo... ¿Dónde está Carlton Drake?
— No lo he visto — le contestó Miles — Y no tengo idea de dónde esté.
Peter entrecerró los ojos y abrió la ventana, entrando en el edificio.
— ¿Él está bien? — preguntó Miles — No ha hecho ninguna mala broma.
— Él... todavía lo está procesando... — le contestó.
Los otros dos lo siguieron y entraron a la Fundación, aterrizando en medio de todos.
Algunos oficiales los observaron, sorprendidos, mientras que a otros les era indiferentes.
Peter se acercó dónde uno de los investigadores...
Y comenzó a hacerle preguntas.
***
Una persona se encontraba caminando entre las alcantarillas.
Hace años, esta persona jamás pensó que terminaría rodeado de ratas y ese horrible olor del agua sucia.
Pero si deseaba cumplir con su meta, tenía que ir por esos lugares.
Tenía que seguir...
Esta persona era Carlton Drake.
Aquel CEO de Fundación Vida.
Caminó hasta una pared y presionó uno de los ladrillos.
La puerta se abrió en dos, mostrando una gran habitación, lleno de computadoras y máquinas.
Carlton caminó hasta una de estas pantallas y la miró fijamente.
— Vaya... — dijo esta persona, viendo varios datos.
Parecía que todo iba en orden.
Volteó y comenzó a revisar los distintos contenedores que había a un costado.
Presionó un botón...
Y una luz se encendió.
Mostrando a siete simbiontes, dentro de estos contenedores.
Sus colores eran distintos: Rosa, dorado, verde, plateado, blanco y negro.
Este último se repetía. Eran los dos simbiontes que acababan de ser robados.
Robados por el mismo Carlton.
— ¿Todo bien? — preguntó una persona, entrando en la habitación.
— Sí...
— Fingiste muy bien — dijo — "Haremos todo lo posible para atrapar a quienes robaron el V-252".
— No lo hubiera hecho sin ti — dijo Drake — Gracias...
— Siempre estoy dispuesto a ayudarlo, señor...
Carlton caminó y vio al simbionte calmado.
Aquel que no se movía.
— Los datos obtenidos de esta cosa me libraron de varias dudas... — dijo el CEO — Si todo esto funciona...
Drake volteó y vio al simbionte blanco, quien también se quedaba quieto, sin hacer nada.
— Funcionará — dijo la otra persona, acercándose a un gran contenedor — Te lo aseguro.
— Eso espero... — dijo Carlton — He sacrificado muchas cosas por esto...
Se escuchaba sonidos dentro de ese gran contenedor, el cual los dos miraban.
Había alguien dentro...
— ¿Podrías dejarnos solos? — preguntó Drake.
Esa otra persona solo suspiró y se retiró de allí, cerrando la puerta.
Dejándolo solo.
Carlton caminó hasta el tanque y lo tocó, provocando una pequeña reacción de la persona dentro.
Lo miró fijamente y simplemente agachó la cabeza, cansado.
— ¿Harry...? — fue lo único que pudo decir Carlton.
***
No habían encontrado nada.
Ninguno de los investigadores.
Los simbiontes simplemente habían desaparecido.
No tenían pistas.
Y si las hubiera, no estaban seguros si se los estaban ocultando. Era conocido que varios investigadores no confiaban en los superhéroes.
Sin Yuri, no podían tener información confiable de nadie.
Sólo les quedaba investigar por su cuenta.
— ¡Esto apesta! — dijo Miles, balanceándose por lo edificios.
— ¡Lo sé! — dijo Peter, a su costado.
Los dos jóvenes se retiraron de Fundación Vida y comenzaron a vigilar las calles de Nueva York.
— ¡Pero, parece que quién robó los simbiontes, aún no los ha usado! — dijo el castaño — ¡Sino, estaríamos aplastados desde hace rato!
— ¡No sé si tendré suficiente Poder de Veneno para otro Venom! — le dijo el moreno.
Entonces, una explosión se escuchó en las cercanías dónde estaban.
Había problemas.
De hecho, siempre había.
Los dos jóvenes se balancearon y fueron directamente hacia dónde estaban los problemas.
Y allí...
Encontraron un montón de cuerpos muertos.
Pero, ningún supervillano.
Solo un auto que había estallado de la nada.
— ¿Qué está pasando en la ciudad? — preguntó Miles.
— Kasady... — respondió Peter — Él es quién pasa...
— Pete, tenemos que buscarlo.
— Lo sé, y lo haremos, pero... los simbiontes...
— Todo está ocurriendo al mismo tiempo — dijo Morales — O tenemos muy mala suerte, o...
— ¿O él está involucrado?
— Pero, ¿por qué buscaría Kasady a los simbiontes?
— No tendría sentido... — dijo el castaño — Esto es muy extraño...
***
La última vez que mis asesinatos aumentaron de una manera desmedida, fue un tiempo antes de que Peter obtuviera sus poderes.
Fue en esas épocas que obtuve mi popularidad. Mi nombre.
Incluso, pensaron en llamar a los Vengadores para que me atrapen, pero antes de que pudieran hacerlo, fuí derrotado por el Hombre Araña y encerrado en Raft, a la espera de mi condena.
Aquella condena era la obvia.
Pena de muerte.
Pero, cómo toda persona, merecía un juicio. Es una pena que este juicio se atrasara cada vez más y más, debido a los sucesos que ocurrían en la ciudad.
Y lo que hizo imposible enjuiciarme, fue la crisis por el Aliento del Diablo.
Al liberar a todos los prisioneros de Raft, yo fui uno de los que escaparon... sí, el criminal más peligroso escapó gracias a un grupo de fenómenos.
Aún recuerdo ese día. Aún recuerdo estar corriendo por los alrededores de esas instalaciones... y ver caer al Hombre Araña enfrente mío.
Sí... lo tuve en mi delante. Ese tipo pulpo lo tiró...
Yo y varios presos lo vimos.
Ellos sonrieron y comenzaron a acercarse al arácnido. Querían vengarse... querían acabar con su vida.
Y el pobre Hombre Araña apenas y podía respirar bien. Me dio tanta pena.
Pero, no culpo a ninguno de esos sujetos. Yo también quería matarlo.
Lo quería hacer... pero, ese era el problema.
¡Yo quería hacerlo!
Asesiné a cada uno de los presos que intentaron matarlo. No fue difícil.
Solo se necesita un pedazo de vidrio y una sed de sangre insaciable.
Una vez terminé con ellos, me dirigí hacía el pequeño niño aventurero.
Lo tenía muy de cerca, demasiado cerca... con muchas ganas de matarlo, desmembrarlo...
Dejarlo sin pulmones o sin cerebro...
Pero, no era el mejor momento. No estaba tan... "inspirado".
Lo levanté del suelo y lo tiré sobre un balde que flotaba en el agua.
Y luego, lo alejé de Raft. Estaba seguro que alguien más lo encontraría y lo salvaría...
Estaba demasiado seguro que viviría para nuestro verdadero reencuentro.
He sido muy paciente... esperando meses, dejando que librara sus batallas y que siguiera viviendo su vida.
Porque... no hay nada más satisfactorio...
Que hacer sufrir a alguien... cuando finalmente es feliz...
***
— Harry, por favor... — decía Carlton — Soy yo... el verdadero yo... Norman...
El joven de los Osborn pudo abrir uno de los ojos. Se encontraba rodeado de la sustancia por la que estuvo rodeado durante los últimos cinco años.
La Globulina experimental.
Intentó liberarse, pero no pudo. Estaba aterrado.
No reconocía la persona que estaba enfrente suyo.
— Lamento todo lo que está pasando... esto es mi culpa — dijo su padre — El GR-35 hizo que me olvidara de mi verdadero objetivo...
Osborn volteó y vio los distintos papeles que habían en la mesa.
— Desde que el Hombre Araña me curó, he estado buscando, sin parar, forma de salvarte — dijo Norman — Y después de tanto, finalmente estoy cerca... muy cerca...
El ex alcalde caminó hasta uno de los simbiontes.
Aquel simbionte de color blanco.
— Esto es tu cura... finalmente está lista... — dijo — Solo me falta estabilizar tu cuerpo para que la pueda aceptar...
Volteó y miró a su hijo, quien lo observaba fijamente, aterrado.
— Debes saber que esta es la única manera... Le hice una promesa a tu madre... prometí que te curaría... — expresó, mientras caminaba hasta enfrente suyo — Y ahora...
— ¿Ya está lista, dices? — dijo alguien, mientras entraba a la habitación.
— Te dije que nos dejaras a solas...
— Sí... pero, decidí que ya no.
Norman volteó y no pudo dar crédito de lo que veía.
Su compañero de laboratorio lo estaba apuntando con un arma.
— ¡¿Qué haces?! — preguntó Osborn.
— Fue muy divertido fingir ayudarte durante todo este tiempo — dijo Cletus — Fue el mejor negocio de mi vida...
— ¡¿Qué?! ¡Teníamos un trato, Kasady!
— ¿En verdad creíste eso? Vaya, Norman, creo que con tu suero eras más... "despierto" — dijo, mientras soltaba algunas risas — ¡Bueno, más que tu hijo...!
— ¡No le pongas ningún dedo encima! — dijo Osborn — ¡Kasady, aún puedo darte el dinero! ¡Aún puedo sacarte del país!
Cletus simplemente comenzó a reírse de lo que le decía Norman, sin darse cuenta que este comenzaba a mover su mano hasta un cajón.
— ¡No puedo creerlo! ¡De verdad te lo creíste! — dijo, aún riéndose — ¡¿Y fuiste el alcalde de Nueva York?! ¡¿Cómo no destruiste la ciudad por...?! Oh espera, sí lo hiciste...
Kasady disparó una bala hacia el brazo de Osborn, pero fallando a propósito.
— Todavía no, Normie — dijo Cletus — ¿No ves que tengo que explicar mis motivaciones y todo eso?
— ¡No me importa!
— Pero te interesará... después de todo, todo lo que voy a hacer... será por culpa tuya...
— ¿Qué? ¡¿Qué diablos dices?!
— ¿No ves todo lo que hiciste? Todas esas tontas investigaciones para salvar la vida de alguien que puedo matar ahora mismo...
— ¡No metas a mi hijo...!
— Tú lo metiste... ¿sabías que pude haberte matado hace mucho... o a tu hijo? — dijo Kasady — Pero, no quise hacerlo... quise ayudarte. Mi podrido corazón se apiadó de ti...
— Miserable...
— ¡Deberías agradecerme! ¡Si no fuera por mí, no tendrías a esas cosas! — dijo, señalando los simbiontes — Hablando de...
Entonces, Cletus le disparó a casi todos los contenedores, destruyendo el cristal que los contenía... excepto de aquel simbionte violento y del simbionte de color blanco.
Estas masas comenzaron a moverse y a arrastrarse por el laboratorio.
— ¡No! — gritó Osborn, intentando correr, pero siendo disparado en el hombro.
Cayendo de rodillas.
Los simbiontes empezaron a juntarse, a excepción del que se estaba quieto...
— No sabes cuánto me encanta ver esa cara... — dijo Kasady, caminando hasta Norman — Tú desesperación... es tan gratificante.
— Si vas a matarme... ¡Hazlo!
— ¡Wow! ¡Traquilo! ¡No voy a matarte! ¡Somos amigos! ¡Y Me caes bien! — dijo, dándose la vuelta — Pero, no puedo decir lo mismo de tus otros amigos...
Norman volteó y vio como los simbiontes comenzaban a verlo.
Cletus tomó el recipiente del simbionte que se había quedado encerrado y comenzó a irse.
— ¡Un placer hacer negocios contigo! — dijo Cletus, cerrando la puerta y sacando su celular.
Y entonces, los simbiontes fueron directamente hacia Osborn.
Mientras Harry, sin poder moverse, veía todo lo que sucedía.
***
— Me duelen los pies... — dijo Felicia, tumbándose en la cama — ¿Crees que debería cambiar de botas...?
Peter estaba sentado en la cama, a su costado.
Miraba la pared, fijamente. Sin pensar en nada.
— Oye... — dijo Felicia, abrazando su brazo — ¿Estás bien?
Peter despertó y miró a su novia.
— S-Sí, perdona... — dijo el castaño — Solo estoy... no sé, es raro...
— ¿Lo de Yuri o...?
— Ambos... no sé por qué, pero... se siente extraño perder a alguien... — dijo Peter, pensativo — Y se siente aún más que... fuera él quien lo hiciera.
— Mañana podríamos empezar a buscarlo.
— Pero los simbiontes... ellos son más importantes...
— Ambos son igual de importantes — dijo Felicia, dándole un beso en la mejilla — Lo solucionaremos.
— Espero...
— Ahora, ¿por qué no tratas de descansar un poco? — expresó — Fue un día largo.
El castaño solo suspiró. Realmente estaba cansado.
— Eso haré... — dijo, mientras se estiraba — Fel...
— ¿Sí?
— Te amo.
— Y yo a ti — le dijo, besándolo — Descansa...
Ambos se cubrieron por las sábanas y comenzaron a dormir.
Peter no paraba de pensar en estos sucesos. Sentía como si su mayor error del pasado hubiera vuelto...
Y era así. Cletus Kasady había no solo sido el primer criminal que atrapó, sino que representaba su más grande error. Representaba su culpa.
Y también el motivo por el que era el Hombre Araña...
De pronto, el castaño abrió los ojos.
Un sonido lo despertó.
Su celular estaba vibrando. Alguien lo llamaba.
Lo tomó y contestó la llamada.
— ¿Hola...? — preguntó Peter.
— Hola, ¿cómo estás?
— ¿Quién habla?
— Un viejo amigo.
— ¿Quién...?
Hubo un silencio por un momento. Peter comenzó a sobarse los ojos, cuando paró en seco.
La voz familiar que escuchaba...
— ¿Por qué no vienes y hablamos? — preguntó Kasady — Tengo un amigo tuyo que... desea volver a verte...
— ¿Qué?
— ¿Conoces a los Osborn? — dijo, mientras reía.
— ¿C-Cómo obtuviste este número...?
— ¡Oh, ¿hacemos preguntas aburridas?! ¡Quiero jugar! — dijo — Veamos... ¿cuánto puede sobrevivir una persona moribunda sin un respirador?
Peter se quedó callado ante la pregunta.
— Ven solo... — dijo Cletus, colgando la llamada.
Luego de unos segundos, un mensaje con una dirección se le fue mandado.
***
La dirección mandada era un lugar cerca de la Fundación Vida, justo debajo de la acera de las calles de la ciudad.
Cerca de esa zona, había una estación de metro abandonada. Para nada visitada.
Un lugar perfecto para que ese asesino se escondiera.
El castaño comenzó a caminar a un costado del alcantarillado.
Debía de ser una especie de trampa, pero su Sentido Arácnido le advertiría de algún peligro.
Después de todo, era una persona común y corriente. No tenía ningún poder ni habilidad sobrehumana, más que su facilidad con matar a sus víctimas.
Pudo con él antes, podía con él ahora.
Siguió caminando hasta escuchar un sonido.
Fue como si algo se hubiera roto.
Empezó a correr hasta ese lugar, esperando encontrarlo.
Pero, lo único que encontró... fue una pared de ladrillos.
No tenía sentido.
Estaba seguro que de ahí había escuchado algo.
En el suelo, pudo divisar algo. Era un celular.
Lo tomó y leyó lo que decía en la pantalla.
Era el nombre de un archivo...
"Proyecto Anti-Venom"
— ¿Anti-Venom? — se preguntó el castaño.
El nombre Venom lo hacía no dudar más.
Cletus Kasady había tenido algo que ver con el robo de los simbiontes.
Y si ese era el caso...
La cosa había em...
Pero sus pensamientos se interrumpieron.
La pared enfrente suyo se destruyó por completo.
Y un gigantesco puño lo estrelló contra la otra pared.
Peter cayó al suelo, pero se recompuso rápidamente.
Su Sentido Arácnido no le había avisado de esa amenaza.
Una figura monstruosa podía verse a través del humo. De la espalda de esa cosa parecía mostrar lo que eran tentáculos.
No parecía ser humano.
— ¿Venom? — murmuró el castaño, mientras que el humo del derrumbe comenzaba a desaparecer.
Pero no era Eddie Brock.
Lo que se vio, era un ser extraño. Una fusión de los simbiontes que se juntaron y se apoderaron del cuerpo de Norman Osborn.
Esta bestia rugió fuertemente e intentó atacar a Peter, pero el joven de Queens logró esquivar el golpe saltando.
Peter no sabía que pensar de esa cosa. Nunca había visto algo parecido.
Este ser no perdió tiempo y tomó al castaño con una de sus gigantescas manos, moviéndola rápidamente y estrellándolo contra el suelo.
La fuerza de esa cosa era increíble.
El Hombre Araña se levantó del suelo, solo para ser recibido por los tentáculos de ese monstruo de más de tres metros de altura.
Logró esquivar varios de esos ataques, pero uno de los tentáculos logró rasgarle la araña en el pecho, causándole mucho dolor.
La bestia golpeó al castaño y lo mandó a un costado de la habitación.
El ser intentó seguir atacándolo, pero algo lo confundió.
El Sentido Arácnido que poseía le hizo llamar la atención de una cosa...
Encima suyo, habían personas caminando. Muchas personas.
Gruñó y destruyó el techo de donde estaban, comenzando a retirarse de allí, yendo a las calles de la ciudad de Nueva York.
— ¡Maldición! — dijo Peter, poniéndose de pie — ¡No debo...!
Quiso seguirlo, pero un sonido le llamó la atención.
De la habitación de donde había salida la bestia, había alguien pidiendo ayuda.
El castaño corrió hasta donde escuchaba los quejidos, sin darse cuenta...
Que el simbionte que no se movía, comenzaba a irse de allí.
El castaño entró a la habitación y vio a una persona tirada en el piso.
Estaba ensangrentada y parecía poseer varios huesos rotos.
Esa bestia debió atacarlo antes de que el joven llegara.
— Tranquilo, te sacaré de aquí — dijo Peter, agachándose hasta él.
— N-No... espera... — dijo — N-No puedo... moverme... Peter...
Peter se sorprendió que dijera su nombre.
No esperaba que supiera su verdadera identidad.
Lo miró fijamente, intentando reconocerlo.
Hasta que comenzó a reconocer su rostro.
— ¡¿H-Harry?! — gritó el castaño, sorprendido.
Su amigo Harry estaba vivo.
Y mientras lo miraba sorprendido.
El simbionte blanco comenzó a moverse lentamente hasta ellos.
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Buenas a todos!!
Aquí termina otro capítulo más!!
Espero les haya gustado ^^. Gracias por todo el apoyo.
Nos vemos en el siguiente capítulo!
Publicado el 28/05/21
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