Mary Jane Watson
— ¡Grruahhh! — se levantó Electro — ¡Creíste que el agua podría hacerme daño!
— ¡No puede ser! — gritó Peter — ¡Te derroté!
— ¡Despierta Peter! — gritó Electro.
— Peter, despierta — dijo la tía May
— ¿Qué? ¿Tía May? — dijo Peter, desconcertado.
— Recuerda que hoy no hay clases por el ataque de esa cosa azul — le dijo May — Y que me prometiste visitar a los nuevos vecinos.
Peter miró a todos lados.
Se encontraba en su cama, medio dormido. Había tenido una pesadilla.
Suspiró, algo cansado... habían nuevos vecinos en el apartamento del costado. Lo único que esperaba era que no fueran tan ruidosos.
— Ah, tía May, déjame cambiarme... — dijo Peter, sobándose los ojos.
— Claro, pero apúrate — dijo May, mientras salia del cuarto.
— Ah... rayos.
Peter tomó una casaca, pantalones y zapatos, y se cambió. No tenía muchas ganas de salir ese día. Quería descansar de haberse enfrentado a ese tipo brillante.
Por dentro, el castaño deseaba que no hubiera más sujetos así de extraños.
Cuando terminó de cambiarse, salió junto su tía May a la puerta del costado, listos para presentarse con los vecinos.
Las desventajas de tener una tía sociable... aunque, eso también podía tener algunas ventajas.
— Supongo que estará lleno de niños — dijo Peter, mientras escuchaba el sonido de dos niños jugando.
— No seas maleducado, Peter Parker — dijo May, mientras tocaba el timbre.
— O-Ok... — murmuró el castaño.
Hacer molestar a May era siempre una mala idea.
— ¡Ya voy! — dijo la voz de una chica, abriendo una puerta — ¡Ah! Ustedes deben ser los Parker.
El joven Parker se quedó sorprendido al verla.
Una chica pelirroja de una edad parecida a la suya. Poseía unas pecas en su rostro que le quedaban muy bien. Además, su cabello despeinado no le quedaba nada mal.
Para el castaño, la persona que veía era la chica más hermosa que había visto en su vida.
Parecía un ángel.
— No babees — le dijo su tía.
— ¿Q-Qué? — exclamó el castaño, limpiándose la boca.
— Hola, querida — dijo la tía May — ¿Tus padres están?
— No, salieron... Bueno, mi madre... — respondió la pelirroja, riendo nerviosamente — P-Pero, pasen...
— Claro, ¿vamos? — dijo, mientras miraba a Peter y este solo asintió.
El héroe caminó, mientras no le quitaba la vista a la pelirroja que tenía enfrente suyo. No podía creer que estaba entrando en el hogar de una chica como ella.
Sus pensamientos se vieron interrumpidos al ver como dos niños jugaban al costado de la sala, fingiendo ser Thor y Hulk.
Peter se preguntó se algún día alguien jugaría a ser el Hombre Araña.
Era posible que no...
— Y dime, este... — preguntó la tía May.
— Mary Jane Watson — se presentó la pelirroja.
— Sí, ¿cómo les fue en la mudanza?
— Bien, bien... — respondió la chica — La verdad es que pudimos llevar todo lo que pudimos aquí, ya que... no importa, lo importante es que estamos aquí y que estamos bien.
— Ya veo, yo también — dijo May — Cuando me mude con mi difunto esposo, las cosas no fueron muy fáciles... pero cuando Peter llegó, fue como un milagro para nosotros.
— ¿Peter? — dijo la chica, mirando al castaño — ¿Es su hijo?
— No, no, es mi sobrino.
— Ah, ya veo — sonrió la pelirroja.
May quiso continuar con la conversación, pero su celular comenzó a sonar.
Era de su trabajo.
Ella se disculpó y caminó hasta una esquina del apartamento, contestando la llamada.
Así, dejó a Peter y a Mary Jane solos en el sofá.
Un silencio algo incómodo se provocó en ese instante.
— Así que eres... Peter Parker — dijo la pelirroja.
— A-Ah, sí... sí, así es... — dijo el castaño, algo nervioso.
— ¿Cuántos años tienes?
— C-Catorce...
— ¿Enserio?
— S-Sí.
— Soy un año mayor que tú — le sonrió.
Peter se sonrojó un poco al verla reír.
No podía creer que una chica así estuviera hablando con él.
— D-Dime, ¿de... de dónde te mudaste? — le preguntó Peter, tratando de entablar una conversación.
— Montoursville, Pensilvania — le respondió.
— D-Debe ser un bonito lugar...
— Sí, eso creo... bueno, el lugar es bonito — dijo — Las personas... no tanto.
— ¿Problemas?
— Un poco...
— Lo lamento.
— No, no, está bien.
— ¿Y dónde vas a estudiar? Conozco algunas escuelas... bueno, solo una.
— Mi madre encontró una escuela donde puedo ir — le dijo — ¿Conoces la escuela Midtown?
Al escuchar esto, Peter soltó una pequeña risa.
— Oye, ¿de qué te ríes? — dijo Mary Jane — Sé que no es la mejor escuela, pero...
— No, es que... yo también estudio ahí.
— ¿Estudias en la escuela Midtown?
— Es la única escuela a la que he ido.
— Que curiosa coincidencia.
— Te va a gustar... o bueno, algunas cosas te va a gustar, MJ.
— Eso espero... esto será como un nuevo comien... — decía la pelirroja — ¡Oye! ¡¿Quién te dio permiso para llamarme "MJ"?!
— P-Perdón, yo...
Mary Jane rió al ver la expresión avergonzada del castaño.
— No te preocupes — dijo — MJ no suena mal, Pete.
— Hey, ahora tú lo dices...
— ¿Alguna queja, Pete?
— N-Ninguna, MJ.
May terminó de hablar por celular y se acercó a los dos jóvenes.
— Bueno chicos, me tengo que ir — dijo su tía — Me llaman del trabajo, pero sí deseas te puedes quedar, Peter
— Ah... pues... — decía Peter, mientras miraba a MJ.
— Mi madre llegara dentro de poco... — dijo la pelirroja.
— E-Entonces me quedaré en nuestro departamento, tía — dijo Peter.
— Bien, vamos — dijo May, dirigiéndose a la puerta.
— Yo abro — dijo MJ, mientras se acercaba a Peter y le daba un papel — Mi número. Escríbeme cuando quieras — le murmuró — Gracias por su visita.
— C-Claro, sí... — expresó Peter, nervioso, en la puerta.
— Gracias, nos vemos — dijo MJ, cerrando la puerta.
Dejando a Peter y a May en el pasillo del edificio.
— Bueno... — dice Peter.
— ¿No es simpática? — dijo May, mientras le golpeaba el hombro.
— May, por favor, no empieces... — dijo Peter ruborizado.
— Bueno, ya entra — rió May.
— Bien, adiós May
— Nada de May. "Tía May".
— Claro, adiós...
Dijo Peter, entrando en el apartamento... viendo el número de MJ.
Y empezando a registrarlo en su celular.
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