El castaño observaba la ciudad.

Se encontraba reluciente y brillante. Las luces del atardecer la iluminaban de una manera hermosa.

Pensar que alguna vez hubo tragedias horrible, como el atentado 9/11 o el ataque alienígena en 2012.

Y por poco, pudo ocurrir otro de los más grandes atentados de todos los tiempos. Por suerte, el Hombre Araña había logrado detener a Martín Li hace un par de horas. El Aliento del Diablo iba directo a un laboratorio y la paz volvía a reinar en la ciudad.

Ahora que las cosas se habían tranquilizado, el joven de Queens fue directo al laboratorio del Dr. Otto Octavius. Ellos dos habían logrando un gran avance, así que quería seguir viendo el tema de los brazos.

Al entrar al laboratorio, Peter sintió algo extraño. El laboratorio estaba en silencio y una botella de vino estaba en la mesa.

— ¿Hola? — preguntó Peter.

— ¡Parker! — saludó Octavius, quien llevaba puesto el traje verdoso que el castaño notó la última vez — Justo a tiempo... para celebrar.

El doctor llevó dos tazas con el, se tambaleaba al caminar. Parecía que no había dormido en días.

— ¿Celebrar? — preguntó Peter, agarrando la taza con el logo de A.I.M. — Espere...

Peter volteo y comenzó a mirar el lugar. No encontró por ningún lado el prototipo en el cuál estaban trabajando.

— ¿Dónde están los brazos? — preguntó.

Otto le sonrió y un sonido se escuchó de la espalda del Doc.

Dos largos brazos metálicos salieron de su espalda. Eran enormes y parecía que podían cargar un gran peso. Pero al mismo tiempo, eran intimidantes.

— Genial... — dijo el castaño, al verlos — ¿Pero cómo es que...?

— Red neural intracraneal — dijo, mientras el brazo se estiraba y agarraba la botella de vino. Luego, empezó a servir el líquido en ambas tazas — Velocidad de neurotransmisión menor a un nanosegundo. Viaja más rápido que las señales del cerebro... y más que una prótesis externa ¡Lo logramos, Peter! Nadie podrá quitarnos esto...

— Asombroso... — dijo, algo intimidado.

— Y tú trabajo en la red neural fue la clave... — lo brazos levantaron a Otto y caminó con estas máquinas hasta una tablet.

— Pero aún no lo hemos probado — le cuestionó Peter — Hay tanto que no sabemos....

— ¡Funciona de maravilla! — le dijo Octavius, dándole la tablet — Vamos, hecha un vistazo...

Peter agarró la tablet y comenzó a revisar las funciones de la interfaz neural intracraneal. Esta de encontraba insertada en la medula del cerebro, lo que permitía darle órdenes a los brazos. Era impresionante.

Pero entonces, el castaño notó un error.  Era un pico de tensión. El castaño probó en la simulación distintas soluciones, pero todas daban fallos. Era peor de lo pensado. Nada estabilizaba eso. Era irreparable.

Y entre los distintos efectos secundarios:

Convulsiones................38,7%
Pérdida de memoria a corto plazo....40,4%
Pérdida de memoria a largo plazo....62,3%
Degradación límbica........98,3%
Edema de lóbulo frontal.......94,8%

Todo eso era un problema. Un enorme problema. Daban un riesgo alto de alteraciones del ánimo o la personalidad. Era sumamente peligroso y mortal para el individuo.

— Esto es malo... — dijo Peter, buscando a Otto — ¿Doctor?

Octavius se acercó a él. Pero ya no tenía solo dos brazos adicionales. Tenía cuatros largos brazos, que le permitía mantenerse elevado. Era fascinante, pero sumamente peligroso.

— Doctor, encontré un problema — le dijo Peter.

— Todo tiene problemas si lo ves así — le dijo Octavius, descendiendo hacia él — Pero la fortuna favorece a los audaces.

— Pero Doc...

— ¡Es hora de mostrarle al mundo lo que hicimos!

— Otto... la red neural no está aislando sus neuronas motoras — le dijo — Podría esta afectando otras partes su cerebro: sus inhibiciones, su ánimo.... creo que hay que hacer más pruebas.

— ¡Hicimos suficientes pruebas! — le contestó Otto, arrancandole la tablet y destruyendola — ¡Por primera vez en mi vida no me siento fracasado! Me siento... yo...

Claramente, Octavius estaba sumamente feliz de su cambio.

— Otto, no es un fracasado... — le dijo Peter, retrocediendo. Estaba asustado — Pero esto podría causarle daños permanentes.... por favor...

El doctor lo miró por unos momentos y luego, volvió en sí. Comenzó a mirar alrededor suyo y, luego, a sus brazos.

— Cierto... — dijo, quitándose un chip que estaba en su nuca — Correcto...

El chip hizo que los brazos se apagaran y cayeran al suelo.

— No se preocupe — le dijo Peter, acercandosele — Estamos cerca....

— Seguiré con ello... — le dijo, sonriendole — Trabajaré en unos errores... vamos, ve.

— ¿Seguro que está bien? — le preguntó.

— Sí... — le dijo, tomando aire — Gracias, Peter... por todo...

Peter le asintió y se retiró del lugar. Estaba preocupado. Temía que Octavius pudiese hacerse daño, o a otras personas.

Otto se quedó solo en su laboratorio, mirando todo el desastre que había hecho. El científico prendió el televisor, para distraerse mientras limpiaba, pero no pudo. El noticiero llamó su atención.

"Vamos en vivo a la terminal Grand Central, dónde el alcalde Osborn está a punto de dirigirse a los medios..."

Otto miró fijamente el rostro de Norman. Su rabia hacia él lo hacía apretar sus dientes. Decidió volver a ponerse el chip y activar sus brazos. Eso le hacía sentirse más poderoso que Osborn.

"Martín Li está tras las rejas. Cuando le hago una promesa a está ciudad, la cumplo. La gente de Nueva York pronto tomará una decisión que podría cambiar el curso de esta ciudad para siempre. Cuando piensen en su voto, recuerden lo que hice... ahora estamos más seguros que nunca."

— ¡Mientes! — gritó Octavius, destruyendo la televisión con uno de sus brazos — No tienes idea de lo que te espera....

Otto entre cerro los ojos y miró fijamente su pizarra.

Allí estaba dibujada, el centro de prisioneros más segura del mundo.

Raft.

***

Peter se encontraba balanceándose directo a Raft. Luego de lo sucedido con Martín Li, había olvidado por completo preguntar por Miles, así que decidió llamarlo.

— Hola, Peter — saludó el moreno, respondiendo a su llamada.

— Hola, Miles — saludó el castaño — Solo quería saber qué piensas sobre lo ocurrido con Li. Mira, sí ya no quieres trabajar aquí, May y yo lo entendemos....

— Quise dejarlo cuando me enteré... — le interrumpió — Entonces recordé lo que mi papá solía decir: "Un héroe solo es alguien que no se rinde".

— Es cierto.... suponiendo que hace lo correcto — dijo Peter — Yo te conseguí el empleo... odiaría que siguieras haciéndolo si crees que está mal...

— La gente de aquí.... — dijo Miles — Nada de lo que Martín Li hizo es culpa suya. Requieren ayuda y yo lo estoy haciendo. Papá hubiese querido que me quedara... creo que estaría orgulloso.

— Sé que lo estaría — le respondió — Y, Miles... estoy orgulloso de ti. Si quieres hablar, solo llámame.

— Gracias, Peter — le respondió — Me voy, May me dio una lista de suministros para comprar.

Miles colgó y Peter siguió balanceándose por la ciudad. Estaba preocupado por ella. Debido a todo el asunto de Li, no había podido ver como estaba. De hecho, no había podido preguntar sobre los pagos del alquiler. Dentro de poco los echarían si no hacían nada.

De todas formas, se dirigió hacia F.E.A.S.T., para ver como se encontraba.

***

May se encontraba preparando la cena es el centro de refugio. Ella fue sorprendida al ver a su sobrino aparecer por la puerta de la cocina.

Tenía unos moretones, pero decidió ignorarlos. No era la primera vez que su sobrino llegaba así.

— Peter — saludo May.

— ¿Estás bien? — le preguntó Peter.

— Me las arregló... — dijo, echando mostaza a los sándwiches.

— No me gusta que tengas que dirigir este lugar tú sola....

— Requieren ayuda — le dijo — Si pierdo unas horas de sueño, que así sea.

— ¿Has sabido algo del Sr. Li desde...?

— No... — dijo, agachando la cabeza — El Martín que conozco no habría hecho eso. Lo que sea en que se convirtió... no es la persona que quiero recordar.

Peter asintió con la cabeza. A veces olvidaba que su tía era muy sabia.

— Y... ¿Felicia — además de metiche.

— Oh, es... — dijo Peter, algo confundido — Oh, ella es... bu-bueno, es complicado...

— Honestidad, eso nos ayudó a Ben y a mí con las dificultades.

— ¿Tuvieron dificultades? — preguntó Peter, yendo a lavar los platos.

— Ay, claro — le respondió May — Sobretodo a tu edad. Y.... ¿eres honesto? ¿Te conoce realmente?

Peter se quedo en blanco, pensando en cómo había estado actuando con ella.

— ¡Oye! ¡Súbele! — dijo un vagabundo, viendo las noticias.

Allí, se veía un reportaje enfrente de lo que parecía ser un camión de Sable International.

".... la policía ha confirmado que este era el camión que transportaba el dispositivo utilizado en el ataque a la terminal Grand Central..."

— Nunca acaba... — suspiro May, dándose la vuelta — ¿Peter?....

El castaño no estaba ahí.

Él tenía una misión que cumplir.

***

— "Watanabe, deje su mensaje..." — dijo el buzón de voz.

— Yuri... ¿dónde estás? — dijo Peter, desesperado — Llamame cuando puedas.

Peter se dirigía a la ubicación de donde había sido destruido el camión. Se encontraba enfrente del puente Queensboro.

El héroe estaba preocupado. Si los Demons tenían ese camión, esto había pasado de mal a catastrófico.

Al llegar al lugar, vio a un montón de patrullas rodearon el lugar. Donde estaba el camión, había varios agentes de Sable muertos y ningún rastro del Aliento del Diablo. La cosa no podría empeorar.

— ¡Se llevaron el Aliento del Diablo! — dijo Yuri, llamándolo. Ella se encontraba conduciendo un helicóptero y se acercó a Peter. Este se acercó y se pegó en el vehículo — ¡Hay peores problemas!

Ryker, la prisión de Nueva York, estaba ardiendo en llamas. Explosiones se escuchaban por ahí y se veía como fugitivos escapaban en lanchas.

— ¡¿Qué pasó?! — preguntó el castaño.

— ¡Fue un ataque coordinado! — le respondió Yuri — ¡Debieron planearlo desde afuera! ¡La cárcel está comprometida! ¡Falta poco para que los prisioneros de Ryker caminen por la Quinta Avenida!

— ¡¿Qué hay de Raft?!

— ¡Debe de estar bien! — dijo — ¡Son instalaciones de primera, con una red eléctrica autónoma!

— Bien, ¡¿Qué hay del Aliento del Diablo?!

— Lo resguarda Sable.

— ¡¿Confías en ellos?!

— ¡¿Tengo opción?!

En eso, se vio como un camión se dirigía a rápido velocidad hacia el muelle. En el muelle, había un tanque de gas que podría estallar si se estrellaban. El Hombre Araña descendió y sacó a los dos conductores del vehículo.

Luego, saltó del camión y este se estrello en el tanque, mandando a Peter a estrellarse contra unas cajas.

Los prisioneros se acercaron y trataron dr golpear al héroe, pero este los esquivó rápidamente. Luego, los golpeó a cada uno y los dejó tirados en el suelo.

El gusto no le duró mucho. Un misil se estrelló cerca de él, lo que le causó daño por la onda expansiva. Los prisioneros habían logrado acceder a la armería y comenzaron a disparar a cualquiera que se acercara.

Peter fue y trató de detenerlos, pero los disparos eran demasiados y no podía acercarse. Era la primera vez que unos criminales lo tenían acorralado.

— ¡Sí regresan a su celda y se comportan, podemos olvidar que esto sucedió! — le grito el arácnido, pero estos solo se rieron.

Peter no tuvo opción más que disparar una de sus últimas granadas de telaraña y huir a otra zona de la prisión.

Fue hasta un tejado y escucho como golpeaban la puerta detrás de él. El tipo era un policía que pedía ayuda. Peter arrancó las puertas y el tipo salió despavorido. Detrás de él venían varios prisionera de Ryker. Peter lanzó su última granada de telaraña y de impacto y dejó pegados a todos los criminales.

— ¿Estás bien? — le preguntó al oficial.

— ¡Primero se fue la luz y luego se desató el infierno! — logro decir, antes de caer, desmallado.

— ¿Podría empeorar? — preguntó Yuri.

— Siempre puede empeorar...

En ese instante, un helicóptero empezó a ascender.

— ¡Se roban un helicóptero! — le dijo Yuri.

Peter vio el helicóptero y disparó dos de sus redes para detenerlo. Este jalo del vehículo, pero no daba un buen resultado. Luego pensó en un mejor plan.

Pegó la telaraña en un camión y se impulsó hasta el helicóptero. Con la ayuda del impulso, tiró a dos de los prisioneros del vehículo y luego fue donde el piloto.

— ¡Licencia y registro, por favor! — dijo Peter, sacando al prisionero.

El helicóptero, sin conductor, cayó y se estrelló al suelo.

El castaño no podía hacer nada para evitar que escaparan de la prisión.

— ¡Bien, parece que todo está bajo control en Raft....! — dijo Yuri, acercando su helicóptero hacia Peter y este pegándose a él.

En ese momento, una enorme explosión de seguridad se vio en la prisión. Los rayos eran amarillos y no había apagado las luces en la prisión.

— ¡¿Qué no dijiste que Raft era segura?! — le preguntó el héroe.

— ¡Lo era! ¡Vamos! — dijo, acercándose a la prisión — Tal vez no sea tan malo como parece...

— Adoro tu optimismo... — dijo Peter, viendo a una persona caminar sobre uno de los techos de Raft — Pero en mi experiencia... cuando se ve mal... suele ser peor...

Lo reconoció al acercarse más. Max Dillon, Aka Electro se encontraba allí, viéndolos. Este sonrío y disparó uno de sus rayos hacia el vehículo.

El helicóptero se vio dañado y comenzó a descender peligrosamente. Peter agarró a Yuri y salieron de ahí, mientras el vehículo se estrellaba en una de las zonas de Raft.

Peter descendió, junto a Yuri, en la zona donde cayó el helicóptero. Era la zona de celdas, donde los más peligrosos criminales estaban encerrados.

— ¿Estás bien? — preguntó el castaño.

La capitana no pudo responder porque una ráfaga de electricidad apareció enfrente de ellos, sonriendo. Electro veía emocionado y furioso a su enemigo.

— ¡Bienvenido a la fiesta! — saludo Electro, mientras liberaba a los presos — ¡Justo a tiempo para los fuegos artificiales!

Max se elevó y salió por una enorme puerta, mientras esta se cerraba detrás de él. Los criminales salieron de sus celdas y comenzaron a acercarse hacia ellos.

— ¿Electro? — dijo Peter — ¿Por qué deja salir a todos?

— Iré al centro de control a ver que tan mala es la situación — le dijo, mientras sacaba una pistola.

— De acuerdo — le dijo Peter, mientras se acercaba a los malo — ¡Me unire a la fiesta!

Peter se acercó y empezó a golpear a los criminales. Estos intentaron matar a Peter, pero no pudieron hacerle nada. Hasta que de pronto, un inhumano se acercó y le dio un golpe de energía, haciendo estrellar al castaño contra la pared.

Peter se levantó y se pegó al techo. Luego, se impulsó y dejó al inhumano noqueado. Lanzo telaraña y enredó a los sujetos, acabando con todos.

El Hombre Araña corrió hasta la puerta donde se había ido Electro y fue abriendola con dificultad. Pero entonces, un cosquilleo en su cabeza hizo que retrocediera. Alguien había lanzado un enorme escombro que había destruido la puerta.

Ese alguien era Rhino, quien vio a Peter.

— ¡Hola, Rhino! — saludó Peter a su viejo enemigo.

— ¡Espero te guste la sorpresa, Araña! — le dijo Aleksei, mientras se iba corriendo.

Detrás del rinoceronte humano, estaba Electro, quien se fue al otro lado, entrando por una abertura a otra sala. Peter lo siguió. Él sabía que iba a una trampa, pero no tenía más opciones.

Al pasar por la abertura, recibió una llamada de Yuri.

— Oye, ¿cuál es tu situación? — le preguntó la capitana.

— ¿Yo? Estoy en una prisión con los criminales que he encerrado en todo lo que llevo de súper...

Peter no pudo continuar. Una cola metálica y verdosa lo agarró por detrás y lo acercó a su dueño, era Scorpion.

— Demasiado bueno para ser cierto... — dijo Gargan, riéndose del castaño.

— Scorpion, ¿puedes esperar un minuto? — le preguntó el héroe — Estaba en una llamada de negocios....

Una explosión detrás de ellos hizo que soltara a Peter y este cayera. Al voltear, vio como el villano se retira a del lugar. Esto era muy extraño, ninguno iba a atacarle.

Electro apareció y atacó a Peter, chocando con él. Luego, se fue volando de ahí. El castaño se recuperó lo más rápido que pudo y lo siguió, trepando por un túnel y saliendo a las afueras de Raft.

— ¡Vamos, Hombre Araña! — se burló Electro, viendo que no podía alcanzarlo — ¡¿Creí que esto era una persecución?!

— ¡Si me dices para quién trabajas...! — le dijo el castaño, esquivando sus rayos — ¡Te lo pondré más fácil!

Peter logró acercarse y chocar contra Electro, estrellándose contra un gran contenedor de agua. Cuando estuvo encima de él e iba a golpearlo, el cosquilleo en su cabeza empezó a vibrar. Volteó y vio como un tipo alado iba contra él.

Era el Buitre. Quien elevó a Peter en el cielo.

— ¡¿Buitre?! — preguntó Peter, notando el traje distinto que portaba.

— ¡Tiempo sin verte! — dijo, elevándose más alto — ¡Vamos a tener mucha diversión!

Peter disparó una de sus redes contra la cara de Adrián, haciendo que este lo suelte. El héroe empezó a caer, pero logró balancearse y siguió la persecución de Electro.

— ¡Parece que las cámaras volvieron a funcionar! — le dijo Yuri, llamándolo.

— ¡¿Cómo se ve?! — preguntó Peter.

— Bien... parece que toda la población de Raft ha escapado — le dijo la capitana — Incluido Martín Li y todos los tipos más que has atrapado.

— Ja, por un momento creí que hablabas enserio....

— Hablo enserio.

— Hablamos luego, Yuri — dijo Peter, colgando.

El héroe vio como Electro se metía al puente de desembarque, donde, usando su electricidad, elevó los contenedores y se lo lanzó al castaño. Este se impulsó y le dio una patada en la cara.

Max se levantó y pensó en atacar al héroe, pero se contuvo y salió de las instalaciones. Peter lo siguió y se balanceo, siguiéndolo.

Chispitas había subido a lo alto de Raft, donde se encontraba esperándolo. Peter se balanceo y llegó hasta el techo, quedando cara a cara con él.

— ¿Te gusta mi traje nuevo? — le preguntó Electro. Ese traje no solo le daba más poder, sino que cambió su electricidad azul por una amarilla.

— Elegante — respondió Peter — ¿De dónde salió?

— De un club exclusivo — le dijo.

En ese instante, Buitre llegó al techo, al igual que Rhino, quien intentó atacar al héroe, pero éste esquivó su golpe. Buitre también trató de taclearlo, pero Peter lanzó una telaraña en su cara y lo redirecciono contra Rhino, chocando ambos.

Un helicóptero se acercó hacia ellos. Martín Li se encontraba allí. Scorpion también se había acercado sigilosamente detrás del héroe.

Li disparó una ráfaga de energía, a lo cual el héroe esquivó, dando una voltereta hacia atrás. Aún en el aire, vio a Gargan y le dio una patada en la cabeza. Luego se alejó de él y terminó en el centro del techo. Peter trató de usar su telaraña para salir de ahí, pero no podía. Se le habían acabado los cartuchos.

Allí, los cinco villanos que Peter se había enfrentado, comenzaron a rodearlo.

— Concéntrense — dijo Li, bajando del helicóptero — Él dijo que no lo mataran.

— Buena idea — hablo el Hombre Araña — De hecho, no tenemos que hacer esto si no quieren...

— ¡CLARO QUE QUEREMOS! — gritó Rhino, corriendo contra el joven.

Todos los demás villanos lo siguieron. Peter debía enfrentarse a ellos ahora mismo.

Buitre llegó primero y Peter le dio un puñetazo en la cara, haciendo que caiga al suelo. Luego, Rhino iba a darle un golpe, pero la araña logró detener el ataque. Scorpion, usando su cola, golpeó a Peter y lo mandó hacia otro lado. Buitre volvió a intentar acercarse, pero Peter le dio una patada y se impulsó hacia el cielo.

Luego, cayó sobre Scorpion, tirandolo al suelo. Li lo vio y disparó su energía, dañando a Peter. El héroe saltó y se paró sobre Rhino, intentando golpearle la nuca, pero Buitre lo agarró de la espalda y lo elevó al cielo, para luego tirarlo al piso.

Peter se levantó lo más rápido que pudo, pero no pudo evitar sentir un pinchazo. La cola de Scorpion, modificada en su punta, logró inyectarle un veneno paralizante, lo que hizo que este cayera al suelo, sin poder mover. Lo villanos se acercaron y comenzaron a golpear, disparándole rayos y dándoles patadas.

Electro, quien miraba regocijante tremenda paliza, se acercó e hizo el tiro de gracias, electrocutando ferozmente al héroe.

Peter, con las pocas fuerzas que le quedaban, se arrastró hasta la orilla del techo, buscando salir de ahí.

Pero algo lo detuvo.

Algo hizo presión sobre su mano derecha.

El Hombre Araña levantó la vista y lo vio.

Eran brazos metálicos. Largos brazos que agarró su muñeca y sus pierna.

Una persona se elevó de esos brazos. La mente maestra de esa operación. Quien ideó todo el plan de fuga y quien liberó a los villanos del Hombre Araña.

Otto Octavius.

— ¿Doctor Octavius? — susurró el castaño, con las pocas fuerzas que le quedaban.

— Primera y última advertencia... — le dijo Octavius, mientras elevaba a Peter.

Ese lo elevó hasta que estuvieron cara a cara. Peter miró la cara fría y maquiavélica de su maestro. No podía creer lo que sucedía.

— Aléjate de nosotros — le dijo Otto.

El doctor agarró a Peter y lo tiró. El héroe empezó a caer. No tenía fuerzas para moverse o para hacer cualquier otra cosa.

Solo cayó y se estrelló contra el suelo.

Otto miraba como el héroe caía y luego volteó a ver a los villanos.

— Seis Siniestros — dijo Otto, mirando a cada uno de ellos — Cada uno tiene un trabajo que hacer. Sus deudas estarán pagadas cuando terminemos.... ¡Vayan!

Los seis siniestros se retiraron, listos para cumplir con lo que se les habían encargado.

Otto miró un momento atrás y luego siguió con su camino.

***

En Times Square, las personas se encontraban con carteles y pancartas. Celebraban la subida en las encuestas hacia Norman Osborn en la reelección. Ellos estaban seguros que iba a ser reelegido.

Arriba de uno de los edificios, Octavius se encontraba mirando a los manifestante. Los veía felices y contentos. Alabando al hombre que le había causado tanto daño a él.

Solo había una manera de hacerles entender lo que el sentía. De mostrarles la verdad de Osborn.

Otto tomo el GR-27 con sus brazos metálicos. Los alejó y los posicionó encima de la multitud.

El mundo conocerá lo que era el verdadero dolor. Lo que él había sentido.

Sin remordimiento, rompió el contenedor.

Y liberó el Aliento del Diablo.

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Bueno chicos, ahora empieza lo chido del arco ^^.

Espero que les haya gustado el capítulo. Si fue así, denle a la estrellita :)

Nos vemos en el siguiente!!!

Hasta la próxima!

Publicado el 18/10/20

***

"Esta es mi última grabación... Peter, si estás escuchando esto, debes saber que hice lo que consideré justo. Puede que haya sido extremo... pero cuando se trata de Norman, solo las medidas extremas funcionan. De todo lo que arriesgo al dar este paso, la pérdida de nuestra amistad es lo que más me dolería. Espero que si nos volvemos a ver... no sea en bandos opuestos."