Otra Puerta
El tiempo era algo que el joven de Queens entendía a la perfección.
Eso último, era mentira.
Durante las últimas tres horas, Peter Parker había estado luchando contra un sujeto que controlaba una gran cantidad de abejas.
El mundo era uno muy grande y, como había visto el día anterior, había un gran cantidad de personas, una cada vez más extraña.
— ¡Oye, no me dijiste tu nombre! — expresó el castaño, mientras se cubría de las abejas, encerrándose en un auto.
El ser no respondía. Estaba encima de todas las abejas. Estas, lo mantenían en el aire y siguió atacando con ellas.
— ¡Me gusta tu traje! — volvió a decir el héroe, pateando la puerta, espantando a varias abeja y permitiendo escapar el vehículo — ¡Sabes, he notado que estas abejas tienen un zumbido extraño!
Las abejas se le acercaron peligrosamente, a lo cual Peter empezó a disparar sus redes. Las bolas de telaraña apenas servían para contener a unos puñados de abejas, pero el gran enjambre de esta, no paraban de seguirlo.
— ¡Ya lo sé! — le dijo el Hombre Araña, mientras se posicionaba detrás de un hidrante — ¡Te llamaré Swarm! ¡Te quedará perfecto!
Las abejas formaron un puño e intentaron golpearlo, pero el castaño saltó para atrás y esquivó el ataque. Al ver el hidrante enfrente suyo, lanzó sus redes y jaló fuertemente.
El agua salió disparada hacia arriba, en dirección del enjambre. Estas abejas empezaron a verse afectadas por el agua. Swarm, quien estaba encima de las abejas, también se vió afectado.
Las abejas robóticas empezaron a fallaron y se apagaron. El villano cayó al suelo, debido a que su invención había fallado.
Peter disparó sus redes y envolvió al criminal con telaraña.
— Eso te pasa por poco hablador — dijo el castaño, viendo al enemigo agachando la cabeza.
En ese momento, el celular de héroe empezó a sonar.
Era un mensaje del Amistoso Vecino. Seguramente algún anuncio de robo o algún choque automovilístico. Pero no.
Al abrir la aplicación, el mensaje salió pixeleado, mostrando unos números raros.
Y luego, volvió a la normalidad.
Peter miró extrañado. Seguramente, la aplicación volvía a tener otra falla en su sistema. No era la primera vez que le aparecían estos mensajes de error.
De todas formas, no le tomó tanta importancia. Debía volver a la escuela para sus clases.
Lastimosamente, el joven de Queens no entendía lo que era el tiempo.
La escuela ya había cerrado y todos los alumnos habían vuelto a sus casas. Y él se había perdido sus clases.
El joven había pensado que ya había equilibrado su vida. De hecho, así había sido... hasta que se lanzó esa oferta por su cabeza. Debido a eso, se había agotado física y mentalmente. Debía de tranquilizarse.
Todos los tipos malos que le habían atacado, no eran ningún reto para él. Los había derrotado fácilmente, aunque le había tomado tiempo.
Ahora debía relajarse un poco.
Y qué mejor para relajarse que ir al laboratorio del Doctor Connors.
Este acababa de enviarle un correo, donde le pedía que se dirigiera al laboratorio de la ESU.
Seguro era para las vacantes de asistente.
***
— Jefe Cooper — hablaba Carlie, entrando a la oficina del jefe del departamento.
Este estaba fumando un cigarrillo, mientras revisaba varios papeles en su mesa. Estaba investigando el caso de Norman Osborn y su posible vinculación con el Duende Verde.
Para los medios, Osborn y el Duende no eran la misma persona. Peter se había deshecho de toda la evidencia, con el objetivo de proteger a su amigo y cumplir con ese último deseo de Osborn.
Pero, aún así, el jefe del departamento leía extrañado los reportes de esa vez. ¿Qué hacía el Duende Verde en la casa de los Osborn?
¿Por qué el ex alcalde tenía ese laboratorio oculto en su penthouse?
¿Qué ocurrió con el Duende Verde? ¿Por qué desapareció?
Todo era muy extraño para él y por eso estaba investigando. Era una pena no tener a su mejor policía en ese momento. Quizás debía pedirle que cancelara sus vacaciones.
— ¡Jefe Cooper! — levantó la voz la chica, despertando al jefe de sus pensamientos.
— Carlie, hola... — dijo el señor, tirando el cigarro a la basura — ¿Cómo estás?
— Ya te he dicho que dejes de el cigarro...
— Lo sé, y lo estoy haciendo.
— Claro que no, papá...
— Bueno... — dijo el jefe, aclarándose la gargante — ¿Necesitas algo, hija?
— Sí, bueno no... — dijo la chica, suspirando — Escucha, lo que pasó en esa oficina... no necesito que me ayudes a defenderme.
— No te defendí.
— Sí, lo hiciste.
— Escucha, Carlie. Cuando estamos en casa o en cualquier otro lugar, tu y yo somos familia — le dijo el jefe — Pero, aquí en el departamento, todos son mi familia.
— Pero me diste el caso Fisk — le dijo Carlie — No debiste hacerlo, yo apenas estoy empezando a trabajar en la fuerza...
— Lo sé, y he visto lo mucho que te esfuerzas en los casos — le dijo — Por eso, sabía que podrías investigar todos los trapos sucios de Kingpin y ahora... sé que podrás averiguar que ocurrió con su dinero.
— ¿Qué?
— Así es, oficial Cooper. Te encargo el caso de la desaparición del dinero de Wilson Fisk — le dijo el jefe.
— Vaya... eso es... guau, gracias... — dijo la chica — No sé que decir...
— Solo no te dejes llevar... y ten mucho cuidado.
— Sí, eso haré — dijo Carlie, levantándose de su asiento — Gracias, jefe...
— De su mayor esfuerzo, oficial Cooper.
***
Peter no tardó mucho en llegar al laboratorio. Sus poderes arácnidos si que le permitían llegar rápido a sus objetivos.
El castaño aterrizó a un costado del laboratorio, se cambió y entro a este.
Pero al primero que vió, fue a Eddie Brock.
— Hola, hermano — dijo Peter, emocionado.
Eddie se veía más grande de lo normal. Parecía que había estado haciendo ejercicio.
Pero su mirada seguía igual al de la última vez. Una mirada sin vida.
Él estaba saliendo de las instalaciones.
— ¿Eddie? — dijo Peter, volteando a verlo.
Este ya había bajado las escaleras, para solo voltear un poco su cabeza. Lo suficiente como para verlo a los ojos.
— Peter... — dijo Brock, con la voz baja — ¿Qué haces aquí?
— Yo... bueno, el Dr. Connors me llamó...
— Ya veo... el trabajo, ¿no?
— Sí, así es...
— Está bien, seguro te contratará...
— Eso espero...
La conversación era vacía. Peter no sabía como continuarla y Eddie parecía no querer decir nada.
— ¿Cómo te encuentras? — preguntó el castaño.
— Peor que tú, al parecer — dijo su amigo, dándose la vuelta y yéndose de allí.
Peter vió como su hermano caminaba fijamente hasta su moto y se retiraba de allí, velozmente.
Parecía que Eddie no había superado a Gwen. Era comprensible, planeaba proponerle matrimonio.
Seguro el castaño parecía un hipócrita, actuando feliz y emocionado, cuando apenas había pasado dos meses de su muerte.
De todas formas, movió su cabeza ambos lados y entró al laboratorio.
Allí estaba el Dr. Connors, esperándolo.
— Peter Parker — dijo el doctor, mientras se levantaba se su asiento — Me alegro verte, hijo.
— Hola, Doc — saludo el castaño — ¿Cómo está todo por aquí?
— Podría mejorar.
— Yo veo que las reparaciones al laboratorio quedaron perfectas... — dijo el castaño, viendo todo el lugar.
— No me refiero a eso... — le dijo Connors — Hablo de Brock.
— Oh...
— Su actitud ha cambiado estos últimos meses — le dijo — Temo que le afecte negativamente.
— Perdió a la persona que más amaba... — le dijo Peter — Lo entiendo muy bien...
— Por favor, habla con él. Tiene un gran futuro como investigador.
— Sí...
— Bueno, cambiemos de tema — dijo el doctor — Supongo que ya sabes porque te llamé.
— ¿Es por la vacante?
— Así es, Peter — dijo, mientras el entregaba una hoja de papel — Tienes que llenar esto y podremos empezar.
— ¡Gracias, Doc!
Connors volteó y empezó a mirar la puerta.
— Que raro, esa chica no se presentó...
— ¿Quién?
— Ah, no es nada.
Peter no tardó mucho en terminar de llenar el formulario. Estaba muy emocionado por trabajar en algo científico. La última vez que lo hizo, no terminó muy bien.
Ahora debía cambiar eso.
— ¿Estás seguro que tendrás tiempo? — pregunto Connors, leyendo la ficha — Ya sabes, con tu otro trabajo siendo el...
— Ah, shh — hizo Peter, mirando a todas direcciones — Sí, ya sabré cómo equilibrar este nuevo trabajo.
— De acuerdo — dijo Connors — Mañana empezaremos un nuevo tipo de investigación.
— ¿Enserio?
— Sí, además de ti, tenemos un nuevo científico trabajando junto a nosotros.
— ¿De verdad? ¿Quién?
— Es el doctor Miles Warren — le dijo Connors, mostrando una foto de él.
— ¿Miles Warren...? — dijo el castaño, viendo la foto de ese sujeto — Creo que me suena...
— Trabajo en la escuela Midtown, hace ya algunos años — dijo — Seguro lo habrás visto antes.
— Sí, creo que sí...
— Muy bien, parece ser que todo está en orden por aquí — dijo Curt, ordenando varias hojas — ¿Qué te parece si mañana vienes, después de la escuela, y empezamos con la investigación de Warren?
— ¡Sí! ¡Aquí estaré! — dijo Peter, caminando a la salida — ¡Gracias, doctor Connors!
Y así, el héroe de Nueva York había obtenido un nuevo empleo que, aunque fue uno no pagado, podría disfrutar haciendo una de las cosas que más le gustaba...
¡Ciencia!
***
La cifra estimada por la cabeza del Hombre Araña, fue de diez mil millones de dólares.
Una cifra demasiado elevada para un siempre héroe de vecindario.
Aunque era cierto que había salvado la ciudad en un sin fin de ocasiones, el héroe no había hecho ningún enemigo que tuviera ese dinero, más allá de Wilson Fisk.
Pero Fisk no podía ser. Era imposible que pudiera mover toda esa cantidad de dinero sin levantar sospechas. Sobretodo, estando en la cárcel.
Este robo había sido cibernético. Un robo desde la tecnología, efectuada por un tipo lo suficientemente listo como para poder realizarlo.
Alguien inteligente que pudiera abrirse paso por la seguridad bancaria de los cinco bancos más grandes de Nueva York y robar todo ese dinero, sin que se den cuenta.
Solo había una persona posible para realizar esa hazaña.
El criminal que causó la epidemia del Aliento del Diablo y que casi provoca la muerte del ex alcalde, Norman Osborn.
Otto Octavius.
Mayormente conocido como Dr. Octopus.
Esa mente criminal fue capaz de vulnerar la seguridad de Raft y dejar libre a prácticamente toda su población.
Si era capaz de eso, era capaz de robar ese dinero.
Carlie Cooper sabía que sus deducciones no servían de nada si no tenían pruebas. Debía de buscar alguna.
Tal vez alguna pista de su escondite. Algún rastro, aunque sea pequeño, que pudiera ayudarle a atrapar a ese sujeto.
Pero estaba hablando de un supervillano. Un tipo sumamente peligroso e inteligente. Una simple oficial de policía no podía hacer nada contra un ser así de poderoso.
Necesitaba ayuda de algún superhéroe.
Y sabía como podría encontrarla.
Carlie descargó la aplicación del Amistoso Vecino y llamó a una alerta. Ahora, solo debía esperar a que contestaran su llamado.
Estaba nerviosa.
Desde que ella vio como el Hombre Araña se presentó frente a los policías, luego de derrotar a Electro, se había convertido en su fan.
Había leído múltiples veces los informes de su padre sobre como el Hombre Araña derrotó al Buitre, Rhino, Alistaer, Scorpion.
Como había ayudado a vencer al Titán Loco y como derrotó a ese tipo volador que destruía la ciudad.
El como derrotó a los Seis Siniestros y como se enfrentó al Duende Verde. Incluso, ella estaba convencida de que el héroe tenía algo que ver sobre ese huracán gigante que azotó la mitad de Nueva York.
Se había vuelta una gran fanática. De hecho, fue el héroe quien la inspiró en querer volverse policía.
Hasta tenía un pequeño tatuaje del Hombre Araña a la altura de su abdomen.
Definitivamente, estaba nerviosa. Ella esperaba no sonar como una fanática loca por el héroe.
Se preguntaba cuántos años tendría.
No debía pensar en eso.
Debía de concentrarse en su investigación.
Entonces, alguien tocó la puerta.
— ¡Date prisa, Cooper! — dijo un oficial de policía — ¡El capitán Stacy está apunto de hablar!
Carlie se levantó de su asiento y fue a la sala principal de la comisaría.
Allí, había una gran pantalla de televisión, donde se veía al capitán George Stacy enfrente de un montón de cámaras de noticias.
Realmente era una gran ceremonia.
Carlie tenía la cara seria, pero por dentro estaba feliz. Finalmente dejarían de tratar a su héroe como criminal.
"Soy el capitán George Stacy, del Departamento Policial de Nueva York."
Stacy había empezado a hablar. Tenía una mirada seria y fija en las cámaras.
"Hace unos meses, mi hija, Gwendolyn Stacy, falleció luego de un enfrentamiento entre el Hombre Araña y el Duende Verde."
Algunos oficiales estaban comiendo, mientras otros reían y murmuraban. No era lo usual ver al capitán de policía retractarse públicamente.
Esto nunca había sucedido con Yuri Watanabe.
"Desde que ocurrió ese hecho, levante una orden de búsqueda en contra del Hombre Araña, considerándolo el causante de la muerte de mi hija."
Era el momento de la verdad.
"Y esa idea, no ha cambiado."
Todos los oficiales miraron sorprendidos al televisor. Aquellos que se alimentaban, se atragantaron, mientras otros escupían sus bebidas al suelo.
"Ayer, el jefe del departamento policial, Ray Cooper, me dio la orden de anunciar públicamente el levantamiento de la orden de búsqueda. Que el Hombre Araña era un héroe..."
Nadie sabía que era lo que el capitán Stacy estaba haciendo.
"Según mi punto de vista, ese justiciero es un criminal y un asesino. Una persona que me arrebató a la persona que más amaba y que salió impune de cualquier condena."
Todos voltearon a ver a una persona.
Al jefe.
"La orden de búsqueda se levanta, pero de todas maneras, no dejaré que ese enmascarado se salga con la suya."
"No puedo seguir en una fuerza que deja libres a este tipo de criminales."
Ray Cooper apretaba los dientes con toda la fuerza que tenía.
"Es por eso... que anuncio también, mi renuncia del D.P.N.Y."
La gente se levantó sorprendida ante este hecho.
El la pantalla, solo se vio como el ex capitán Stacy salía de la habitación, dejando a los reporteros con las palabras en la boca.
Ray Cooper sólo se dio media vuelta y se retiró a su oficina. Tenía que hacer el papeleo.
Carlie no sabía si sentirse aliviada o sorprendida.
Por un lado, se sentía feliz que su héroe fuera finalmente libre de la mano de la policía, pero por otro...
El capitán Stacy acababa de atacar al departamento de policía y, no sólo eso, había renunciado.
La tensión estaba aumentando en ese lugar.
Por suerte, le llegó una oportunidad de salir de ese lugar.
El Hombre Araña acababa de aceptar su solicitud. Le informó que se vieran arriba de la estación de policía.
Ella obedeció y salió de allí.
Subió por las escaleras hasta llegar al techo.
Allí, se aseguró de que no hubiera nadie.
Por suerte, estaba vacío. Todos debía de seguir allí abajo, hablando sobre este tema reciente.
— Debes ser nueva en este tipo de cosas — dijo el Hombre Araña, encima de la baranda.
Carlie soltó un grito agudo, mientras se giraba sorprendida.
Allí estaba él, enfrente suyo.
El Hombre Araña de rojo y azul.
Y ella acaba de gritar como una niña.
— Lamento el retraso — dijo Peter, rascándose ma cabeza — Tuve un contratiempo con... un tipo que parecia un tigre.
— No, yo... tú... — Carlie estaba nerviosa. Seguía sin creer que él estaba justo allí, enfrente suyo.
— ¿Me necesita para algo, señorita? — preguntó el castaño.
— Sí... digo, no. Bueno sí — la oficial tomó aire y trato de calmarse — Tengo que... hablarle sobre un tema en concreto.
— Soy todo oídos.
Carlie empezó a contarle todo. Sobre la desaparición del dinero de Wilson Fisk y sus sospechas hacia Octavius.
Peter escuchó atentamente todo lo que le decía.
Todo lo que le decía, tenía mucho sentido.
— Sospecho que Otto Octavius está detrás de todo esto... — termino de decirle Carlie.
— ¿Dices que Otto... él lanzó esa oferta por mi cabeza? — preguntó el castaño.
Si lo que decía era cierto, el odio de Otto Octavius había aumentado tanto que solo lo quería muerto.
Parece que su amigo se había ido para siempre.
— Lo malo... es que no tengo pruebas — le dijo Carlie.
— ¿Ah?
— ¡Bueno! ¡Fue...! fue por eso que te llamé — la oficial Cooper temía quedar mal frente al héroe — Me preguntaba si... si podrías ir a investigar algún lugar que perteneciera a ese tipo...
— Su viejo laboratorio está abandonado... — dijo Peter, pensando en algún lugar — Tal vez... podría encontrar algo en el lugar donde vivía
— ¡Sí, que listo!
— Aunque no sé dónde vive.
— ¡No te preocupes por eso! — le dijo, emocionada — Yo lo buscaré en los archivos policíacos y te lo enviaré.
— Te lo agradecería mucho — dijo Peter, disparando una red a un edificio — ¡Estaré esperando tu mensaje!
Entonces, el héroe saltó y se fue balanceándose de allí.
Carlie vio como el héroe se iba de allí, saltando de edificio en edificio hasta perderse entre estos.
Esta chica apenas podía respirar por la emoción que tenía en todo su cuerpo.
Acababa de hablar con el Hombre Araña.
Ahora estaba muy emocionada por este caso.
Podría atrapar al criminal Otto Octavius, junto al héroe de Nueva York.
Definitivamente, este era un gran día.
Carlie entró de nuevo a la comisaría y fue directo a su computadora, dispuesta a buscar la información que necesitaba.
***
Peter seguía balanceándose por las calles, hasta que varias explosiones le llamaron la atención.
Estas formaban una especie de fuegos artificiales.
Peter se acercó al lugar y vio algo que jamás pensó llegar a ver.
Vio a una mujer, con traje extraño.
Tenía un traje blanco de bailarina de ballet y, encima suyo, un saco azul. En una de sus manos tenía un reloj dorado y,en la otra, un paraguas de disparaba zanahorias explosivas.
La cara la tenía pintada de blanco, además de tener pintura que la asemejaba a un conejo. Pero lo que más evidenciaba eso, era las orejas de conejo en su cabeza.
Definitivamente, lo acababa de ver todo.
— ¿Quién diablos eres? — pregunto el castaño, aterrizando sobre un vehículo.
— ¡Hombre Araña! Justo a tiempo — dijo la mujer, revisando su reloj — A las seis de la tarde.
— Son más de las ocho...
— ¡Yo soy la Conejo Blanco! — dijo la mujer, asiendo una reverencia — Criminal que viene un mundo mágico, de fantasía.
— ¿Titán?
— Y poseo un objetivo: hacerme rica, de cualquier forma posible — dijo Conejo Blanco, apuntándole al héroe con su paraguas — Y tu cabeza, es una de esas formas.
— Por qué se están basando en animales... — dijo Peter — ¡Yo fui el primero en basarse en uno! ¡Podría demandarlos!
— ¡Preparate, Hombre Araña! — dijo la chica, riendo — ¡Te enviaré al país de la maravillas!
— ¡Y yo te enviaré al país de Raft!
La mujer conejo empezó a disparar esas zanahorias explosivas, haciendo estallar el vehículo.
Por suerte, el Hombre Araña logró saltar antes y disparó una telaraña hacia la chica.
El héroe se impulsó y comenzó a atacar a la criminal.
Una de las más extrañas a la cual pudo haberse enfrentado.
_________________________________________
Buenas a todos!!!
Qué tal van?
Espero les haya gustado mucho este capítulo! ^^. Si así fue, pueden darle a la estrellita.
Poco a poco, se están sentando las bases para el siguiente arco que se viene, así que esperenlo!
Nos vemos en el siguiente capítulo!
Publicado el 06/03/21
***
"La muerte es el mayor impedimento para la evolución de la raza humana. Nadie podía librarse de ella. Era de las pocas cosas que nos hacían iguales a todas las personas... hasta ahora. Porque yo morí. Yo morí por culpa del Hombre Araña. Él acabó con mi vida. Y ahora, yo acabaré con la suya. Me encargaré de eso, personalmente."
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro