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Los Últimos Restos

Peter quedó paralizado.

No podía creer que era lo que veían sus ojos.

Eran sus amigos... y aquellos que habían muerto desde hace un tiempo.

Sus tíos, su padre, sus amigos... incluso otras personas que lograba reconocer.

— Es muy curioso todo, ¿no crees? — dijo Cletus — Una gran parte... ¡No! ¡Todos ellos! Todos murieron por tu culpa...

— ¿Q-Qué...? — murmuró el castaño.

Sus piernas le empezaban a temblar.

— Ni siquiera muertos podrán descansar en paz, Peter... — dijo el asesino — Se lo dije a Brock y eso voy a mantener.

El castaño apretó los dientes y se dio la vuelta, rápidamente.

Estaba listo para golpear a Kasady, pero antes de que su puño pudiera alcanzar la sonrisa del pelirrojo, uno de los tentáculos de los simbiontes envolvieron su pecho y lo alejaron de él.

Hasta terminar elevado en el aire... por un simbionte que envolvía el cadáver de una mujer rubia.

Era Gwen.

Peter cerró los ojos, evitando verla.

— ¿Sabes, Peter? Hay algo de lo que crees... pero nadie te lo ha confirmado... — dijo Cletus — Todo esta situación es por tu culpa, pero... lo es desde hace muchos años...

— ¡Cállate!

— ¡Toda tu vida como héroe has cometido un sinfín de errores que llevaron a la muerte de todos tus conocidos! — expresó Kasady — ¡Pero solo existió uno que fue el que ocasionó todo!

El simbionte estrelló al castaño contra el suelo, haciéndolo quejarse del dolor.

— De hecho, sería un error en conjunto... — dijo — Un error que cometimos al mismo tiempo...

Cletus rió, mientras retrocedía lentamente.

— ¡Pero ya hablaremos de eso después! — expresó — ¡Ahora mismo! ¡Tengo una caza que hacer!

— ¡¿Una caza?!

— Claro... ya va siendo hora de visitar cierto edificio... — dijo — Y conocer a tus amigos...

— ¡No!

— ¡Hasta luego! — dijo Kasady, mientras el simbionte lo envolvía.

Carnage saltó y destruyó el techo de la alcantarilla.

Luego, estiró sus tentáculos y comenzó a irse de allí.

Peter intentó liberarse del agarre. Tenía que avisarle a los demás.

Entonces, el simbionte Gwen lo soltó, mientras que otro de ellos lo golpeaba y lo mandaba a volar varios metros.

Hasta estrellarlo contra el suelo.

— M-Maldición... — dijo el Hombre Araña, poniéndose de pie.

No quería pelear con ellos. Tenía que salir de allí.

— El usb...

El castaño saltó y esquivó otro golpe de uno de los simbiontes.

Al voltear y ver de quien se trataba, notó el cabello despeinado de un esqueleto.

Era su tío Ben.

Cerró los ojos y comenzó a correr por el túnel.

— ¡Reed! — dijo Peter, llamándolo — ¡Me están persiguiendo simbiontes!

¡Te sacaremos de allí!

— ¡Espera!

Peter saltó y entró al laboratorio, dirigiéndose hasta la computadora.

Tenía la esperanza de que la descarga ya haya terminado...

Lastimosamente, no era así. Aún faltaba, pero muy poco tiempo.

Y tiempo era lo que menos tenía.

¡El portal se abrirá enfrente de Fundación Vida! — le dijo Reed — ¡Sal!

— ¡Todavía! — dijo el castaño.

Peter vio como una de esas cosas entraba al laboratorio.

Era el cuerpo su tía May. Intentaba matarlo.

El joven disparó varias telarañas, intentando mantener pegada a su tía en el suelo, pero esta rompía las redes con facilidad.

¡Peter, es peligroso que...! — decía el científico.

— ¡Escucha, Kasady se dirige al edificio! — le dijo — ¡Tienen que defenderlo!

¡Strange, él...!

— ¡Él no bastará!

Apretó su puño, viendo a su tía.

Ella soltó un gruñido y saltó hacia la computadora.

No podía permitir que lo destruyera.

Cerrando los ojos, también saltó...

Y le dio un fuerte puñetazo en el estómago, lanzando a esa cosa varios metros lejos de la computadora.

— Lo siento, May... — murmuró Peter.

Más simbiontes comenzaron a acercarse y a entrar al laboratorio.

Volteó y vio la descarga.

Quedaba muy poco.

¡¿Peter?! — preguntaba Reed.

— ¡Sigo en el laboratorio! ¡No abran nada!

Se paró enfrente de la computadora, preparándose para pelear.

Aunque no quisiera hacerlo... y aunque quería irse de allí, sin mirar atrás.

Tenía que quedarse y esperar a que la descarga termine.

Era la última esperanza que tenían.

Los simbiontes caminaron hasta estar enfrente de él.

— No creí que golpearías a tu propia tía, Peter... — dijo Kasady, hablando mediante el cuerpo de May — Eres un mal sobrino...

— Cierra la boca... — le dijo el castaño.

— ¿Temes a la muerte? — volvió a preguntar, pero esta vez, en el cadáver de Richard — ¡¿Por qué no vienes a darle un abrazo a tu padre?!

— ¡¿Listo para unírteles?! — preguntó mediante el cuerpo de Ben.

— ¡¿Qué se siente ser asesinado por todos tus seres queridos?! — preguntó por el cuerpo de Mary jane — ¡Debe ser un sentimiento... realmente "sorprendente"!

— Pero no te preocupes... — dijo, mediante el cuerpo de Gwen Stacy — Pronto... ya no sentirás nada...

Peter miró a todos... no quería hacerles daño.

Había luchado para protegerlos... era injusto...

No era justo que le obligaran a pelear con ellos... sobretodo, así...

Y como siempre había sido su vida...

No tenía otra opción...

Que ir y luchar.

Cruzó los brazos y recibió un gran golpe por parte de su tío Ben.

Levantó la vista y vio como Gwen se preparaba para arañarlo, a lo que Peter se vio obligado a saltar y a empujarla.

Recibiendo un arañazo en su brazo derecho.

Rasgándole el traje y causándole heridas.

Dio varios pasos para atrás y notó como Kong se abalanzaba hacia él.

Este lo tumbó al piso, mientras el castaño lo agarraba de la cara, evitando que lo mordiera.

Peter pudo ver el rostro de su amigo.

Un rostro que mostraba horror por lo que estaba haciendo.

Cerró los ojos y lo pateó lejos, en dirección de donde estaba Mary Jane.

La pelirroja esquivó al simbionte y fue directamente hasta Peter, golpeándole y estrellándolo contra varias mesas.

El Hombre Araña saltó y vio como varios tentáculos iban en su dirección.

Comenzó a moverse en el aire, esquivando cada uno de ellos.

Uno de estos logró rozarle el estómago, provocándole otra herida y rasgando aún más el traje.

Aterrizó en el suelo e, inmediatamente después, pateó el cuerpo de su padre en la cara, alejándolo de la computadora.

Otro simbionte apareció y lo agarró del cuello, estrellándolo contra la pared.

Al verla, vio que era Anya.

Disparó una telaraña en la cara de la chica, lo cual provocó que lo lanzara hacia otro lado.

Peter notó como Kong agrandaba su puño, listo para destruir la computadora.

Disparando dos telarañas, se impulsó, y logró patearle la cabeza a su amigo.

Su tio Ben lo tomó por la espalda y lo estrelló contra el suelo.

El castaño lo miró fijamente. Era horrible el hecho de que usara el cadáver de su tío Ben para esto...

Aún así, debía seguir.

Logró reunir fuerzas y darle un puñetazo en la cara, consiguiendo una abertura y poder escapar de sus garras.

Logró dar un salto y aterrizar cerca de la computadora, donde revisó y pudo ver como iba la descarga.

Había terminado.

Sacó el usb de allí y la tomó en su puño.

Ahora, debía salir.

¡Peter! — dijo Reed.

— ¡Ya terminó! ¡Voy a salir!

¡Date prisa!

El Hombre Araña intentó saltar, pero un tentáculo lo tomó de la pierna y lo arrastró por el suelo.

Era Gwen, quien lo tomó del cuello y comenzó a apretarlo, fuertemente.

Peter trató de decir algo, pero no podía. No salía aire de su boca.

Aún así, comenzó a agarrar a la rubia de la cara, comenzando a alejarlo de él.

Miró a un costado y vio a Mary Jane acercarse.

Entonces, posicionó sus pies en el pecho de Gwen y se impulsó, logrando soltarse del agarre y esquivando el ataque de la pelirroja.

Disparó dos telarañas en sus rostros y comenzó a saltar.

Los simbiontes comenzaba a intentar atacarlo, pero el castaño lograba esquivar cada uno de sus golpes... hasta que, finalmente, pudo escapar del laboratorio.

En la alcantarilla, vio hacia arriba y observó el agujero.

Su salvación.

Disparó sus redes y se balanceó hasta este, logrando salir a la calle.

— ¡Abran el portal! — dijo el castaño.

Enfrente de Fundación Vida, pudo ver un portal.

Comenzó a saltar y a correr hacia este, tratando de llegar a tiempo.

Estaba cerca, pero no tanto como esperaba.

Al otro lado de este, vio a Reed, quien comenzó a estirar su brazo hacia el joven de Queens.

Pero... antes de que pudiera seguir, varios tentáculos envolvieron el cuerpo del castaño.

— ¡Peter! — dijo Reed, tratando de salir del portal...

Pero parando de seco, al notar como este se empezaba a cerrar de golpe.

Ante este hecho, regresó su brazo a la normalidad, por temor a que se lo partiera en dos.

— ¡Maldición! — dijo Peter, levantándose del suelo y tratando de caminar.

Había varios tentáculos envolviendo su brazos y piernas.

Aún así, siguió arrastrándose, lentamente, hasta el pequeño portal que había enfrente suyo.

— ¡Peter! ¡Tienes que resistir! — dijo Reed — ¡Strange está empezando a reunir energía! ¡Va a agrandar...!

— ¡No hay tiempo para eso! — le dijo, mientras observaba el usb — ¡Tienes que usarlo!

— ¡No dejaré que te sacrifiques así!

— ¡Hazlo! ¡Rápido!

Peter giró la cabeza y vio como los simbiontes se acercaban a él.

— ¡Maldita sea!

Entonces, lanzó el usb.

Este aterrizó muy cerca del portal.

Reed estiró rápidamente su brazo y lo tomó.

— ¡Ciérralo! — le dijo el castaño.

El científico levantó la vista y vio al Hombre Araña.

Vio como los simbiontes llegaban hacia él y comenzaba a morderlo.

Lo mordían y lo movían de un lado a otro, causando que gritara de dolor.

— ¡Peter!

— ¡Cierra el portal! — dijo, nuevamente — ¡Hazlo! ¡Por favor!

— ¡Pero...!

— ¡Son nuestra última esperanza! ¡Por favor!

Reed miró al castaño por el pequeño portal... sabía que no podía hacer nada para salvarlo sin sacrificarse.

Y también sabía... que lo necesitaban para crear una cura.

Apretó los ojos... mientras el portal terminaba de cerrarse.

Dejando al Hombre Araña con esas cosas.

***

Reed Richards miró el vacío por unos segundos, para después suspirar.

Enfrente de él se encontraba Daga, convertida en simbiontes.

Parecía que estaba diciendo algo, pero no podía entender el qué. Y tampoco le importaba.

Se dio la vuelta y caminó rápidamente hasta su computadora.

Insertó el usb, empezando a analizar la información que había obtenido.

— Tenemos que avisarle a los otros — dijo Shuri.

— Lo sé... — dijo Reed, presionando un botón.

Este botón activó los altavoces de la torre.

— ¡Atención, Vengadores! — dijo Reed — ¡Carnage se dirige hacia nosotros! ¡Prepárense! ¡Ya casi terminamos de preparar la cura!

Los héroes escucharon este mensaje.

Algunos agarraron sus armas, mientras otros empezaron a prepararse para lo que sea que llegara a ocurrir.

Mr. Fantástico comenzó a teclear en la gran computadora, mientras leía lo más rápido que podía toda la información que tenía.

Shuri y Rocket hacían lo mismo, revisando los datos de la gran máquina de Reed.

Mientras que el simbionte simplemente se movía bruscamente por toda su prisión.

En ese momento, Sue Storm entró a ese lugar.

— ¡Reed! ¡¿Qué sucede?! — preguntó Sue.

A su costado, estaban Miles y Felicia.

— Tengo que terminar la cura, Sue — le respondió — Quédate aquí. Estarás a salvo...

— ¿Peter te entregó el usb? — preguntó Felicia.

— Sí...

— ¿Y dónde está? — preguntó Miles.

Reed paró de teclear por un segundo.

Para después seguir escribiendo.

— ¿Reed? — dijo Sue — ¿Y el Hombre Araña?

— Está vivo, pero no pudo cruzar el portal a tiempo — dijo Shuri — Él está bien y... no tardará en llegar...

— ¡Bien...! — dijo la peliblanca, aliviada.

— Prepárense para lo que sea... — les ordenó Reed.

Para lo cual, los dos héroes se retiraron de allí.

La rubia volteó hacia el científico y lo miró fijamente.

— ¿Dónde está el Hombre Araña? — le preguntó.

El señor elástico volteó y la miró por unos segundos.

Cosa que ella entendió rápidamente.

— Pero también... podría estar vivo, no lo sé... — dijo Reed, aún escribiendo — Debo continuar...

A las afueras del edificio Baxter, los simbiontes que golpeaban las puertas comenzaron a alejarse.

Todos los simbiontes empezaron a formas un camino que uno de ellos seguía.

El Rey de Rojo se dirigía, lentamente, hasta las grandes puertas de la torre.

Sonreía y soltaba pequeñas risas, mientras se acercaba a esta.

— Me lo han hecho muy fácil, héroes... — decía — Todos reunidos en un solo lugar...

Los puños de Carnage comenzaron a agrandarse, mientras este observaba la puerta, fijamente.

— Ahora, llegó el momento de quitarle la esperanza al mundo... — expresó, feliz — Sus últimos defensores... ¡Caerán!

Y así, comenzó a golpear la puerta.

Al hacerlo, vio unas runas mágicas aparecer, pero esto no lo detenía.

Continuó golpeando y arañando esas runas.

Estas parecían no verse afectadas... hasta que, poco a poco, comenzaban a desgastarse.

Se agrietaban.

Strange trataba de concentrarse para que no se destruyeran.

Pero la fuerza de Carnage era superior.

Y entonces, dando otro arañazo... logró romper las runas.

Esto hizo que el Hechicero Supremo cayera al suelo, casi inconsciente.

Kasady se movió bruscamente... y golpeó fuertemente la puerta, destruyéndola completamente.

Los simbiontes a su alrededor comenzaron a rugir y a gruñir, mientras corrían y entraban al edificio.

Algunas armas de seguridad comenzaron a dispararles a estas cosas, pero las balas y los láser no provocaban ni el más mínimo daño.

Kasady se encontraba afuera del edificio.

No iba a entrar.

Quería disfrutar todo ese show...

***

— ¡¿Dónde están?! — preguntó el Capitán América.

— ¡Piso Catorce! — respondió la Mole, agarrando unos blaster.

— ¡¿Qué es lo que haremos?! — preguntó Kamala, asustada.

— Mantendremos posición — dijo Marvel.

— No, nos dividiremos —respondió el Cap — Bajaré unos pisos con un equipo. Trataremos de mantenerlos ocupados un rato.

— Te acompaño — dijo Carol — Podré ayudarte.

— No, ustedes bajen un piso — les ordenó, agarrando su escudo — Eviten que suban aquí y lleguen a Reed. Son las más poderosas. Son la última línea de defensa.

Sam y su equipo comenzó a descender varios pisos, mientras los demás se quedaban quietos.

— Muy bien, ya escucharon al Capitán — dijo Carol Danvers, viendo a los héroes que se quedaron — ¡Vengadores Unidos!

Wilson, junto con la Mole, Bucky, Groot y Star Lord lograron bajar hasta el piso treinta.

Era un piso amplio, lleno de máquinas y aparatos tecnológicos.

A pesar de que los simbiontes se encontraban varios pisos debajo, podían escuchar los gruñidos y las risas de estas cosas.

— Esta me parece una pésima idea... — dijo Quill, cargando sus blaster

— Yo soy Groot — exclamó Groot, fastidiado.

— Concuerdo...

— ¿Qué dijo? — preguntó la Mole.

— Que vamos a morir... — respondió.

— Al menos es honesto... — dijo Bucky.

Sam levantó su escudo y lo miró fijamente.

Podía ver la mitad de su reflejo en este. Debía de mantenerse firme.

Tenían el peso de toda la existencia en sus manos.

— Eso no lo sabremos hasta intentarlo... no podemos rendirnos... — dijo Wilson — Los contendremos lo mejor que podamos...

— Lo que ordenes, Capitán... — expresó el soldado con brazo de metal.

— Yo soy Groot... ¿Yo soy Groot? — preguntó.

— Déjalo, es nuestro momento — dijo Quill, levantando sus armas — Y tal vez... nuestro último momento...

— Bien... — dijo la Mole.

El sonido de las bestias de hacía más y más fuerte... mientras podían divisar las sombras de estas cosas.

— Sí... — murmuró Sam — Vengadores Unidos...

Y entonces, las bestias simbióticas comenzaron a entrar a ese piso y a correr bruscamente hacia ellos.

— ¡Muy bien, criaturas endemoniadas! — gritó la Moles, levantando sus armas — ¡Es hora de pelear!

— ¡Yo soy Groot! — gritó Groot, incrustando sus puños en el suelo.

Estas comenzaron a formar enormes raíces que empezaron a golpear y a aplastar a un montón de esas cosas.

Algunos de los simbiontes lograron esquivar esto y siguieron adelante.

Pero, para esos, los Vengadores los estaban esperando.

La Mole y Bucky comenzaron a dispararles, mientras que Star Lord comenzaba a sobrevolar y a disparar sus blaster.

Los simbiontes recibían esos ataque, aguantándolo.

Una de esas cosas logró saltar, pero la Moles también lo hizo y lo golpeó, devolviéndolo atrás.

Más y más simbiontes lograban esquivar las raíces y los troncos de Groot.

Y los disparos que ellos daban no iban a funcionar por mucho tiempo.

— ¡Maldita sea! — dijo Sam, extendiendo sus alas — ¡Voy a entrar!

— ¡Espera! — dijo Quill, posicionándose detrás suyo — Prueba esto.

Star Lord pegó un aparato en el motor, el cual liberó una tecnología alienígena que envolvió las alas con un color morado.

— ¡¿Qué diablos es esto?! — preguntó Sam.

— ¡¿No es obvio?! ¡Extiende sus alas!

Wilson no perdió el tiempo e hizo lo que dijo.

— ¡Ahora, apúntales rápidamente!

El Capitán Falcon obedeció y, de las alas, unas especies de púas de energía salieron disparadas en dirección de los simbiontes, estallando cuando entraron en contacto.

— ¡Sí! ¡Es sí es la onda! — celebró Quill, mientras activaba su máscara.

Sam sonrió y volvió a hacerlo, lanzando más y más púas de energía.

Estaban logrando mantenerlos a raya...

Pero cada vez subían más y más simbiontes.

***

— ¡Lo logramos! — dijo Reed, luego de enviar los últimos datos a la máquina.

Está comenzó a realizar una simulación, analizando al simbionte que tenían cautivo... y dando un efecto positivo.

Según la simulación, la mezcla de los químicos puestos iban a dar resultado... e iba a poder eliminar a los simbiontes.

— ¡Bien! — celebró Shuri.

— Ahora... falta la prueba real... — dijo Reed.

Este presionó un botón y la máquina comenzó a mezclar las distintas sustancias insertadas. Esto iba a demorar un poco.

Pero tenían que esperar.

— ¿Por qué les mentiste sobre el Hombre Araña? — preguntó Reed.

— Tendremos tiempo para llorar por las muertes después... — le respondió — Ahora, todos tenemos que estar listos para pelear.

— Es la forma amable de decir que no quieres llorones — dijo Rocket.

— No sabemos si está muerto... — dijo Reed.

— Tú mismo lo viste... esas cosas lo estaban mordiendo — dijo Shuri.

— Ahora no... no perdamos la esperanza, ¿sí?

De pronto, la máquina hizo un pequeño sonido.

Los tres se acercaron hasta una esquina de esta.

Dentro de un pequeño contenedor rectangular comenzó a ser depositado un líquido blanco.

Una vez que terminó, Reed lo tomó y lo observó.

— Llegó la hora... — dijo el científico.

Caminó hasta un pequeño compartimiento de la habitación.

Insertó la formula de este y la máquina comenzó a succionar el líquido.

— Veamos si funciona... — dijo Rocket.

— Tiene que funcionar... — dijo Reed.

En el techo donde se encontraba el simbionte, se abrió un pequeño compartimiento.

De allí, salió un sistema de agua contra incendio.

Pero, en vez de liberar agua... liberó la sustancia.

El simbionte comenzó a reírse, mientras recibía el líquido.

No le hacía nada.

Reed Richards comenzó a sudar frío. No notaba el cambio.

Hasta que...

Luego de unos segundos...

El simbionte comenzó a moverse bruscamente... mientras trataba de salir de allí.

En una de esas, logró agrandar su puño y romper el cristal reforzado.

Los tres héroes se prepararon para defenderse, pero el simbionte se detuvo de golpe, mientras que la masa rojiza comenzaba a evaporarse...

Y se volvía ceniza... igual que como el Anti-Venom volvió ceniza al híbrido.

La bestia cayó al suelo... mostrando el cuerpo de Daga...

Sin ningún simbionte envolviéndola.

— ¡Sí! — festejó Reed.

— Lo lograron... — expresó Sue.

— Era obvio — sonrió Shuri.

Esos tres chocaron los puños, en señal de victoria.

Pero Rocket se quedó mirando el cuerpo de Daga...

— Oigan, solo una pregunta... — dijo Rocket — Esta chica... había muerto, ¿no?

— Sí, ¿por qué...? — decía Reed.

— Porque la veo respirando.

Todos en la sala voltearon a verla.

Y era cierto... estaba respirando.

Podían ver su pecho agrandarse por inhalar aire.

— ¿Qué? — dijo Shuri.

Entonces, alguien entró a la sala, tambaleándose.

Era Capa.

— ¿Tandy...? — murmuró este, viendo su cuerpo — ¡Tandy!

Este comenzó a correr, lo mejor que podía, hasta ella.

Una vez cerca, cayó al suelo... tratando de mantenerse consciente.

— Tandy, ¿estás...? — decía Capa, moviendo su cuerpo.

Revisó el cuerpo de la chica y pudo ver como la herida en su estómago había desaparecido.

Solo su traje estaba roto por esa parte.

Era como si nunca la hubiera atacado Carnage.

Luego de estar moviendo a la rubia, esta comenzó a abrir los ojos, confundida.

— ¿Ty...? — murmuró Daga, sentándose y agarrándose la cabeza — Dios... ¿qué pasó...?

— ¡Tandy! — gritó Capa, abrazándola — C-Creí que... yo...

— Wow... mi cabeza... vaya... — decía Daga, confundida — Tuve una muy... muy horrible pesadilla...

— Creo que no fue tanto una pesadilla — dijo Rocket.

— Capa, ¿no habías dicho que tu novia había muerto? — preguntó Reed.

— A-Así fue... yo no... no sé cómo es posible... — le respondió.

— Sí... recuerdo eso... — dijo Daga, aún confundida — ¿D-Dónde estamos...? ¿Cuánto tiempo...?

— ¿Cómo revivió? — se preguntó Mr. Fantástico.

— ¿Nuestra solución lo provocó? — preguntó Shuri.

— No, esa... eso estaba hecho únicamente para eliminar al simbionte — dijo Reed — Lo único que podría mantener vivo a Daga sería...

— ¿Los mismo simbiontes? — dijo Rocket.

— Pero eso no tiene sentido — dijo la wakandiana — Ese tal Kasady le gusta matar personas, ¿por qué los mantendría vivos?

— ¿Y cómo...? — continuó Reed.

Ellos intentaron pensar en una razón del por qué de estos hechos...

Creyeron tener el tiempo suficiente.

Creyeron que podrían encontrar la respuesta a esas preguntas en ese momento.

Creyeron que Cletus Kasady les daría ese tiempo.

En realidad... él ya tenía las respuestas a esas preguntas...

Pero le daba completamente igual el que ellos lo descubrieran, después de todo... eso no cambiaba el resultado.

No cambiaba el hecho de que también iban a morir.

Un hecho que los de la torre descubrieron... al momento que sintieron como el edificio empezaba a moverse...

Fue en ese momento...

Que creyeron firmemente...

Que ese era el final del viaje.

_________________________________________

Muy buenas a todos, chicos!!

Espero que les haya gustado el capítulo ^^.

Me... divertí? Mucho escribiendo el capitulo jajaja

Es chido escuchar música épica al escribir capitulos jaja.

Bueno, nos vemos en el siguiente capitulo!

Publicado el 15/06/21

***

Alguien comenzaba a trepar por la pared de un callejón.

Alguien que estaba sangrando... con un traje destruido por las mordidas y ataques de los simbiontes.

Había logrado escapar de esas cosas... al menos, por el momento.

Con mucho esfuerzo, pudo llegar a lo más alto del edificio que trepaba.

Podía escuchar como los simbiontes que lo atacaron comenzaban a acercarse a su posición.

Quiso seguir moviéndose, pero un gran estruendo lo hizo voltear.

Giró la cabeza... justo en la dirección a la que iba.

Sintió como, en su pecho, una gran presión se hacía presente.

No podía creer lo que veían sus ojos.

Era imposible que alguien fuera así de poderoso... pero lo era.

Era así...

Peter Parker... él estaba observando...

Como el edificio Baxter era partido en dos...

Y como este comenzaba a caer.

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