Gran Responsabilidad
¿Qué significa ser el Hombre Araña?
Me he hecho esa pregunta un millón de veces.
Y la verdad, hay veces que me he confundido al contestarla.
Es raro, porque... sería responder...
¿Qué significa ser yo?
¿Qué significa ser el Hombre Araña?
Todos tienen su respuesta... todos...
Pero, ¿cuál sería la respuesta en común?
¿Cuál sería esa respuesta que todos sabemos?
Es muy difícil de responder... porque cada uno tiene una idea de como soy...
Cada uno piensa en quien soy o como debo ser...
Cada quien tiene su propia versión de mí...
Y es demasiado abrumador el querer cumplir con esas expectativas.
Demasiado para mí... para mis amigos...
Demasiado para aquellos que me rodean.
Eso me hace sentir culpable... y ha provocado que odie ser el Hombre Araña.
Porque... no importa cuanto me esfuerce...
Cuánto luche por conseguirlo...
Mi felicidad nunca será para siempre.
Y algo malo siempre va a pasar...
Realmente, no deseo a nadie vivir mi vida... no, no lo deseo a nadie.
Es curioso pensar todo esto, ¿no?
Sobretodo... en mi posición...
En la situación que estoy viviendo.
Tartamudeando unas palabras a mi yo del pasado...
Apoyándome en la puerta que da a la azotea...
Y abriéndola, cegándome con la luz del atardecer que se podía ver en el horizonte.
El sol se estaba ocultando...
— ¿Qué tal? — me dijo una voz.
Volteé la cabeza... y lo vi.
Cletus Kasady, sin su simbionte. Aquel sujeto que asesinó a mi tío Ben.
El tipo que puso a la ciudad en jaque en menos de unas horas...
La persona... que se había vuelto el sujeto más poderoso al que me he enfrentado.
Se suponía que debía pelear con él.
Que debía dejar la máquina y saltar en su dirección...
Eso era lo que debía de hacer... pero estaba cansado.
Estaba adolorido.
El dolor punzante que tenía en mi estómago no me ayudaba mucho en eso.
Así que solo me di la vuelta...
Y comencé a caminar hasta la gran antena que había en el centro del tejado.
— Oh, vamos... — volvió a decir — ¿Vas a dejarme colgado?
Solo seguía caminando... sin voltear a verlo...
Seguía recto hasta la antena.
— ¿Qué? ¿Ya te aburriste? — preguntó — Dímelo a mí... destruir una ciudad es divertido, pero... deja de serlo cuando ya no hay gente...
¿No hay gente? ¿Acaso Miles ya había caído?
¿Y Strange? ¿Felicia también...?
No... no debo de pensar en eso...
— Ya sabes, los gritos de los inocentes... el temor de las pobres personas... — dijo — ¡Todo lo que hace divertido una matanza!
Solo debo... seguir avanzando...
— Y sigues ignorándome, claro... espero no haberte golpeado tan fuerte — expresó, mientras se sentaba en el suelo — Odiaría tener que matarte sin que opongas ninguna resistencia...
Seguir... avanzando...
Pero mis piernas dejaron de responderme... y caí de cara contra el suelo.
Me estrellé, soltando la cura, la cual comenzó a rodar en dirección de Cletus.
Este la miró... y la hizo rodar otra vez...
En mi dirección.
Aquel acto me sorprendió... pero también me dio igual...
He llegado a un punto en el cual... ya no siento nada...
O tal vez siento tantas cosas que... ya me da igual.
Agarré la cura... tomé la máquina entre mis brazos...
Y seguí caminando.
— ¿Sí sabes que todos tus esfuerzos son inútiles? — me preguntó — Podría alargar uno de mis tentáculos y destruir tu preciada máquina...
Avancé... hasta llegar al pie de la antena.
Finalmente había llegado.
— O podría quitarte la cura y... lanzarla lo más lejos posible — dijo — O podría... simplemente matarte y ya...
Posicioné mi mano derecha en el metal de la antena e hice un gran esfuerzo para subir...
Pero tuve que parar a tomar aire.
— Tu lucha es inútil... yo ya he ganado — me dijo — Tengo bajo mi control a todos los héroes de esta ciudad... e incluso del espacio...
Apreté el metal con mi mano derecha..
Y me impulsé, logrando subir tres centímetros.
— Solo faltas tú... el pequeño Peter Parker... el Hombre Araña... — expresó, con una pequeña risa de por medio — Me sigo preguntando... ¿por qué sigues luchando?
Al escuchar esa pregunta, paré en seco.
No solo para tomar aire... sino, para pensar en sus palabras.
— Te obligué a pelear con tus familiares y amigos muertos... asesiné a Eddie Brock... te perforé el estómago... — me seguía diciendo — ¡Incluso, te obligué a pelear con tus nuevos "Vengadores"! Amigo, prácticamente destruí toda tu ciudad...
Ya lo sé... no tienes que repetírmelo...
— Y a pesar de todo este caos y destrucción... aquí estás — dijo, mientras se reía — ¡Estás aquí! ¡Medio muerto! ¡Pero aquí estás! Intentando trepar una antena... mientras tu mayor enemigo te habla de tonterías...
Lo sé...
— Ya no tienes nada... ¿por qué continúas?
— P-Porque... es lo... correcto... — dije, finalmente — E-Esta es... es mi responsabilidad...
— Ah, sabía que dirías eso... "Poder y Responsabilidad" — dijo — ¡Tu gran poder y tu gran responsabilidad! ¡¿Sí sabes que suenas como un idiota cuando lo dices?!
— N-No me... importa...
Comencé a hacer fuerza y a mover mi pierna izquierda por el metal, tratando de seguir escalando.
Intentando seguir escalando.
Hasta que resbalé... y caí al suelo.
— ¡Ahí está! ¡Caíste! ¡Listo! ¡Perdiste! — dijo.
Pero... me moví usando las pocas fuerzas que me quedaban...
Y me levanté.
— ¡Y volvemos a empezar! ¡Ese es el punto al que quiero llegar! — dijo Cletus — ¡Tú siempre caes, pero... de alguna forma, vuelves a levantarte! ¡¿Por qué?!
— Y-Yo...
— ¡Respóndeme, Peter! ¡¿Por qué?!
— Y-Ya sabes la... la respuesta... — le dije, volviéndome a apoyar en la antena — ¿P-Por qué diablos... me preguntas eso...?
— Porque quiero destruir tu respuesta... nada más que eso...
— P-Pues... no lo haré... n-no te respon...deré....
— ¿Sí...? Pues, es algo decepcionante... — dijo Cletus — Esperaba decir algo de tu padre o de tus tíos, ya sabes...
No sabía que a Cletus Kasady le gustara hablar...
Realmente... era un tipo que estaba loco...
Pero, me da igual...
Seguí intentando trepar la antena.
Había logrado avanzar más que la primera vez.
— ¿Sabes qué es un códice? — me preguntó.
Yo permanecí callado, mientras seguía escalando.
— No... claro que no lo sabes... nunca quisiste que el Klyntar te explicara cosas — dijo — Un códice es... como un guardado de emergencia.
¿Guardado de emergencia?
— Cuando un simbionte posee a una persona, guarda el ADN de esta... — explicó — Recuerdos, todo de todo... es como si la subiera a la nube...
C-Claro... la mente colmena.
Eso ya lo sabía...
— Sí, bueno... toda esa información se queda dentro del simbionte, lo que permite no solo aprender acerca del usuario... sino, también curarlo...
— ¿C-Curarlo...?
— Claro, ¿cómo creías que funcionaba la regeneración del simbionte? — me preguntó — Ese ADN guardado permite copiarlo y usarlo para reparar cualquier daño... o cualquier muerte...
— ¿A qué... quieres llegar...?
— Todas las personas que tengo bajo mi control... en realidad están vivas, Peter...
— ¿Q-Qué...?
— Sip, todas y cada una de ellas terminaron regenerándose y reviviendo, solo que bajo mi control — explicó, mientras reía — Aunque claro, solo funciona con personas que estaban vivas al momento de matarlas...
— ¿P-Por qué... los mantendrías vivos...?
— No es algo que quiera... el simbionte los revive sin querer... — me dijo — Pero sabes, me da igual...
— ¿I-Igual...?
— Después de todo, si voy a convertir todo el multiverso en mi imagen... terminaré aburriéndome cuando no quede nadie... — dijo — Así que, simplemente les quitaré los simbiontes a algunos y los volveré a matar... una y otra vez...
— S-Sería una... pesadilla...
— Ellos ya están viviendo una pesadilla. Cada uno es consciente de lo que está haciendo... de los que ha matado hasta ahora — dijo Kasady — ¡Y yo puedo escuchar sus gritos de agonía y de piedad! ¡Es magnífico!
Era un completo monstruo.
Alguien completamente loco...
Yo simplemente seguí trepando... intentando avanzar y llegar hasta el final de la antena.
Ya iba por la mitad.
Faltaba poco...
— Se acabó, Peter... hagas lo que hagas, yo gané... — me dijo, mientras se ponía de pie.
— N-No... no, todavía... todavía no... — le dije, subiendo — Y-Yo sigo... sigo aquí... puedo seguir...
— Ya no puedes.
— Sí puedo...
— No.
Decidí ignorarlo sin más.
Y seguir trepando.
Seguir escalando esa gran antena...
Ya estaba llegando al final.
Ya casi llegaba a lo más alto...
Al punto más alto de Nueva York.
El lugar perfecto para insertar la cura.
— Puedes seguir, pero... ¿por cuánto más? — me preguntó.
— E-El tiempo... que sea... necesario...
— Oh, ya veo... estás dispuesto a dar tu vida — dijo, sonriente — ¡El gran sacrificio del héroe! ¡Dar su vida por la de los demás! Que noble... y estúpido.
Finalmente... había llegado.
Lo más alto de esa antena.
El punto más alto de Nueva York en ese momento.
Coloqué la máquina de la forma más estable... y la encendí.
— ¿Ya terminaste? — me preguntó Kasady.
Realmente me fastidiaba el escucharlo.
De la máquina, se abrió un pequeño compartimiento.
Era perfecto para poner el contenedor donde estaba la cura... así que, eso hice.
Coloqué la cura y luego cerré el contenedor.
La máquina comenzó a emitir unos sonidos raros y a mostrar unas extrañas luces.
No sabía como funcionaba esa cosa, exactamente.
Pero los botones me ayudaban.
El funcionamiento estaba en la modalidad de lluvia... lo que me venía bien.
Ahora, solo debía de presionar el botón...
Solo debía de hacerlo...
Pero cuando lo hice, me apareció un contador pausado.
Diez minutos.
Ese era el tiempo en que la máquina tardaría en analizar toda la sustancia... para poder duplicarla y convertirla en forma de nube.
Y era un gran problema... estoy seguro que Kasady podrá matarme en esos diez minutos.
No sobreviviré a su ataque...
Aunque, aún tenía un as bajo la manga.
La bomba que me entregó Shuri... esa cosa capaz de desintegrar todo a su paso...
Más de doscientos metros... no podría alejarme lo suficientemente rápido para evitar el radio de explosión... pero tampoco Cletus.
Así que, si el moría... yo también...
El problema era... que no podría activarla hasta que la máquina haya lanzado la lluvia...
Sino, también se desintegraría.
Tenía que tener un seguro... hacer tiempo...
Por eso, cronometré la bomba.
Diez minutos y diez segundos.
Diez segundos después de que se generara la lluvia.
Eso debería bastar para eliminar a Kasady... si es que intentaba destruir la máquina.
Pero la cosa era... que tengo que hacer tiempo.
Tengo que evitar que Cletus se acercara a esta cosa...
Tengo que pelear contra él... por diez minutos...
Y Finalmente, había llegado el momento.
El momento... de la muerte del Hombre Araña.
Accioné ambos temporizadores... y vi como empezaba a disminuir sus números.
Poco a poco...
Al colocar la bomba sobre la máquina, esta se pegó como si fuera un imán.
Definitivamente, la tecnología de Wakanda era increíble.
Entonces... salté y comencé a descender.
Terminé estrellándome contra el suelo.
Cletus Kasady se burló por eso... le parecía muy gracioso mis intentos de parecer seguro.
Y era así... no podía ni siquiera caer bien...
Mi cuerpo no me dejaba hacer eso...
De todas formas... me levanté...
Y me preparé para pelear.
— Oh... así que lo vas a intentar... — me dijo Cletus, sonriente.
— N-No... no voy a darme por... vencido... — le dije, cansado.
— Estaba esperando este momento... — dijo — Por eso, les di tanta facilidades...
— Lo sé...
—El momento... donde crean estar tan cerca de la victoria... donde crean que ya están a punto de ganar — continuaba diciéndome — ¡Y así... destruirlos! ¡Destruirte!
Ya lo sé... sé que así es como querías actuar.
Ya sé que todo lo que has estado haciendo hasta ahora fue simplemente jugar con nosotros.
Con Eddie... los Vengadores...
Todos... todos éramos piezas de tu juego... de tu simple diversión...
Porque ya sabías que no podríamos ganarte.
Que no podríamos hacerte frente...
Por eso tardaste tanto que destruir el edificio Baxter... porque querías que terminaran la cura.
Por eso... no me mataste cuando me enfrenté a ti... o no mataste a los demás cuando se enfrentaron a tus simbiontes.
Porque querías vernos luchar... para intentar ganar...
Para que nos mates... y nos quites esa esperanza.
Pero...
¿Qué crees, maniático?
— Y-Yo aún... tengo esperanza... — le dije, mientras comenzaba a caminar hacia él — Y-Yo aún... estoy aquí... listo para pelear... para darlo todo...
— Y eso es lo que yo quería que pasara...
— ¡No me importa si es lo que querías o no! — le grité, cansado — ¡Voy a derrotarte! ¡Y salvaré... esta ciudad!
— Lo has logrado... varias veces... — dijo — Pero siempre llegará el momento en el cual... ya no podrás hacerlo... ¡Y tú momento... ya llegó!
Comencé a correr hacia él.
Corrí lo más rápido que pude... intentando alcanzarlo...
Y al momento que estuve enfrente suyo... me dio un puñetazo.
No uso su fuerza simbiótica o algo parecido... simplemente, uso la fuerza normal que tenía.
Pero ese simple golpe... me dolió.
Me hizo retroceder... y caer al suelo.
Mientras empezaba a reírse a carcajadas.
— ¡¿Eso es lo mejor que puedes hacer?! — dijo, burlándose — ¡Viejo, apenas y moví la mano!
Me apoyé en mis dos brazos y traté de levantarme con todas mis fuerzas.
Levanté mis piernas... y volví a estar de pie.
Salté y traté de golpearlo, pero él me empujó y me golpeó en la cabeza.
Volviéndome a tirar al suelo.
Y otra vez... volví a levantarme.
— Que gran voluntad... — me dijo, pateándome y tirándome al suelo — Para un simple idiota...
Esto iba mal... iba muy mal...
Pero... me volví a levantar...
Y él me volvió a tirar al suelo.
No podía con ese sujeto.
Era más fuerte que yo... y estaba comenzando a sentir frío.
Estaba comenzando a sentir que mi cuerpo perdía el conocimiento.
Y me volví a levantar.
— ¿Seguirás así? — me preguntó — ¿Por qué? ¿Esperas a que esa cosa termine de cargar? ¿Enserio crees que no puedo hacer algo ahora mismo con eso?
Vi como Cletus Kasady extendía su brazo y apuntaba a la antena.
Ese brazo se envolvió en el simbionte y parecía que iba a lanzar un tentáculo hacia esa dirección.
Debía evitarlo... no podía permitir que ese tipo tirara por la borda todo el esfuerzo de mis compañeros.
Así que, levantando mis dos brazos, disparé mis telarañas.
Este le dieron al brazo simbiótico, tirando de él.
Kasady simplemente me veía sonriente.
Como si lo estuviera disfrutando.
Vi como todo su cuerpo comenzaba a rodearse por el simbionte rojo.
Veía sus grandes garras y los tentáculos afilados que tenía a su alrededor.
Había más de diez formas en la que podía matarme...
Pero simplemente extendió su brazo derecho y me agarró del cuello.
Todo el simbionte comenzó a envolvernos.
Estaba creando una gran coraza roja que nos rodeaba.
No sabía que estaba pasando...
No tenía idea de lo que estaba haciendo, pero esa coraza circular me rodeó a mí también.
Apartándome de la luz...
Y encerrándonos en la oscuridad.
***
Miles logró saltar y patear a una de esas cosas con su Bioelectricidad.
Estaba cansado. Apenas y le quedaban energías.
Pero seguía luchando.
Lastimosamente, cada vez eran más y más.
Johnny Storm había aparecido y había intentado atacarlos, pero Moon Knight logró repelerlo con su Ankh.
Las personas seguían disparándoles a esas cosas...
Pero... de un segundo para otro.
Una persona cayó en el edificio donde estaban.
Era la Capitana Marvel simbionte.
— Eso no es bueno... — dijo Miles, viendo a la heroína.
— No, creo que no... — dijo Electro.
Marvel alzó sus puños, cargando toda su energía.
El Sentido Arácnido de Morales se volvió como loco.
Fue corriendo hacia donde estaba su madre y la tomó en sus brazos.
—¡Ganke! — llamó Miles, buscando a su amigo.
Pero a este le habían dado... y estaba comenzando a transformarse en una de esas cosas.
— ¡Vámonos!
El Hombre Araña, Moon Knight y Electro saltaron de allí, aterrizando en otro edificio.
Estos vieron como la Capitana golpeaba al edificio y lo desintegraba por completo, en cuestión de segundos.
Se quedaron petrificados... sorprendidos por el poder destructivo que tenía.
Lo cual les impidió darse cuenta de unos tentáculos acercándose detrás de ellos.
Rio Morales logró notar esto e intentó atacarle.
Pero estos tentáculos envolvieron a la mujer y se la llevó de allí.
— ¡No! — gritó Miles, intentando correr hacia ella.
Pero el caballero de la luna lo tomó del brazo y lo acercó hacia él, salvándolo de un ataque de un simbionte.
— ¡Concéntrate! — le dijo el caballero.
— ¡Es mi madre!
— ¡Ella no querría que murieras así! — dijo — ¡Prepárate!
Más simbiontes comenzaron a acercarse.
Miles cerró los ojos y apuntó a esas cosas con sus manos.
Estas se envolvieron en su Poder de Veneno, empezando a desintegrar sus guantes...
Y liberando una gran descarga, mandando a volar a todas esas cosas.
Continuó con la descarga, pero cada segundo representaba más y más cansancio...
Hasta que se quedó sin energías y cayó de rodillas.
Agotado.
— Maldición... — se quejó Moon Knight, viendo a más de esas cosas acercándose.
Casi se arrepentía de haber llegado.
Casi.
Electro los tomó a ambos y los sacó de allí, volando.
Pero nunca había tenido que cargar a tantas personas, por lo que terminó cayendo sobre un tejado.
— ¡Arriba! — dijo Electro, ayudando a Moon Knight a levantarse — ¡Esto continúa!
Se acercó y tomó la mano de Miles, pero el choque de sus dos electricidades hizo que ambos se soltaran.
Electro lo había olvidado.
Ambos podían anular sus electricidad, pero... la diferencia era...
Que Miles podía absorber su electricidad.
— ¡Ahí vienen! — gritó el caballero, estirando su bastón.
Miles trató de ponerse de pie, pero volvió a caer al suelo.
Aún así... tenían que resistir hasta que Peter logre provocar la lluvia.
Solo debían de aguantar...
***
El Santuario se encontraba bajo ataque.
Wong estaba en el vestíbulo, intentando mantener el campo mágico que rodeaba el lugar.
Pero los rasguños y constantes golpes que daban los simbiontes lo debilitaban.
Estaba usando toda su energía mágica.
No podía creer que Strange haya podido soportar todo eso. Era demasiado.
Y lastimosamente, más de lo que el hechicero podía soportar.
Luego de unos minutos... los simbiontes lograron destruir todo el escudo mágico.
La destrucción del campo hizo que Wong cayera de rodillas.
Podía escuchar a esas cosas comenzar a golpear las puerta del Santuario.
Pero el hechicero no se iba a rendir tan fácil.
— ¡Este Santuario es un lugar sagrado! — dijo, mientras activaba su magia — ¡No permitiré que ninguno de ustedes osen mancillarlo con su presencia!
Los círculos mágicos de Wong comenzaban a parpadear por el cansancio, pero se mantenía firme.
Listo para dar su última batalla.
Fue entonces cuando los simbiontes lograron romper la puerta de la entrada... que Wong les lanzó varios de sus hechizos.
Estos consistían en rayos de luz, en extrañas cadenas de energía que salían del suelo y en ataques paralizantes.
Pero los simbiontes iban en aumento. Aumentaban tanto que destruían las paredes de la entrada.
Wong formó una espada con su magia y fue a tratar de luchar contra esas cosas.
Lograba protegerse con un circulo mágico suyo, pero este se iba rompiendo lentamente.
Uno de los simbiontes le mordió la pierna, provocando que cayera al suelo.
Aún así, siguió luchando, golpeando y lanzando magia a todo simbionte que se acercaba a morderlo.
Hasta que comenzó a ser rodeado y aplastado por la cantidad de estos.
Terminando envuelto en la masa rojiza... y uniéndose a las filas del Rey de Rojo.
Los simbiontes rugían, mientras empezaban a subir las escaleras y correr por los pasillos, buscando a las personas que faltaban.
A los que quedaban en ese lugar.
Pero, para la suerte de esos sobrevivientes, habían logrado llegar a la habitación a la que se dirigían.
Strange se detuvo y cerró la puerta, conjurando un hechizo con las pocas fuerzas que le quedaban.
Y lanzándolo a la puerta.
— ¿Qué hiciste? — le preguntó Sue.
— Convertí el Santuario en un laberinto... — dijo el hechicero — Pero... no durará demasiado... nos encontrarán tarde o temprano.
— Eso es malo... — dijo Daga.
— ¿Y qué hacemos aquí? — preguntó Shuri — ¡Tenemos que escapar!
— No... nos quedaremos todo lo que podamos... — dijo Strange — Y cuando estén aquí... usaré eso.
El Hechicero Supremos señaló al único objeto que se encontraba en esa habitación.
En el centro de esta, había lo que parecía ser un pedazo de madera envuelto de vendas... el cual estaba rodeado por una cúpula de vidrio.
— ¿Los golpearás con eso? — preguntó Shuri.
— No... "eso" es un fragmento de Yggdrasil — explicó Strange — El árbol que une a los Nueve Reinos.
— ¿Qué? — dijo Daga, sin entender a que se refería.
— Solo cinco personas han tenido la oportunidad de usarla... de las cuales, tres se vieron corrompidas por su poder — dijo — Es muy peligroso... por eso será nuestro último recurso.
— Usarás esa cosa para enfrentarte a los simbiontes... — dijo Felicia.
— Así es... solo espero... no caer ante su tentación — dijo el hechicero, viendo sus manos — Es un riesgo que debo seguir para poder mantenerlas a salvo.
Pero... un sonido los hizo voltear.
Un sonido de la madera siendo agrietada.
Todos voltearon a ver donde venía el sonido... y vieron como la puerta era destruida.
— ¡Imposible! — gritó Strange, sorprendido.
Wong no había tenido tiempo para usar el hechizo de borrado de memoria.
Daga, quien estaba en la puerta, fue tomada por los simbiontes, siendo atravesada en el hombro.
Shuri comenzó a disparar rayos repulsores desde sus guantes de pantera, intentando mantener a los simbiontes alejados de ellos.
Pero a esas cosas no le hacían ningún efecto.
Uno de los simbiontes saltó y fue directamente hacia todos ellos, pero Sue Storm se puso enfrente y creó un campo de fuerza.
Los sirvientes de Carnage empezaron a golpear este campo, agrietándolo poco a poco.
El Hechicero Supremo notó que eso no iba a durar mucho, por lo que se dio vuelta e intentó ir tras el fragmento de Yggdrasil...
Pero ni bien dio un paso, cayó al suelo, agotado.
Realmente tenía muy poco poder mágico y físico...
Y al mismo tiempo... tenía muy poco poder mental...
Si agarraba el fragmento de Yggdrasil... era muy seguro que se corrompería.
Felicia Hardy veía a todos allí.
Se estaban defendiendo... intentando protegerse...
Al igual que Peter.
Strange intentaba llegar hasta el pedazo, pero estaba débil para usarlo.
Shuri disparaba hacia los simbiontes, mientras Sue intentaba mantener el campo de fuerza estable.
Y ella simplemente estaba allí... sin hacer nada...
Se sentía una inútil... ni siquiera pudo ayudar al Hombre Araña en su viaje a Alchemax...
De verdad... ella creía que no podía hacer nada...
Y ahora... iban a morir...
***
"¿Sabes en qué nos parecemos?"
¿Dónde estoy?
"Tú y yo fuimos huérfanos desde niños"
No tengo idea de donde estoy... pero siento mucho frío...
Esta helando...
"Perdiste a tus padres, igual que como yo perdí a los míos..."
Traté de calentarme las manos... pero recibí un puñetazo en la cara.
Cayendo al suelo.
Estaba en una especie de parque... y estaba nevando.
Un niño me acababa de golpear..
Y me dolió...
"Solo... las circunstancias fueron distintas..."
Fue entonces que logré voltear la cabeza y ver a alguien parado a mi costado.
Era él... Kasady...
Estaba parado a un costado mío... viéndome fijamente.
— Yo fui quien mató a mis padres... — dijo Cletus — Apenas tenía cinco años... pero fui yo...
— ¿Qué...? — dije, sorprendido.
Pero no pudo seguir viéndolo, ya que el niño apareció y me volvió a golpear.
— Sí, ya sabes... eran muy ruidosos... — me dijo — Y para empeorar... nadie me vio como culpable... no creían que un pequeño niño podría ser el causante de tal asesinato.
Aquel niño seguía golpeándome.
— Terminé en un orfanato de monjas... me cuidaron muy bien... — dijo — Nunca me trataron mal, a excepción de unos bravucones...
Debía de referirse a ese niño que me estaba golpeando...
— Las monjas eran amables conmigo y yo lo era con ellas, pero... — decía, mientras sacaba un cigarro y empezaba a fumarlo — Llegó el día donde unos tipos intentaron adoptarme.
Kasady empezó a caminar, de un lado a otro, viendo lo que parecía ser el orfanato.
— Había un perro del cual me hice amigo... y me gustaba estar junto a las monjas... — dijo — Ellas me decían que era muy difícil que adopten a un chico de catorce años... que debía de aprovechar esta oportunidad.
El niño que me golpeaba finalmente dejó de hacerlo...
Me escupió en la cara y empezó a retirarse de allí, contento.
— Así que hice lo que creí justo... no quería que nadie tomara mi lugar cuando me vaya... — me dijo, mientras se agachaba hacia mi — Para asegurarme de que el perro no tuviera más amigos... lo maté. Y para asegurarme de que las monjas no tengan otro niño favorito...
Lanzó su cigarró...
Y de pronto, todo el lugar se hizo de noche.
Había un brillo a mi costado.
Me levanté lo mejor que pude... y vi el orfanato.
Estaba en llamas. Se había incendiado por completo.
No podía creerlo.
Cletus Kasady había matado a todos los que había allí dentro.
— Fue algo revelador hacerlo, ¿sabes? — dijo, caminando a mi costado — Matar a cada una de las monjas... ver como sus cuerpos ardían... me gustó mucho...
Entonces, todo el lugar cambió.
Podía ver múltiples habitaciones. Múltiples salas... baños...
Cuartos y hospitales...
Todos llenos de sangre...
— Matar se volvió la nueva forma por la cual respiraba... por la cual me sentía libre — dijo Kasady — Me volví el asesino serial más grande de todos...
— Eres un monstruo...
— Lo fui... hasta que llegué a cierto ring... — dijo — Allí fue donde tu cometiste tu primer error...
— Te deje ir...
— Y también... yo cometí un error.
Todo el escenario cambió.
Me encontraba en el parque... en aquella horrible noche...
La noche que Kasady me quitó a mi tío Ben...
— Yo pude matarte esa vez... pero no lo hice... no te maté — me dijo, riendo un poco — Es extraño, ¿no crees? Yo... el más grande asesino... ¡No matando a alguien que tenía enfrente mío!
Agaché la cabeza...
Era verdad... salí vivo esa noche porque... Cletus Kasady me dejó vivir...
— Ese fue el punto de inflexión de toda nuestra historia juntos — me dijo.
— ¿Nuestra?
— Claro... fue justo en este punto que nuestros destinos se unieron...
— Eso no es verdad...
— Ciego como siempre, Parker... muy ciego... — dijo — ¿Recuerdas lo que te dije sobre que hubiera pasado si no hubiera matado a Ben? Pues, la respuesta sería sencilla...
— No hubiera existido el Hombre Araña — le respondí.
Sabía a qué quería llegar.
— Ahora, la siguiente pregunta sería... ¿qué hubiera pasado conmigo si no hubiera matado al tío Ben? — preguntó Cletus — Estoy seguro que también sabes la respuesta...
— No te hubieras convertido en...
— ¡Carnage! ¡Sí, muy bien! Ya vas entendiendo el punto — dijo — Si no hubieras ido a ese ring, yo nunca hubiera tenido que matarlo. Si no lo hubiera matado, tú nunca me hubieras buscado... y nunca me hubieras encerrado...
Y nunca me hubiera vuelto el Hombre Araña.
Lo entendía a la perfección... mi más grande error... fue lo que provocó todo esto.
Él estaba incluido en eso...
Eso era lo que nos unía...
— Gracias a ti me volví Carnage y gracias a mí te volviste el Hombre Araña — me dijo, caminando a mi alrededor — ¡¿No lo ves?! ¡Esta batalla! ¡Esta charla! ¡Todo esto era predestinado!
Kasady me agarró del cuello y me elevó.
— ¡Tú y yo! ¡Juntos! ¡Enfrentándonos a nuestro destino! — dijo — Terminando lo que dejé pendiente... acabar con tu vida...
***
Moon Knight fue golpeado y terminó cayendo al suelo.
Intentó levantarse, pero no pudo.
Alguien lo agarró del brazo.
Al darse la vuelta, notó de quien se trataba.
Capa.
El caballero levantó su Ankh y lanzó un rayo que cegó al simbionte, aturdiéndolo un poco.
Luego, retrocedió y fue con los otros.
Los tres estaban retrocediendo, mientras los simbiontes se acercaban lentamente hacia ellos.
— Esto no está nada bien... — dijo Miles, cansado.
— No, no lo está... — dijo Moon Knight — Es el fin...
— H-Hay que seguir... podemos seguir... — decía el moreno, tratando de activar su Poder de Veneno.
Pero solo logrando sacar un par de chispas en sus manos.
— Vamos... funciona... — se quejaba.
— Niño — dijo el caballero, agarrándolo del hombro — Tienes que prepararte para lo peor...
Al escuchar eso, una frialdad inundó el cuerpo de moreno.
¿De verdad iba a morir ese día?
Siempre le había temido a la muerte y ahora que lo tenía allí cerca... no quería morir.
Siguió intentando activar su Bioelectricidad, pero solo provocó que su preocupación aumentara más.
Esas emociones hacían que varias partes de su cuerpo se camuflaran...
De nada le iba a servir.
Los simbiontes solo se reían de los tres sobrevivientes.
Se burlaban del hecho que Miles Morales creyera que aún podía hacer algo.
El moreno siguió intentando cargar su Poder de Veneno... hasta que alguien lo tomó del hombro.
Electro se acercó a él... y le extendió la mano.
Miles negó con la cabeza, intentando activar su Bioelectricidad... seguía intentando...
Y seguía viendo la mano levantada de Max Dillon.
Solo suspiró, derrotado.
— Jamás pensé... que moriría luchando junto a un supervillano... — dijo Miles, extendiendo su mano.
— Ni yo junto a un superhéroe — dijo Max, también extendiéndola.
Entonces, ambos se apretaron sus manos.
— Aunque bueno, te equivocas en algo... — dijo Electro.
— ¿Vas a decir eso de un amigo? — preguntó Miles.
— No... de hecho, iba a decir que tú no ibas a morir — dijo, apretando aún más su mano — Que lo iba a hacer yo...
— ¿Qué?
Entonces... Electro comenzó a aumentar su electricidad.
El cuerpo de Miles Morales, inconscientemente, comenzó a absorber toda la electricidad latente que Max Dillon liberaba en su cuerpo.
Miles intentaba soltarse, pero chispitas no se lo permitía.
— ¡Max! ¡Detente! — le dijo el moreno.
— ¡¿Qué están haciendo?! — preguntó Moon Knight.
— ¡No puedo controlar cuánto puedo absober! ¡Podría...!
— ¡Lo sé! — le dijo Max — ¡No sabes cuánto tiempo llevo esperando esto!
— ¡Esto es diferente a las otras veces! — le gritó — ¡Eres prácticamente energía pura! ¡Si te absorbo por completo...!
— ¡Cierra la boca, ¿quieres?! — dijo Electro — En este mundo, existen los monstruos... los tipos malos y los tipos buenos...
— ¡Electro!
— ¡Yo no soy un héroe... pero tampoco soy un monstruo! — dijo — ¡Así que te estoy haciendo un maldito favor! ¡Más te vale no desaprovecharla!
Poco a poco, todo el cuerpo de Electro comenzó a desaparecer, mientras era absorbido por Miles.
— ¡Detente! ¡Yo no...! — dijo Morales.
— Sabes, me agradas más que el otro sujeto... — dijo Electro, sonriendo.
— ¡No dejaré que mueras!
— ¡Cállate de una vez! — gritó — Antes de que me arrepienta de todo esto...
— Max...
— Te mataré en el otro lado...
Le dijo... antes de desaparecer por completo...
Y terminar de ser absorbido por Miles.
Este gritó, mientras sentía como toda la energía de Electro ingresaba por su cuerpo.
Los rayos rojizos y anaranjados, comenzaron a unirse con rayos azules y amarillos...
El joven de Brooklyn apenas podía controlar toda la energía latente dentro de sí.
Sentía que iba a estallar.
Pero, de un momento para el otro...
Toda la energía que envolvía su cuerpo desapareció... y terminó cayendo de rodillas.
— O-Oye... — dijo Moon Knight, confundido — ¿E-Estás bien...?
Un extraño vapor comenzó a salir de los brazos, piernas y cabeza del moreno.
El caballero entendió eso y trató de retroceder lo mejor que podía.
Usando su capa, decidió protegerse de lo que estaba por venir.
Los simbiontes dejaron de reírse y empezaron a correr hacia ellos.
Acercándose rápidamente y alargando sus tentáculos.
Fue entonces cuando Miles abrió los ojos.
Los lentes de su máscara estallaron ni bien lo hizo, mostrando una energía azul emanando de esta como si fuera vapor.
— Oh, carajo... — exclamó el caballero, cubriéndose con esta.
Miles cruzó los brazos, mientras rayos rojos y azules lo envolvían por completo.
Estos rayos desintegraban sus guantes, botas... y hasta su máscara por completo...
Pero no le hacía daño...
Otra vez, alguien se había sacrificado por él.
Alguien había dado su vida para salvarlo.
Eso lo hacía sentir mal. Lo hacía sentir un inútil.
Lo hacía enfurecer y lo hacía odiarse a si mismo...
Lo hacía ir...
— ¡Más allá del cien por ciento! — gritó el Hombre Araña...
Creando una poderosa explosión a su alrededor.
La explosión fue tan grande que destruyó todo ese tejado por completo y mandó a volar a todos los simbiontes que iban tras ellos.
Moon Knight salió disparado y se estrelló contra la ventana de un apartamento, entrando en este.
Estaba sorprendido del poder que podía llegar a tener ese chico.
Miles apretó los dientes.
Su Bioelectricidad le permitía estar suspendido que el aire...
Por desgracia, esa cantidad de energía no había freído a los simbiontes, quienes se estaban volviendo a levantar.
Además, tenía conocimiento que, en cualquier momento, perdería todo ese poder... como ocurrió con su combate contra su tío Aaron.
Toda esta energía solo le permitiría defenderse de esas cosas por un tiempo... así que debía de aprovecharse.
Posicionó sus brazos por detrás y liberó una descarga, impulsándose hasta los simbiontes.
Johnny Storm apareció volando y trató de golpearlo, pero Miles saltó sobre él... y lo tomó de los hombros.
Liberando toda su energía...
Y mandándolo hasta el suelo.
El Hombre Araña aterrizó junto a él y vio a todos los simbiontes saltando hacia su dirección.
Apretó sus puños y comenzó a golpear a cada una de esas cosas.
Lo estaba dando todo para poder sobrevivir...
She-Hulk apareció y lo golpeó... pero el joven de Brooklyn pudo resistir el golpe.
Saltó y la golpeó en la cara, para después darle una patada y estrellarla contra un edificio.
Los simbiontes seguían acercándose a él, pero este volvió a liberar una gran explosión que los mandó a volar.
Un simbionte saltó por detrás de él, pero Moon Knight aterrizó y golpeó a esa cosa con su bastón.
Ambos asintieron con su cabeza... y continuaron luchando.
***
Black Cat se acercó a Strange y lo ayudó a levantarse.
Empezaron a acercarse hasta el fragmento de Yggdrasil.
Felicia tiró la cúpula de vidrio y tomó ese trozo envuelto en vendas.
— Muy bien... ahora... — decía Strange — Hay que quitarle las vendas...
— C-Claro... sí... — dijo Felicia, comenzando a quitarlas.
— ¡T-Ten cuidado con tocarlo! — dijo — ¡Es muy peligroso si tú...!
Pero entonces, Sue soltó un grito.
Los dos héroes voltearon y vieron como el campo de fuerza era destruido por completo.
Aquellas bestias agarraron rápidamente a Shuri y a la Mujer Invisible, mordiéndolas y atravesándolas.
Fue cuando Strange notó varios tentáculos afilados que se acercaban hacia ellos que levantó los brazos.
Con las pocas fuerzas que le quedaban, logró activar sus círculos mágicos y crear un campo de fuerza que los rodeó a los dos.
Pero este escudo mágico se agrietaba rápidamente.
— ¡D-Demonios...! — se quejó el hechicero — ¡R-Realmente... esto no está bien...!
Felicia miró al Hechicero Supremo usar todo lo que le quedaba de fuerzas para protegerla.
Podía notar como él no tenía la suficiente fuerza para utilizar ese fragmento.
Estaba en su límite...
Pero ella... no lo estaba.
— Parece que ya usaste todas tus cartas mágicas, Strange — le dijo Felicia.
— ¡E-El Yggdrasil...! — dijo Strange, cerrando los ojos y concentrándose — ¡Dámelo...!
— ¿De dónde dijiste que era?
— D-De Asgard...
— ¿Y dices que me dará un gran poder?
— S-Sí... espera... — dijo Strange, volteando a verla — ¡¿Qué estás haciendo?!
Felicia Hardy quitó las vendas del pedazo de Yggdrasil... y lo tomó en sus manos.
Este pedazo comenzó a mostrar un gran brillo amarillo.
Mientras envolvía el cuerpo de la peliblanca.
— ¡No! ¡Es muy peligroso! — dijo Strange.
— Doc, más te vale que me hayas dicho la verdad... — dijo la peliblanca — Porque si no fue así... voy a matarte...
Entonces, una gran luz comenzó a iluminar toda la sala...
Y un poderoso rayo de energía destruyó toda esa zona del Santuario.
Strange salió volando y se estrelló contra un automóvil.
Se quejó del dolor, mientras intentaba ver algo entre la cegadora luz que había en los restos del Santuario.
— Oh no... — dijo Strange, sin dar crédito a lo que veía.
Aquel pedazo de Yggdrasil se había convertido en un bastón mágico de madera.
Y quien sostenía eso... era Black Cat.
Sus ropas habían cambiado por unas asgardianas, mientras que toda la energía que tenía era liberada alrededor suya.
— Felicidades, Strange... — dijo Felicia.
— Cat... — murmuró el hechicero.
— Tu día de morir aún no llegará... — dijo la peliblanca, empezando a elevarse en el cielo.
— ¿Qué has hecho...? — suspiró Strange.
La gata volteó y vio a varios simbiontes corriendo en su dirección.
Ella sonrió y fue volando hacia esas cosas, lanzando grandes ráfagas de energía y haciendo estallar toda la calle.
Strange se elevó en el aire y comenzó a seguirla, rápidamente.
***
— Están ocurriendo cosas muy interesante haya afuera... — me dijo Cletus, aún agarrándome del cuello — Ojalá pudieras verlas...
— ¿Qué...? — pregunté, confundido.
Si todos habían muerto... ¿qué podría estar ocurriendo afuera?
— Nada, olvídalo... — dijo — Muy bien... ¿en dónde nos quedamos?
Vi como ese tipo elevó su brazo izquierdo y formó una cuchilla afilada.
Eso me asustó... no podía moverme.
Por alguna razón, en ese lugar, no podía moverme...
Ningún músculo...
Estaba perdido...
Cerré los ojos y me preparé para morir.
Había fallado y no había podido proteger a mis amigos...
Una vez más... no había sido lo suficientemente fuerte...
Creí que podía hacerlo... que podía lograrlo...
Pero no...
Otra vez... el destino me pateaba...
O eso creía... hasta que vi una masa negra pasar.
Una masa negra que pasó por el brazo de Kasady...
Y que me envolvió por completo.
De alguna forma, ya no estaba con Cletus Kasady...
Ocurrió todo tan rápido que no sé como explicar que pasó...
Pero ahora... estaba en un lugar oscuro.
Sin nada alrededor...
Completamente vacío.
¿Esto era el otro mundo...? ¿Ya había muerto?
"No estás muerto"
— E-Esa voz... — dije.
Reconocí esa voz...
Era la voz del simbionte. La última vez que la escuché... fue cuando logré librarme de él en aquel campanario...
Y ahora... me hablaba.
— ¿Q-Qué quieres...? — dije, tratando de caminar.
Pero cayendo al suelo.
Mi cuerpo seguía completamente adolorido y ensangrentado...
Apenas y podía respirar bien.
"Jamás pensé que podríamos hablar, Peter"
— Y-Yo no quiero hablar... contigo...
"Pude hacer algo de tiempo, pero Kasady no tardará en encontrarnos..."
— S-Sí tu plan... es que me vuelva a unir a ti... — decía — ¡O-Olvídalo...! ¡No lo haré...!
"No podrías unirte a mí... ni aunque quisieras..."
— ¿Ah... no...?
"Carnage me está absorbiendo... tratando de encontrarnos... Pronto, ya no quedará nada de mí..."
— S-Sí... eres el simbionte... que se unió a Eddie... ¿verdad?
"Sí..."
— Vaya... n-no sé que... que sentir... — dije — T-Todo esto... todo esto está muy mal...
"Lo sé... la situación no es la mejor..."
— S-Sé que... que debo seguir, pero... ¿cómo...? — pregunté — ¿Cómo me enfrento a él... si no puedo ni siquiera moverme...?
"Él ha estado jugando contigo todo este tiempo..."
— N-No me digas...
"Tienes que ganarle en su juego"
— ¿E-En su... juego...? ¿A qué... te refieres...?
"Buscará destruirte física y mentalmente... debes de hacer lo mismo..."
Al escuchar eso, solté unas risas.
No podía creer lo que me estaba diciendo.
¿Vencerlo? ¿Mentalmente?
¿Cómo diablos voy a vencerlo mentalmente?
¿Cómo se vence a un demente... mentalmente...?
— N-No voy... a poder hacer eso... — le dije, intentando levantarme — N-Ni siquiera... me siento bien... mentalmente...
"Lo sé... puedo sentirlo..."
— Entonces... no me pidas que haga eso... — dije, mientras volvía a caer al suelo.
"Podrás lograrlo..."
— ¿De verdad...? Me tienes mucha... estima...
"Yo no..."
— Pero yo sí... — dijo alguien, agarrándome del hombro.
Levanté la vista... y vi a alguien.
A una mujer.
Me costó un poco asimilar de quien se trataba... era un rostro que no había visto en mucho tiempo...
Esa cara...
— ¿May...? — dije, viéndola a mi costado.
— No te ves nada bien, hijo — me dijo mi tía, tocando mi mejilla — La vida no... no parece haber sido muy amable contigo...
— P-Pero... ¿c-cómo...?
"Tu códice... fue el segundo que obtuvimos... después que el de Knull..."
— ¿Qué...?
"Tengo acceso a tus memorias... a todas ellas..."
Miré sorprendido a mi tía May.
Realmente... había pasado tanto tiempo que había olvidado varios detalles de su rostro.
De su cabello... de todo...
Simplemente me acerqué a ella... y la abracé con fuerza.
"Sé que tú no confías en mí para decirte que puedes lograrlo..."
Entonces, alguien más se acercó a mi.
Era mi tío Ben.
"Pero de ellos..."
Y a su costado, estaba Tony Stark.
"De ellos sí..."
— Te dije que no hicieras nada que yo no haría — me regaño Stark, poniendo su mano en mi hombro — Pero nunca me haces caso...
— N-No, yo... yo no... — trataba de decir, mientras tenía una leve sonrisa en mi rostro.
— Siempre has sido así, hijo — dijo Ben, riendo — Eres muy testarudo y algo engreído. No te gusta un "no" por respuesta...
— Tío...
— Me alegra ver hasta que punto has llegado... — me dijo May — Estoy tan orgullosa de ti...
Entonces, otras personas se empezaron a acercar a mí...
— Nada mal, Peter — dijo Max Modell — Me alegra ver que sacaste la inteligencia de tu padre... y nada más que eso...
— No tenías que ser tan directo — dijo Connors — Pero, sí... eres un chico muy listo.
— Y algo bobo, pero... sabes actuar en este tipo de situaciones... — dijo Anna Maria.
Me estaban temblando las piernas.
No podía creer a que todos ellos estuvieran allí.
— Oye, hermano — dijo Eddie, acercándose — ¿Enserio vas a dejar que esa bola de baba te derrote?
— Ese no sería el Peter Parker que conozco — me dijo Harry.
— Ni el Hombre Araña que yo conozco — dijo Yuri.
— G-Gracias, pero... yo no creo... — empezaba a decir.
— ¿Que ganarás? — preguntó Gwen, detrás mío — ¿Ya olvidaste las veces que ganaste a lo imposible?
— Salvaste a Nueva York — dijo Anya.
— Y a todo el multiverso — dijo alguien, acercándose.
Era el Peter Parker viejo, acompañados por sus versiones de otros universos.
— Sin ti, yo no me hubiera convertido en el Hombre Araña — dijo Miles.
— Y la mitad de los seres vivos del universo hubieran seguido muertos — dijo Steve Rogers.
— Lo que no te das cuenta, Peter... — dijo Otto, acercándose — Es que sin ti... ninguno de nosotros... hubiera llegado hasta el punto al que llegó.
— Eres nuestro amigo, Peter — dijo Kong.
— Prácticamente, nuestra familia — dijo Mary Jane.
— Y aunque no siempre hemos confiado en ti — dijo Fury.
— Cuentas con todo nuestro apoyo ahora — dijo Ganke.
— Sabemos que puedes lograrlo — dijo Cindy.
Podía ver a más héroes y personas empezar a acercarse a mí...
Me rodeaban y me daban palabras de aliento.
Algunos de ellos... ya no estaban conmigo...
Y otros, acababan de irse...
— G-Gracias... chicos, pero... — dije — N-No puedo... no puedo ganarle a ese... sujeto... no solo...
— Siempre con "peros" — dijo Strange.
— No estás solo, Peter — me dijo Felicia, parándose enfrente mío — Estamos contigo...
— Y siempre lo estarán... — dijo el Spider-Man del universo 616.
— Después de todo... — dijo otra voz, acercándose — Nadie se va para siempre...
Era Stan Lee.
— Todos se quedan dentro de ti — dijo mi tío Ben — Y siempre se quedarán dentro de ti...
— El mundo te necesita, Peter... — dijo May — Tienes una responsabilidad...
— Tienes el poder para lograrlo, hijo — dijo mi tío — Confía en ti mismo... como confiamos en ti ahora...
— Un gran poder...
— ...conlleva una gran responsabilidad... — dije, concluyendo la frase.
Volteé y miré a todos los presentes.
Estaban todos...
Amigos... conocidos... enemigos... villanos y héroes...
Todos ellos... confiando en mí...
Para poder lograrlo...
— G-Gracias... por estar aquí... — dije, nervioso — Gracias por... por toda su ayuda...
De alguna forma... me hacía sonreír y llorar a la vez.
No sé cómo... pero así era...
Tal vez ya me haya vuelto completamente loco...
"Eliminaré tu códice... esto provocará que ningún otro simbionte pueda poseerte"
— ¿De verdad?
"La mala noticia sería... que si llegara a existir otro simbionte en el universo... no tendrías forma de regresar..."
— Oh...
"Pero, gracias a eso, recuperarás tu mayor ventaja ante nosotros..."
— Lo cual es...
"Tu Sentido Arácnido..."
— Ya veo...
"Ya casi termino de hacerlo... así que, prepárate..."
— E-Espera...
"¿Qué..."
Miré el vació por uno momentos.
No sabía dónde estaba su cara... o si tenía una...
Pero... aún así...
— Lamento que tengas que sacrificarte por mí... — le dije — Las cosas no tuvieron que ser así...
"No te preocupes... me conformo con que logres acabar con ese sujeto"
— Y también...
"¿Uh...?"
— B-Bueno... decidiste ir con Eddie en vez de ir por cualquier otro más... — dije — Eso me permitió reunirme con él y luchar a su lado...
"Él fue el último portador... yo no..."
— Gracias... por hacerlo... — le interrumpí — Le permitiste hacer lo correcto... por última vez...
"..."
— Creo que... al final, no eres tan malo... como creía...
El simbionte se quedó callado por unos segundos.
Hasta que me pareció escuchar una pequeña risa de su parte.
"Tú puedes... Peter..."
Decía, mientras todo el lugar comenzaba a tornarse de un color carmesí.
"Tengo la esperanza... de que lo lograrás..."
Entonces, como si de una simple tela se tratara, Kasady rasgó la negrura del lugar y destruyó toda esa zona que me rodeaba.
El lugar cambio. Ahora, era un zona carmesí.
Un gran páramo donde todo era rojo.
Y de una forma enorme, podía ver a Carnage, mirándome fijamente.
— ¡¿Pero qué ven mis ojos?! — dijo, extendiendo sus manos — ¡¿Qué es esta reunión?! ¡Tantas personas y ninguno me invitó!
Yo comencé a caminar como pude de entre todos mis amigos y conocidos... hasta pararme enfrente de todos ellos.
Mirando firmemente a Cletus Kasady.
— ¡Lamento venir a interrumpir esta fiesta! — expresó.
— L-Lo siento, Kasady... — dije, mientras dejaba de temblar — P-Pero... no recibiste invitación...
Le dije...
Mientras me preparaba.
Para mi última batalla...
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— ¿Huh? — dijo Felicia — Creo que... no funcionó...
La peliblanca comenzó a observar todo a su alrededor.
Era como un espacio oscuro... con un suelo dorado y brillante.
Se encontraba perdida en ese lugar.
— Espera, eso significa que... — dijo, mientras comenzaba a preocuparse — ¿E-Estoy... muerta...?
— Oh, cielo — dijo una voz, detrás suya — No seas tan dramática...
— ¡Ah! — gritó, dándose la vuelta.
Allí, en medio de toda la oscuridad, vio a una persona...
A alguien que nunca pensó volver a ver otra vez...
Ese alguien... era...
— ¿Papá...? — murmuró la gata.
Estaba confundida.
No sabía que estaba pasando.
— ¿D-Dónde...? ¿Qué es todo esto...?
— No soy "The Cat" — explicó — Esta es solo una forma familiar que uso para poder hablar contigo...
— Muy bien, amigo... ¿cuál es el chiste? — preguntó la peliblanca — ¿Quién diablos eres y qué está pasando?
Entonces, el "padre" de Felicia comenzó a caminar.
Ella se sentía algo incómoda de verlo... pero decidió seguirlo, confundida.
— Puedes considerar esto... una partición de tu conciencia. Un pequeño espacio espacio en tu mente donde podremos tener una... conversación — dijo ese hombre — Y sobre mí... soy magia. Magia antigua y salvaje...
— Claro que lo eres... — suspiró Felicia — Así que, si yo estoy aquí... ¿qué está pasando allá afuera? ¿En la realidad?
— No voy a mentirte, querida...
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"Se ve realmente mal..."
Felicia podía ver lo que estaba pasando allá afuera.
Podría verse, elevándose y disparando grandes rayos...
Mandando a volar a varios de los simbiontes... y haciendo estallar edificios y calles.
Creado un poderoso caos en todo el lugar.
— ¡Black Cat! — decía Strange, intentando acercarse a ella — ¡Tienes que escucharme! ¡Debes de...!
Pero ella no escuchaba razones y comenzaba a destruir todo a su paso.
Sin dejar nada atrás.
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— Oh no... — murmuró Felicia.
— "Oh no" de hecho...
— Tengo que volver...
Su "padre" comenzó a bajar unas escaleras que aparecieron allí, de la nada.
Dejando a la peliblanca hablando sola.
— ¡Oye! ¡¿Me escuchaste?! — volvió a decir, mientras también bajaba las escaleras — ¡Envíame de vuelta!
— No hasta que hayas escuchado lo que tengo que decir... — dijo — Como te dije, represento magia. Magia extremadamente antigua. Magia extremadamente salvaje...
Entonces, su padre terminó de bajar las escaleras.
Y terminaron en una especie de tablero de ajedrez gigante.
— Al tomar el fragmento de Yggdrasil, agarraste un cable de alta tensión... — explicó — Y por ese cable, corría magia.
— Tomé el cable, lo entiendo — dijo la peliblanca — Entonces, ¿qué quiere la magia conmigo?
— Quiero que digas que sí.
— ¿Sí?
Felicia vio todas las piezas de ajedrez.
Las figuras eran de todos sus amigos y enemigos que había conocido.
— La magia se rige por reglas — dijo, mientras extendía sus brazos y sonreía — ¡Quiero ser libre! ¡Arder brillante y hermosamente! ¡Dejar una marca en la creación!
Ella miraba extrañada a la magia con forma de su padre.
Jamás pensó verlo actuar de esa forma.
— Pero, para eso, necesito un conducto — dijo — Uno que pueda dar su consentimiento...
— ¿Oh, enserio? — dijo Felicia — ¿Y qué habría para mí, amigo?
— Poder — respondió — El poder de la creación en sí...
— Ok, diré que estoy interesada, pero... — dijo — Primero, tendrás que invitarme a cenar, marinero. No soy esa clase de chica.
— Estoy seguro que lo eres...
— Hablar es barato, cielo... — le dijo la peliblanca — Y tengo gustos caros... así que, dame una probada.
— ¿Qué sugieres?
— Strange es una presa fácil y es por culpa mía — le respondió — Esos simbiontes han sido todo un dolor de cabeza, así que quiero... castigarlos...
— ¡Espléndido!
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Felicia Hardy abrió los ojos.
Y pudo sentir todo ese poder.
Todo el poder que recorría por cada una de sus venas...
Se sentía como si le diera un apretón de manos a una bomba de hidrógeno.
Ella giró en el aire y vio a Strange, siendo golpeado y mandando hasta Central Park.
Cat voló rápidamente y aterrizó enfrente del Hechicero Supremo.
— ¡Felicia! — dijo Strange, al verla.
— ¡He vuelto, Doc! — dijo la peliblanca, alargando sus garras — ¡Y todo estará bien!
Ella arañó al aire, lanzando una energía en forma de garras que logró dañar a los simbiontes que se iban acercando.
Vio como varios superhéroes se acercaban a su dirección, pero ella lograba repelerlos sin ninguna dificultad.
Era como si todas las estrellas del universo estuvieran recorriendo su sangre...
Como si la armonía de las esferas estuvieran chocando en sus oídos.
Como si su intención asesina fuera una fuerza de la naturaleza... una ley del universo.
¿Quién podría decir que no a eso?
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— Espera... — decía Felicia, mientras veía todo eso desde una televisión antigua — ¿Cómo estoy ahí afuera, peleando... y también estoy aquí, viéndolo?
Se encontraban en una especie de habitación, llenas de pinturas y fotos de ella misma.
Estaban sentados en un sillón, viendo el combate por la tele.
— Puedo hacer muchas cosas interesantes... — dijo su "padre", con una copa en su mano — Podemos hacer muchas más cosas interesantes... si me lo permites.
Entonces, tomó un trago de la copa.
— Dime, Felicia... — dijo — ¿Cuándo fue la primera vez que te sentiste impotente?
Ella agachó la cabeza, tratando de recordar... aunque ya sabía la respuesta.
Entonces, la pantalla del televisor cambió, mostrando a una niña pequeña.
Una niña con su mismo color de cabello.
Que observaba a su madre llorar.
— ¿Mamá...? — preguntó esta niña — ¿Qué pasa...? ¿Qué está mal...? ¡¿Mamá?!
Su madre se levantó y la miró a los ojos, intentando aguantar las lágrimas.
— F-Felicia... es tu padre... — le respondió su madre — Su avión, él... se estrelló. Hija, lo siento tanto... se ha ido...
La niña solo comenzó a derramar lágrimas de tristeza... y soledad...
— Él no murió, por supuesto — pausó su "padre".
— Lo atraparon... en un simple robo... — continuó la peliblanca — Llamó a mi madre y le dijo que me dijera que había muerto...
Hizo una pausa, tratando de recordar todo.
— Ella lo odiaba... pero hizo lo que le pidió — dijo — Se llevó ese secreto a la tumba...
— Lo que debió hacerte pasar... — dijo la magia.
— Estaba bien. Viví — respondió — Lo saqué de la cárcel para que pudiera morir en su propia cama, aunque... no terminó como yo quería...
— Sí... tu siempre vives, ¿no? — dijo, mientras se ponía de pie — Vives, pero terminas herida... muy malherida...
Entonces, en la televisión se mostró un edificio en llamas...
Con alguien atrapado bajo varias vigas que ardían fuertemente.
— Por ejemplo, cuando los Maggia asesinaron a tu ex novio — dijo su "padre".
— E-Eso fue... — dijo, apartando la mirada — Fue una mala noche...
— Lo fue — continuó — ¿Recuerdas cómo se sintió? ¿Toda esa... impotencia...?
"Claro que lo hago..."
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— ¿Es todo? — preguntaba Felicia, mientras liberaba todo su poder mágico — ¡¿Es todo lo que tienen?!
La peliblanca lanzaba todos sus rayos mágicos a diestra y siniestra, empezando a destruir todo Central Park.
Strange apenas podía defenderse de los simbiontes... pero seguía intentando acercarse a la gata.
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Estaban caminando por un pasillo.
Un pasillo lleno de cuadros a su alrededor.
Cuadros de momentos de la vida de Felicia Hardy.
— Tu sabías que necesitabas poder... — dijo su "padre" — Y tu actual amante, el Hombre Araña, te lo dejó muy en claro...
Ella recordaba como, poco después de la muerta Ryan, empezaba a escuchar las hazañas del Hombre Araña y las cosas que hacía.
Fue allí cuando comenzó a llamarle la atención...
Fue en ese tiempo cuando...
— Pero sabías que no podías recurrir a métodos simples. Es por eso que recurriste a él... — dijo, deteniéndose en un cuadro — A Kingpin...
— Mira, yo no...
— Oh, pero de todas formas lo hiciste — la interrumpió — Le pediste más poder y él te ofreció eso... y nunca se lo dijiste al Hombre Araña...
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— ¡Esto es malo! — dijo Strange, acercándose a Felicia — ¡Extremadamente malo!
Ella no paraba de sonreír, mientras seguía liberando y atacando a todo y todos.
— ¡Felicia! ¡Estás canalizando el poder puro de la creación! ¡Es muy amoral y destructivo! ¡Como una gran bomba atómica! — trataba de advertirle Strange — ¡Debes dejar ir esa magia antes de que te sientas abrumada...!
Y si ya está abrumada... entonces, se estarían enfrentando a otro gran peligro...
Felicia movió el bastón de madera y apuntó a Strange, liberando toda su magia hasta él.
El Hechicero Supremo logró crear un escudo mágico y protegerse de tal ataque... pero esto no estaba siéndole muy favorecedor...
— Rezo a todos los dioses que he conocido para que seas los suficientemente fuerte... como para resistir la tentación del poder supremo...
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Los dos se encontraban sentados en un sillón, mirando una pintura.
Una gran pintura.
— Pero, incluso con esa fuerza en ti... — decía la magia — No fue suficiente...
El cuadro que veían... era de cuando el Duende Verde le dio aquella paliza en ese almacén abandonado en el muelle.
Cuando casi muere por la explosión del mismo.
— Osborn... — dijo la peliblanca, fríamente.
Ella tenía un gran odio hacia ese sujeto.
— Basta de esto. Suficiente de esta... exposición de traumas — se quejó Felicia — ¿Estás tratando de que diga que sí? Deja de mostrarme tipos que me golpearon...
Realmente estaba fastidiada con toda esa situación.
— ¡Tú no puedes romperme!
"¡La señorita sabe lo que quiere!"
Todo el lugar cambió por completo.
Estaban como en una especie de escenario de los programas de competencia.
Y detrás de ellos, habían tres grandes puertas enumeradas.
— ¡Así que mostrémosle a la chica lo que puede tener! — dijo — ¡¿Qué dicen, amigos?!
— ¿Ah?
El público eran copias exactas de su padre.
Estaban aplaudiendo y silbando.
— Veamos la primera puerta... — dijo su "padre".
Esta puerta se abrió... y lo que vio dentro...
La sorprendió.
Era ella, con un gran poder latente, sobre los cuerpos muertos de un motón de sujetos.
Había varios que no reconocía.
— ¡La total aniquilación de tus enemigos y los que vendrán! — le dijo.
— Oh... sí...
— Pero, ¿eso es todo...? ¡Claro que no! — dijo, mientras se abría la segunda puerta — ¿Qué le podemos dar a una chica que lo quiere todo? ¡Pues, todo!
Podía verse a ella misma... con un montón de joyas.
Rodeada de dinero... y portando en su brazo izquierdo...
El Guantelete del Infinito, con las seis Gemas en el.
Y a un montón de tipos en trajes, inclinándose ante ella.
— ¡La riqueza de las naciones! ¡Reliquias de importancia cósmica! — proseguía — ¡Los héroes y villanos más poderosos, arrodillados a tus pies!
Entonces, dos personas tomadas de los brazos comenzaron a caminar hasta el centro de la puerta.
— Y claro... ¡Tu padre y tu madre, de vuelta a la vida! — dijo — ¡Volviendo a estar a tu lado!
— O-Oh... — dijo la peliblanca, sorprendida...
Dando dos pasos para atrás.
— ¡¿Y eso es todo, amigos?! ¡¿Enviaremos a esta chica a su casa con solo esto?! — decía al público — ¡¿La muerte de sus enemigos?! ¡¿Los tesoros del universo?! ¡Por supuesto que no!
La tercera puerta comenzó a abrirse.
Mostrando una imagen.
— ¡Podemos hacer algo mejor que eso!
Eran tres figuras.
Juntas, en un solo lugar.
Una familia.
Era ella, Peter y su hijo.
— ¡Amor! — gritó su "padre" — ¡Darte eso que nunca tendrás! ¡Una familia! ¡Un felices para siempre! ¡Una vida con tu amado e hijo!
— ¡Oh no! — gritó Felicia — ¡No! ¡¿Cómo...?! ¡¿Cómo te atreves?!
Black Cat caminó hasta ese hombre y lo agarró del traje.
— ¡Cometiste un grave error! — le dijo la peliblanca, mostrando sus garras.
— ¡No lo entiendo! — dijo — ¡Te ofrecí todo!
— ¡Me ofreciste una incoherencia! — gritó la peliblanca — ¡¿Realmente creíste... que no podría tener una familia... sin la magia?!
Ella miró con furia a su "padre"...
Incrustó sus garras en su cuello.
Y se lo cortó.
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Y entonces... Black Cat apretó el bastón con tanta fuerza...
Que terminó destruyéndolo.
La energía mágica se liberó con una gran explosión... y ella empezó a caer.
Strange logró ascender y atraparla, aterrizando en medio de Central Park.
Estaba viva y consciente, pero algo agotada.
— Para un mago, sobrevivir a las tentaciones de la magia salvaje es una cosa — decía el hechicero, mientras la dejaba en el suelo — Pero, ¿para una no iniciada? ¿Qué fue lo que te ofreció?
— T-Todo... — le respondió Felicia, mientras se sobaba la cabeza — Más de lo que mi alma podría soportar... no sin convertirme en alguien que no podría soportar ser...
Strange la miró fijamente, pensativo.
— Tan poco como me gusta admitirlo... estoy impresionado — dijo el hechicero.
— ¿Enserio?
— Sí... — le dijo — Hasta llegué a pensar que ibas a matarme...
— Estuve muy cerca de hacerlo, Doc... — dijo Felicia, levantándose del suelo — Pero gracias, también me agradas...
El cuerpo de la gata seguía teniendo un leve brillo a su alrededor.
El fragmento de Yggdrasil había quedado completamente inservible, así que la magia no venía de allí.
— Veo que quedó un poco de magia residual... — dijo Strange — Pero será temporal...
Entonces, los simbiontes comenzaron a acercarse hacia ellos.
Los tenían rodeados.
— Muy bien... — dijo el hechicero, activando sus círculos mágicos — ¡¿Estás lista?!
Felicia sonrió y se preparó para pelear.
— ¡¿Cómo no voy a estarlo?! — dijo, mostrando sus garras — ¡Hagamos esto!
Ellos saltaron.
Y continuaron peleando.
***
Así que, aquí estoy.
Cara a cara con el peor ser vivo que haya conocido en mi vida.
En un espacio que él mismo creó... listo para dar hasta lo último de mi...
— ¿Ya te rindes? — me preguntó el Rey de Rojo.
— No lo haré... — le respondí — No puedes vencerme...
Podía sentirlo.
Mi cabeza... mi Sentido Arácnido...
Había regresado finalmente.
— Parece que no sabes donde estás parado... — dijo Cletus, alzando sus brazos — ¡Estás dentro de mí! ¡En mi dominio! ¡Estás aquí... porque yo te traje aquí! ¡Y no puedes salir a menos que yo quiera que salgas!
— ¿Eso crees? — pregunté.
— Sí...
— Yo ya he logrado escapar de un simbionte antes.
— Pero no de mi... nunca has podido escapar de mi — dijo — Yo he estado en tu vida desde hace muchos años. Yo soy el causante de todo tu dolor... de todo tu sufrimiento...
Sin él... nada de lo que me pasó hubiera pasado...
— ¡¿Y crees que podrás escapar?! ¡No me hagas reír más! — dijo, mientras se burlaba — ¡Tu culpa fue lo que te convirtió en un héroe! ¡Y no olvides que tu culpa fue originada por mi!
Era verdad...
— ¡Incluso ahora, en el final de tu vida, no puedes aceptarlo! ¡No quieres aceptar que, gracias a mi, te volviste la persona en quien eres ahora! — expresó, riéndose — ¡Y también que, gracias a ti, yo me convertí en el Carnage Máximo!
Ya sé que era verdad...
— Eres tan malo como yo lo soy, Peter... — dijo — Llegó el momento en que lo aceptes...
¿Malo?
Sí... por mi murió gente... por mi, mis amigos estuvieron en peligro.
Eso ya lo sé... y ya me cansé de pensarlo...
Pero... ¿malo? ¿Soy el villano?
— Lo acepto... — dije, finalmente — Fue gracias a mi que terminaste en prisión, ¿no? Por mi escapaste y por mi obtuviste al simbionte...
— Sí... así es...
— Soy el responsable de todo lo que acabas de hacer...
— ¡Finalmente puedes aceptarlo!
— Y fue gracias a ti... que me volví el Hombre Araña...
— ¡Sí...!
— ¡Pero...!
Cletus dejó de tener los brazos alzados y miró para abajo...
Me miró a mi, fijamente.
— Tú no fuiste quien me convirtió en quien soy ahora... — le dije — Solo fuiste la chispa... una pequeña y simple chispa...
— ¿Qué...?
— Logré afrontar un sinfín de problemas y dificultades, cada una peor que la anterior... — decía, mientras daba unos pasos al frente — Me enfrenté a tipos malos y personas que eran cercanas a mi...
He vivido un montón de experiencias durante toda mi vida como el Hombre Araña...
He peleado, sufrido, reído, llorado, salvado... y vencido...
Pasé por más de lo que creí soportar...
— ¡Pasaste muchas cosas por la culpa que sentías, Peter! — me dijo Kasady — ¡Eso no cambia quién te...!
— La culpa... sí, fue algo que me motivó a ser un héroe... — dije — Pero... no fue lo único...
— ¿Qué?
— Hice lo que hice... porque sabía que era lo correcto. Porque quería proteger a las personas que no podían hacerlo por si mismas — le decía — Porque quería enorgullecer a aquellos que me rodeaban. Porque quería encontrarme a mi mismo...
— Dices tonterías...
— Porque sabía que podía hacerlo. Porque sentía emoción al hacerlo — continuaba diciendo — Porque me hacía sentir vivo. Porque tenía a mis amigos conmigo... porque...
Dije, parando en seco.
— Porque esa era... mi gran responsabilidad...
— ¡Una responsabilidad que yo te otorgué al matar a Ben!
— ¡Una responsabilidad que yo mismo aprendí al pasar por todo lo que pasé! — dije — ¿No lo entiendes? Tú solo generaste una pequeña parte de lo que me hizo ser un héroe...
— Mientes...
— No eres la razón por la que lo soy...
Entonces, volteé y vi a todos los que estaban detrás de mí.
Todas aquellas personas de las que había llegado a aprender algo.
Aquellos que estuvieron a mi lado, en las buenas y en las malas.
— Es por ellos... — dije, volviendo a mira a Kasady — Por ellos soy el Hombre Araña.
— ¡Eso no quita el hecho que tú también tengas mi sed de sangre! — dijo Kasady — ¡Eso no quita el hecho que sigas podrido por dentro!
— ¿Y quién no lo está? — pregunté — Todos tenemos ese lado malo dentro de nosotros mismos... pero no solemos sacarlo... porque nos importa quienes nos rodean.
— ¡Yo lo he hecho!
— Porque tú eres un idiota...
— ¡¿Ah?!
— Si hay algo en lo que nos parecemos, Cletus... es que nos impulsa una cosa... — dije — A ti, tu sed de sangre... y a mí, mi responsabilidad...
— Eres un idiota...
— Eres mi responsabilidad, Kasady... por mí, te uniste al simbionte... y por mí... dejarás de estarlo.
— ¡No podrás hacerlo!
Cletus apretaba sus dientes.
Parecía que su horrible sonrisa había desaparecido.
De hecho... parecía estar enfadado.
— Tienes razón... sí que hiciste una simbiosis perfecta... — le dije — Ambos se parecen tanto.
— ¡Cierra la boca! — dijo, mientras se agarraba la cabeza.
— Son una enfermedad... — dije, para después señalar a los que estaban detrás de mi — Y ellos son la cura...
Al decir eso... sonreí.
No sabía porque lo hacía... ni entendía el motivo.
Sentía dolor en todo mi cuerpo. No creía que podría mantenerme firme por mucho tiempo...
Pero, aún así... quería sonreír.
No sentía miedo.
No sentía... nada más que...
Felicidad.
Porque no me sentía solo en mi última batalla.
No me sentía abandonado ni traicionado...
Sentía a todos ellos... a mi lado...
Apoyándome...
Y eso me hacía feliz.
— ¡¿Crees tener razón?! — dijo Kasady, golpeando el suelo con sus grande manos simbióticas — ¡¿Crees que ganarás?! ¡No! ¡La máquina será destruida! ¡Nosotros acabaremos con...!
— ¿"Nosotros"?
Cletus abrió los ojos... y volvió a apretar sus dientes.
— ¡Deja de sonreír! — gritó Cletus, intentando agarrarme con su garras — ¡Ya estoy harto de ti!
Pero logré esquivarlo.
Logré saltar y esquivar su agarre.
Comencé a correr por su brazo y ascender hasta su horrible cara.
Salté y golpeé la cara simbiótica de Carnage... y pude verlo.
Pude ver a Cletus, en un tamaño normal, rodeado del simbionte.
Me observaba. Sin sonreír.
Más bien... me miraba furioso.
Yo salté... descendí hasta donde estaba él...
Y lo pateé.
La patada que le di en el estómago lo empujó.
Fue una fuerte patada.
Fue tan fuerte, que lo mandé hasta una especie de pared... que se destruyó...
Y salió disparado hasta la antena de la torre Alchemax.
Miré a mi alrededor y vi como el gran caparazón simbiótico se deshacía y volvía a envolver el cuerpo de Cletus.
Finalmente había salido de ese lugar que se había creado.
No tengo idea de cuanto tiempo ha pasado... pero parecía que aún no se había disparado la lluvia.
Aún tenía que hacer algo de tiempo.
Volteé y vi varias explosiones.
En Central Park y entre unos edificios.
Significaba que estaban peleando por esos lugares...
Significaba que seguían vivos.
Y que debía de acabar con esto... rápido...
— Maldito... ¡Maldito! — gritó Cletus, levantándose del suelo y mostrando todos sus tentáculos — ¡No vas a ganar! ¡Voy a matarte! ¡Voy a desmenbrarte!
— ¡¿En la tercera cita?! — pregunté — ¡Vas muy rápido! ¡Creo que deberíamos conocernos mejor!
Se encontraba furioso... realmente furioso.
Parecía que ese sujeto ya no iba a jugar.
Iba a pelear enserio...
Pero, yo ya sabía que hacer en esa ocasión.
— ¡¿Qué pasa, Kasady?! — pregunté, mientras me preparaba para pelear — ¡¿Qué ocurrió con esa estúpida sonrisa tuya?!
— ¡Tú...! ¡Muere! ¡Muere! — gritó Carnage, comenzando a mover sus tentáculos y empezando a acercarse hacia mí.
Yo me impulsé y comencé a correr hacia él.
Por alguna razón... seguía feliz. Seguía sonriendo.
Y no quería dejar de hacerlo.
Los tentáculos estaban peligrosamente cerca de mí, pero...
No iban a hacerme daño.
Ya que mi Sentido Arácnido... volvía a estar en funcionamiento.
Salté y logré esquivar dos tentáculos.
El dolor en mi cuerpo... había desaparecido.
Sentía que las heridas seguían allí... pero no sentía dolor.
La adrenalina del momento debe ser lo que no me permite sentirlo... pero eso me ayuda.
Disparé dos telarañas a mi derecha y esquivé unos tres tentáculos.
Me pegué a una pared y volví a saltar, esquivando un arañazo de Carnage.
En el aire, disparé una red y me impulsé hacia Kasady, logrando darle una patada en la cara.
Me volví a impulsar al cielo y noté como los tentáculos que iban en mi dirección.
No tenía donde disparar mi telaraña, así que comencé a descender rápidamente hacia los tentáculos.
Cerré los ojos y dejé que mi Sentido Arácnido haga su trabajo.
Este hizo que comenzara a girar en el aire y esquivara varios de los ataques de los tentáculos de Cletus.
Comencé a moverme lo mejor que pude hasta volver a estar cara a cara con Carnage, quien formó un hacha en una de sus manos e intentó cortarme en dos...
Pero logré esquivar su ataque disparando varias telarañas al suelo y aterrizando en el.
Luego, volví a disparar dos redes y me impulsé, pateándolo y estrellándolo contra la antena.
Cletus se dio la vuelta y comenzó a trepar por esta...
Pero yo logré agarrarlo por detrás y empujarlo, volviéndolo a tirar al suelo del tejado.
Me levanté rápidamente y di un salto, esquivando el arañazo que trató de darme.
Podía presentir cualquier movimiento que me intentaba dar.
Realmente había extrañado mi Sentido Arácnido en todo este ataque de simbiontes.
Volví a saltar y a esquivar otra de las garras de Cletus.
Se veía realmente enfadado, mientras que yo me encontraba realmente feliz.
Lo estaba logrando... estaba funcionando.
Estaba logrando hacer tiempo...
Podía hacerlo.
Empecé a dispararle varias bolas de telarañas, logrando cubrirle la cara de estas.
Cletus gruñó y se quitó la telarañas de la cara.
Miró al cielo y solo vio mi máscara empezar a descender del edificio.
Agachó la cabeza y pudo ver, enfrente suyo.
Mientras me acercaba y volví a darle una patada, que lo hizo estrellarse contra un pared.
— ¡No puedes ganar! — dijo, levantándose — ¡Este es mi juego! ¡He logrado poner a toda la ciudad bajo mi control! ¡Tú no eres nadie!
— Soy el Hombre Araña... ¿eso no te basta? — le pregunté, mientras sonreía.
Mi máscara empezó a descender por un costado del edificio.
Ya no podía alcanzarla.
— ¡Esto no debería estar sucediendo así! — gritó — ¡Deberías estar en el suelo! ¡Derrotado! ¡Muerto!
El sol seguía descendiendo... por mi lado.
Mientras que la luna ascendía por el lado donde estaba Carnage.
— Las cosas no siempre salen como uno quiere, Kasady... — le dije — Yo lo aprendí a la mala...
— ¡Maldito!
— ¡Ven con todo lo que tengas! — le reté.
Carnage comenzó a atacarme sin parar.
Yo me movía velozmente, esquivando cada uno de sus ataques. Cada uno de sus golpes.
Evitando ser herido... pero fallando en algunos momentos.
Lograba causarme más heridas... mientras me abría otras.
Pero seguía de pie, luchando y atacando.
Esquivando y moviéndose.
Haciendo tiempo.
Esperando hasta poder lograrlo... finalmente.
Dando todo de mi... para poder salvar a los demás.
Siempre he sido así... y no podría estar más orgulloso de mi mismo...
Por fin... estoy orgulloso de mi mismo.
***
Miles Morales volvió a saltar y a patear a uno de los simbiontes.
Los habían acorralado en un callejón.
El joven Hombre Araña se preparó para cargar su Poder de Veneno y crear una nueva explosión...
Pero este...
Desapareció en un abrir y cerrar de ojos.
Toda la fuerza que había obtenido desapareció y volvió a caer al suelo, cansando y sin energía.
Sentía que iba a desmayarse.
— ¡¿Estás bien?! — preguntó Moon Knight.
— N-No... diablos...
Los simbiontes empezaron a rodearlos y a acercarse.
Estaban perdidos... no tenían escapatoria.
***
Felicia Hardy dio un nuevo arañazo que daño, con energía mágica, a los simbiontes.
Ella retrocedió y se posicionó detrás de Strange, quien lograba liberar algo de magia y atacaba a los simbiontes.
— O-Oye... Doc... — dijo la gata — E-Es normal... sentirse cansada... con la magia...
— ¿Qué...?
Toda la magia que envolvía a Black Cat finalmente se había ido, lo que ocasionó que ella cayera al suelo, agotada.
— ¡Cat! — dijo Strange, acercándose a ella.
Los simbiontes los tenían rodeados.
El Hechicero Supremo podría defenderla un poco... pero no sin sacrificarse.
Y su sacrificio no serviría para nada si también la transformaban a ella.
Estaban perdidos.
***
Yo, Peter Parker, me encontraba envuelto entre las garras del simbionte.
Pero logré darle una patada en el mentón e impulsarme hasta otro lado.
Salté y aterricé en el borde del edificio.
Mientras que Kasady estaba enfrente de la antena.
Parecía ser que se había olvidado de la máquina.
Y por un segundo, yo también.
Estaba sonriente, mientras seguía atacando a Cletus Kasady.
Este estaba furioso, mientras intentaba matarme, pero no podía.
Ambos nos miramos por un segundos.
Kasady tenía razón. Esta era una batalla que tenía que pasar.
Enfrentarnos, el uno con el otro, en una batalla final.
En nuestro último combate.
Pero, como toda batalla, era el momento de que esta llegara a su final.
De dar el último movimiento.
De dar el último suspiro.
De dar... mi última resistencia.
Estábamos callados, esperando una especie de señal.
Algún disparo que salida que nos impulse a saltar.
Algo que nos diga que era el momento. Que ya llegó la hora.
Y ese algo... finalmente se escuchó.
La máquina... había disparado algo al cielo...
Algo... que empezó a formar algo en el cielo...
Ese fue... nuestro disparo de salida.
Yo salté...
Y él saltó.
Comenzamos a avanzar rápidamente hacia el otro.
Seguimos avanzando, sin detenernos... sin importarnos nada más.
Listos para dar nuestro último golpe.
Listo para golpearlo.
Yo estaba feliz... podía ver las nubes empezando a formarse arriba nuestro.
Y como empezaban a dispersarse por toda la ciudad.
Sentía como el viento se ponía frío... y caliente a la vez.
Sentía el viento que pasaba en mi cara... parar de pronto.
Así como sentía... las garras de Carnage...
Empezar a atravesar mi pecho...
"¿Qué significa ser el Hombre Araña?"
Cada uno tiene su propia versión.
Cada uno tiene su propia idea de lo que debe ser...
De lo que debe significar.
Un héroe.
Un simple chico que debe sufrir mucho.
El héroe más grande... o el héroe más olvidado...
Aquel que debería ser bueno... como debería ser malo... como debería ser ambos...
Bueno...
Yo también tengo mi propia versión.
Para mí... ser el Hombre Araña...
Es ser alguien que le sonríe al peligro.
Es ser alguien que se para firme y se enfrenta a las dificultades.
Que intenta todo para poder seguir adelante.
Que nunca se rinde... hasta en el final.
Eso por eso... que yo no me rendí...
Es por eso... que seguí adelante...
Y es por eso...
— ¡¿Qué?! — expresó Kasady, al ver como lo agarraba del brazo.
Es por eso que yo...
— ¡Imposible! — gritó, viéndome escupir sangre y levantar la cabeza, mientras sonreía.
Yo...
— ¡No perderé! — grité... lo más fuerte que pude.
Mientras acercaba mi puño...
Y le daba el golpe más poderoso que había dado en toda mi vida.
Entonces, una gran luz blanca se hizo presente enfrente de la máquina.
Esta luz... era como si fuera una explosión.
La onda expansiva me empujó y me liberó de las garras de Carnage, mientras este simplemente se movía... con una cara inexpresiva.
Yo seguía alejándome de allí... la explosión me seguía mandando lejos...
Podía sentir varias gotas de lluvia caer sobre mí... gotas que eran la cura de los simbiontes.
A Kasady también le caían, pero la luz blanca empezaba a aumentar de tamaño, más y más...
Y lo último que vi de él...
Era como, con su cara inexpresiva...
Era eliminado, molécula por molécula, hasta no dejar rastro suyo.
Fue desintegrado por completo.
Mientras que yo... Peter Parker... El Hombre Araña...
Comencé a caer...
A caer... a una gran velocidad...
Quise disparar alguna telaraña, pero no podía.
No tenía fuerzas ni para mover mis dedos.
Solo seguía cayendo del edificio.
Pero aún... podía ver el sol.
Veía el sol en el horizonte.
Brillando, firmemente, mientras la lluvia empezaba a curar a cada una de las personas de Nueva York.
Gané...
Ganamos...
Lo logramos...
Y no podría estar más feliz con eso...
Fue entonces, cuando deje de ver el sol por los edificios.
Que cerré los ojos...
Sentí por última vez el viento soplar por mis oídos...
Y me estrellé contra el suelo.
El dolor que sentí fue leve... a lo que realmente debería de haber sentido.
Parecía que... poco a poco... comenzaba a sentir menos...
Mis sentidos comenzaban a irse... poco a poco...
Lo sé... porque ya no puedo oler la humedad del ambiente...
Quise moverme... pero no podía...
Mis músculos ya no reaccionaban.
Eso estaba mal...
Entonces... un brillo enfrente mío me llamó la atención...
Un portal... un portal... del cual salían dos personas...
Vi al Doctor Strange salir de este... y caer de rodillas, agotado...
Mientras que la otra persona que lo acompañaba corría a mi lado.
Era Felicia... ella estaba allí.
— ¡Peter! — gritó, al verme.
Hola, Fel...
— ¡Peter, por favor...! ¡Háblame...! — gritaba, mientras se sentaba a mi costado y apretaba una de mis manos.
¿No me escucha...? O no... estoy diciendo nada...
Rayos... había tantas cosas... que me hubiera gustado decirte...
— ¡Por favor, no me dejes...! ¡Peter! ¡Háblame! — continuaba diciéndome, mientras lloraba.
Ya no podía sentir... la sangre en mi boca... no podía sentir... su sabor...
Solo podía... mover mis ojos... y verla...
Las nubes comenzaban a irse... por lo que las últimas luces del sol... me permitían verla...
Podía ver sus ojos...
— ¡Por favor...! Por favor...
Lamento tener que hacerte pasar por esto... realmente lo lamento...
Lamento ya no poder estar contigo...
Lamento ya no poder ayudarte...
No poder volver a apoyarte...
Discúlpame por eso...
— Peter... no te vayas...
Mi vista... empezaba a desaparecer...
Estaba viendo borroso...
No podía... verla bien...
No podía...
Pero... aún así... por lo menos quería...
Quería decirle algo...
Una última cosa...
Por favor... tan solo...
Solo quiero poder decirle...
— ¡¿Peter?! — dijo ella, al sentir como apretaba su mano.
Tan solo...
Decirle...
— T-Te amo... — dije... mientras cerraba los ojos.
O los mantenía abiertos...
No estaba seguro... pero ya no podía ver nada...
Todo estaba oscuro...
Pero, al contrario de lo que había escuchado... era cálido...
Sentía calidez... no frío...
Parece ser... que así es como se siente...
Podía escucharla...
Escuchaba su llanto... escuchaba sus lágrimas...
Escuchaba pedirme que me quedara...
Que no me fuera...
Y también escuchaba...
"También te amo"
Hasta que ya no escuché nada...
Todo estaba oscuro...
Cálido...
Y yo me sentía feliz... muy feliz...
Y triste... muy triste...
Entonces... vi algo...
Vi una especie de... de luz...
Que se acercaba a mi...
Era aún más cálida... muy cálida...
Caminé hasta ella... y la tomé...
Toda la oscuridad comenzó a iluminarse...
Y yo... solo me senté...
Parecía estar en un gran páramo de flores... o algo así...
No sabría explicarlo...
Solo que... empecé a escuchar unas voces detrás de mi...
Unas voces que reconocía...
Suspiré....
Y me volteé... caminando hasta ellos.
Esta era la paz... ¿eh...?
No estaba nada mal...
Aunque ahora... no podía evitar pensar...
Desear...
Que los que estaban del otro lado... también lograran encontrar esta paz...
Preocupándome por ellos incluso en estos momentos... vaya...
Siempre he sido así...
Ya que...
Sentía que era mi responsabilidad...
Y mientras seguía caminando...
Sonreí y reí, feliz.
Recordando los buenos momentos...
Recordando todos los buenos momentos... con mis amigos y con mi familia...
Y por esos buenos momentos...
Gracias.
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Publicado el 21/06/21
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