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La Raíz de Toda Molestia

La graduación.

Una ceremonia conmemorativa para los estudiantes de casi todas las escuelas.

Un evento de despedida luego de varios años estudiando en una escuela.

La escuela Midtown no era una excepción a esta regla.

Este evento se pospuso debido a la destrucción de la escuela por causa de Venom.

Pero, finalmente, había llegado el día de la grabación.

Y todo parecía que iba a ir bien...

— ¡¿Dónde está Peter?! — gritó el profesor Harrington.

Recién estaba amaneciendo y los alumnos estaban llegado a la escuela.

La ceremonia iba a realizar más tarde, pero debían estar temprano para poder organizarse bien...

Y Peter no estaba por ningún lado.

— No puede ser... — decía Harrington, caminando de un lado al otro — Sabía que debía mandarle el e-mail, ¡¿Por qué no mandé el e-mail?!

Los pocos alumnos que se encontraban allí veían extrañados al profesor.

— ¿Ya sabes dónde están? — preguntó Kong a la pelirroja.

— Felicia dice que tuvieron un contratiempo con el tráfico... — dijo MJ, revisando su celular.

— ¿El tráfico? — preguntó Kong — Pero, a esta hora no hay...

La pelirroja frunció el ceño, mirando al grandote.

— Oh... claro... — dijo Kong — Tiene sentido, ya se recuperaron.

— Sí...

***

Algunas horas antes...

¡Noooooo! — gritaba Peter, en la pared de un edificio.

El realmente odiaba eso. Seriamente.

Quería algo a que golpear. Rhino, por ejemplo.

El preferiría golpear un Rhino que hacer lo que estaba haciendo...

No, eso suena mal.

¿Golpear un Lagarto? No, eso es peor.

Se suponía que era un superhéroe genio.

¿Cómo no podía organizar su chequera?

Realmente estaba muy mal. No tenía idea de cuánto dinero le quedaba.

Tal vez lo suficiente para pedir una pizza en la noche. O eso pensaba.

O esperaba.

O rogaba...

Realmente, sacar cuentas era lo peor que podía hacer. Aún más cuando no lo hacía en el penthouse. 

Pero tuvo la grandiosa idea de salir a patrullar antes de ir a la ceremonia de graduación... por suerte, aún tenía tiempo de sobra antes de eso.

— ¡Oye!

Siempre odió el hecho de necesitar dinero para pagar las cuentas. Incluso ahora, pagar la factura del hospital había sido una de las cosas más dolorosas de su vi...

— ¡Oye! — dijo una persona, desde la ventana que estaba al costado de donde Peter se encontraba.

Peter volteó y evitó que sus cuentas salieran volando por el aire.

— ¡¿Cuál es tú problema?! — le dijo el hombre — ¡Tú no me ves, pegado afuera de tu ventana, gritando como si me estuviera matando un asesino serial! ¡Largo de aquí!

— Tranquilo, viejo — le dijo el héroe, guardando sus apuntes en su cinturón — Ya me voy...

— ¿Y qué estás haciendo? ¿Pagando cuentas? — le preguntó — Podrías pagar mi renta si decides vivir en mi ventana...

— Ah...

— ¿Sabes qué? Olvídalo... — dijo — Por la forma en que llorabas, sonaba a que tu nuevo nombre es el "Hombre cheque rebotado"...

Peter saltó y se fue de allí, balanceándose.

Realmente odiaba estar en esa situación. Y estar en esa situación lo hacía empezar a odiar Nueva York.

Necesitaba darle más fotos al Bugle...

¡No! Lo que necesitaba era tener un mejor trabajo. Uno real.

Y Connors no le pagaba...

Podría inventar algo y volverse rico con la patente.

¿La gente sospecharía si patenta sus disparadores? Seguro sí.

Tal vez debía de hablar más con Iron Fist o con Luke Cage. En retrospectiva, los héroes a sueldo eran unos genios.

El castaño bajó de cabeza hasta un puesto de envíos de correo y allí metió sus cheques.

Tenía como unos tres días para obtener el suficiente dinero en su cuenta, antes de que esos cheques reboten.

— ¿Tendrás algo de cambio, amigo? — dijo un vagabundo, sentado enfrente de la caja de cartas.

Peter volteó, aún de cabeza, y lo miró.

— Ah, lo siento... — le respondió — Y-Yo no tengo nada...

— Un disfraz muy elegante para alguien sin dinero... —dijo el vagabundo, molesto.

Entonces, unas patrullas pasaron al costados de ellos.

Problemas. Una excusa perfecta para huir de esa incómoda conversación.

— Lo siento, viejo — le dijo el héroe — Parece que se dirigen a algún banco, así que...

— Entonces, vas al banco — dijo el vagabundo — Eso debe ser bueno para ti.

Peter disparó una telaraña y se fue de allí, empezando a balancearse por los edificios y siguiendo a los policías.

Lo Angeles es la capital de los robos de bancos en los Estados Unidos... 

Bueno... Nuevo York no solo es otra capital de los robos de bancos... sino, también es la capital de que tipos locos con superpoderes roben bancos.

Dentro de un banco, se podía ver como un ser humanoide gigante, hecho de sillas y demás materiales de oficina, empezaba a atacar a Black Cat.

— ¡Tranquilo! — decía Felicia, esquivando un golpe del monstruo — ¡Tómalo con calma... ah... ¿monstruo bancario?!

Una hombre rubio comenzó a caminar hasta dentro de la bóveda, empezando a abrir la puerta de esta. En sus manos, poseía un gran libro de hechizos.

— ¡Oye! ¡Oye, tipo mágico! — decía la gata, esquivando otro ataque del monstruo — ¡No he terminado contigo!

— ¡Es Ocultista! ¡Mi nombre es el Ocultista! — dijo el tipo mágico — ¡No soy "el tipo mágico"!

— ¡¿El Ocultista?! — repitió Felicia — ¡¿Cómo un oculista?!

— Yo... ¡No! ¡Ya cállate y muere! — le dijo, entrando a la bóveda — ¡Mi Golem se encargará de ti! ¡Nadie puede detener mi mag...! ¡Mi ocultismo!

El... ¿criminal? comenzó a caminar y se encontró con otra puerta blindada.

Nada podía detener su magia...

— ¡Ocultismo!

Nada podía detener su ocultismo... excepto esa puerta blindada.

Felicia retrocedió dos pasos y chocó contra una pared. El Golem, hecho de los materiales de oficinas, estuvo a punto de golpearla...

Pero Peter la tomó y la salvó de recibir el ataque.

— ¡Disculpe, señorita! — dijo Peter, aterrizando en el suelo — ¡Pero debe moverse de esa zona!

— ¡Araña! — dijo Felicia, abrazándolo — Extrañaba verte en tu traje rojo y negro.

— Gracias... — dijo Peter, alejándose un poco de ella, nervioso — ¿C-Cómo terminaste en esta situación? Creí que irías a la escuela temprano...

— Escuché un grito y pensé... "¿Qué haría el Hombre Araña?"

— Y tu respuesta fue... ¿"Ser aplastada por un monstruo hecho de cosas de oficina"?

— ¿Mal día?

— Un poco...

— Tranquilo, ahora que estás aquí...

Pero Felicia no pudo continuar. El Golem se deshizo de la nada y cayó al suelo, hecho pedazos.

Esto tomó por sorpresa a los dos.

— Bueno, eso fue fácil... — dijo Peter — ¿Ya terminamos?

— Nop... — le respondió Felicia — Tipo mágico.

El "Ocultista" se paró enfrente de la puerta y un montón de rayos mágicos aparecieron en sus manos.

— ¡Ovarum Chinoth! — gritó.

Este tocó la puerta y esta se convirtió en mariposas moradas, que empezaron a volar por todo el lugar.

Dentro de la bóveda, se podía ver un montón de billetes encima de una mesa. 

El villano sonrió victorioso.

— Muy impresionante... — le dijo Peter, viéndolo — El dinero, no tú. Parece que aprendiste magia la semana pasada. ¿Solo puedes hacer un hechizo a la vez? ¿Por eso tu monstruo desapareció? Que triste...

— Tienes suerte que la Araña es alguien muy amable — dijo Felicia — Para mí, apenas y aprendiste magia ayer...

— Me haces sonrojar, Cat — dijo el héroe — De todas formas, tipo mágico... se acabo el juego. ¿Cómo pensabas sacar todo este dinero de aquí? ¿Bolsillos mágicos o algo así?

El criminal comenzó a sudar de nervios y de un poco de vergüenza.

— ¿Cómo se atreven? — dijo el tipo, abriendo su libro — ¡Yo soy un maestro en las artes místicas!

— Oh... perdón — dijo el castaño — Ya lo entendí, ¿eres cómo el "ocultista supremo del conocimiento absoluto"?

— ¿Cómo Strange? — preguntó Felicia.

— La versión barata de Strange.

— ¡¿Podrían solo callarse ustedes dos?! — dijo el sujeto, extendiendo su mano hasta la montaña de billetes — ¡El universo se abre hacia mi! ¡Azrach Felnura...!

— ¡Oye! — dijo Peter, saltando hasta su espalda — ¡Cuida tu lenguaje! ¡Hay una señorita presente!

— ¡...sinto...! — continuaba — ¡¿...rum?! ¡Oye!

La magia morada comenzó a envolver el cuerpo del sujeto, pero cuando el Hombre Araña se pegó a su espalda, toda esta magia lo envolvió a él.

El hechizo lo envolvió por completo y luego terminó.

Peter aterrizó en el suelo, pero no sintió nada extraño.

— ¡Idiota! — dijo el malo — ¡¿Tienes idea de lo que has hecho?!

— Ah... ¿qué hice? — dijo el castaño, confundido.

— Mejor derríbalo antes de que saque algún hechizo para convertirnos en juguetes — le dijo Felicia.

— Buena idea...

— ¿Uh? — dijo el sujeto.

Peter le dio un simple puñetazo en la cara, derribándolo.

El tipo no aguantó ese débil golpe, por lo que cayó desmayado al piso.

En ese momento, Peter se encontraba confundido. Ese sujeto le había hecho algo, pero su Sentido Arácnido no le avisaba de ningún peligro.

Y ahora, la policía esta entrando al banco. Había hecho un gran trabajo.

Felicia volteó y miró la gran pila de dinero. Ella se mordió el labio y comenzó a mover su mano hasta esta, pero sintió la mirada del Hombre Araña, observándola.

— Ok, ok, no quiero un discurso de olvidar mi pasado y mantener mi faceta actual — dijo Felicia, sonriendo — ¿Ya tienes tu traje?

— ¿Mi traje?

— Para la graduación... — dijo — Es dentro de poco...

— Cierto... — dijo el castaño, recordándolo — Deje mi ropa en el penthouse, iré por ella.

— Bien, pero ten cuidado... — dijo la peliblanca — El servicio de limpieza está arreglando el lugar.

— Siempre lo tengo — dijo Peter, dándose la vuelta.

Felicia volteó los ojos, incrédula y sonriendo de lo que acababa de decir.

— No robes ni un billete.

— Solo hablaré con la policía sobre los hechos — le dijo Felicia.

— Bien, bien — dijo Peter — Nos vemos en la ceremonia.

— Eres tan tierno cuando crees que podría volver a hacer esas cosas.

El castaño volteó y se fue de allí, rápidamente.

Felicia comenzó a silbar un poco, con los ojos cerrados. Luego, volteó la cabeza y los abrió un poco.

Pero terminó de abrir de la sorpresa.

Todo el dinero que había allí...

Había desaparecido.

***

El dinero que había en ese lugar era demasiado.

Peter debía de felicitar a ese tipo mágico. Casi logra obtener el gran premio.

De hecho, eso era mentira. No hubiera logrado salir usando hechizos tan básicos.

Pasar tiempo con Doctor Strange lo había hecho despreciar otro tipos de hechizos... 

En el pasado, Cat hubiera tomado todo ese dinero para ella misma. A veces se preguntaba... ¿dónde guardaría todo eso?

Con ese traje...

— ¡No! ¡Pensamientos limpios, Araña! — decía Peter, pegándose en la pared.

El castaño pensó en pedir al Bugle un adelanto por milésima vez. Después de todo, hace mucho se había quedado sin dignidad.

¿Por qué no lo había mordido una araña alterada de la dignidad? O algo mejor, una araña que de dinero...

Trepó y entró por la ventana de su cuarto.

Allí, escuchó como una señora de limpieza estaba pasando la lustradora por el pasillo de los cuartos.

Debía entrar cuidadosamente y...

¿A quién engaña?

Ni bien entró, tropezó con una lata en su mesa, lo que hizo llamar la atención de la señora.

— ¿Hola? — preguntó la mujer.

Peter no tenía tiempo que perder. Agarró su traje y lo guardó en un bolso.

Se estaba preparando para salir, cuando...

— Guh... — soltó el héroe, al darse la vuelta.

El dinero que se encontraba en el banco había terminado en su cuarto.

¿Por qué su vida era así?

El joven agarró su bolsa, sacó su traje, y comenzó a meter todo el dinero dentro de ella.

Si esa mujer lo veía con su traje, en su habitación, y con una gran bolsa de dinero... iba a hacer algo muy difícil de explicar.

Una vez que guardó todo el dinero, pensó en ponerlo debajo de su cama.

Pero eso no funcionó. No entraba.

El joven lo levantó con sus brazos, sin saber que hacer.

La señora se estaba acercando peligrosamente.

— Muy bien, Peter Parker... — se decía a sí mismo — Tus instintos te fallaron una vez en una situación parecida... ¡es momento de demostrar que en realidad sirven!

Peter miró el vacío por unos minutos...

Y tiró la bolsa por la ventana.

— ¡Estúpidos instintos! 

Peter soltó un pequeño grito cuando, de la nada, la bolsa apareció encima suya, cayendo sobre él y terminando en el suelo.

— Ok... pensar, debo intentar pensar — dijo Peter, levantándose del suelo — Eso se me da muy bien...

Pero lo único que se le ocurrió... fue saltar por su ventana, con la bolsa de dinero en las manos.

— ¡Lo olvidaba! ¡Esto se me da peor! — gritó Peter, poniéndose la máscara y empezando a balancearse por los edificios.

La señora de limpieza entró a la habitación y no notó nada extraño.

Así que, simplemente levantó los hombros y siguió limpiando.

Un millón de dólares era algo muy grande.

Tenía que deshacerse de todo ese dinero. Cualquiera pensaría que lo habría robado.

Quien sea que le tome alguna foto con esa bolsa, podría tener un grandioso día de campo por la paga que...

— Tal vez... podría yo tomarme esa foto... — se dijo Peter, a sí mismo — ¿De verdad me odio tanto a mi mismo?

Quizás, pero ese no era el momento.

El castaño llegó al banco y dejó, cuidadosamente, la bolsa enfrente de la entrada del mismo.

Suspiró aliviado de por fin haberse deshecho de esa cosa.

Saltó y comenzó a balancearse, listo para volver al penthouse para...

— ¡Ah! — gritó Peter, al sentir como la bolsa llena de dinero le volvía a golpear en la espalda.

Ahora mismo, odiaba la magia.

— ¡¿Sin cambio?! — se quejaba el vagabundo, viéndolo balancearse — ¡Veo dinero saliendo de tu bolso, tacaño!

Grandioso.

Peter aterrizó en la misma pared en donde había estado esa mañana.

Necesitaba pensar. Y esta vez, de verdad.

Todo lo que podía pensar en ese momento era pedirle ayuda al Doctor Strange en su Santuario raro que estaba en esa ciudad. Después de todo, era un problema serio, ¿no?

No. De hecho seguro Wong se reiría de él. Tenía que buscar una manera de solucionarlo...

Estaba hambriento.

Sabía que balancearse después de comer era mala idea, pero en ese momento, se arrepentía de no haberlo hecho.

Entonces, volteó la vista y vio un puesto de hot dogs.

— Hey, miren. Hot dogs que me están llamando... es una pena que no tenga dinero — decía Peter, viendo el puesto — Excepto... por el bajillón de dólares que tengo aquí mismo... tal vez...

No, no podía hacer eso.

Era ilegal.

No era su dinero

Estaba mal.

Además, podía saltearse el desayuno. No era la primera vez que lo hacía.

— Deberías invertir ese dinero — le dijo el mismo señor que le habló más temprano.

— Gracias por el consejo... — suspiró Peter

El castaño saltó y comenzó a balancearse.

Después de todo, él sabía que el dinero no podía comprarle la felicidad.

Solo... una casa, ropa, fluido de telaraña, comida, un auto, cosas, dignidad...

¿Pero felicidad? Claro que no... no... ¿tal vez? 

No...

¿O sí?

No pudo continuar con sus pensamientos. Su Sentido Arácnido se encendió por completo, haciéndole soltar la bolsa y esquivar un rayo de energía.

Ahora le disparaban

Peter aterrizó en una pared, mientras alguien, volando, se elevaba enfrente suyo.

Una persona en un traje completamente dorado.

— Llegó tu fin, Hombre Araña — dijo el sujeto — Ahora, caerás por la furia del "Maestro de la Luz".

— ¿De quién? — preguntó el castaño, confundido.

— ¡Del Maestro de...!

Pero no pudo continuar.

La bolsa de dinero se estrelló contra el criminal, dirigiéndose hasta los brazos del castaño.

El golpe de la bolsa estrelló al criminal contra la pared y lo hizo caer al suelo, inconsciente.

El héroe saltó y siguió su camino.

Eso le había hecho feliz, así que...

El dinero si podía darle algo de felicidad.

Pero no toda... 

***

— Bueno, veamos si mi vestido no se arruinó... — decía Felicia, encima de un edificio, mirando la bolsa donde había guardado su ropa.

Entonces, una telaraña le dio en la espalda y la elevó hasta un edificio del costado.

Allí aterrizó, al principio confundida... pero después sorprendida de los que estaban viendo sus ojos.

— Antes de que digas algo... — le dijo el castaño — Esto no es lo que parece.

— ¿Estás seguro? — dijo la peliblanca, viendo la bolsa repleta de dinero — Porque se ve grandi... digo, mal... muy mal.

Allí, Peter le contó toda la historia. Todo lo que había pasado desde que dejó el banco.

Y ella no paraba de ver el dinero y de babear... un poco...

— Y ahora tenemos que sacar al tipo mágico de su jaula para que pueda romper el hechizo... — le dijo el héroe — ¿Alguna pregunta?

— ¿Puedo dejar que me haga el mismo hechizo?

— No.

— Ok...

Esto es lo que el dinero le hace a la gente.

Les hace robar bancos.

Les haces entrar en comisarias y secuestrar a tipos mágicos para que les quiten encantamientos que técnicamente fue su culpa el recibir...

Eso le sucede a todas las personas... todo el tiempo...

Los dos jóvenes lograron llegar a la zona de las celdas. Justo a la celda donde se encontraba el tipo mágico.

Este intentó decir algo, pero tenía tapada la boca.

— Hola, cielo, no te asustes — decía Felicia, mientras forzaba la cerradura — Solo te queremos pedir prestado por un rato.

— Hay dos formas en la que puede terminar esto — le dijo Peter — Tú en prisión sintiéndote bien por habernos ayudado, o tú en prisión, todo triste, porque nosotros te golpeamos... más que esta mañana.

El hombre parecía un poco asustado por las propuestas.

— Tú eliges.

Ambos sacaron al hombre de la jaula y lo llevaron hasta el techo de la comisaría.

Allí, nadie los molestaría y podrían extorsionarlo...

O, por lo menos, intentarlo.

— Este es el trato... — decía Peter, mientras le quitaba el cubrebocas — Te quitamos la mordaza. Quitas el hechizo y si, por un momento veo que estás intentando algo, las luces se apagan.

Entonces, le quitó lo que le cubría la boca.

—¿Entendiste? ¡Quiero ese dinero lejos de mi vida! — el joven jamás pensó decir eso — Cat, ¿estás lista para...? ¿Cat?

Peter se dio la vuelta y vio como se alejaba lentamente con el dinero.

— ¡Oye! — dijo el héroe.

— Bien, bien — dijo Felicia, parando en seco — Pero, después no te quejes de nuestros problemas económicos.

Entonces, la bolsa desapareció de las manos de Hardy y esta cayó sobre el castaño, terminado en el piso.

— Debí haber visto venir eso... — murmuró Peter.

— Perdón, Araña, estaba bromeando — dijo Felicia, sonriendo.

— ¡Tontos! — dijo el tipo mágico, liberándose de sus esposas.

Entonces, el sujeto activó la magia de sus manos, apuntando al la bolsa de dinero.

— ¡Ahora, podrán ser testigos de mi gran poder! — dijo el sujeto, comenzando a reunir todos los billetes — ¡Valnok Quien Tellum!

Los billetes formaron un gigantesco Golem de un millón de dólares. Tal vez el villano más caro al que se tenía que enfrentar.

Aquel Golem les rugió.

— Esto es tan agridulce... — dijo Felicia, viendo al monstruo.

Ella no tenía idea que Peter llevaba casi toda su vida sin tener nada de dinero, y ahora este iba a matarlo.

Realmente, no era su día.

El Golem se movió rápidamente hacia donde estaban los dos. El castaño apenas tuvo tiempo para reaccionar.

— ¡Muévete! — gritó Peter, empujando a Felicia.

Entonce, el Golem lo golpeó con toda sus fuerzas hacia el piso.

— ¡Araña! — gritó Felicia.

— ¡L-Lo logré! ¡Santo Dios! ¡Maté al Hombre Araña! — decía el tipo mágico — ¡Y eso que aprendí magia la semana pasada! ¡Ahora soy el más grande supervillano del mundo! ¡Sí!

Pero... su satisfacción no duró mucho.

Hasta el mismo Golem se dio cuentas, cuando retiró su puño.

— Aquí hay una cosa acerca del dinero, tipo mágico — dijo el castaño, sentado en el piso — Está hecho de papel. Y cuando haces un gran monstruo hueco de papel...

El Hombre Araña saltó y se impulsó con sus redes, atravesando fácilmente al monstruo.

Y llegando hasta el tipo mágico.

— ¡Recibes una patada en tu cara! — dijo, dándole esa patada — ¡Porque tú eres un tonto!

El monstruo de dinero dejó de serlo, en una pequeña explosión de aire. Los billetes comenzaron a caer en una especie de lluvia de dólares.

— ¡Tuve un sueño como este! — decía Felicia, agarrando los billetes — ¡Bailemos!

— Cat...

La buena noticia era que el "señor dormilón" solo podía hacer una hechizo a la vez, así que finalmente se había liberado de su maldición.

Lastima, ya se había acostumbrado.

— Oye, ¿estás bien? — le preguntó Peter — Estás muy rara hoy.

— Trata de divertirte un poco, Araña — le sonrió Felicia — Estás semanas fueron muy duras, así que hay que relajarnos estas vacaciones, ¿no crees?

— Sí, pero...

— ¿Me dirás que ahora serás el aburrido vecino Hombre Araña?

— No... creo que no.

Peter tomó uno de los pocos billetes que seguían cayendo del cielo.

La verdad, con todo ese dinero, podría tener una vida más fácil. Tal vez comprar mejores cosas...

O pagar todas las cuentas que tenía que pagar....

— No... — dijo Peter, soltando el billete — No necesito el dinero.

— Tienes suerte que ya no robo bancos — dijo Felicia, soltando el dinero — Sino, desde hace rato te hubiera empujado por el precipicio y hubiera escapado.

— Te hubiera atrapado fácilmente.

— Me hubiera dejado atrapar — dijo, dándose la vuelta — Después de todo, siempre me gusto observarte.

— ¿Q-Qué? 

— Nada — dijo, sonriéndole — ¡Nos vemos!

La peliblanca saltó del edificio y se fue de allí.

Realmente, el dinero era la raíz de todos los problemas.

Estoy mejor sin tener nada que ver con esa cosa.

De todas formas... hay personas que lo necesitan más que yo, ¿no?

El vagabundo abrió los ojos y vio, enfrente suyo y pegado con telaraña, un sobre con cerca de mil dólares.

Este sonrió, mientras un pequeño perro hambriento salía de su polera.

Definitivamente, iba a estar bien sin ese dinero.

Ahora, tenía que darse prisa para cambiarse y llegar a la ceremonia.

Se le había pasado la hora.

Solo debía llamar a MJ para ver si...

"Usted no cuenta con saldo suficiente para realizar este tipo de llamadas"

— Santas vacas... — suspiró el joven héroe.

Mientras se dirigía al penthouse.

***

— ¡Ya llegué! — dijo Peter, corriendo a la entrada, y a su costado también estaba Felicia.

Allí, lo estaba esperando sus amigos.

— ¡¿Dónde estaban?! — preguntó MJ.

— No lo creerías... — dijo el castaño, tomando aire.

Entonces, el profesor Harrington llegó rápidamente hacia ellos y tomó de los hombros al joven de Queens.

— ¡¿Peter, dónde estabas?! — preguntó el profesor.

— ¿Señor?

— ¡No importa! ¡Tienes que usar ese cerebro tuyo ahora!

No tan buen plan.

— ¿Por qué? — preguntó el castaño.

— ¡Tú darás el discurso!

— ¡¿Qué?! ¡¿Por qué?!

— ¡Eres el mejor de la clase! ¡Siempre el mejor lo dice!

— ¡Pero no sé que decir!

— Dejen de gritarse en la entrada — dijo la pelirroja — Asustan a los padres.

Los dos miraron a sus costados y notaron como todos los observaban.

— ¿Crees que podrás inventar algo en... diez minutos? — le preguntó Harrington.

— ¿Diez minutos...? — dijo Peter, agarrándose la cabeza.

No tenía tiempo para improvisar un discurso en tan poco tiempo.

Debía de pensar en algo y rápido...

¿Pero qué?

Levantó la vista y vio toda su escuela.

El lugar donde había estudiado y había conocido un montón de personas. Un lugar donde conoció a sus mejores amigos y...

Donde también pasó su tiempo como el Hombre Araña.

Y aún recordaba con quienes había empezado eso...

Harry y Gwen...

— Señor Harrington... — dijo Peter, recordando algo — No hay problema si... repito un discurso de hace varios años, ¿verdad?

— Ah... — decía el profesor, pensándolo — No, creo que... que no...

— Bien... creo que tengo uno.

— ¿Enserio...? — dijo Harrington — Ok, me preocupé por gusto... bien...

***

"Es sencillo sentir esperanza en un día hermoso como este..."

Peter se encontraba en medio del escenario, diciendo un discurso que había escuchado hasta el cansancio hace mucho tiempo.

"Pero también habrá días oscuros en el futuro... habrá días en los que se sientan solos..."

Ese discurso no lo había dicho ninguna persona desconocida.

"Y es cuando más esperanza necesitarán... no importa si no creen que existe o si se sienten perdidos..."

Lo había dicho su vieja amiga...

"Deben prometerme que van a aferrarse a la esperanza..."

"Manténgala viva... debemos superar el sufrimiento"

— Un envío — decía un oficial de Raft, enfrente de la celda de Eddie.

"Mi deseo para todos es que se vuelvan la esperanza..."

Eddie recibió una pequeña caja, que contenía un reproductor, junto a unos audífonos.

"Todos lo necesitan"

"Y aunque fracasemos... ¿qué mejor forma hay para vivir?"

Lo había enviado Peter Parker, luego de hacer una gran fila y un montón de trámites.

"Mientras vemos aquí a aquellos que nos ayudaron a llegar a lo que somos..."

Eddie se puso los audífonos en cada oreja...

"Sé que esto parece una despedida... pero llevaremos un fragmento de nosotros a cada cosa que hagamos después..."

Miró por un momento el reproductor, dudoso.

"Para no olvidar quienes somos... y quienes debemos ser..."

No lo pensó mucho...

"Pase unos años increíbles..."

Y reprodujo el audio.

"Los extrañaré mucho"

Entonces, en vez de escuchar la voz de Peter...

Solo escuchó la voz de Gwen.

Agachó la cabeza.

Dejó que sus lágrimas cayeran conforme escuchaba su voz...

Y simplemente sonrió de felicidad.

_________________________________________

Buenas a todos!!!

Espero les haya gustado el capítulo jeje ^^.

Este cap fue, la verdad, una muerte de risa hacerlo. Hace tiempo quería adaptar ese comic.

Pueden darle a la estrellita si les gusto!

Hasta la próxima!

Publicado el 18/05/21

***

— Oficialmente, estamos en las vacaciones de verano — decía Felicia, sentada encima de un contenedor.

Ambos héroes miraban el atardecer de ese día. Era algo realmente hermoso en su ciudad.

— Sí, adiós al estrés duranto los siguientes... ¿catorce minutos? — preguntó el castaño.

— O tal vez más.

— Quizás...

El joven volteó y miró a Felicia. 

Veía como su cabello blanco se dejaba llevar por el cálido viento que había en esos momentos.

Realmente era hermosa.

Si era verdad lo que decía MJ, Felicia sería la verdadera chica de quien estaba enamorado.

Entonces... ¿debería intentar pedirle una cita?

Aunque, técnicamente ya estaban en una.

Si es se consideraba cita, ¿cuántas citas habían tenido?

¿Debía ya de preguntarle para salir?

Muchas preguntas comenzaron a envolver la mente del castaño. No sabía como reaccionar en esta situación.

Su cabeza le daba vuelta.

Muchas vueltas...

Demasiadas...

Definitivamente, algo andaba muy mal. Su Sentido Arácnido comenzaba a ponerse como loco.

Pero, no era una advertencia de peligro... era más como...

¿Un llamado?

O algo así.

Tal vez, finalmente se había vuelto loco.

Pero entonces, dos redes de telaraña envolvieron su cuello y lo arrastraron hacia atrás de él.

Esto tomó por sorpresa a ambos.

Peter cayó hasta un edificio más cercano y vio de quién se trataba.

Alguien que podía disparar telaraña de sus dedos.

Una chica de cabello negro y largo...

En un traje hecho enteramente de telaraña.

El joven no entendía por qué, pero... reconoció a la chica.

La reconoció por completo...

— ¡¿C-Cindy Moon?! — dijo Peter.

Mientras esta chica saltaba y lo atacaba.

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