— Muy bien alumnos, ya pueden retirarse — dijo el señor Harrington, dando por terminada la clase — Excepto por el señor Parker y la señorita Allan.

— ¡¿Qué?! — dijo Peter, preocupado.

— Parece que alguien está en problemas... — dijo el menor de los Osborn.

— Silencio Harry — susurró el castaño, mientras iba donde el profesor.

Solo había dos razones para que el señor Harrington lo llamara. O quería presumir a su querida esposa con ellos dos... o estaban en problemas. Por más cansado estuviera Peter de que Harrington presumiera a su esposa, esperaba más a que fuera eso que lo segundo.

Nunca se había metido en problemas. Su nueva vida como superhéroe tal vez lo metía en más problemas sin que se diera cuenta.

Y lo peor de todo es que no sabía cual era el problema en que se había metido.

La señorita Allan también camino hasta el escritorio de profesor.

— Señor Harrington... — dijo Liz, aburrida de estar allí — ¿Sucede algo?

— Sí, señorita Allan — respondió el profesor, tomando unos papeles — Sus notas han ido en descenso desde que empezó este curso.

— Bueno, yo... — murmuró Liz, algo sorprendida por la noticia — No es posible...

— Será mejor que lo crea, señorita Allen — le dijo — Sus notas han bajado de 10 a 5.

— Oh...

— Por eso llame al señor Parker, quien a pesar de también disminuir en su puntaje... se ha mantenido estable — dijo el profesor, lo que hizo que el castaño se tranquilizará — Me gustaría que el señor Parker le ayude a estudiar para los exámenes finales.

Sí, era verdad que sus notas habían bajado un poco, pero nada de lo que tuviera que preocuparse... aún. Solo tenía que... que...

¿Qué fue eso último que dijo?

— ¡¿Qué?! — dijeron los dos al mismo tiempo.

— Señor, por favor — suplicó Liz — ¡No me ponga con Peter!

Peter no esperaba tener que enseñar a la chica que le llegó a gustar. Ni pensaba que ella le tuviera tan poco carisma... aunque eso no le sorprendía tanto.

—Lo siento, señorita Allan — dijo el profesor, retirándose — Pero si desea pasar el curso, seraá mejor que acepte a Parker como su nuevo maestro.

Allan no parecía estar del todo emocionada de la idea de su profesor... 

Miraba de reojo al castaño, quien seguía procesando el como iba a sacar tiempo para ser el Hombre Araña, Peter Parker o maestro de Liz.

Tal vez debía pedirle algún consejo a Stark...

— Aún recuerdo cuando conocí a mi hermosa esposa. Fue en una situación parecida — empezó a hablar Harrington, recostándose en la silla — Estaba resolviendo su tarea de matemáticas, cuando...

Pero, antes de que se diera cuenta, Peter y Liz ya se habían ido del salón de clases.

El plan del castaño era ir a patrullar las calles y esperar a alguna misión de los Vengadores o algo por el estilo, pero en vez de eso debía de enseñarle a Liz. 

Solo esperaba que nada saliera mal... porque algunas cosas comenzaban a salirle mal en su vida...

— Oye, ¡Liz! — dijo el castaño, corriendo detrás de la chica — Debemos ver cuando nos reuniremos.

***

Luego de las clases, Peter se dirigió rápidamente hacia el café Nicks, donde había quedado con Liz Allan

Pasó unos 15 minutos y Liz no llegaba. Luego paso una hora y recién, a las 6:30 ella por fin llegó.

— Muy bien Parker, hagamos esto rápido — dijo mientras sacaba su teléfono y lo empezaba a usar.

— Muy bien, pasa a la pagina 127, donde el tema es... Química en la... ah... — el castaño notó como ella lo ignoraba — Liz, pasa a la página...

— Ah, sí, sí, claro — dijo, mientras pasaba las páginas con desgano y seguía en su celular.

— Muy bien, en esta página podemos ver como estas reacciones químicas... — la chica seguía sin prestar atención — Liz, necesito que prestes atención...

— Lo estoy haciendo... — dice Liz, mientras seguía con el celular.

-Bien...

Pasaron 30 minutos, mientras Peter trataba de explicarle a Liz pero ella no le prestaba atención. Cerca de allí, un camión se estaba estacionando enfrente de la tienda de enfrente.

—Muy bien, Liz, ¿dime que fue lo que... l-lo que dije...? — le pregunto el castaño.

— ¿Ah?, sí, sí, sobre... Ah, ¿reacciones químicas?

— Sí, eso, pero... un poco mas específico.... ¿Uh? — Peter vio como varios tipos con armas salían de un camión y entraba a una tienda cerca de allí.

— Ah, Peter, yo... sí...

— Liz, el profesor... él me pidió que... — el castaño siguió mirando. 

Los tipos empezaron a amenazar al dueño.

— Que importa lo que diga el profesor de ciencias — dijo mientras seguía con el celular.

— S-Sí... ¡Si, tienes razón! — se levanto Peter, molesto y apurado — ¡No debí haber aceptado ayudarte en esto!

— ¿Que?

— Puede que hayas sido lista en el pasado, pero ahora ya no...

— E-Eso no es...

— Sí, lo es — el castaño agarró sus cosas, rápidamente — Sera mejor que le pidas al señor Harringtonr que te busque a otro que te ayude ¡Nos vemos!

El castaño se retiró lo más rápido que pudo. 

Luego, se subió hacia la pared de un callejón y se puso su traje mientras pensaba en lo que acababa de ocurrir.

— Apurémonos Karen *¿No tenías unas cita, Peter?* Ya no... analiza, ¿cuántos son? *Analizando... Son 4, armados* ¿Quién? ¿Con qué? *Actualmente dos están apuntándole al dueño de la tienda, otro tiene un cuchillo y el ultimo un machete* Bien, no perdamos... ¡Más tiempo! — el castaño dio un salto y entró rompiendo el vidrio.

— Buenas noches, señores ladrones — el héroe volteó y vio al dueño — Hola Stan, veo que te roban.

— Nah, te esperaba araña — le dijo Stan Lee.

— ¡¿Qué hacen parados?! — dijo uno — ¡Acábenlo!

— Tranquilos amigos — Peter lanzó dos redes y le quitó las armas de fuego a los dos tipos —¡por fin me das una buena red, Karen! *Gracias señor* ¡No hay de qué!

De pronto, la cabeza del castaño empezó a vibrar y cosquillear.

— ¡El del machete! — Peter logra detener el machete con su mano y lo golpea mandándolo hacia los botellones de agua donde estos caen sobre el

— ¡Miserable!

—Eso debe doler.... ¡Oye! El del cuchillo, tienes algo en la cara — el Hombre Araña logra tirarle una red a la cara — Lo siento, era mi telaraña...

Peter volteo y vio como los ladrones desarmados se tiraban al suelo con miedo y pavor.

— Eso es todo, Stan.

— Gracias araña.

— De nada — dijo el castaño, retirándose — ¡Nos vemos!